Obras
Por H P Blavatsky
En
Espanol
Cardiff Theosophical Society in Wales
206 Newport Road, Cardiff, Wales, UK. CF24 -1DL
Helena Petrovna Blavatsky (1831 – 1891)
The Founder of Modern Theosophy
Obras
Teosoficas En Espanol
La Clave de la
Teosofía
Por
H
P Blavatsky
EXPOSICIÓN
CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA PARA
CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
Dedicada por H.
P. B. a todos sus discípulos para que aprendan y puedan enseñar a su vez
PREFACIO DEL
AUTOR
l objeto de
este libro queda expresado exactamente por su título: LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA,
y se necesitan pocas palabras para explicarlo. No es éste un libro completo de
texto de Teosofía, sino únicamente una llave para abrir la puerta que conduce a
un estudio más profundo. Esta obra señala las líneas principales de la Religión
de la Sabiduría, y expone sus principios fundamentales, contestando a las
varias objeciones que pueda hacer el occidental sincero y tratando de presentar
conceptos poco familiares, en la forma más sencilla y en el lenguaje m ás claro
posible. Creer que conseguiría hacer inteligible la Teosofía sin esfuerzo
mental por parte del lector, sería esperar demasiado; pero confiamos en que la
oscuridad que aún reina en la obra es debida al pensamiento profundo que
entraña y no al lenguaje y a la confusión. Para el hombre de mente perezosa o
para el obtuso, será la Teosofía un enigma, pues en el mando intelectual, así
como, en el espiritual, ha de progresar el hombre por sus propios esfuerzos. El
escritor no puede pensar por el lector, ni sacaría éste provecho alguno aunque
fuese posible semejante cosa. Hace tiempo que aquellos que están interesados en
la obra de la Sociedad Teosófica sienten la necesidad del presente trabajo, y esperamos
que, exento lo más posible de tecnicismos, llenará su objeto cerca de las
muchas personas cuya curiosidad se ha despertado, pero que aún sólo están
intrigadas y no convencidas. Hemos tenido cuidado de separar lo cierto de lo
falso, en lo que toca a las doctrinas espiritistas y a la vida de ultratumba, y
de presentar bajo su verdadero aspecto los fenómenos espiritistas.
Explicaciones sobre este particular, dadas ya tiempo atrás, han sido causa de
la ira que se desencadenó contra el autor de la presente obra, prefiriendo los
espiritistas, como otros muchos, creer lo que les agrada mejor que lo que es
cierto, e incomodándose sobremanera con todo aquel que viene a destruir una
agradable ilusión. Durante el pasado año ha sido la Teosofía el blanco de los ataques
más violentos por parte del espiritismo, como si los que sólo poseen la verdad
a medias, como los que no tienen nada que ver con ella, sintiesen mayor
antagonismo hacia los poseedores de la verdad entera. Siento un verdadero
agradecimiento hacia los muchos teósofos que me han dirigido preguntas, o que
de otro modo me han ayudado mientras escribía esta obra, la cual resultará por
ello mismo más útil, siendo ésta su mejor recompensa.
H. P. B. E? I
TEOSOFÍA Y SOCIEDAD TEOSÓFICA SIGNIFICACIÓN DEL NOMBRE “TEOSOFÍA” PREGUNTA.
Suelen a menudo
considerarse la Teosofía y sus doctrinas como una nueva religión. ¿Es una
religión? TEÓSOFO. No lo es. La Teosofía es la Ciencia o Sabiduría divina.
PREG. ¿Cuál es el verdadero significado del término?
TEÓS. “Saber Divino”, Qeohofia (Theosophia) es Sabiduría de los dioses, como
Qeogonia (theogonía), genealogía de los dioses. La palabra Qeoa, en griego
significa un dios, uno de los seres divinos, y de ningún modo “Dios” en el
sentido que damos hoy día al término. No es, por lo tanto, la “Sabiduría de
Dios”, según traducen algunos, sino Sabiduría Divina, la poseída por los
dioses. El vocablo cuenta con miles de años de existencia.
PREG. ¿Cuál es el origen de este nombre?
TEÓS. Nos ha sido
transmitido por los filósofos alejandrinos llamados amantes de la verdad,
Filaleteos, palabra compuesta de fil (phil) “amante” y de alhqeia (aletheia)
“verdad”. Data el nombre Teosofía del siglo tercero de nuestra era, y los
primeros que lo emplearon fueron Ammonio Saccas y sus discípulos , que fundaron el sistema Teosófico
Ecléctico.
PREG. ¿Cuál era el objeto de este sistema?
TEÓS. Inculcar ante todo ciertas grandes verdades morales en los discípulos y
en todos aquellos que eran “amantes de la verdad”. De ahí viene la divisa
adoptada por la Sociedad Teosófica:
Llamados también analogistas. Según el profesor Alejandro Wilder,
M.S.T., en su “Neoplatonismo y Alquimia”, se los llamaba de este modo a causa
de su método para interpretar todas las leyendas sagradas y narraciones, así
como los mitos y misterios, por medio de una regla o principio de Analogía y
correspondencia; de modo que acontecimientos referidos como habiendo tenido
lugar en el mundo externo, eran considerados como expresando operaciones y
experiencias del alma humana. También se los designaba por el nombre de
Neoplatónicos. Aunque se atribuye generalmente la Teosofía o sistema Ecléctico
Teosófico al tercer siglo, si hemos de prestar crédito a Diógenes Laercio, es
mucho más antiguo su origen, puesto que atribuía el sistema a un sacerdote
egipcio, Pot–Amun, que vivía en los primeros tiempos de la dinastía Ptolemaica.
El mismo autor nos dice que el nombre es Copto, significa “el que está
consagrado a Amun, Dios de la Sabiduría.” La Teosofía es el equivalente de
Brahm–Vidya, el conocimiento divino.?La Clave de la Teosofía “No hay religión más elevada que la verdad.”
El principal objeto que se proponían los fundadores de la Escuela Ecléctica
Teosófica era uno de los tres objetos de su sucesora moderna, la Sociedad
Teosófica, o sea el de reconciliar bajo un sistema de ética común, basado en
verdades eternas, a todas las religiones, sectas y naciones.
PREG. ¿Cómo
podéis demostrarme que no es esto un sueño imposible, y que todas las
religiones del mundo están basadas en una misma y única verdad?
TEÓS. Su estudio y análisis comparados lo demuestran.”La religión de la
Sabiduría” era una en la antigüedad, y la identidad de la filosofía religiosa
primitiva nos la prueban las idénticas doctrinas enseñadas a los Iniciados
durante los MISTERIOS, institución universalmente difundida en otros tiempos:
“Todos los cultos antiguos demuestran la existencia de una sola Teosofía
anterior a los mismos. La clave que ha de explicar uno de ellos ha de
explicarlos todos; de otro modo no podría ser la verdadera”. (A. Wilder, obra
citada.) La Teosofía Ecléctica
comprendía tres partes : ª, La creencia en una deidad absoluta, incomprensible
y suprema, o esencia infinita, que es la raíz de la naturaleza entera y de todo
cuanto existe, visible e invisible. ª, La creencia en la naturaleza eterna,
inmortal del hombre, porque siendo éste una radiación del alma universal, es de
idéntica esencia que la última. ª, La Teurgia, u “obra divina” o el acto de
producir una obra de los dioses; de Theoi, “dioses” y ergein, “obrar.” El
término es muy antiguo, pero como forma parte del vocabulario de los Misterios,
no era de uso popular. Era creencia mística que purificándose uno mismo, tanto
como los seres incorpóreos, es decir, volviendo a adquirir la propia pureza
original de la naturaleza, podía el hombre conseguir que los dioses le
comunicasen misterios Divinos y hasta moverlos a hacerse visibles en ciertas
ocasiones, sea subjetiva u objetivamente. Esto era prácticamente probado por los
adeptos iniciados y los sacerdotes. Era el aspecto trascendental de lo que se
llama ahora Espiritismo; pero, habiendo sido éste profanado y mal interpretado
por el populacho, llegó a ser considerado como nigromancia por algunos, y fue
prohibido de una manera general. Aún se conserva una parodia de la teurgia de
Jámblico en la magia ceremonial de algunos cabalistas modernos. La Teosofía
moderna evita y rechaza esas clases de magia y de “nigromancia”, por ser muy
peligrosas. La teurgia verdadera, divina, requiere una pureza y santidad de
vida casi sobrehumanas, pues degenera de otro modo en mediumnismo o magia
negra. Los discípulos inmediatos de Ammonio Saccas, al que llamaban
Theodidaktos (“enseñado por Dios”), como Plotino y su discípulo Porfirio, rechazaron
al principio la teurgia, pero se reconciliaron al fin con ella por medio de
Jámblico, quien escribió una obra con ese objeto, titulada “De Misteriis”, bajo
el nombre de su propio maestro, un famoso sacerdote egipcio llamado Abammon.
Ammonio Saccas era hijo de padres cristianos; disgustado del Cristianismo
dogmático espiritual desde su infancia, se convirtió en Neoplatónico, y como a
J.Boëhme y otros célebres videntes y místicos, se les atribuye la sabiduría
divina revelada en sus sueños y visiones. Éste fue el motivo por el cual se lo
llamó Theodidaktos. Decidió reconciliar a todos los sistemas religiosos, y
demostrando su identidad de origen, establecer un Credo universal basado en la
ética. Tan pura era su vida, tan profundo y vasto su saber, que varios Padres
de la Iglesia eran secretos discípulos suyos. Clemente de Alejandría habla muy
alto en su favor. Plotino, el “San Juan” de Ammonio, también era un hombre
universalmente respetado y estimado, cuya instrucción e integridad eran
grandísimas. Cuando contaba treinta nueve años de edad, acompañó al emperador
romano Gordiano y su ejército a Oriente, a fin de ser instruido por los sabios
de la Bactriana y de la India. Tuvo una Escuela de Filosofía en Roma. Su
discípulo Porfirio, cuyo verdadero nombre era Malek (judío helenizado), reunió
todos los escritos de su maestro. Porfirio mismo fue un gran autor, y dio una
interpretación alegórica a algunos trozos de los escritos de Homero. El sistema
de meditación empleado por los Filaleteianos conducía al éxtasis; sistema
parecido a la práctica india del yoga. Lo que se sabe acerca de la Escuela
Ecléctica es debido a Orígenes, Longino y Plotino, discípulos inmediatos de
Ammonio. (Véase: Neoplatonismo y Alquimia, por A. Wilder. )?La Clave de la
Teosofía CÓMO PROCEDE LA SOCIEDAD
TEOSÓFICA
PREG. Había en
tiempos de Ammonio antiguas e importantes religiones, y sólo en Egipto y
Palestina las sectas eran numerosas; ¿cómo pudo reconciliarlas entre sí?
TEÓS. Haciendo lo que nosotros tratamos de hacer ahora. Los Neoplatónicos
formaban una corporación numerosa, y pertenecían a varias filosofías
religiosas, como sucede a nuestros Teósofos. El judío Aristóbulo afirmaba en
aquellos días que la ética de Aristóteles representaba las enseñanzas
esotéricas de la Ley de Moisés; Philon Judæus se esforzaba en reconciliar el
Pentateuco con la filosofía Pitagórica y Platónica; y Josefo probaba que los
Esenios del Carmelo eran simplemente los copistas y discípulos de los
Terapeutas Egipcios (los que curaban). Lo mismo ocurre en nuestros días.
Podemos probar el origen de cada religión, así como de cada secta, hasta de la
más insignificante. No son las últimas más que las ramas pequeñas nacidas de
las mayores; pero unas y otras arrancan del mismo tronco, la RELIGIÓN de la
Sabiduría. Probar esto mismo fue el objeto de Ammonio, que intentó conseguir
que Gentiles y Cristianos, Judíos e Idólatras, abandonasen sus luchas y
disputas para acordarse únicamente de que todos estaban en posesión de la misma
verdad, oculta bajo aspectos diferentes, y de que eran todos hijos de una madre
común . El mismo objeto persigue la
Teosofía.
PREG. ¿Cuáles
son las fuentes que os autorizan a emitir ese juicio respecto a los teósofos de
Alejandría?
TEÓS. Un número incalculable de escritores conocidos. Mosheim entre ellos, dice
que: El Judaísmo se estableció en
Alejandría bajo Philadelphus, y los maestros helénicos se convirtieron desde
entonces en peligrosos rivales del colegio de Rabinos de babilonia. El autor
del “Neoplatonismo” dice con mucha oportunidad: “Los sistemas Buddhista,
Vedantino y Mágico se expusieron durante aquel período al mismo tiempo que las
filosofías de Grecia. No era extraño que los hombres pensadores opinasen que la
lucha de palabras debía cesar, y considerasen posible extraer de esas varias
doctrinas un sistema armónico … Panteno, Athenagoras y Clemente fueron
instruidos por completo en la filosofía Platónica, y comprendieron su unidad
esencial con los sistemas orientales.”
Mosheim, hablando de Ammonio, dice: “Comprendiendo que no sólo los filósofos
de Grecia, sino también todos los de las naciones bárbaras, estaban de perfecto
acuerdo unos con otros respecto a cada punto esencial, se propuso exponer los
principios de todas esas diferentes sectas, para demostrar que todas habían
nacido de un mismo y único origen, y que tendían todas a un mismo y único fin.”
Si el escritor que habla de Ammonio en la Enciclopedia de Edimburgo (Edimburgh
Encyclopædia) conoce la materia que trata, describe en ese caso a los teósofos
modernos, sus creencias y su obra, porque dice refiriéndose al Theodidaktos:
“Adoptó las doctrinas admitidas en Egipto (las esotéricas eran las de la India
), concernientes al Universo y a la Deidad, considerados como constituyendo un
gran todo respecto a la eternidad del mundo … Estableció también un sistema de
disciplina moral que permitía en general a las gentes vivir según las leyes de
su país y los preceptos de la naturaleza, pero que exigía a los sabios la
exaltación de su espíritu por medio de la contemplación.”?La Clave de la Teosofía “Ammonio enseñó que la religión de las masas
estaba relacionada con la filosofía, y que con ella fue corrompiéndose
gradualmente y oscureciéndose por los conceptos, mentiras y supersticiones
puramente humanos; que, por consiguiente, era necesario devolverle su pureza
original, purificándola de esas escorias y basándola sobre principios
filosóficos; que el objeto del Cristo era establecer y restaurar en su
integridad primitiva la sabiduría de los antiguos; reducir el dominio de la
superstición que prevalecía en el Universo; corregir por una parte, y por otra
exterminar los diferentes errores que se habían introducido en las distintas
religiones.” Esto mismo es también lo que dicen los Teósofos modernos. La única
diferencia consiste en que, mientras hallaba el gran Filaleteo apoyo y ayuda
para su intento en dos Padres de la Iglesia, Clemente y Athenágoras; en todos
los Rabinos ilustrados de la Sinagoga, en la Academia y en el bosque, mientras
enseñaba una doctrina común para todos; nosotros, sus discípulos y
continuadores, no somos reconocidos, sino, por el contrario, ultrajados y
perseguidos. Así queda demostrado que las gentes eran más tolerantes hace .
años que en este siglo de las luces.
PREG.¿No puede
encontrarse la causa del apoyo que halló en la Iglesia, en el hecho de ser
Ammonio Cristiano y haber enseñado el Cristianismo a pesar de sus herejías?
TEÓS. De ningún modo. Había nacido Cristiano, pero jamás había aceptado el
Cristianismo de la Iglesia. Dice el Dr. Wilder: “Sólo tuvo que exponer sus doctrinas,
«según las antiguas columnas de Hermes», que tanto Platón como Pitágoras
conocieron antes y con ellas constituyeron su filosofía”. Encontrando las
mismas ideas en el prólogo del Evangelio de San Juan, supuso muy acertadamente
que la intención de Jesús era la de restaurar la gran doctrina de la sabiduría
en su integridad primitiva. Consideraba él que las narraciones de la Biblia y
las historias de los dioses eran sólo alegorías explicativas de la verdad, o
bien fábulas inaceptables. Además, según la Edimburgh Encyclopædia: “reconocía
(Ammonio) que Jesús era un hombre excelente y amigo de Dios”, pero declaraba
que no se propuso abolir enteramente el culto de los demonios (dioses), y que
su única intención era purificar la religión antigua. LA RELIGIÓN DE LA
SABIDURÍA ESOTÉRICA EN TODAS LAS EDADES
PREG.Puesto que Ammonio nunca confió a la escritura sus ideas, ¿cómo podernos
cerciorarnos de la verdad respecto a sus doctrinas?
TEÓS. Ni Buddha, ni Pitágoras, ni Confucio, ni Orfeo, ni Sócrates, ni el mismo
Jesús, dejaron escrito alguno tras de sí. Sin embargo, la mayor parte de ellos
son personajes históricos, y todas sus doctrinas han sobrevivido. Los
discípulos de Ammonio (entre los que se cuentan Orígenes y Herennius)
escribieron tratados y explicaron su ética. Indudablemente, esta última es tan
histórica como los escritos Apostólicos, si no más. Además, sus discípulos
Orígenes, Plotino y Longino (consejero de la famosa reina Zenobia)?La Clave de
la Teosofía legaron todos abundantes
datos acerca del Sistema Filaleteo, al menos en la medida que podía ser
conocida públicamente su profesión de fe, pues la escuela dividía sus
enseñanzas en exotéricas y esotéricas.
PREG.Siendo esotérica lo que se llama propiamente la Religión de la Sabiduría,
según afirmáis, ¿cómo pudieron ser transmitidos sus dogmas o principios hasta
nuestros días?
TEÓS. La Religión de la Sabiduría fue siempre una y la misma, y siendo la
última palabra del conocimiento humano posible, fue cuidadosamente conservada.
Existía edades antes de los Teósofos Alejandrinos, alcanzó a los modernos y
sobrevivirá a todas las demás religiones y filosofías.
PREG.¿Por quiénes y en dónde fue conservada?
TEÓS. Entre los Iniciados de cada nación; entre los profundos investigadores de
la verdad, sus discípulos; y en aquellas partes del mundo en donde estas
materias fueron siempre más apreciadas e investigadas; en la India, el Asia
Central y Persia.
PREG.¿Puede usted darme alguna prueba de su esoterismo?
TEÓS. La mejor prueba que podéis tener consiste en el hecho de que cada culto
religioso, o mejor dicho, filosófico antiguo, comprendía una enseñanza
esotérica o secreta, y un culto exotérico (público). Es además un hecho bien
sabido que los misterios de los antiguos consistían en “Mayores” (secretos) y “Menores”
(públicos); como en las solemnidades famosas llamadas en Grecia Eleusinas.
Desde los Hierofantes de Samotracia, Egipto, los Brahmanes iniciados de la
India Antigua, hasta los Rabinos hebreos, todos, por temor a la profanación,
ocultaron sus verdaderas creencias. Llamaban los Rabinos hebreos a sus series
religiosas seculares, la Mercavah (o cuerpo exterior), “el vehículo” o la
cubierta que oculta al alma, es decir, a su Ciencia Secreta más elevada. Jamás
en la antigüedad divulgó nación alguna, por conducto de sus sacerdotes, sus
verdaderos secretos filosóficos a las masas, dando sólo a éstas la parte
exterior de los mismos. El Buddhismo del Norte tiene sus “vehículos” “mayores”
y “menores”, conocidos bajo el nombre de Mahayana el esotérico, y de Hinayana
el exotérico, que son dos Escuelas. No se los debe censurar por el secreto
guardado, pues seguramente a nadie se lo ocurriría dar en pasto, a un rebaño de
ovejas, disertaciones científicas eruditas sobre botánica, en vez de hierba.
Pitágoras denominaba a su Gnosis “el conocimiento de las cosas que son” o h
gnwçiç onpwu, y reserva esos conocimientos sólo para sus discípulos, que habían
jurado guardar el secreto; para aquellos que podían asimilarse ese alimento
mental y hallar en él satisfacción; a los que juramentaba para guardar el
secreto y el silencio. Los alfabetos ocultos y las cifras secretas son el
desarrollo de los antiguos escritos hieráticos Egipcios, cuyo secreto estaba
antiguamente en poder de los Hierogramatistas, Sacerdotes Egipcios iniciados.
Según nos dicen sus biógrafos, Ammonio Saccas juramentaba a sus discípulos para
que no divulgasen sus doctrinas superiores, excepto a aquellos que ya habían
sido instruidos en los conocimientos preliminares, y que también estaban
ligados por juramento. Finalmente ¿no hallamos la misma costumbre en el
Cristianismo primitivo, entre los Gnósticos, y hasta en las enseñanzas de
Cristo? ¿Acaso no habla él a las masas en parábolas de doble?La Clave de la
Teosofía sentido, explicando únicamente
a los discípulos sus motivos? “A vosotros –dice– es dado el conocer los
misterios del reino de los cielos; pero a aquellos de fuera todas esas cosas se
explican en parábolas” (Marcos, IV, ). “Los Esenios de Judea y del Carmelo
hacían igual distinción, dividiendo a sus miembros en neófitos, hermanos y
perfectos o iniciados. Ejemplos acerca de este particular pueden sacarse de
todos los países.
PREG.¿Puede alcanzarse la “Sabiduría Secreta” únicamente por el estudio? Las
Enciclopedias definen la Teosofía en sentido parecido al que lo hace el
Diccionario de Webster, es decir, como una supuesta comunicación con Dios y los
espíritus superiores, y la adquisición consiguiente del conocimiento
sobrehumano por medios físicos y procedimientos químicos. ¿Es esto exacto?
TEÓS. No lo creo, ni existe lexicógrafo alguno capaz de aplicarse a sí mismo, o
explicar a los demás, cómo puede alcanzarse el conocimiento sobrehumano por
medio de procedimientos físicos o químicos. Si Webster hubiese dicho por medios
metafísicos y alquímicos, hubiese sido la definición casi correcta, aproximada
a la verdad; lo que ha escrito es absurdo. Los antiguos Teósofos, así como los
modernos, sostenían que lo infinito no puede ser conocido por lo finito, es
decir, percibido por el yo finito; pero que la esencia divina puede ser
comunicada al Ego Espiritual en estado de éxtasis. Difícilmente puede
alcanzarse esa condición, como sucede con el hipnotismo, por “procedimientos
físicos y químicos.”
PREG.¿Cómo explicáis esto?
TEÓS. Plotino definió el verdadero éxtasis como “la liberación de la
inteligencia de sus conocimientos finitos, y su unión e identificación con lo
infinito.” Ésta es la condición más elevada –dice el Prof. Wilder–, pero su
duración no es permanente, y solo a muy pocos les es dado alcanzarla. Tal condición
es idéntica al estado que se conoce en la India con el nombre de Samâdhi. Este
último es practicado por los yoguis, que lo facilitan físicamente por la mayor
abstinencia en la comida y bebida, y por un esfuerzo mental continuo para
purificar y elevar la mente. La meditación es silenciosa y no pronunciada, o
como lo expresa Platón, “es el ardiente anhelo del alma hacia lo divino; no
para pedir alguna gracia o favor particular (como sucede con la oración común),
sino por el bien en sí, por el Bien Supremo Universal” (del que somos en la
tierra una parte, y de cuya esencia todos procedemos). “Así pues –añade
Platón–, guarda silencio en presencia de los seres divinos, hasta que se
disipen las nubes ante tus ojos y te permitan ver con la luz que de ellos emana,
no aquello que se te presenta como bueno, sino aquello que es intrínsecamente
bueno.” Véase: Neoplatonismo y
Alquimia; por A. Wilder. Esto es lo que
el ilustrado autor de Neoplatonismo, el profesos A. Wilder, M.S.T., describe
como fotografía espiritual : “El alma es la cámara en la que todos los hechos y
acontecimientos futuros, pasados y presentes están fijados; y la mente llega a
tener conciencia de ellos. Más allá de nuestro mundo de límites, todo es un día
sólo o estado –el pasado y el futuro comprendidos en el presente … – La muerte
es el último éxtasis en la tierra. El alma entonces se ve libre de las trabas
del cuerpo, y su parte más noble se une a la naturaleza superior, participando
así de la sabiduría y presciencia de los seres superiores. La verdadera
Teosofía es para los místicos aquel estado que Apolonio de Tyana describía así
: “Puedo ver el presente y el futuro como en un claro espejo. No necesita el
sabio contemplar los vapores de la tierra y la corrupción del aire para prever
los acontecimientos … Los theoi o dioses ven lo futuro; los hombres comunes, el
presente; los?La Clave de la Teosofía
PREG.¿No es, por lo tanto, la Teosofía un sistema nuevo como creen algunos?
TEÓS. Sólo la gente ignorante puede considerarla de esta manera. En su ética y
enseñanza, si no de nombre, es tan antigua como el mundo, así como es, entre
todos, el sistema más amplio y católico (universal).
PREG.¿Cómo se explica entonces que haya sido tan desconocida la Teosofía en las
naciones del Hemisferio Occidental? ¿Por qué fue un libro cerrado para las
razas, sin duda alguna más cultas y adelantadas?
TEÓS. Creemos que antiguamente han existido naciones tan cultas, y con
seguridad espiritualmente más “adelantadas”, que lo estamos nosotros. Pero hay
varias razones que motivan esa ignorancia voluntaria. Una de ellas la dio San
Pablo a los cultos Atenienses: la falta, durante largos siglos, de verdadero
conocimiento espiritual, y hasta de interés por él, debida a una inclinación
exagerada a las cosas sensuales y a una larga sujeción a la letra muerta del
dogma y del ritualismo. Pero la razón principal consiste en el hecho de haberse
conservado siempre secreta la verdadera Teosofía.
PREG.Habéis presentado pruebas de la existencia del secreto; pero ¿cuál era la
causa real del mismo?
TEÓS. Las causas eran las siguientes: Primeramente, la perversidad de la
naturaleza del hombre vulgar y su egoísmo, tendiendo siempre a la satisfacción
de sus deseos personales en detrimento del prójimo. A semejantes seres jamás se
les hubiese podido confiar secretos divinos. En segundo término, su incapacidad
para conservar los conocimientos sagrados y divinos limpios de toda
degradación. Esta última fue la causa de la perversión de las verdades y
símbolos más sublimes, y de la transformación gradual de las cosas espirituales
en formas antropomórficas y comunes; en otras palabras, el rebajamiento de la
idea divina y la idolatría. LA TEOSOFÍA NO ES EL BUDDHISMO
PREG.Suelen a menudo consideraros como “Buddhistas Esotéricos”. ¿Sois todos, pues,
discípulos de Gautama Buddha?
TEÓS. No, pues equivaldría a decir que todos los músicos son discípulos de
Wagner. Algunos, entre nosotros, pertenecen a la religión Buddhista; sin
embargo, contamos entre nosotros muchos más Indos y Brahmanes que Buddhistas, y
más Cristianos (Europeos y Americanos), que Buddhistas convertidos. sabios,
aquello que va a tener lugar.” La Teosofía de los sabios que habla, queda bien
expresada en la afirmación :”El Reino de Dios está en nosotros.”?La Clave de la
Teosofía Nació el error de la mala
interpretación del verdadero sentido del título de la excelente obra de Mr.
Sinnett, el Buddhismo Esotérico, debiendo haberse escrito la palabra Buddhismo
con una d en vez de dos, porque en ese caso esta palabra hubiese expresado la idea
del autor, o sea: Sabiduría (Bodha, bodhi, “inteligencia”, “sabiduría”), en vez
de Buddhismo, que significa la filosofía religiosa de Buddha o Gautama. La
Teosofía, como ya se ha dicho, es la Religión de la Sabiduría.
PREG.¿Qué diferencia hay entre el Buddhismo, la religión fundada por el
príncipe de Kapilawastu, y el Buddhismo o “ Sabiduría” que decís es sinónimo de
Teosofía?
TEÓS. Exactamente la misma que existe entre el ritualismo y la teología
dogmática de las Iglesias y sectas, y las enseñanzas secretas del Cristo, que
se llamaron “los misterios del Reino de los Cielos”. Buddha significa el
“Iluminado” por Bodha o conocimiento, Sabiduría. Ésta se arraigó y difundió en
las doctrinas esotéricas que Gotama enseñó sólo a sus Arhats escogidos.
PREG.Sin embargo, niegan algunos Orientalistas que Gotama haya enseñado jamás
doctrina esotérica alguna.
TEÓS. También pueden negar que posea la Naturaleza secretos ignorados por los
hombres de ciencia. Lo probaré más adelante por la conversación de Buddha con su
discípulo Ananda. Sus doctrinas esotéricas eran simplemente la Gupta Vidya
(ciencia o conocimiento secreto) de los antiguos Brahmanes, cuya clave han
perdido por completo sus modernos sucesores, con raras excepciones; y esa Vidya
pasó al dominio de lo que se conoce ahora como doctrina interior (secreta) de
la escuela Mahayâna del Buddhismo del Norte. Los que lo niegan son simples
pretendientes, ignorantes del Orientalismo. Aconséjoos que leáis el Buddhismo
Chino del Reverendo Mr. Edkins, especialmente los capítulos referentes a las
escuelas y enseñanzas Exotéricas y Esotéricas, y comparéis entonces el
testimonio de todo el mundo antiguo sobre el particular.
PREG.¿No es, sin embargo, la ética de la Teosofía semejante a la que enseñó
Buddha?
TEÓS. Ciertamente, porque aquella ética es el alma de la Religión de la
Sabiduría, y ha sido en otros tiempos la propiedad común de los iniciados de
todas las naciones. Pero Buddha fue el primero en fundir esa ética sublime con
sus enseñanzas públicas, y en hacer de ella la base, y la esencia misma de su
sistema público. En esto consiste la inmensa diferencia que existe entre el
Buddhismo exotérico y todas las demás religiones. Porque, mientras en algunas
de éstas ocupan el ritualismo y el dogma el primero y más importante lugar, la
ética siempre ha sido en el Buddhismo lo principal. Esto explica la semejanza,
casi la identidad, que existe entre la ética de la Teosofía y la de la religión
de Buddha.
PREG.¿Existen algunos grados de diferencia importantes?
TEÓS. Existe una distinción notable entre la Teosofía y el Buddhismo exotérico,
y es que este último, representado por la Iglesia del Sur, niega por completo:
a) la existencia de Deidad alguna, y b) una vida consciente post mortem, y
hasta una individualidad consciente que sobreviva en el hombre. Tal es, al
menos, la doctrina de la Secta Siamesa, hoy considerada como la forma más pura
del Buddhismo exotérico. Es así, en efecto, si nos referimos?La Clave de la
Teosofía únicamente a las enseñanzas
públicas de Buddha, y daré más adelante el motivo de esa reticencia de su
parte. Pero las escuelas de la Iglesia Buddhista del Norte, establecidas en
aquellos países donde se retiraron los Arhats iniciados después de la muerte
del Maestro, enseñan todo lo que se conoce hoy día con el nombre de Doctrinas
Teosóficas, porque forman parte de la ciencia de los iniciados, probando así
cómo fue sacrificada la verdad en aras de la letra muerta, por la ortodoxia
demasiado celosa del Buddhismo del Sur. ¡Cuánto más sublimes, más nobles, más filosóficas
y científicas, aun en su letra muerta, son sin embargo sus enseñanzas,
comparadas con las de cualquier otra iglesia o religión! Sin embargo, la
Teosofía no es el Buddhismo.?
II TEOSOFÍA
EXOTÉRICA Y ESOTÉRICA LO QUE NO ES LA SOCIEDAD TEOSÓFICA MODERNA
PREG.¿No son,
por lo tanto, vuestras doctrinas un renacimiento del Buddhismo, ni están
enteramente copiadas de la Teosofía Neoplatónica?
TEÓS. No. Pero no podría contestar mejor a vuestras preguntas que citando una
memoria sobre la “Teosofía” leída ante la Convención Teosófica en Chicago,
América (abril, ), por el Dr. J. D. Buck, M. S. T. Ningún teósofo, jamás, ha
expresado y comprendido mejor la esencia verdadera de la Teosofía que nuestro
estimado amigo el Dr. Buck: “Fue fundada la Sociedad Teosófica con el objeto de
difundir las doctrinas Teosóficas y promover y secundar la vida Teosófica. No
es la presente Sociedad la primera en su intento. Tengo en mi poder una obra
titulada Transacciones Teosóficas de la Sociedad Filadélfica, publicada en Londres
en el año ; y otra con el siguiente título: Introducción a la Teosofía, o sea
la Ciencia del Misterio de Cristo, decir, de la Deidad, Naturaleza y Criatura,
comprendiendo la filosofía todos los poderes en acción, en la vida, mágicos y
espirituales, formando una guía práctica para la pureza y santidad más
sublimes, y la perfección evangélica para adquirir la visión divina y las
santas artes angélicas, poderes y otras prerrogativas de la regeneración”
publicada en Londres en . He aquí la dedicatoria de esa obra: “A los
estudiantes de las Universidades, Colegios y Escuelas de la Cristiandad; a los
Profesores de Ciencias Metafísicas, Mecánicas y Naturales en todas sus formas;
a los hombres y mujeres de la Enseñanza en general, de la fe fundamental ortodoxa;
a los Deístas, Arrianos, Unitarios, Swedenhorgianos y de otros credos
imperfectos y mal fundados, racionalistas y escépticos de todas clases; a los
Mahometanos, Judíos y Patriarcas Orientales ilustrados y de juicio recto; pero
especialmente al ministro y misionero del Evangelio, sea en los pueblos
bárbaros o intelectuales, está humilde y afectuosamente dedicada esta
introducción a la Teosofía o Ciencia de los principios y misterios de todas las
cosas.” “En el siguiente año () se publicó otro tomo en real octavo de páginas, tipo diamante, sobre Misceláneas
Teosóficas. Se publicaron sólo
ejemplares de esta última obra, destinados a la distribución gratuita en
Bibliotecas y Universidades. Esos primitivos movimientos fueron numerosos y
originados dentro de la Iglesia, por personas de gran piedad, celo y fama
intachables. Todos aquellos escritos revestían forma ortodoxa, usando
expresiones Cristianas, y como las obras del eminente eclesiástico William–Law,
sólo se distinguían para el lector ordinario por su gran piedad y sinceridad.
Todos, sin excepción, intentaban únicamente fijar el origen, explicar el
sentido más profundo y el valor original de las Escrituras Cristianas y exponer
y fomentar la vida Teosófica. Pronto fueron olvidadas esas obras, y son hoy día
generalmente desconocidas. Intentaron reformar al clero y reanimar la verdadera
piedad, y fueron siempre mal recibidas. Bastaba la palabra “Herejía” para
entregarlas al olvido como a todas las Utopías semejantes. En tiempo de la
Reforma, Juan Reuchlin intentó el mismo objeto con igual resultado, a pesar de
ser amigo íntimo y confidente de Lutero. Jamás quiso la ortodoxia ser
ilustrada.?La Clave de la Teosofía “A
esos reformadores se les dijo, como le ocurrió a Pablo con Festus, que la
demasiada instrucción los había vuelto locos, y que sería peligroso seguir
adelante. A pesar de la verbosidad, que en esos escritores se debía en parte a
la costumbre, a la educación, y también al freno del poder secular, y volviendo
a la cuestión principal, puede decirse que esos escritos eran Teosóficos en su
más estricto sentido, y se refieren sólo al conocimiento del hombre acerca de
su propia naturaleza y la vida superior del alma. El presente movimiento
Teosófico ha sido acusado algunas veces de intentar la conversión del
Cristianismo al Buddhismo, lo que significa sencillamente que la palabra
“Herejía” ha perdido su fuerza y renunciado a su poder. “En todas las épocas
hubo individuos que comprendieron más o menos claramente las doctrinas
Teosóficas y las aplicaron a su vida privada. No pertenecen esas doctrinas a
religión alguna exclusivamente, y no están relacionadas de un modo especial con
Sociedad o tiempo algunos. Son el privilegio de toda alma humana. La ortodoxia
debe ser interpretada por cada cual según su naturaleza, de acuerdo con sus
necesidades peculiares y su propia experiencia. Esto explicará por qué los que
se imaginaban hallar en la Teosofía una nueva religión, han buscado en balde su
credo y su ritual. La lealtad a la Verdad es su credo y “Honrar cada verdad por
sus actos, su ritual.” “Cuán poco comprenden las masas ese principio de
Fraternidad Universal, y cuán rara vez ha sido su trascendental importancia
reconocida, lo prueba la diversidad de opiniones e interpretaciones falsas
acerca de la Sociedad Teosófica.
Esta Sociedad
fue organizada bajo el principio único de la Fraternidad esencial del hombre,
como acabo de bosquejarlo aunque breve e imperfectamente. Ha sido atacada
porque la consideraban Buddhista y anticristiana, como si pudiese ser las dos
cosas a la vez, precisamente cuando ambos, el Buddhismo y el Cristianismo,
según fueron establecidos por sus inspirados fundadores, consideran la
fraternidad como el punto esencial y único de la doctrina y de la vida. También
trataron de la Teosofía como de una cosa nueva en el mundo, o todo lo más como
de antiguo misticismo disfrazado con un nuevo nombre. Si bien es cierto que
muchas Sociedades fundadas en los principios de altruismo o Fraternidad
esencial y unidas para defender esos principios, tuvieron varios nombres, no lo
es menos que muchas de las mismas fueron también llamadas Teosóficas, y sus
principios y objeto eran los de la Sociedad actual que lleva este nombre. En
todas esas Sociedades, la esencia de la doctrina ha sido siempre la misma y
todo lo demás incidental, aunque sea un hecho el que muchas personas se fijan
en los accidentes, y descuidan lo esencial.” No es posible contestar mejor y
más explícitamente a vuestras preguntas que como lo hace un hombre que es uno
de nuestros más apreciados y sinceros teósofos.
PREG.Siendo así, ¿Qué sistema preferís o adoptáis aparte de la ética Buddhista?
TEÓS. Ninguno y todos. No estamos ligados a religión o filosofía especial:
escogemos lo bueno que en cada una hallamos. Mas, hemos de repetir aquí que la
Teosofía, como todos los demás sistemas antiguos, está dividida en dos
secciones: la Exotérica y la Esotérica.
TEÓS. ¿En qué consiste la diferencia?
TEÓS. Pueden los miembros de la Sociedad Teosófica en general profesar la
religión o filosofía que tengan por conveniente, o ninguna, si así lo
prefieren, siempre que simpaticen con uno o más de los tres objetos de la
Asociación y estén dispuestos a sostenerlos. La Sociedad es una Corporación
filantrópica y científica para la propagación de la idea de fraternidad en el
terreno práctico en vez del teórico. No importa que los Miembros sean
Cristianos o Musulmanes, Judíos o Parsis, Buddhistas o Brahmanes,
Espiritualistas o materialistas; pero cada miembro tiene que ser un filántropo,
o un estudiante investigador de la literatura Aria y otras antiguas, o
dedicarse a las Ciencias psíquicas. Debe, en una palabra, contribuir, sí puede,
a la realización de uno de los objetos del programa por lo menos. De otro modo,
el ingresar como “Miembro” no?La Clave de la Teosofía tendría razón de ser. Tal es la mayoría de la
SOCIEDAD EXOTÉRICA, formada por miembros “adheridos” y “sueltos” . Éstos Pueden
llegar a ser Teósofos de hecho o no. Son miembros por el hecho de pertenecer a
la Sociedad, mas no puede esta última convertir en Teósofo a una persona que no
tiene sentido de las cosas divinas, o que aprecia las cosas de la Teosofía de
una manera particular suya (sectaria, si es que puede usarse esta expresión, o
egoísta). El dicho “generoso es quien obra generosamente” podría parafrasearse
en este caso, y diríamos: “Es Teósofo, todo aquel que vive y practica la
Teosofía.” TEÓSOFOS Y MIEMBROS DE LA “SOCIEDAD TEOSÓFICA”
PREG.Se refiere lo que antecede, según entiendo, a los miembros del círculo
externo; pero ¿cuál es el caso de los que se dedican al estudio esotérico de la
Teosofía? ¿Son éstos los verdaderos teósofos?
TEÓS. No lo son, necesariamente, hasta haber dado pruebas de que pueden ser
considerados como tales. Han entrado en el grupo interior y se han comprometido
a observar, tan estrictamente como les sea posible, las reglas del círculo
oculto. Ésta es una empresa difícil, por cuanto la primera y principal entre
las reglas es la renuncia completa de la propia personalidad, es decir: que un
miembro que se ha comprometido ha de convertirse en un perfecto altruista, no
pensar en sí mismo jamás, y olvidar su propia vanidad y orgullo en bien de sus
semejantes, además del de sus hermanos en el círculo esotérico. Si quiere sacar
provecho de las instrucciones esotéricas, ha de ser su vida de abstinencia en
todas las cosas, de abnegación y de estricta moralidad, cumpliendo con su deber
respecto de todos los hombres. Los pocos Teósofos verdaderos que cuenta la
Sociedad Teosófica se encuentran entre esos miembros. No quiere decir esto que
fuera de la S. T. y del grupo interior no existan Teósofos; los hay, y en mayor
número de lo que se cree en general; muchos más, seguramente, que entre los
miembros del círculo externo de la Sociedad Teosófica.
PREG.En este caso, ¿qué ventaja ofrece el pertenecer a la llamada Sociedad
Teosófica? ¿En dónde está el estímulo, cuál es el móvil para ello?
TEÓS. Ninguno, excepto la ventaja de obtener instrucciones esotéricas, las
doctrinas puras y verdaderas de la “Religión de la Sabiduría”; y, si se cumple
realmente el programa, gozar del gran apoyo del auxilio mutuo y de la simpatía.
La unión es la fuerza; la armonía y los esfuerzos simultáneos bien dirigidos
hacen milagros. Éste ha sido el secreto de todas las asociaciones y
comunidades, desde que existe la humanidad.
PREG.Pero ¿por qué no ha de poder un hombre de inteligencia bien equilibrada y
de propósito sincero, de indomable energía y perseverancia, llegar a ser
Ocultista y hasta Adepto, trabajando solo?
“Miembro adherido” es el que forma parte de una Rama de la S.T.; y
“Miembro suelto” el que pertenece a la S.T. y tiene su diploma expedido por la
Sede Central (Adyar, Madrás), pero no está afiliado a Rama o Grupo alguno.?La
Clave de la Teosofía
TEÓS. Puede conseguirlo, pero existen diez mil probabilidades contra una de que
fallará en su empresa. Una razón hay entre muchas otras, y es que no se
encuentran en nuestros días libros sobre Ocultismo o Teurgia que revelen los
secretos de la Alquimia o de la Teosofía de la Edad Media, en lenguaje vulgar.
Todos son simbólicos o parabólicos; y como ha sido perdida la clave en
Occidente, hace muchos siglos, ¿cómo puede nadie conocer el significado exacto
de lo que lee o de lo que estudia? Éste es el peligro mayor, peligro que
conduce a la magia negra inconsciente o al mediumnismo más irremediable. El que
no tenga a un Iniciado por maestro, hará bien en abandonar este peligroso
estudio. Mirad en torno de vosotros y observad. Mientras las dos terceras
partes de la sociedad civilizada ridiculiza la mera posibilidad de que pueda
haber algo en Teosofía, Ocultismo, Espiritismo o en la Kábala, la otra tercera
parte está compuesta de los elementos más heterogéneos y, opuestos posibles.
Algunos creen en lo místico y hasta en lo sobrenatural (!), pero cada uno cree
a su manera. Otros se lanzan sin auxilio alguno al estudio de la Kábala, del
Psiquismo y Mesmerismo, Espiritismo, u otra forma cual quiera del Misticismo.
Resultado: no hay dos hombres que piensen igualmente, ni que se hallen de
acuerdo respecto de cualquiera de los principios ocultos fundamentales, aunque
muchos son los que reivindican y pretenden poseer la última palabra del saber,
y quisieran hacer creer a los profanos en esas materias que son adeptos
perfectos, No hay tan sólo carencia de un conocimiento exacto y científico del
Ocultismo accesible en el Occidente, ni siquiera del de la verdadera astrología
(la única rama del Ocultismo que posee en sus enseñanzas exotéricas un sistema
y leyes definidas), sino que ni uno solo tiene la menor idea de lo que el
verdadero Ocultismo significa. Limitan algunos la antigua Sabiduría a la Kábala
y al Zohar judío, que cada cual interpreta a su modo según la letra muerta de
los métodos Rabínicos. Otros consideran a Swedenborg o a Boehme como la última
expresión de la más elevada sabiduría, mientras otros, por fin, ven en el
mesmerismo el gran secreto de la antigua magia. Todos éstos, SIN EXCEPCIÓN,
cuando tratan de llevar sus teorías a la práctica, caen rápidamente, efecto de
su ignorancia, en la magia negra. ¡Felices aquellos que se libran del peligro,
careciendo como carecen de experiencia y criterio que puedan guiarlos para
distinguir lo real de lo falso!
PREG.¿Hemos de entender con esto que el grupo interior de la S. T. recibe sus
enseñanzas de los verdaderos iniciados o maestros en la sabiduría esotérica?
TEÓS. No directamente. La presencia personal de esos maestros no es necesaria.
Basta con que den sus instrucciones a algunos de los que han estudiado bajo su
dirección durante años, y que han consagrado la vida entera a su servicio.
Pueden entonces éstos, a su vez, transmitir a los que no tuvieron esa
oportunidad, la ciencia recibida. Es preferible una parte de las verdaderas
ciencias, a una masa de conocimientos no digeridos y mal interpretados. Una
onza de oro vale más que una tonelada de polvo.
PREG.Pero ¿qué medios tenemos para averiguar si la onza es de oro verdadero, o
una falsificación?
TEÓS. Se conoce un árbol por sus frutos, un sistema por sus resultados. Cuando
nos prueben nuestros adversarios que algún estudiante solitario del Ocultismo,
a través de las edades, se ha convertido en un Santo Adepto como Ammonio
Saccas, en un Plotino, en un Teurgista como Jámblico, o bien ha llevado a cabo
hechos como los que se atribuyen a Saint Germain, sin maestro alguno para dirigirlo,
y todo ello sin ser un médium, un iluso o un charlatán. Entonces confesaremos
nuestro error. Pero hasta que no llegue ese caso,?La Clave de la Teosofía prefieren los Teósofos atenerse a la ley
natural, probada y conocida, de la Ciencia Sagrada tradicional. Hay místicos
que han hecho grandes descubrimientos en química y ciencias físicas, penetrando
casi en los dominios de la Alquimia y el Ocultismo; otros, que sólo a la luz de
su genio han vuelto a descubrir parte, si no el todo de los alfabetos perdidos
de la “Lengua del Misterio”, y son, por consiguiente, capaces de leer
correctamente los escritos hebreos; otros, por fin, que, siendo clarividentes,
han podido entrever pasajeros resplandores de los secretos de la Naturaleza;
mas todos éstos son especialistas. El uno es un inventor teórico; el otro un
hebraísta, es decir, Kabalista sectario; el tercero, un Swedenborg moderno, que
niega todo aquello que esté fuera de su ciencia o religión particular. Ninguno
de ellos puede vanagloriarse de haber producido un beneficio universal o
nacional, ni siquiera tampoco un beneficio para sí mismo. Exceptuando a algunos
curanderos de aquellos que el Real Colegio de Médicos y Cirujanos tacharía de
charlatanes, ninguno ha ayudado con su ciencia a la Humanidad, ni siquiera a
algunas de aquellas personas que lo rodeaban. ¿Dónde están los Caldeos de la
antigüedad, los hombres que realizaban maravillosas curaciones, “no por medio
de encantos o hechizos, sino por el de los simples?” ¿Dónde un Apolonio de
Tyana que sanaba a los enfermos y despertaba a los muertos, bajo cualquier
clima y circunstancia? Conocemos a algunos especialistas en Europa de lo
primero; pero ninguno capaz de lo segundo, excepto en Asia, donde el secreto
del yogui, “vivir en la muerte”, se conserva aún.
PREG.¿Es el objeto de la Teosofía crear semejantes Adeptos sanadores?
TEÓS. Los objetos de la Teosofía son varios; pero los más importantes de todos
son aquellos que pueden contribuir al alivio del sufrimiento humano bajo
cualquier forma, tanto moral como física; y consideramos la primera mucho más
importante que la segunda. Tiene la Teosofía que inculcar la ética y purificar
el alma, si quiere aliviar al cuerpo físico, cuyas dolencias, salvo en casos
accidentales, son hereditarias. No es estudiando el Ocultismo con miras
egoístas por la satisfacción de la ambición personal, el orgullo o la vanidad,
como se llegará jamás a alcanzar el verdadero fin propuesto, de aliviar a la
humanidad que sufre. Ni tampoco estudiando sólo una rama de la filosofía
esotérica es como llegará nadie a ser Ocultista, SI NO ESTUDIÁNDOLAS TODAS,
aunque no las posea perfectamente.
PREG.¿No se ayuda, por lo tanto, a alcanzar ese importantísimo objeto más que a
los que estudian las ciencias esotéricas?
TEÓS. De ningún modo. Todo miembro del círculo externo tiene derecho a la
instrucción general, si la desea; pero pocos quieren convertirse en lo que se
llama “miembros activos” y la mayor parte prefieren ser los ZÁNGANOS DE LA
TEOSOFÍA. Sépase bien que se estimulan, en la Sociedad Teosófica las
investigaciones privadas, con tal que no traspasen el límite que separa lo
exotérico de lo esotérico, la magia ciega de la consciente. DIFERENCIA ENTRE
TEOSOFÍA Y OCULTISMO
PREG.Habláis de Teosofía y de Ocultismo; ¿son ambos idénticos??La Clave de la
Teosofía
TEÓS. De ninguna manera. Puede un hombre ser muy buen Teósofo, dentro o fuera
de la Sociedad, sin ser en modo alguno Ocultista. Pero nadie puede ser un
verdadero Ocultista sin ser Teósofo en toda la extensión de la palabra; de otro
modo, no es más que un mago negro, consciente o inconsciente.
PREG.¿Qué queréis decir?
TEÓS. Ya he dicho que un Teósofo verdadero debe poner en práctica el ideal
moral más elevado; debe esforzarse en reconocer la unidad con la humanidad
entera, y trabajar incesantemente para los demás. Ahora bien; si un Ocultista
no lleva esto a cabo, obrará de un modo egoísta para su beneficio personal; y
si ha adquirido mayores poderes prácticos que los demás hombres, por lo común
se convierte, por esto mismo, en enemigo del mundo y de los que lo rodean,
mucho más temible que el simple mortal. Esto es claro.
PREG.Entonces, ¿un Ocultista es sencillamente un hombre que posee mayor poder
que los demás?
TEÓS. Mucho mayor, si es Ocultista práctico y realmente instruido, y no se
contenta tan sólo con serlo de nombre. No son las ciencias ocultas “aquellas
ciencias imaginarias de la Edad Media que trataban de la supuesta acción o
influencia de cualidades Ocultas o poderes sobrenaturales, como la alquimia, la
magia, la nigromancia y la astrología”, según nos las describen las
Enciclopedias; porque son ciencias reales, verdaderas y muy peligrosas. Enseñan
la fuerza e influencia secretas de las cosas de la Naturaleza, desarrollando y
cultivando los poderes ocultos “latentes en el hombre”, dándole enormes
ventajas sobre los mortales más ignorantes. Buen ejemplo de ello es el
Hipnotismo, hoy día tan común y objeto de las indagaciones científicas. Fue
descubierto el poder hipnótico casi por casualidad, habiendo preparado el
camino el mesmerismo. Hoy día, un hipnotizador experimentado puede con su poder
hacer casi todo cuanto se le ocurra: desde obligar a un hombre a hacer el tonto
inconscientemente, hasta hacerle cometer un crimen. (A menudo, por medio de un
cómplice del hipnotizador y en beneficio de este último.) ¿No es éste un
terrible poder si se entrega en manos de personas sin escrúpulos? Y, sin
embargo, tened presente que ésta no es más que una de las ramas menores del
Ocultismo.
PREG.¿Pero no están todas esas ciencias Ocultas, magia y hechicería,
consideradas por la gente más culta e ilustrada como restos de la antigua
ignorancia y superstición?
TEÓS. Permitidme que os haga notar que esta observación resuelve de golpe los
distintos puntos de vista. Los más “cultos e ilustrados” entre vosotros,
también consideran al Cristianismo y todas las, demás religiones como restos de
ignorancia y superstición. La gente ahora empieza a creer en el hipnotismo, y
algunos (hasta entre los más cultos), en la Teosofía y los fenómenos. ¿Pero
quién, excepto los predicadores y los fanáticos ciegos, se atreverá a confesar
su creencia en los milagros Bíblicos? Aquí es donde nace la diferencia. Hay
Teósofos muy puros y buenos, que pueden creer en los milagros sobrenaturales,
incluso los divinos; pero no creerá en ellos Ocultista alguno. El Ocultista
practica la Teosofía científica, basada en el conocimiento exacto de los
trabajos y secretos de la Naturaleza, mientras que el Teósofo que practique los
poderes llamados anormales, pero sin la luz del Ocultismo, tenderá simplemente
hacia una forma peligrosa del mediumnismo, porque, aunque profese la Teosofía y
su más elevado código de ética, obra a oscuras, apoyado en sincera PERO CIEGA
FE. Cualquiera,?La Clave de la Teosofía
sea Teósofo o Espiritista, que intente cultivar una de las ramas de la
ciencia Oculta por ejemplo, Hipnotismo, Mesmerismo o siquiera los secretos para
producir ciertos fenómenos físicos, etc. sin el conocimiento de la rationale
filosófica de esos poderes. Es como una nave sin timón en medio del océano
embravecido. DIFERENCIA ENTRE LA TEOSOFÍA Y EL ESPIRITISMO
PREG.¿Pero no creéis en el Espiritismo?
TEÓS. Si por “Espiritismo” os referís a la explicación que dan los Espiritistas
de algunos fenómenos anormales, declaramos decididamente, en este caso, que no.
Ellos sostienen que todas esas manifestaciones son producidas por los
“espíritus” de los muertos, sus parientes generalmente, que vuelven a la
tierra, según dicen, para comunicarse con los que han querido o con aquellos a
quienes les une el afecto. Negamos este punto en absoluto. Afirmamos que los
espíritus de los muertos no pueden volver a la tierra –salvo en casos raros y
excepcionales, de los que hablar más adelante–; ni tampoco se comunican con los
hombres, excepto por medios enteramente subjetivos. Lo que aparece
objetivamente es tan sólo el fantasma del hombre “ex físico”. Pero creemos
decididamente en el Espiritismo psíquico, o por decirlo así, “Espiritual”.
PREG.¿Negáis también los fenómenos?
TEÓS. No, por cierto; salvo en caso de engaño consciente.
PREG.¿Cómo los explicáis, pues?
TEÓS. De muchas maneras. No son las causas de tales manifestaciones tan simples
como creen los Espiritistas. Ante todo, el deus ex machina de las llamadas
“materializaciones” es generalmente el cuerpo astral o “doble” del médium, o
bien de otra persona presente. También es ese cuerpo astral el productor o
fuerza activa en las manifestaciones de escritura sobre pizarras, como las de
“Davenport”.
PREG.Decís “generalmente”. ¿Qué es lo que produce lo demás entonces?
TEÓS. Depende de la naturaleza de las manifestaciones. A veces los restos
astrales, las cáscaras (shells) kamalóquicas de las personalidades que fueron;
y otras, los elementales. “Espíritu” es una palabra de múltiple y lato
significado. Ignoro, en realidad, lo que entienden por ese término los
Espiritistas; pero lo que pretenden, según, nuestro entender, es que los
fenómenos físicos son producidos por el Ego que se reencarna, por la
“individualidad” espiritual e inmortal. Rechazamos enteramente esa hipótesis.
La individualidad consciente de los muertos no puede materializarse, ni
abandonar su propia esfera mental devachánica, para volver al plano de
objetividad terrestre.
PREG.Sin embargo, muchas comunicaciones recibidas de los “espíritus” revelan no
sólo inteligencia, sino conocimiento de hechos ignorados por el médium, y
algunas veces hasta hechos que?La Clave de la Teosofía no están conscientemente presentes en el
espíritu del investigador o de cualquiera de los que componen la reunión.
TEÓS. Esto no prueba necesariamente que la inteligencia y el conocimiento que
mencionáis pertenezcan a espíritus o emanen de almas desencarnadas. Ha habido
sonámbulos que componían música, poesía y resolvían problemas matemáticos
durante su período de éxtasis, sin haber tenido nunca conocimientos de música
ni de matemáticas. Otros contestaban inteligentemente a las preguntas que se
les dirigían, y en varios casos hasta hablaban idiomas, como el Hebreo y el
Latín, que desconocían por completo en estado de vigilia, y todo esto mientras
estaban profundamente dormidos. ¿Sostendréis que esos fenómenos eran producidos
por los “espíritus?”
PREG.¿Cómo explicáis esto?
TEÓS. Afirmamos que, siendo la chispa divina en el hombre una e idéntica en su
esencia con el Espíritu Universal, nuestro “Yo espiritual” es prácticamente
omnisciente; pero que por los impedimentos de la materia no debe manifestar su
saber. Cuanto más desaparezcan esos impedimentos; en otras palabras, CUANTO MÁS
SE PARALICE EL CUERPO FÍSICO POR LO QUE TOCA A SU ACTIVIDAD Y CONCIENCIA
PROPIAS E INDEPENDIENTES, como en estados de sueño profundo, PROFUNDO ÉXTASIS,
o también de enfermedad, más perfectamente podrá manifestarse el Yo interior en
este plano. Tal es nuestra explicación acerca de esos fenómenos de un orden elevado
verdaderamente asombroso, en los que se muestra una inteligencia y un saber
innegables. En cuanto a las manifestaciones de orden inferior, como los
fenómenos físicos, las vulgaridades y charlas del consabido “espíritu”,
necesitaríamos (para explicar tan sólo nuestras más importantes doctrinas, con
respecto a este punto) más tiempo y espacio del que podemos por ahora dedicar
al asunto. No es nuestro deseo intervenir en las creencias de los Espiritistas,
como tampoco en las demás creencias El onus probandi debe recaer en los que
creen en los “espíritus”; y actualmente los directores y los más inteligentes e
instruidos entre los espiritistas, si bien convencidos aún de que las
manifestaciones de orden más elevado tienen por causa las almas desencarnadas,
son los primeros en confesar que no todos los fenómenos son producidos por
espíritus. Llegarán gradualmente a reconocer la verdad entera; pero, mientras
tanto, no tenemos el derecho ni el deseo de convertirlos a nuestras opiniones,
tanto menos cuanto que, en los casos de manifestaciones puramente psíquicas y
espirituales, creemos en la comunicación mutua del espíritu del hombre viviente
con el de las personalidades desencarnadas”.
Decimos que en tales casos no son los espíritus de los muertos los que
descienden a la tierra, sino los espíritus de los vivos los que ascienden a la
región de las Almas Espirituales puras. En realidad no existe ni el ascenso ni
el descenso, sino un cambio de estado o condición para el médium. Al
paralizarse o entrar en “trance” el cuerpo de éste último, el Ego espiritual se
liberta de sus trabas y se encuentra en el mismo plano de conciencia que los
espíritus desencarnados. De aquí que si hay alguna atracción espiritual entre
éstos y aquel Ego, se pueden entonces comunicar, como sucede a menudo durante
el sueño. La diferencia entre una naturaleza mediumnística y otra no sensitiva
es la siguiente: El espíritu del médium, en libertad, tiene facultad y
facilidad para influir en los órganos pasivos de su cuerpo físico aletargado,
haciéndole actuar, hablar y escribir a voluntad. El Ego puede hacerle repetir,
como un eco, en el lenguaje humano cuyo Ego no tenga una libre correspondencia,
durante el sueño de su cuerpo, con aquellos que ha amado y perdido, sin
embargo, por razón de lo positivo y no receptivo de su envoltura física y de su
cerebro, ningún recuerdo le queda cuando se despierta, salvo a veces alguna
idea oscura de un sueño muy vago.?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Es decir, que rechazáis la filosofía del espiritismo in toto?
TEÓS. Si por “filosofía” entendéis sus mal definidas e informes teorías, la
rechazamos, en efecto. Mas en realidad no poseen filosofía alguna. Sus mejores,
más intelectuales y ardientes defensores así lo dicen. Nadie negará ni podrá
negar, excepto algún materialista ciego de la escuela de Huxley, su fundamental
e incontestable verdad, es decir, que los fenómenos se manifiesten por los
médiums, dirigidos por fuerzas invisibles e inteligentes. Respecto a su
filosofía, permitidme que os lea lo que dice el inteligente editor del Light
(la Luz), el defensor más ardiente e ilustrado con que cuentan los
espiritistas. He aquí lo que escribe “M. A. Oxon” uno de los muy contados
Espiritistas filosóficos, tocante a su falta de organización y ciego fanatismo:
“Merece considerarse este punto seriamente, pues la importancia y gravedad del
momento es vital. Poseemos una experiencia y un conocimiento, fuera de los
cuales todo otro conocimiento resulta comparativamente insignificante. El
espiritista común se irrita si cualquiera se atreve a impugnar su indudable
conocimiento del futuro y su absoluta certeza respecto a la vida venidera.
Mientras otros hombres han unido sus débiles manos, que tantean en el sombrío y
secreto futuro, él marcha audazmente como quien posee un mapa y no duda del
camino. Cuando a otros les ha bastado una piadosa aspiración o se han
contentado con una f e hereditaria, él se jacta de saber lo que los otros sólo
creen y alardea de que con sus vastos conocimientos puede suplir lo deficiente
de las creencias, que hoy agonizan, basadas tan sólo en la esperanza. Es
arrogante en sus procedimientos respecto a las esperanzas más caras y
predilectas del hombre. Parece decir: “Esperáis en aquello que yo puedo
demostrar. Habéis aceptado una creencia tradicional en todo aquello que puedo
probar experimentalmente conforme al más estricto método científico. Van
decayendo las antiguas creencias; separaos de ellas, pues contienen tanto error
como verdad. Sólo construyendo sobre la base de hecho demostrado es como puede
el edificio poseer la solidez y la estabilidad necesarias. Todos los antiguos
cultos se derrumban. Huid de ellos para que no os aplasten cogiéndoos en su
caída. “Cuando se encuentra uno cara a cara con una persona semejante, ¿qué
resulta? Una cosa muy curiosa y poco agradable. Tan seguro está del terreno que
pisa, que no se toma la molestia de asegurarse de la interpretación de los
demás sobre sus hechos. La sabiduría de los siglos se ha cuidado de dar la
explicación de lo que con razón considera como probado; pero él no dedica
tiempo alguno a su estudio. Tampoco está completamente de acuerdo con sus
hermanos espiritistas. Es aquello de la historia de la vieja Escocesa que junto
con su marido formaba una “iglesia”. Tenían ciertas llaves exclusivas para el
Cielo, o mejor dicho, ella las guardaba, pues “no tenía mucha confianza en
Diego”. Lo mismo sucede con las sectas Espiritistas, divididas y subdivididas
hasta lo infinito, y cuyos individuos no están muy seguros unos de otros”.
Además, la experiencia colectiva de la humanidad es unánime en que la unión es
la fuerza y la desunión el origen de la debilidad y de los fracasos. Un puñado
de hombres, instruidos y disciplinados, se convierte en un ejército, y cada
hombre vale por cien indisciplinados que le hagan frente. En cada departamento
del trabajo humano, la organización es sinónima de éxito, de economía de tiempo
y fatiga, de beneficio y desarrollo. La falta de método, de plan; el trabajo
inconstante, la energía vacilante y el esfuerzo indisciplinado conducen al completo
fracaso. La voz de los siglos atestigua la verdad. ¿Acepta el espiritista el
fallo y obra en consecuencia? No, ciertamente. Se rebela contra la
organización. Cada uno es ley para sí mismo, y espina para sus vecinos” (Light,
junio , ).
PREG.Según tenía entendido, la Sociedad Teosófica fue fundada en su origen para
matar el espiritismo y la creencia en la individualidad futura del hombre.
TEÓS. Estáis equivocados. Todas nuestras creencias están basadas en esa
individualidad inmortal; pero, como tantos otros, confundís la personalidad con
la individualidad. Los?La Clave de la Teosofía
psicólogos occidentales no parecen haber establecido distinción alguna
entre ambas, y es precisamente esa diferencia la que da la clave para la
inteligencia de la filosofía Oriental, y la causa fundamental de la divergencia
que existe entre las doctrinas Teosófica y Espiritista. A trueque de cargar con
mayor hostilidad hacia nosotros si cabe, por parte de algunos Espiritistas,
debo declarar aquí que la Teosofía es el verdadero y puro Espiritismo, mientras
que la imitación moderna de este nombre, como lo practican hoy las masas, es
sencillamente un materialismo trascendental.
PREG.Sírvase explicar más claramente su idea.
TEÓS. Lo que quiero decir es que, si bien nuestras doctrinas insisten en la
identidad del espíritu y la materia, y aunque decimos que el espíritu es
materia potencial, y la materia, simplemente, el espíritu cristalizado (por
ejemplo, como el hielo es vapor solidificado); sin embargo, como la condición original
y eterna de todo no es espíritu, Sino META–ESPIRITU, por decirlo así (la
materia visible y sólida es simplemente su manifestación periódica), sostenemos
que el término espíritu puede únicamente aplicarse a la verdadera
individualidad.
PREG.Pero ¿cuál es la distinción entre esa “verdadera individualidad” y el “Yo
o Ego” del que todos tenemos conciencia?
TEÓS. Antes de poder contestaros, hemos de discurrir acerca de lo que entendéis
por “Yo o Ego”. Distinguimos entre el hecho sencillo de propia conciencia, el
sentimiento sencillo de que “Yo soy Yo”, y el pensamiento complejo de que “Soy
el Sr. Smith” o la Sra. Brown”. Creyendo como creemos, en una serie de
nacimientos para el mismo Ego, o reencarnación, esa distinción es el eje
fundamental de la idea entera. Veis que “Mr. Smith”. En realidad, significa una
larga serie de experiencias diarias, unidas todas por la continuación de la
memoria, formando lo que Mr. Smith llama “El yo”. Pero ninguna de esas
“experiencias” son realmente el “Yo” o el “Ego”, ni producen a “Mr. Smith” la
sensación de ser él mismo, pues olvida la mayor parte de sus experiencias
diarias, y producen EL SENTIMIENTO DE EGOIDAD en él, únicamente mientras duran.
Nosotros los Teósofos distinguimos, por lo tanto, entre ese conjunto de “experiencias”,
que llamamos la falsa personalidad (por ser tan fugaz y finita), y aquel
elemento del hombre al que el sentimiento del “Yo soy yo” es debido. Es este
“Yo soy yo” la verdadera individualidad para nosotros: y, sostenemos que este
“Ego” o individualidad representa como el actor en las tablas, muchos papeles
en la escena de la vida. Consideramos cada nueva vida del mismo Ego en la
tierra como una representación distinta en el escenario de un teatro. Aparece
el actor o “ Ego” una noche como “Macbeth”, la siguiente como “Shylock”, la
tercera como “Romeo”, la cuarta como “Hamlet” o “Rey Lear”, y así
sucesivamente. Hasta que ha recorrido el cielo completo de encarnaciones. El
Ego empieza su peregrinación de vida en papeles muy secundarios como el de un espectro,
un “Ariel” o un “Duende”; representa luego un papel de comparsa; es un soldado,
un criado, un corista: luego asciende a “papeles hablados”, desempeña papeles
principales alternando con otros insignificantes hasta que por fin se despide
de la escena como “Próspero”, el mago.
Véase más adelante “acerca de la Individualidad y la Personalidad“.?La
Clave de la Teosofía
PREG.Entiendo. Decís que aquel verdadero Ego no puede volver a la tierra
inmediatamente después de la muerte. Sin embargo, seguramente, ¿queda el actor
en libertad de volver, si quiere, a la escena donde tuvieron lugar sus actos
anteriores, si es que ha conservado el sentido de su individualidad?
TEÓS. Lo negamos simplemente, porque semejante regreso a la tierra sería
incompatible con un estado cualquiera de felicidad y bienaventuranza sin mezcla
después de la muerte, conforme estoy dispuesto a probar. Creemos que el hombre
sufre tantas inmerecidas penas y miserias durante su vida, por culpa de los
demás con que está relacionado, o a causa del ambiente que lo rodea, que
seguramente tiene derecho a un descanso y una tranquilidad perfectos, si no a
la felicidad, antes de volver a cargar de nuevo con el peso de la vida. Sin
embargo, podremos discutir este punto al detalle, más adelante. POR QUÉ
INTERESA LA TEOSOFÍA
PREG.Entiendo hasta cierto punto las doctrinas teosóficas; pero observo que son
mucho más complicadas y metafísicas que las del espiritismo o las ideas
religiosas corrientes. ¿Podéis explicarme cómo ha despertado este sistema de la
Teosofía, que defendéis, tanto interés y tanta animosidad al mismo tiempo?
TEÓS. Creo que existen varias razones para ello. Entre otras causas que pueden
citarse, figura primeramente la gran reacción que existe, hija de las groseras
teorías materialistas que hoy prevalecen entre los hombres de ciencia. En
segundo lugar, el descontento general respecto de la teología artificial de las
diferentes Iglesias Cristianas, y el número cada vez mayor de sectas que se
combaten unas a otras. Tercero, una percepción creciente del hecho de que las
creencias que se contradicen tan evidentemente unas a otras, no pueden ser
verdaderas, y que pretensiones no comprobadas no pueden ser reales. A esa
natural desconfianza en las religiones convencionales hay que añadir el fracaso
completo de las mismas, en cuanto a la conservación de la moral y la
purificación de la sociedad y de las masas. Cuarto, la convicción en muchos, y
el saber en algunos, de que debe existir en alguna parte un sistema filosófico
y religioso que ha de ser científico y no solamente especulativo. Finalmente,
la creencia de que quizás tal sistema haya de buscarse en doctrinas que se
anticiparon con mucho a toda, fe moderna.
PREG.Mas ¿cómo ha venido ese sistema a revelarse precisamente ahora?
TEÓS. Porque precisamente ahora encontraron ocasión propicia y preparada la
época para ello; lo que se prueba por el decidido esfuerzo y el empeño de
tantos ardientes escritores y sabios en alcanzar la verdad, cueste lo que
cueste y en cualquier parte que eso oculta. Teniendo esto en consideración, los
depositarios de la misma permitieron que algunas partes de esa verdad, al
menos, fuesen divulgadas. Si se hubiese diferido la formación de la Sociedad
Teosófica para unos cuantos años más adelante, una mitad de las naciones
civilizadas sería a estas horas materialista declarada, y antropomorfista y
fenomenalista la otra mitad.
PREG.¿Hemos de considerar a la Teosofía en algún modo como una revelación??La
Clave de la Teosofía
TEÓS. De ninguna manera, ni siquiera en el sentido de una velación de algunos
seres superiores, sobrenaturales, o al menos, sobrehumanos; sino solamente en
el sentido de un “descubrimiento” de antiguas, muy antiguas verdades, ante
inteligencias hasta ahora ignorantes de las mismas; ignorantes hasta de la
existencia y conservación de tal ciencia arcaica .
PREG.Habéis hablado de “animosidad.” Si la verdad es tal como la representa la
Teosofía, ¿por qué ha encontrado tanta oposición y poca aceptación en general?
TEÓS. Por muchas y diversas razones, una de las cuales consiste en el odio que
sienten los hombres alas “innovaciones”, como suelen llamarlas. El egoísmo es
esencialmente conservador, y odia que lo molesten. Prefiere la mentira fácil y
cómoda, a la verdad más grande, si requiere esta última un sacrificio personal,
por insignificante que sea. Grande es el poder de la inercia mental cuando se
trata de algo que no produzca un beneficio y recompensa inmediatos. Nuestra
época es eminentemente antiespiritual y práctica. Además, hay que tener en
cuenta la índole especial de las enseñanzas Teosóficas; la naturaleza
eminentemente abstracta de sus doctrinas, algunas de las cuales contradicen
abiertamente muchas extravagancias humanas tenidas en aprecio por los
sectarios, y que han penetrado en el corazón mismo de las creencias populares.
Si a todo esto se agregan los esfuerzos personales y la gran pureza de vida
exigidos a los que aspiran a figurar entre los discípulos del círculo interior,
y la clase muy limitada de personas a las que atrae un código o reglamento
enteramente desinteresado y altruista, se comprenderá fácilmente por qué está
destinada la Teosofía a una labor tan lenta y tan ruda. Es esencialmente la
filosofía de los que sufren y han perdido toda esperanza de encontrar alivio y
socorro en las luchas de la vida, por ningún otro medio. Además, la historia de
todo sistema de creencias o moral recientemente introducido en suelo extranjero
demuestra que sus comienzos son siempre combatidos por todos los medios y
obstáculos que tanto el oscurantismo como el egoísmo pueden sugerir. “La corona
del innovador es, en verdad, una corona de espinas. No pueden echarse por
tierra sin peligro alguno los antiguos y ruinosos edificios.”
PREG.Todo esto se refiere más bien a la filosofía y ética de la Teosofía. ¿Podéis
darme una idea general de la Sociedad Teosófica, su objeto y estatutos?
TEÓS. Jamás se ha guardado secreto sobre ello. Preguntad y contestaré con
exactitud.
PREG.He oído decir que estabais ligados por compromisos o juramentos. Está de moda, particularmente desde hace poco
tiempo, ridiculizar la noción de que haya existido nunca otra cosa más que
impostura sacerdotal en los misterios de pueblos grandes y civilizados, como lo
fueron los Egipcios, los Griegos o los Romanos. Preténdese que hasta los Rosacruces
mismos eran una especie de lunáticos y de impostores. Numerosos libros se han
escrito acerca de ellos; y principiantes que apenas conocían ese nombre pocos
años antes, se han presentado como grandes críticos y gnósticos, acerca de la
Alquimia, de los filósofos del fuego y del misticismo en general. Se sabe, sin
embargo, que una larga serie de Hierofantes de Egipto, de la India, de Caldea y
de Arabia, así como los más grandes filósofos y sabios de Grecia y del
occidente, incluyeron bajo la designación de Sabiduría y Ciencia Divina todo
conocimiento, porque consideraban la base y el origen de todo arte y ciencia
como esencialmente divino. Platón tenía por sacratísimos a los misterios; y
Clemente de Alejandría, que había sido iniciado en los misterios Eleusinos,
declaró que” las doctrinas que en ellos se enseñaban contenían la meta de todo
saber humano.” ¿Eran Platón y Clemente dos impostores, dos locos, o ambas cosas
a la vez??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Sólo en la Sección “Esotérica” o Secreta.
PREG.También he oído que algunos miembros, después de haberse dado de baja, no
se consideraban como ligados por aquellos. ¿Pueden hacerlo?
TEÓS. Esto demuestra que su concepto del honor es un concepto imperfecto. ¿Cómo
pueden hacerlo? Como dice muy bien el Path (Sendero), nuestro órgano teosófico
en Nueva York, respecto a un caso análogo: “Supóngase que se forma consejo de
guerra a un soldado por faltar al juramento y a la disciplina, y que es
expulsado del servicio. Lleno de rabia ante el castigo merecido, cuyas
consecuencias no ignoraba, por haber sido claramente advertido de las mismas,
el soldado se pasa al enemigo y le da informes cual espía y traidor, para
vengarse del que era su jefe, pretendiendo quedar relevado del juramento de
lealtad a su causa, por efecto del castigo que se le impusiera”. ¿Creéis que
tiene razón, que está justificado? ¿No opináis que merece se lo considere como
un hombre sin honor, como un cobarde?
PREG.Tal creo; pero otros piensan de distinto modo.
TEÓS. Tanto peor para ellos. Pero hablaremos de este asunto más adelante. III
LA LABOR DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA FINES DE LA SOCIEDAD
PREG.¿Cuáles son los fines de la Sociedad Teosófica?
TEÓS. Son tres, desde su comienzo: º) Formar un núcleo de la Fraternidad
Universal de la Humanidad, sin distinción de raza, color, sexo o credo. º)
Fomentar el estudio de las Escrituras, de las Religiones y las Ciencias del
Mundo, tanto Arias como las otras, y reivindicar la importancia de la antigua
literatura Asiática y principalmente de las filosofías Brahmánica, Buddhista y
Zoroastriana. º) Investigar los misterios ocultos de la Naturaleza bajo todos
los aspectos posibles, y los poderes psíquicos y espirituales latentes,
especialmente en el hombre. Tales son, en líneas generales, los tres objetos principales
de la Sociedad Teosófica.
PREG.¿Podéis darme informes más detallados respecto de los mismos?
TEÓS. Podemos dividir cada uno de esos tres objetos en tantas cláusulas como
fuesen necesarias.
PREG.Empecemos, en tal caso, por la primera, ¿De qué medios os valdréis para
despertar semejante sentimiento de fraternidad entre razas completamente
distintas en sus religiones, costumbres, creencias y modo de pensar??La Clave
de la Teosofía
TEÓS. Permitidme añadir lo que, según parece, no quisierais expresar. Sabemos
ciertamente que, excepto cuando dos restos de razas –los Parsis y los Judíos–,
toda nación está en discordia, no sólo contra todas las otras naciones, sino
hasta dentro de ella misma. Esto lo encontramos sobre todo en las llamadas
naciones Cristianas civilizadas. De ahí proviene vuestra extrañeza, y la razón
por la cual nuestro primer objeto os parece una utopía. ¿No es cierto?
PREG.Es verdad; pero ¿qué podéis decir contra esto?
TEÓS. Nada contra el hecho; pero mucho sobre la necesidad de atajar las causas
que hacen que la Fraternidad Universal sea en el presente una utopía.
PREG.¿Cuáles son, según vuestra opinión, esas causas?
TEÓS. Primero, y sobre todo, el egoísmo propio de la naturaleza humana. En vez
de combatirse ese egoísmo, cada día adquiere mayor fuerza; y es estimulado por
la educación religiosa actual, convirtiéndose en un sentimiento feroz e
irresistible, que dicha educación no solamente tiende a fomentar, sino a
justificar positivamente. Las ideas de las gentes respecto al bien y al mal han
sido pervertidas por completo por la aceptación literal de la Biblia Hebraica.
Todo el desinterés de las doctrinas altruistas de Jesús se ha convertido en
tema puramente teórico para la oratoria del púlpito, mientras que los preceptos
de egoísmo práctico enseñados en la Biblia Mosaica, contra los que el Cristo
predicó tan en vano, se han incrustado en la vida más íntima de las naciones
occidentales. “Ojo por ojo y diente por diente” ha venido a ser la primera
máxima de sus leyes. Pues bien; declaro abiertamente, y sin temor, que sólo la
Teosofía puede extirpar la perversidad de esa doctrina, así como la de tantas
otras. EL ORIGEN COMÚN DEL HOMBRE
PREG.¿Cómo?
TEÓS. Demostrando sencillamente, en el terreno lógico, filosófico, metafísico y
hasta científico, que: a) Todos los hombres tienen espiritual, y físicamente el
mismo origen; lo que constituye la doctrina fundamental de la Teosofía. b) Que
teniendo la humanidad una misma y única esencia, y siendo esa esencia una
–infinita, increada y, eterna, ya la llamemos Dios o Naturaleza–, nada, por lo
tanto, puede afectar a una nación o a un hombre sin afectar a todas las demás
naciones y a todos los demás hombres. Tan cierto y obvio es esto, como que una
piedra tirada en un estanque pondrá en movimiento pronto o tarde toda gota de
agua en él contenida.
PREG.Pero ésta no es la doctrina de Cristo, sino más bien una noción panteísta.
TEÓS. Aquí es donde os equivocáis. Es puramente Cristiana, aunque no Judaica,
y, por consiguiente, quizás prefieran ignorarla las naciones Bíblicas.
PREG.Ésta es una acusación injusta. ¿Dónde están vuestras pruebas??La Clave de
la Teosofía
TEÓS. Están a la mano. Se atribuyen a Cristo estas palabras: “Amaos los unos a
los otros” y “Amad a vuestros enemigos, pues si solo amáis a aquellos que os
amen, ¿qué mérito tenéis? ¿Acaso los publicanos
mismos no lo hacen? Y si sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué más
hacéis que los demás? ¿No lo hacen acaso los mismos publícanos?” Éstas son las
palabras de Cristo. Pero el Génesis IX, , dice: “Maldito sea Canaán; siervo de
los siervos será entre sus hermanos”. Y la gente Cristiana, pero Bíblica,
prefiere la ley de Moisés a la ley amorosa de Cristo. Basan en el Antiguo
Testamento, que se presta a todas sus pasiones, sus leyes de conquista, anexión
y tiranía, respecto de las razas que llaman inferiores. Sólo la historia puede
darnos una idea, aunque imperfecta, de los crímenes, cometidos con el apoyo de
ese pasaje infernal del Génesis (tomado al pie de la letra) .
PREG.Habéis dicho que la identidad de nuestro origen físico, está probada por
la ciencia, y la de nuestro origen espiritual por la Religión de la Sabiduría.
Sin embargo, no dan muestras los Darwinistas de afección fraternal muy grande.
TEÓS. Precisamente. Esto es lo que demuestra la deficiencia de los sistemas
materialistas, y prueba que nosotros, los Teósofos, tenemos razón. La identidad
de nuestro origen físico no alcanza ni estimula nuestros sentimientos más
elevados y profundos. Privada de su alma y espíritu, o de su esencia divina, la
materia no puede hablar al corazón humano. Pero una vez probada, y grabada
profundamente en nuestros corazones, la identidad del alma y del espíritu del
hombre real, inmortal, según nos enseña la Teosofía, esto nos conducirá lejos
en el camino de la verdadera caridad y buen deseo fraternales.
PREG.Mas, ¿cómo explica la Teosofía el origen común del hombre? Publicanos, considerados como ladrones y
rateros en aquellos tiempos. Tanto el nombre como la profesión de publicano
eran entre los judíos las cosas más odiosas de este mundo. No se les permitía
penetrar en el templo, y Mateo (XVIII,
)habla de un pagano y de un publicano como de cosas idénticas. Sin
embargo, eran tan solo los recaudadores de impuestos romanos, y ocupaban la
misma posición que los empleados oficiales ingleses, en la India y en otros
países conquistados, ocupan hoy día. “Al
fin de la Edad Media, la esclavitud, dominada por fuerzas morales, había
desaparecido de Europa en general; pero ocurrieron dos acontecimientos
importantes, que anularon al poder moral que obraba sobre la sociedad europea,
y dieron rienda suelta a una serie de calamidades tales, que casi puede decirse
que jamás se han conocido otras mayores. Uno de esos acontecimientos fue el
primer viaje a una costa populosa y bárbara, donde los seres humanos eran un
artículo usual de tráfico; y el otro, el descubrimiento de un Nuevo Mundo, en
el que se abrieron veneros de riqueza, para cuya explotación sólo faltaba
llevar brazos que trabajasen. Durante cuatrocientos años, hombres, mujeres y
niños eran separados de todos los que conocían y amaban, y se los vendían en
las costas de África a traficantes extranjeros; se los cargaba de cadenas en la
sentina de los buques (encerrando juntos a menudo a los vivos y los muertos
durante horribles travesías); y según Bancroff, historiador imparcial, de tres
millones y pico de seres, doscientos cincuenta mil fueron arrojados al agua
durante aquella época, mientras que el resto era condenado a indecible miseria
y sufrimiento cruel en las minas, o a gemir bajo el látigo en los cañaverales y
arrozales. La culpabilidad de este gran crimen recae sobre la Iglesia
Cristiana. ”En nombre de la Santísima Trinidad” el Gobierno español firmó más
de diez tratados autorizando la venta de quinientos mil seres humanos. En Sir John Hawkins se hizo a la mar para
emprender el viaje infernal que tenía por objeto comprar esclavos en África
para venderlos en las Indias Occidentales, en un buque que llevaba el nombre
sagrado de Jesús; e Isabel, la reina Protestante, lo recompensó por su éxito en
esta primera aventura de los ingleses en aquel inhumano tráfico, autorizándolo
a llevar como escudo de armas “un medio moro en su color natural, ligado con
una cuerda”, o en otras palabras, a un esclavo negro encadenado.” (Conquistas
de la Cruz. – Tomado de Agnostic Journal).?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Enseñando que la raíz de toda la naturaleza, objetiva y subjetiva, y todo
en el Universo, visible o invisible, es, era y será siempre una esencia
absoluta de la que todo parte y a la que todo vuelve. Ésta es la filosofía
Aria, representada por completo tan sólo por los Vedantinos y el sistema
Buddhista. Con este fin, es deber de todos los Teósofos fomentar por todos los
medios prácticos y en todas las naciones la difusión de la educación
antisectaria.
PREG.¿Qué recomiendan, además de esto, los estatutos de la Sociedad a sus
miembros? Me refiero al plano físico.
TEÓS. La organización de la sociedad descrita por Eduardo Bellamy en su
magnífica obra Looking Backwards (Mirando atrás), representa admirablemente la
idea teosófica respecto a cuál habría de ser el primer gran paso hacia la
completa realización de la fraternidad universal. El estado de cosas que
describe no alcanza la perfección, porque aún existe y obra el egoísmo en el
corazón de los hombres. Pero, en general, el egoísmo y el individualismo han
sido dominados por el sentimiento de solidaridad y fraternidad mutuos; y el
plan de vida descrito en la obra reduce a un mínimum las causas que tienden a
crear y alimentar el egoísmo.
PREG.¿De modo que, como Teósofos, tomaríais parte en todo esfuerzo que tendiese
a la realización de semejante ideal?
TEÓS. Ciertamente; y lo hemos probado con hechos. ¿No habéis oído hablar de los
Clubes y del partido Nacionalista, que han surgido en América desde la
publicación de la obra de Bellamy? Van ganando terreno cada día, y con el
tiempo irán ganando más y más. Pues bien; esos clubes y ese partido fueron
creados al principio por Teósofos. Uno de los primeros, el Club Nacionalista de
Boston (Massachussets), tiene dos Teósofos por Presidente y Secretario, y la
mayoría de su consejo ejecutivo pertenece a la Sociedad Teosófica. En la
constitución de todos los clubes y en la del partido que están formando, la
influencia Teosófica y de la Sociedad es franca y abierta, porque toman todos
como base, como primero y fundamental principio, la Fraternidad humana, tal
como la enseña la Teosofía. En su declaración de Principios, dicen: “El
principio de la Fraternidad es una de las verdades eternas que dirigen el
progreso del mundo por caminos que distinguen la naturaleza humana de la
naturaleza del bruto”. ¿Qué más teosófico que esto? Pero no basta. Lo que es
necesario también es grabar en los hombres la idea de que si el origen de la
humanidad es uno, debe entonces haber igualmente una verdad común en todas las
diferentes religiones, excepto en la judía, puesto que ni en la KábaIa misma se
encuentra expresada.
PREG.Esto se refiere al origen común de las religiones, y aquí puede que
tengáis razón. Pero, ¿cómo puede aplicarse a la Fraternidad práctica en el
plano físico?
TEÓS. Primero, porque lo que es verdad en el plano metafísico, también debe
serlo en el físico. Segundo, porque no existe causa más poderosa de odio y
disputas que las diferencias religiosas. Cuando una parte de la humanidad se
cree única poseedora de la verdad absoluta, es muy natural que considere a su
vecino sumido en el error o en poder del Diablo. Mas, conseguir demostrar que
nadie posee toda la verdad, sino que las distintas ideas se complementan
mutuamente; que la verdad completa sólo puede encontrarse en la?La Clave de la
Teosofía unión de las diversas
opiniones, después de haber sido eliminado todo lo falso de cada una de ellas:
entonces, la verdadera fraternidad, en religión, podrá ser un hecho. Lo mismo
puede aplicarse al mundo físico.
PREG.Os ruego desarrolléis más vuestra idea.
TEÓS. Tomad un ejemplo. Una planta se compone de raíz, tronco, tallos y hojas.
Del mismo modo, la humanidad, como un todo, es el tronco que procede de la raíz
espiritual; el tronco es la unidad de la planta. Atacado el tronco, es evidente
que cada rama y cada hoja se ha de resentir. Así sucede con la humanidad.
PREG.En efecto; pero si sólo se ataca una hoja o una rama, no se daña a toda la
planta.
TEÓS. ¿De manera que creéis que perjudicando a un hombre no perjudicáis a la
humanidad? ¿Ignoráis que hasta la ciencia materialista enseña que cualquier
perjuicio, por ligero que sea, causado a una planta, ha de afectar por completo
a su futuro desarrollo? Estáis, por lo tanto, en un error, y la analogía es
perfecta. No tenéis en cuenta el hecho de que puede a menudo resentirse todo el
cuerpo de resultas de una cortadura en un dedo e influir en todo el sistema
nervioso; y he de haceros presente que puede haber otras leyes espirituales que
operen sobre las plantas y los animales, así como sobre la humanidad; si bien,
como no reconocéis su acción en plantas y animales, podéis negar su existencia.
PREG.¿A qué leyes os referís?
TEÓS. Las llamamos leyes kármicas; pero no podréis comprenderla significación
completa del término a no ser que estudiéis Ocultismo. Mi argumento, sin
embargo, no se apoyaba en la suposición de esas leyes, sino solamente en la
analogía de la planta. Extended esa idea, aplicadla universalmente, y pronto
veréis que en la filosofía verdadera cada acción física tiene su efecto moral y
eterno. Perjudicad a un hombre, causándole un daño corporal; pensaréis que su
pena y su sufrimiento no pueden en modo alguno afectar a sus prójimos, y mucho
menos a hombres de otras naciones. Nosotros afirmamos que si lo hará a su
debido tiempo. Decimos, por consiguiente, que mientras cada hombre no comprenda
y acepte, como una verdad axiomática, que perjudicando a otro nos perjudicamos,
no sólo a nosotros mismos, sino, a la larga, a toda la humanidad, no son
posibles en la tierra sentimientos fraternales, tales como los que predicaron
todos los grandes Reformadores, sobre todo Buddha y Jesús. NUESTROS DEMÁS
OBJETOS
PREG.¿Queréis ahora explicar los medios por los cuales os proponéis llevar a
cabo el segundo objeto?
TEÓS. Reuniendo para la biblioteca de nuestro Centro General de Adyar, Madrás
(y los miembros de las Ramas para sus bibliotecas locales), todas las mejores
obras que podamos, acerca de las religiones del mundo. Presentando por escrito
informes correctos sobre las varias filosofías, tradiciones y leyendas
antiguas, y difundiéndolas prácticamente por medio?La Clave de la Teosofía de la traducción y publicación de obras
originales de valor, extractos y comentarios sobre las mismas, e instrucciones
orales de personas versadas en sus respectivos conocimientos.
PREG.¿Y acerca del tercer objeto, el de desarrollar en el hombre sus poderes
latentes, espirituales o psíquicos?
TEÓS. También debe éste llevarse a cabo por medio de publicaciones, en los
puntos donde no son posibles las reuniones y enseñanzas personales. Nuestro
deber es conservar vivas en el hombre sus intuiciones espirituales. Oponernos y
combatir, después de la debida investigación y prueba de su naturaleza
irracional, la superstición en todas sus formas, religiosa, científica o
social, y la hipocresía sobre todo, sea como espíritu religioso de secta o como
creencia en milagros o cualquier cosa sobrenatural. Lo que hemos de tratar de
conseguir es el conocimiento de todas las leyes de la naturaleza, y difundirlo.
Fomentar, el estudio de esas leyes menos comprendidas por la gente moderna, las
llamadas Ciencias Ocultas, basadas en el verdadero conocimiento de la
Naturaleza, en vez de serlo como al presente, en creencias supersticiosas,
fundadas en la le ciega y en la autoridad. Aunque fantásticos, a veces los
conocimientos y tradiciones populares, después de depurados, pueden llevarnos
al descubrimiento de importantes secretos de la Naturaleza, perdidos hace mucho
tiempo. La Sociedad, por lo tanto, al seguir esa línea de investigación, espera
ensanchar el campo de la observación científica y filosófica. CARÁCTER SAGRADO
DEL COMPROMISO
PREG.¿Se aplica en la Sociedad algún sistema de ética?
TEÓS. Bastante clara y fácil es la nuestra para el que quiera seguirla. Es la
esencia de la ética del mundo, sacada de las enseñanzas de todos los grandes
reformadores del Universo. En ella veréis representados a Confucio y Zoroastro,
Lao–Tse y el Bhagavat–Gîtâ, los preceptos de Gotama Buddha y Jesús de Nazaret,
de Hillel y su escuela; así como los de Pitágoras, Sócrates, Platón y sus
respectivas escuelas.
PREG.¿Siguen los miembros de la Sociedad esos preceptos? Tengo entendido que
existen grandes disensiones y disputas entre ellos.
TEÓS. Es muy natural; pues aunque la reforma, en su estado actual, puede
considerarse como nueva, los hombres y las mujeres que hay que reformar no son
sino las mismas naturalezas humanas pecadoras de los tiempos pasados. Como ya
se dijo, son pocos los miembros activos, celosos y ardientes; pero muchos son
los sinceros y bien dispuestos que tratan de sostener lo mejor que pueden los
ideales de la Sociedad y los suyos propios. Es deber nuestro el ayudar a los
miembros, individualmente, en el progreso intelectual, moral y espiritual, y no
censurar o condenar a los que yerran y fracasan. No tenemos, estrictamente
hablando, derecho para negar la admisión a persona alguna especialmente en la
Sección Esotérica de la Sociedad en la cual “el que entra es igual a un recién
nacido”. Pero si cualquier miembro, a pesar de sus compromisos sagrados,
contraídos bajo su palabra de?La Clave de la Teosofía honor y en nombre del “Yo” inmortal, sigue
después de ése “nuevo nacimiento” con los vicios y defectos de la antigua vida,
tolerándolos y satisfaciéndolos no obstante pertenecer a la Sociedad, entonces,
naturalmente, es más que probable que se le pondrá en el trance de dimitir o,
en caso de negarse a ello, será expulsado. Tenemos reglas estrictas para tales
circunstancias.
PREG.¿Podéis citar algunas de ellas?
TEÓS. Sí. Ningún miembro de la Sociedad, sea exotérico o esotérico, tiene
derecho a imponer sus opiniones personales a otro miembro. Ésta es una ofensa
contra la Sociedad en general. Respecto a la Sección Interior, llamada ahora
Esotérica, la siguiente regla ha sido presentada y adoptada desde el año : “No
podrá ningún hermano, servirse para su uso egoísta, de ningún conocimiento que
se le comunique por cualquier miembro de la primera sección (actualmente, “un
grado” superior), siendo la violación de esta regla castigada con la
expulsión”. Antes que puedan ser comunicados esos conocimientos, ha de
comprometerse el aspirante, bajo juramento solemne, a no usarlos con miras
egoístas, ni a revelar nada de lo que se le ha confiado, si no está autorizado
para ello.
PREG.¿Pero puede una persona expulsada de la Sección, o dimisión, revelar lo
que pueda haber aprendido o violar cualquier cláusula del compromiso adquirido?
TEÓS. No, ciertamente. Su expulsión o dimisión sólo la relevan de la obligación
de obediencia al maestro, y de tomar parte activa en la obra de la Sociedad;
pero no seguramente del sagrado compromiso del secreto.
PREG.¿Es esto razonable y justo?
TEÓS. Seguramente. Para todo hombre o mujer dotado aun del mínimo sentimiento
del honor, su promesa del secreto, tomada bajo su palabra de honor, y mucho
más, en nombre de su Yo superior (el Dios interno), es inviolable mientras
viva. Y aunque pueda dejar de formar parte de la Sección y de la Sociedad, ningún
hombre o mujer dignos pensará en atacar o perjudicar a una corporación a que
pertenecen en virtud de semejante compromiso.
PREG.Sin embargo, ¿no es esto extremar las cosas?
TEÓS. Puede que sí, teniendo en cuenta la relajación de estos tiempos y de la
moral; mas si la promesa no fuera firme, ¿qué necesidad habría de compromiso
alguno? ¿Cómo puede uno aspirar a que se lo instruya en la ciencia secreta, si
ha de quedar en libertad de eximirse cuando le plazca de todas las obligaciones
que se ha impuesto? ¿Qué seguridad, confianza o crédito podrían existir jamás
entre los hombres, si compromisos tales no hubiesen de tener valor o fuerza
real alguna? Creedme; la ley de retribución (Karma) daría su merecido muy
pronto a aquel que de tal modo quebrantase su compromiso; tan pronto, quizás,
como se manifestaría el desprecio de todo hombre honrado, hasta en este mismo
plano físico. Como dice muy bien el Path, julio
(Nueva York), respecto a este asunto: “Una vez adquirido un compromiso,
nos obliga para siempre en el mundo moral y en el mundo oculto. Si alguna vez
lo violamos y sufrimos las consecuencias, esto no nos justifica para violarlo
de nuevo; y siempre que así lo hagamos, reaccionará sobre nosotros la poderosa
balanza de la Ley (de Karma).? IV RELACIONES DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA CON LA
TEOSOFÍA DEL PROPIO PROGRESO
PREG.¿Es, pues, la elevación moral el principal objeto de la Sociedad?
TEÓS. Sin duda alguna. El que aspira a ser un verdadero Teósofo, ha de vivir
como tal.
PREG.Siendo así, la conducta de algunos de los miembros, según observaba antes,
está en oposición con ese principio fundamental.
TEÓS. Es claro. Pero no se puede evitar entre nosotros, como sucede entre los
que se dicen Cristianos y obran como si fuesen enemigos de Cristo. La culpa no
proviene de nuestros estatutos y reglamentos, sino de la naturaleza humana.
Hasta en algunas ramas exotéricas públicas se comprometen los miembros, en
nombre de su YO Superior”, a llevar la vida prescripta por la Teosofía. Tienen
que conseguir que su Divino Yo sea el guía de todo acto y pensamiento suyo,
cada día y en cada momento de su vida. Un verdadero Teósofo debe “conducirse
con justicia y caminar humildemente.”
PREG.¿Qué entendéis por esto?
TEÓS. Sencillamente, que ha de olvidarse de sí mismo por los demás. Copiaré las
palabras de un verdadero Filaleteo, miembro de la S. T., que lo ha expresado
admirablemente en The Theosophist: “Lo que cada hombre necesita ante todo es
estudiarse a sí mismo y hacer entonces un honrado inventario de su dominio
subjetivo, y por malo que éste sea, cabe la redención si con verdadera
resolución se propone alcanzarla”. ¿Pero cuántos lo hacen? Todos están
dispuestos a trabajar por su propio desarrollo y progreso; muy pocos por el
desarrollo y progreso de los demás. Citemos de nuevo al mismo autor: “Los
hombres han sido engañados y burlados al extremo; tienen que destruir sus
ídolos, dejarse de ficciones y trabajar para ellos (y aquí se ha dicho algo de
más o de menos, porque al que trabaja para sí mismo, mejor le valdría no hacer
nada); que trabaje al contrario: para los demás, para todos. Por cada flor de
amor y caridad que plante en el jardín de su vecino, desaparecerá una mala
hierba del suyo, y de tal modo la Humanidad, este jardín de los dioses, podrá
florecer. En todas las Biblias, en todas las religiones, encontramos este
concepto claramente expuesto; pero los hombres de mala fe lo han
desnaturalizado primero y corrompido y materializado después. No se requiere
una nueva revelación. Que cada hombre sea para sí mismo una revelación; que el
espíritu inmortal del hombre tome posesión del templo de su cuerpo; que expulse
del mismo a los mercaderes y demás?La Clave de la Teosofía impurezas, y su propia humanidad divina lo
redimirá, porque cuando esté unido consigo mismo, entonces conocerá al
“Arquitecto del Templo”.
PREG.Confieso que esto es altruismo puro.
TEÓS. Lo es. Y si sólo un Miembro de la S. T. entre diez quisiera practicarlo,
sería indudablemente nuestra Sociedad un Cuerpo de elegidos. Pero entre los que
no forman parte de la Sociedad hay quienes no verán jamás la diferencia
esencial que existe entre la Teosofía y la Sociedad Teosófica; entre la idea y
su representación imperfecta. Semejantes personas harán recaer cada falta, cada
imperfección del vehículo (el cuerpo humano), sobre el espíritu puro que arroja
en él su luz divina. ¿Es esto justo? Atacan a una asociación que lucha por la
propagación de sus ideales contra tremendas fuerzas contrarias. Algunos
desacreditan y calumnian a la Sociedad Teosófica sólo porque se atreven a
intentar conseguir lo que otros sistemas (la Iglesia y el Estado Cristiano
principalmente) no pudieron lograr, habiendo fracasado por completo en su
intento; otros, porque quisieran conservar el estado de cosas existente:
Fariseos y Saduceos en el lugar de Moisés, y publicanos y pecadores gozando y
disfrutando en los altos puestos, como bajo el Imperio Romano durante su
decadencia. Las personas de sano y recto juicio debieran al menos tener en
cuenta que el hombre que hace todo cuanto puede, hace tanto como aquel que más
ha conseguido, en este mundo de relativas posibilidades. Esto es un axioma para
los creyentes en los Evangelios, explicado en la parábola de los talentos
entregados por el amo: El servidor que dobló sus dos talentos fue recompensado
tanto como el otro compañero suyo, que había recibido cinco. A cada cual es
dado “según su capacidad”.
PREG.Sin embargo, es difícil fijar una línea de demarcación entre lo abstracto
y lo concreto en este caso, puesto que sólo tenemos lo último para formar una
opinión.
TEÓS. ¿Por qué hacer entonces una excepción, tratándose de la Sociedad
Teosófica? La justicia, lo mismo que la caridad, deben empezar por la propia
casa. ¿Atacaréis el Sermón de la Montaña y os burlaréis del mismo porque las
leyes sociales, políticas y hasta religiosas, no solamente no han conseguido
hasta ahora poner en práctica sus preceptos en su espíritu, sino siquiera en su
letra muerta? Suprimid el juramento en los Tribunales, Parlamentos, Ejércitos y
en todas partes, y haced lo que hacen los Cuáqueros, si queréis llamaros
Cristianos. Suprimid los Tribunales mismos, pues si queréis seguir los
Mandamientos de Cristo habéis de dar vuestro abrigo al que de él os hubiera
despojado, y presentar la mejilla izquierda al que os hiriera la derecha. “No
os rebeléis contra el mal, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
hacen sufrir, haced el bien a aquellos que os odian”, pues “el que infrinja en
lo mínimo esos Mandamientos y así enseñase a hacerlo a los hombres, llamado
será el último en el Reino de los Cielos”, y “el que llamase loco a su hermano,
estará en peligro del fuego infernal.” No juzguéis a nadie si no queréis ser
juzgados. Si se insiste en que entre la Teosofía y la Sociedad Teosófica no
existe diferencia, se exponen el sistema Cristiano y su esencia misma a iguales
acusaciones, pero en una forma más grave.
PREG.¿Por qué más grave?
TEÓS. Porque mientras los que dirigen el movimiento Teosófico, reconociendo
plenamente sus deficiencias, hacen cuanto pueden para corregirlas y arrancar el
mal que?La Clave de la Teosofía existe
en la Sociedad; mientras sus reglamentos y leyes propias están basados en el
espíritu teosófico, los legisladores e Iglesias de las naciones que se llaman
Cristianas hacen lo contrario. Hasta los peores entre nuestros miembros, no son
peores que el cristiano ordinario. Además, si tanta dificultad hallan los
Teósofos Occidentales en llevar una vida verdaderamente teosófica, es porque
todos son hijos de su generación. Todos eran Cristianos, educados en la sofistería
de su Iglesia, de sus costumbres sociales y hasta de sus leyes paradójicas.
Tales eran antes de ser Teósofos, o mejor dicho, miembros de la Sociedad de
este nombre, ya que nunca repetiremos bastante que entre el ideal abstracto y
su vehículo existe una importantísima diferencia. LO ABSTRACTO Y LO CONCRETO
PREG.Os ruego aclaréis algo más esa diferencia.
TEÓS. Es la Sociedad una gran corporación de hombres y mujeres, compuesta de
los más heterogéneos elementos. La Teosofía en su significación abstracta es la
Sabiduría Divina, o la síntesis de la ciencia y sabiduría que sostienen el
Universo, la homogeneidad del eterno BIEN; y en su sentido concreto, sólo es la
suma total del mismo concedida al hombre por la Naturaleza en esta tierra.
Algunos miembros se esfuerzan sinceramente en vivir de verdad la Teosofía,
objetivándola, por decirlo así; mientras que otros desean solamente saber, sin
practicar; y los hay también que han entrado en la Sociedad únicamente por
curiosidad o por un interés pasajero, o quizá porque alguno de sus amigos
formaba parte de ella. ¿Cómo puede juzgarse, por lo tanto, el sistema con el
criterio de los que quieren ostentar el nombre del mismo, sin derecho alguno?
¿Hemos de juzgar a la poesía únicamente por los que pretenden ser poetas y sólo
hieren nuestros oídos? Sólo en sus objetos y motivos abstractos, puede
considerarse a la Sociedad como representación exterior de la Teosofía; jamás
podrá pretender ser su vehículo concreto, mientras todas las debilidades e
imperfecciones humanas se encuentren en ella; de otro modo, la Sociedad no
haría más que repetir el gran error y los sacrilegios de las llamadas Iglesias
de Cristo. Si se nos permite una comparación oriental, diremos que la Teosofía
es el Océano infinito de la verdad universal, del amor y sabiduría que se
refleja en la tierra, mientras que la Sociedad Teosófica es tan sólo una
burbuja visible de ese reflejo. La Teosofía es la divina Naturaleza, visible e
invisible, y la Sociedad que lleva su nombre la humana naturaleza esforzándose
en elevarse hasta la primera. La Teosofía, en fin, es el sol fijo y eterno, y
su Sociedad el cometa que trata de entrar en órbita para convertirse en
planeta, girando eternamente bajo la atracción del sol de verdad. Fue formada
para ayudar a demostrar a los hombres que existe una cosa llamada Teosofía,
dándoles medios de alcanzarla elevándose hacia ella por el estudio y la
asimilación de sus eternas verdades.
PREG.¿No dijisteis que no teníais principios o doctrinas especiales?
TEÓS. Y no los tenemos. La Sociedad no posee una sabiduría propia que defender
o enseñar. Es simplemente el receptáculo de todas las verdades emitidas por los
grandes?La Clave de la Teosofía
videntes, iniciados y, profetas de las edades históricas y hasta
prehistóricas, al menos de tantos como puede reconocer. Es, por consiguiente,
tan sólo el órgano por el cual los fragmentos de la verdad, que se encuentran
en las acumuladas enseñanzas de los grandes Maestros del mundo, son recogidos y
expuestos a los hombres.
PREG.Mas, ¿es semejante verdad imposible de alcanzar fuera de la Sociedad? ¿No
aspira cada Iglesia a lo mismo?
TEÓS. La innegable existencia de grandes iniciados verdaderos “Hijos de Dios”
demuestra que tal sabiduría ha sido alcanzada a menudo por individuos aislados,
aunque jamás sin la dirección de un Maestro. Pero muchos de los discípulos,
convertidos a su vez en instructores, han reducido la universalidad de las
enseñanzas a la medida de sus propios dogmas sectarios. Los mandamientos de un
solo Maestro elegido fueron adoptados y seguidos, con exclusión de todos los
demás (si es que fueron seguidos, téngase esto en cuenta, como sucede con el
Sermón de la Montaña). Cada religión es, por lo tanto, un fragmento de la
verdad divina, que alumbra un vasto panorama de la humana fantasía, y pretende
representar y reemplazar a aquella verdad.
PREG.¿Pero decís que la Teosofía no es una religión?
TEÓS. Claro que no, puesto que es la esencia de toda religión y absoluta
verdad, una gota de la cual alimenta a cada credo. Empleando de nuevo una
metáfora, diremos que la Teosofía en la tierra es como el rayo blanco del
espectro solar, y cada religión es solamente uno de los siete colores
prismáticos. Ignorando a todos, los demás y tachándolos de falsos, no sólo
reivindica a cada rayo de color la prioridad, sino que sostiene que es el rayo
blanco mismo, y anatematiza hasta sus mismos matices, desde los claros hasta
los oscuros, como herejías. Sin embargo, como el sol de la verdad se eleva,
cada vez más en el horizonte de la percepción del hombre, y en cada rayo de
color se desvanece gradualmente hasta que, por último, es, reabsorbido, no será
ya al fin atormentada la humanidad con polarizaciones artificiales, sino que
podrá gozar de la pura y blanca luz de la verdad eterna. Y ésta será la Teosofía.
PREG.¿Pretendéis, pues, que todas lo grandes religiones derivan de la Teosofía,
y que por la asimilación de sus doctrinas, el mundo podrá al fin salvarse de
sus grandes ilusiones y errores?
TEÓS. Precisamente. Y agregamos que nuestra Sociedad Teosófica es la humilde
semilla que, si se riega y deja vivir, ha de producir al fin el Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal, que está injertado en el Árbol de la Vida
Eterna. Porque únicamente estudiando las grandes religiones y filosofías de la
humanidad, comparándolas desapasionadamente y con ánimo libre de prejuicios, es
como pueden los hombres conseguir la verdad. Especialmente describiendo sus
varios puntos de conformidad es como podremos conseguir el resultado apetecido.
Siempre que hemos llegado (sea por el estudio, sea porque nos lo ha enseñado
alguno que sabe) a comprender la significación íntima de Religiones y
Filosofías, encontramos, casi en todos los casos, que expresan alguna gran
verdad de la Naturaleza.
PREG.Hemos oído hablar de que existió una Edad de Oro, y lo que describís sería
una Edad de Oro realizable en el porvenir. ¿Cuándo llegará??La Clave de la
Teosofía
TEÓS. No antes que la humanidad entera la necesite. Una máxima de la obra persa
Javidan Khirad dice: “La verdad es de dos clases: una, manifiesta y evidente de
por sí, y la otra requiere constantemente nuevas pruebas y demostraciones”.
Únicamente cuando esta última clase de verdad se convierta en una evidencia tan
universal y obvia como hoy es oscura (y, por consiguiente, sujeta a ser
alterada por el sofisma y la casuística); sólo cuando esas dos clases de verdad
vuelvan a fundirse de nuevo, podrá conseguirse la unidad de creencias en los
hombres.
PREG.Mas, seguramente, aquellos pocos que sintieron la necesidad de tales
verdades han tenido que optar por una creencia definida cualquiera. Decíais que
no teniendo la Sociedad doctrinas propias, queda cada miembro en libertad de
creer lo que le parezca y aceptar aquello que le convenga. Parece que la
Sociedad se ha propuesto resucitar la confusión de lenguas y creencias de la
antigua Torre de Babel. ¿No tenéis creencias comunes?
TEÓS. Decir que la Sociedad no tiene doctrinas o creencia propias o
particulares significa que no son obligatorias en sus miembros creencias o
doctrinas especiales; pero es claro que esto sólo se refiere a la Sociedad en
general. Está dividida, como ya dijimos, en externa e interna. Los que a esta
última pertenecen, poseen naturalmente una filosofía o –si preferís– un sistema
religioso propio.
PREG.¿Podemos saber en qué consiste?
TEÓS. No hacemos secreto de ello. Fue bosquejado hace pocos años en The
Theosophist y El Buddhismo Esotérico, y se encontrará aún más desarrollado en
La Doctrina Secreta. Se funda en la filosofía más antigua del mundo llamada
Religión de la Sabiduría o Doctrina Arcaica. Podéis hacer las preguntas que
tengáis por conveniente y os serán contestadas.? V ENSEÑANZAS FUNDAMENTALES DE
LA TEOSOFÍA SOBRE DIOS Y LA ORACIÓN
PREG.¿Creéis en Dios?
TEÓS. Depende de lo que entendáis por este término.
PREG.Nos referimos al Dios de los Cristianos, el Padre de Jesús y Creador; al
Dios Bíblico de Moisés, en una palabra.
TEÓS. En semejante Dios no creemos. Rechazamos la idea de un Dios personal o
extracósmico y antropomórfico, que sólo es la sombra gigantesca del hombre, y
ni siquiera del mejor. Decimos y probamos que el Dios de la teología es un
conjunto de contradicciones y una imposibilidad lógica. Por lo tanto, no
tenemos nada que ver con él.
PREG.Aducid razones.
TEÓS. Son varias, y de todas no nos podemos ocupar; pero he aquí unas cuantas:
Ese Dios es llamado por sus adoradores infinito y absoluto, ¿no es cierto?
PREG.Así lo creo.
TEÓS. Siendo así, si es infinito –es decir, ilimitado– y especialmente si es
absoluto, ¿cómo puede poseer forma alguna y ser creador de algo? La forma
implica limitación y un principio, así como un fin, y para crear, un ser
necesita pensar y proyectar. ¿Cómo puede suponerse que lo ABSOLUTO piense, es
decir que tenga relación alguna con lo limitado, finito y condicionado? Es un
absurdo filosófico y lógico. Hasta la kábala hebraica rechaza semejante idea, y
hace del principio Uno Deífico Absoluto, una unidad infinita llamada
Ain–Soph . Para crear, el creador ha de
volverse activo, y como esto es imposible para lo que es ABSOLUTO, el principio
infinito se nos muestra como causa de la evolución (no de la creación), de un
modo indirecto; es decir, por la emanación de sí mismo (otro absurdo, debido
esta vez a los traductores de la Kábala), del Sephiroth. Ain–Soph igual a to pan o epeiron, el
infinito o el limitado, en y con Naturaleza; el no existe que Es, pero no es un
SER. ¿Cómo puede el principio eterno no
activo emanar o emitir? Nada de esto hace el Parabraham de los Vedantinos; ni tampoco
el Ain–Soph de la Kábala Caldea. Es una ley eterna y periódica la que hace
emanar una?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Cómo se explica entonces que siendo así, existan kabalista que aún creen
en Jehová o el Tetragrammaton?
TEÓS. Pueden creer lo que quieran, ya que su creencia o increencia difícilmente
puede afectar a un hecho evidente. Nos dicen los Jesuitas que dos y dos no
siempre hacen cuatro, puesto que de la voluntad de Dios depende el hacer + = .
¿Hemos de aceptar por eso su sofisma?
PREG.¿Sois entonces ateos?
TEÓS. No nos consideramos tales, a no ser que se aplique el epíteto de “Ateo” a
los que no creen en un Dios antropomórfico. Creemos en un principio Divino
Universal, la raíz de TODO, del que todo procede y en el que todo será
absorbido al fin del gran ciclo del Ser.
PREG.Esto es lo que sostiene el antiquísimo Panteísmo. Si sois Panteístas, no
podéis ser Deístas; y no siendo Deístas, habéis de ser entonces considerados
como a
TEOS.
TEÓS. No necesariamente. El término “Panteísmo” también es de los muchos de que
se ha abusado, y cuya significación real y primitiva ha sido falseada y
corrompida por la ciega preocupación y por considerarlo desde un solo punto de
vista. Si aceptáis la etimología Cristiana de esa palabra compuesta, la formáis
de pan, ”todo”, y seoç, “Dios”', y creéis y enseñáis que esto significa que
cada piedra y cada árbol en la Naturaleza es un Dios o el Dios Uno, entonces
claro está que tendréis razón y llamaréis fetichistas a los Panteístas. Pero si
empleáis la etimología de la palabra Panteísmo esotéricamente, como hacemos
nosotros, difícilmente sacaréis el mismo resultado.
PREG.¿Cuál es pues su definición?
TEÓS. Permitidme que os haga una pregunta: ¿qué entendéis por Pan o Naturaleza?
PREG.Creemos que la Naturaleza es la suma total de las cosas existentes que nos
rodean; el agregado de causas y efectos en el mundo de la materia, la creación
o universo.
TEÓS. ¿Es entonces la suma y el orden personificados de las causas y efectos
conocidos; el total de todos los agentes y fuerzas finitos, separados por completo
de un Creador o Creadores, inteligentes, y quizás “concebido como una fuerza
aislada y separada” como dicen las enciclopedias?
PREG.Así lo creo.
TEÓS. Pues bien; nosotros no tomamos en consideración esta naturaleza objetiva
y material que llamamos ilusión pasajera, ni tampoco tiene para nosotros la
palabra pan el significado Naturaleza, en el sentido de su derivación aceptada
del latín Natura (de nasci, nacer). Cuando hablamos de la Deidad y la
identificamos con la Naturaleza, haciéndola, por lo tanto, contemporánea de la
misma, nos referimos a la naturaleza eterna e increada y no a vuestro agregado
de sombras pasajeras e imaginarias ilusiones. Dejarnos para los fuerza activa y
creadora (el Logos), del principio uno, enteramente oculto e incomprensible, al
principio de cada Mahâmanvantara o nuevo ciclo de vida.?La Clave de la
Teosofía fabricantes de himnos el
considerar al cielo visible o paraíso como el Trono de Dios y a nuestra tierra
de fango como su escabel. Nuestra Deidad no se encuentra ni en un paraíso ni en
un árbol especial, edificio o montaña: está en todas partes, en cada átomo del
Cosmos, tanto visible como invisible; dentro, encima y alrededor de cada átomo
invisible y molécula divisible; porque ELLO es aquel misterioso poder de la
evolución e involución, la potencialidad creadora, omnipresente, omnipotente y
hasta omnisciente.
PREG.¡Alto aquí! La omnisciencia es la prerrogativa de algo que piensa, y
negáis a lo Absoluto el poder del pensamiento.
TEÓS. Se lo negarnos a lo Absoluto, puesto que el pensamiento es una cosa
limitada y condicionada. Mas, evidentemente, olvidáis que en filosofía la
inconsciencia absoluta también es conciencia absoluta, ya que de otro modo no
sería lo absoluto.
PREG.¿Entonces es que vuestro Absoluto piensa?
TEÓS. NO, ELLO no piensa; por la sencilla razón de que es el Pensamiento
Absoluto mismo. Ni tampoco, por igual razón, existe, puesto que es la
existencia absoluta, y la Seidad, no un Ser. Leed el magnífico poema
Kabalístico de Salomón Ben Jehudah Ibn Gabirol, en el Kether–Malchuth, y
comprenderéis. Dice: “Eres uno, la raíz de todos los números, mas no como
elemento de numeración; porque no admite la unidad multiplicación, cambio o
forma alguna. Eres uno, y piérdanse los hombres más sabios en el secreto de tu
unidad, porque la ignoran. Eres uno, y jamás puede ser Tu unidad disminuida ni
aumentada, ni puede ser cambiada. Eres uno, y ningún pensamiento mío puede
fijarte un limite o definirte. ERES, mas no como uno existente, porque ni la
inteligencia ni la visión de los mortales pueden alcanzar tu existencia, ni
determinar acerca de Ti el dónde, cómo y de “dónde”, etc. En una palabra,
nuestra Deidad es la eterna constructora del Universo; no creando, sino
evolucionando incesantemente, surgiendo el Universo de su propia esencia, sin
ser creado. En su simbolismo, es una esfera sin límites, con un atributo único
eternamente activo, que abarca a todos los demás atributos existentes o
imaginables: ELLO MISMO. Es la ley única dando impulso a leyes manifestadas,
eternas e inmutables, dentro de esa LEY que jamás se manifiesta porque es
absoluta, y que durante sus períodos de Manifestación es lo Eternamente
Volviendo a Ser, el eterno Devenir.
PREG.Oímos una vez observar, a uno de los miembros de la S. T., que hallándose
en todas partes esa Universal Deidad, estaba en lo impuro lo mismo que en lo
puro, y, por lo tanto, presente en cada átomo de la ceniza de su cigarrillo.
¿No es ésta una horrible blasfemia?
TEÓS. No lo creemos, porque difícilmente se puede considerar la simple lógica
como blasfemia. Si fuésemos a excluir el Principio Omnipresente de un solo
punto matemático del universo, o de una partícula de materia que ocupe
cualquier espacio concebible, ¿podríamos considerarlo aún como infinito? ¿ES
NECESARIO ORAR??La Clave de la Teosofía
PREG.¿Creéis en la oración? ¿Rezáis alguna vez?
TEÓS. No. Obramos en vez de hablar.
PREG.¿Tampoco ofrecéis vuestras oraciones al Principio Absoluto?
TEÓS. ¿Por qué habríamos de hacerlo? Siendo como somos gente ocupada, y
teniendo mucho que trabajar, no podemos perder el tiempo en dirigir oraciones
verbales a una pura abstracción. Únicamente lo incognoscible relaciona a sus
partes entre sí; pero no tiene existencia tratándose de relaciones finitas. La
existencia y fenómenos del universo visible dependen de sus formas activas y
sus leyes, no de la oración u oraciones.
PREG.¿No creéis en la oración?
TEÓS. No en la oración compuesta de tantas o cuantas palabras y que se repite
exteriormente, si es que por oración entendéis la súplica externa dirigida a un
Dios desconocido, como la que inauguraron los Judíos y popularizaron los
Fariseos.
PREG.¿Existe otra clase de oración?
TEÓS. Sin duda alguna; la llamarnos oración de voluntad, y es más bien una
orden o mandamiento interno, que una petición.
PREG.¿A quién rezáis entonces cuando lo hacéis?
TEÓS. A “nuestro Padre en el cielo”, en su sentido esotérico.
PREG.¿Acaso es diferente del que nos da la Teología?
TEÓS. Enteramente. Un Oculista o un Teósofo dirige su oración a su Padre que
existe en secreto (leed y tratad de comprender el cap. VI. Vers. de Mateo), y no a un Dios extracósmico, y,
por lo tanto, finito; y ese “Padre” se encuentra en el hombre mismo.
PREG.¿Así que hacéis del hombre un Dios?
TEÓS. Decid “Dios” y no un Dios. Para nosotros, el hombre interno es el único
Dios que podemos conocer. ¿Y cómo puede ser de otro modo? Concedednos lo que
pretendemos, es decir, que Dios es un principio infinito universalmente
difundido. ¿Cómo puede en tal caso no compenetrarse el hombre con, por y en la
Divinidad? Llamamos nuestro “Padre en el Cielo” a aquella deífica esencia que
reconocemos en nosotros, en nuestro corazón y conciencia espiritual, y qué nada
tiene que ver con el concepto antropomórfico que podemos formar en nuestro
cerebro o en nuestra imaginación: “¿No sabéis que sois el templo de Dios y que
en vosotros habita el espíritu de (lo absoluto) Dios?” . Sin embargo, evite el
hombre antropomorfizar a aquella esencia que está en Se encuentran a menudo en los escritos
teosóficos afirmaciones contradictorias acerca del principio de Christos en el
hombre. Algunos lo llaman el sexto principio (Buddhi); otros el séptimo
(Âtmân). Si desean los Teósofos Cristianos emplear semejantes expresiones,
empléenlas de un modo correcto filosóficamente, siguiendo la analogía de los
símbolos de la antigua Religión de la Sabiduría. Decimos que no solo es
Christos uno de los tres principios superiores, sino todos tres considerados
como una Trinidad. Esa Trinidad representa al Espíritu Santo, al Padre y al
Hijo, ya que responde al espíritu abstracto, al espíritu diferenciado y al
espíritu encarnado. Krishna y el Christo son, filosóficamente, el mismo
principio bajo su?La Clave de la Teosofía
nosotros. No diga un Teósofo, si quiere seguir la verdad divina y no la
humana, que ese “Dios en secreto” escucha al hombre finito, o es distinto del
mismo o de la esencia infinita; porque todos son uno. Ni tampoco que la oración
es una petición, como acabamos de observar. Es, antes bien, un misterio; un
procedimiento oculto, por el cual pensamientos y deseos condicionados y
finitos, incapaces de ser asimilados por el espíritu absoluto, que es
incondicionado, son transformados en deseos espirituales y en voluntad,
llamándose ese procedimiento “transmutación espiritual”. La intensidad en
nuestras ardientes aspiraciones cambia la oración en “piedra filosofal”, o
aquello que transmuta el plomo en oro puro. Por nuestra “oración de voluntad la
única esencia homogénea conciértese en fuerza activa o creadora, y produce
efectos de acuerdo con nuestro deseo.
PREG.¿Pretendéis decir que la oración es un procedimiento Oculto que produce
resultadas físicos?
TEÓS. Sí. El Poder de Voluntad se convierte en una fuerza viviente, real. Pero
desgraciados de aquellos Ocultistas y Teósofos que, en vez de extirpar los
deseos de su ego inferior personal, u hombre físico, y decir a su Ego
Espiritual Superior rodeado de luz Atma–Búddhica: “Tu voluntad se cumpla, no la
mía”, usan del poder de voluntad para objetos egoístas o impíos. Esto es magia
negra, abominación y hechicería espiritual. Desgraciadamente, ésta es la
ocupación favorita de nuestros hombres de Estado y generales cristianos, sobre
todo cuando estos últimos precipitan a los ejércitos uno contra otro, para que
mutuamente se destruyan. Unos y otros se entregan, entes de la acción, a un
acto de brujería, ofreciendo, respectivamente, oraciones al mismo Dios de los
Ejércitos, pidiéndole ayuda para degollara sus enemigos.
PREG.David rogó al Dios de los Ejércitos lo ayudase a derrotar a los Filisteos
y a matar a los Sirios y Moabitas; y “el Señor protegió a David en todas las
oraciones”. En esto nos limitamos a seguir lo que encontramos en la Biblia.
TEÓS. Es claro. Pero ya que os complacéis en llamaros Cristianos y no
Israelitas o Judíos, ¿por qué no hacéis lo que dice Cristo? Muy claramente os
ordena no imitar “a los de los tiempos antiguos o de la ley Mosaica, y os
invita a seguir lo que él os enseña, advirtiendo a los que quisieran servirse
de la espada, que por la espada perecerán. El Cristo os ha dado una oración que
habéis convertido en ostentación rutinaria, pues sólo los labios pronuncian, y
ninguno, excepto el verdadero Ocultista, la comprende. Decís en ella, en el
sentido de la letra muerta: “Perdónanos nuestras deudas, así como perdonamos a
nuestros deudores”, cosa que nunca hacéis. También os dijo: Amad a vuestros
enemigos y haced bien a aquellos que os odian. No es, seguramente, el “dulce
profeta de Nazareth quien os ha enseñado a rezar a vuestro “Padre” para matar y
vencer a vuestros enemigos. He aquí porqué rechazamos lo que llamáis “las
oraciones.”
PREG.¿Mas cómo explicáis el hecho universal de que todas las naciones y pueblos
han rezado y adorado a un Dios o Dioses? Algunos han adorado e invocado a los
diablos y espíritus malignos; pero esto prueba la universalidad de la creencia
en la eficacia de la oración. triple aspecto de manifestación. En el
Bhagavat–Gîtâ vemos que Krishna se llama a sí mismo, indiferentemente, Âtman,
el Espíritu abstracto, Kshetragnum Ego Superior o que se reencarna, y el yo
Universal, nombres todos que, cuando se aplican al hombre en vez del Universo,
responden a Âtma Buddhi y Manas. Anugitâ está lleno de la misma doctrina.?La
Clave de la Teosofía
TEÓS. Se explica por el hecho de que la oración, aparte del significado que le
dan los Cristianos, tiene otros varios. No sólo significa un ruego o petición,
sino que antiguamente significaba más que nada una invocación o encantamiento.
El mantra, o la oración rítmica cantada de los Hindúes, tiene precisamente este
sentido, pues los Brahmanes se consideran superiores a los demás comunes o
“Dioses.” Una oración puede ser una apelación o encantamiento para una
maldición y una blasfemia (como en el caso de dos ejércitos rezando
simultáneamente para perseguir su mutua destrucción); o para una bendición. Y
como la gran mayoría de la gente es sumamente egoísta, y sólo reza para sí
misma, pidiendo que se les dé su “pan de cada día” en vez de trabajar para
conseguirlo; y rogando que Dios no les induzca “en tentación” sino que les
libre del mal (sólo al suplicante), resalta que la oración, tal como se
entiende hoy, es dablemente perniciosa: a) Destruye en el hombre la propia
confianza, y b) Desarrolla en éI un egoísmo más feroz aún que el que ya posee
naturalmente. Repetimos que creemos en la “comunión” y acción simultánea con
nuestro “Padre en Secreto”; y en raros momentos de felicidad extática, en la
fusión de nuestra alma Superior con la esencia universal, siendo atraída hacia
su origen y centro; estado llamado Samâdhi durante la vida, y Nirvana después
de la muerte. Nos negamos a orar ante seres creados finitos; por ejemplo:
dioses, santos, ángeles, etc., porque lo consideramos idolatría. No podemos
rezar a lo Absoluto, por las razones antes expuestas, y, por consiguiente, tratamos
de reemplazar la oración, estéril e inútil, por actos meritorios y buenas
acciones.
PREG.Para los Cristianos esto sería blasfemia y orgullo. ¿Creéis que se
equivocan?
TEÓS. Enteramente. Ellos son, al contrario, los que dan prueba de un orgullo
satánico, con su creencia de que lo Absoluto o lo infinito (suponiendo que
pudiese existir la posibilidad de relación alguna entre lo incondicionado y lo
condicionado) se digna escuchar cada oración necia o egoísta que se le dirige.
Ellos son quienes virtualmente blasfeman, enseñando que un Dios Omnisciente y
Omnipotente, necesita de oraciones habladas para saber lo que ha de hacer. Esto
(entendido esotéricamente) se halla corroborado por Buddha y Jesús. El uno
dice: “No solicites nada de los dioses impotentes; no ores, más bien, obra;
pues la oscuridad no se aclarará. Nada pidas al silencio, pues no puede ni
hablar ni oír”. Y él otro –Jesús– dice: “Cualquier cosa que pidáis en mi nombre
(el del Christos), la haré “Considerada esta cita en su sentido literal, claro
está que va contra nuestro argumento. Pero si lo hacemos esotéricamente, con el
pleno conocimiento del significado del término “Christos”, que para nosotros
representa Atma–Buddhi–Manas (el Yo superior), quiere decir que el único Dios
que debemos reconocer y al que hemos de rogar, o más bien con quien hemos de
obrar de acuerdo, es ese espíritu de Dios cuyo templo es nuestro cuerpo, en el
cual habita. LA ORACIÓN VULGAR DESTRUYE LA CONFIANZA EN SI MISMO
PREG.¿Pero no rezó el mismo Cristo y no nos recomendó que orásemos??La Clave de
la Teosofía
TEÓS. Así consta; pero aquellas “oraciones” pertenecen precisamente a esa
especie de comunión que acabamos de mencionar, con el “padre en Secreto” de
cada cual. De otro modo, identificando a Jesús con la deidad universal, sería
demasiado lógica y absurda la conclusión inevitable de que Él, “el mismo Dios”,
se oró a sí mismo, separando la voluntad de ese Dios de la suya propia.
PREG.Un argumento más opondré, muy usado por algunos Cristianos. Dicen:
“Siéntome incapaz de vencer mis pasiones y debilidades con mis propias fuerzas.
Pero cuando rezo a Jesucristo, siento que me da fuerzas y que con su ayuda soy
capaz de vencer”.
TEÓS. No es extraño. Si el “Cristo Jesús” es Dios e independiente y separado
del que reza, es claro que todo es y debe ser posible a “un Dios todopoderoso”.
Mas entonces ¿en donde está el mérito o la justicia de semejante triunfo? ¿Por
qué se ha de recompensar al seudovencedor tratándose de lo que tan sólo le han
costado unas cuantas oraciones? ¿Daríais vosotros, aunque simples mortales, un
día entero de salario a un jornalero vuestro, si ejecutaseis casi todo el
trabajo en su lugar, mientras aquél, sentado debajo de un árbol os suplicase
hacerlo? La idea de pasarse uno la vida entera en una ociosidad moral, mientras
otro, sea Dios u hombre, carga con los trabajos y deberes más duros, nos
subleva en alto grado, pues es muy degradante para la dignidad humana.
PREG.Puede ser, y, sin embargo, la creencia en un Salvador personal, que nos
ayuda y fortalece en las luchas de la vida, es la idea fundamental del
Cristianismo moderno. Y no cabe duda que, subjetivamente, tal creencia es
eficaz; es decir, que los que creen se sienten auxiliados y fortalecidos.
TEÓS. Tampoco hay duda respecto a que algunos pacientes de los llamados “Sabios
Cristianos y Mentales” (los famosos “negadores”) a veces se curan; ni a que el
hipnotismo y la sugestión, la psicología aplicada y hasta la mediumnidad,
producen los mismos resultados tan a menudo, si no más. Sólo consideráis, para
dar fuerza a vuestro argumento, los éxitos. ¿Cómo explicáis los fracasos, diez
veces más numerosos? ¿No pretenderéis con seguridad decir que es desconocido el
fracaso entre los Cristianos fanáticos, aun con toda su fe ciega?
PREG.Pero ¿cómo podéis explicarme los casos seguidos de pleno éxito? ¿Dónde
busca el Teósofo el poder y la fuerza necesaria para dominar sus pasiones y su
egoísmo?
TEÓS. En su Yo Superior, el espíritu divino o el Dios que en él está, en su
Karma. ¿Por cuánto tiempo aún habremos de repetir una y otra vez que se conoce
el árbol por su fruto, la naturaleza de la causa por sus efectos? Nos habláis
del dominio de las pasiones y de la conversión al bien, por y con la ayuda de
Dios o de Cristo. Nosotros preguntamos: ¿dónde halláis más gente pura y
virtuosa, que se abstenga más del pecado y del crimen? ¿En la Cristiandad o en
el Buddhismo? ¿En países Cristianos o en naciones paganas? Ahí está la
estadística para contestaros, corroborando nuestros asertos. Según el censo
último en Ceylan y la India, en el cuadro comparativo de crímenes cometidos por
Cristianos, Secta de sanadores, que
negando la existencia de todo lo que no sea espíritu, el cual no puede ni
sufrir ni estar enfermo, pretenden curar todas las enfermedades, con tal que el
paciente tenga fe en lo que niega no puede tener existencia. Una nueva forma de
hipnotismo.?La Clave de la Teosofía
Musulmanes, Indos, Eurasianos, Buddhistas, etc., sobre dos millones de
habitantes tomados al azar, y abarcando los delitos de varios años, los cometidos
por Cristianos están en proporción de
a respecto a los llevados a cabo
por la población Buddhista. (Véase el Lucifer de abril , pág. , artículo
Conferenciantes cristianos sobre Buddhismo). Ningún orientalista, ningún
historiador de mediana fama o viajero por países Buddhistas, desde el Obispo
Bigandet y el Abate Huc, hasta Sir William Hunter, y todo empleado sincero de
la India, dejará de conceder la palma de la virtud a los Buddhistas sobre los
Cristianos. Los primeros, sin embargo, no creen en Dios ni en recompensa futura
alguna fuera de este mundo (al menos la verdadera secta Buddhista Siamesa). Ni
los sacerdotes ni los seglares rezan. ¡Rezar! ¿A quién o a qué?, exclamarían
sorprendidos si de esto se les hablase.
PREG.En tal caso, ¿son verdaderos Ateos?
TEÓS. Sin duda alguna, pero también son los hombres que más aman la virtud y
que mejor la practican en el mundo. El Buddhismo dice: “Respeta las religiones
de los demás y consérvate fiel a la tuya”; pero el Cristianismo eclesiástico,
considerando a todos los dioses de las demás naciones como diablos, quisiera
condenar a la perdición eterna a toda persona no Cristiana.
PREG.¿No hace el clero Buddhista otro tanto?
TEÓS. Jamás. Respetan demasiado el sabio precepto del Dhammapada, pues saben
que “si cualquier hombre, sea o no instruido, se considera tan superior que
desprecie a los demás, se parece a un ciego llevando una luz (ciego él, quiere
alumbrar a los otros)”. DEL ORIGEN DEL ALMA HUMANA
PREG.¿Cómo explicáis, pues, el que el hombre esté dotado de un espíritu y un
alma? ¿De dónde proceden?
TEÓS. Del Alma Universal; no concedidos ciertamente por un Dios personal. ¿De
dónde procede en el pez jalea el elemento húmedo? Del Océano que lo rodea, en
el que vive y respira, y al que vuelve cuando se disuelve.
PREG.¿Negáis entonces que el alma sea dada por Dios al hombre?
TEÓS. Nos vemos obligados a ello. El “alma” de que sé habla en el capítulo II
del Génesis (v. ) es, según está escrito, el “alma viviente” o Nephesh (el alma
vital, animal), con la que Dios (nosotros decimos la Naturaleza” y la ley
inmutable) dota tanto al hombre como a los animales. De ningún modo es el alma
que piensa, la mente, y mucho menos el Espíritu inmortal.
PREG.Presentaré la cuestión de otro modo: ¿es Dios quien dota al hombre de un
alma humana racional y de un Espíritu inmortal?
TEÓS. Dada la forma en que planteáis la cuestión, no podemos estar de acuerdo.
Puesto que no creemos en un Dios personal, ¿cómo podemos creer que dote al
hombre de cosa?La Clave de la Teosofía
alguna? Pero, suponiendo, en consideración al argumento, un Dios que
tome sobre sí el riesgo de crear un alma nueva para cada recién nacido, todo lo
que se puede decir es que difícilmente puede considerarse a un Dios semejante,
dotado de sabiduría o previsión. Otras dificultades, y la imposibilidad de
conciliarlas con la piedad, justicia, equidad y omnisciencia que se atribuyen a
ese Dios, son otros tantos escollos contra los que se estrella constantemente
aquel dogma teológico.
PREG.¿A qué os referís? ¿Cuáles son esas dificultades?
TEÓS. En este instante se me ocurre un argumento incontestable dirigido un día
en mi presencia por un sacerdote Buddhista Cingalés, predicador famoso, a un
misionero Cristiano, hombre nada ignorante y bien preparado para la discusión
pública en la que fue presentado ese argumento. Era cerca de Colombo, y el
misionero había desafiado al sacerdote Megittuvate a que presentase las razones
por las que los “paganos” no admiten el Dios Cristiano. Pues bien, el misionero
salió, como de costumbre en semejantes casos, malparado de aquella memorable
discusión.
PREG.Desearía saber lo que sucedió.
TEÓS. Ocurrió lo siguiente: el sacerdote Buddhista empezó por preguntar al
padre si su Dios había dado mandamientos a Moisés para que los cumpliesen los
hombres, pero para ser violados por Dios mismo. El misionero rechazó indignado
esa suposición. “Pues bien –dijo su adversario–, nos decís que Dios no admite
excepción a esta regla, y que no puede nacer alma alguna sin su voluntad. Dios
prohíbe el adulterio, entre otras cosas, y, sin embargo, afirmáis al mismo
tiempo que Él es quien crea a cada recién nacido, Él quien lo dota de un alma.
¿Hemos de entender, entonces, que son obra de vuestro Dios los millones de
criaturas nacidas en el crimen y el adulterio? ¿Que vuestro Dios prohíbe y
castiga la violación de sus leyes, y que, a pesar de ello, crea cada día y a
cada momento almas para esas mismas criaturas? Según la lógica más elemental,
ese Dios es cómplice en el crimen, puesto que sin su ayuda e intervención,
aquellos hijos de la lujuria no podrían haber nacido. ¿Dónde está la justicia,
castigando no solamente a los padres culpables, sino hasta a la inocente
criatura, por lo hecho por ese Dios mismo, al que, sin embargo, descargáis de
toda culpa? … ” El misionero miró el reloj, y de repente observó que se iba
haciendo tarde para continuar la discusión.
PREG.¿Olvidáis que todos esos casos inexplicables son misterios y que nuestra
religión nos prohíbe analizar los misterios de Dios?
TEÓS. No, no lo olvidamos, pero rechazamos simplemente tales imposibilidades.
Tampoco queremos haceros creer lo que creemos nosotros. Contestamos únicamente
a las preguntas que nos dirigen. Tenemos, sin embargo, otro nombre para
vuestros “misterios”.?La Clave de la Teosofía
ENSEÑANZAS BUDDHISTAS SOBRE LO QUE PRECEDE
PREG.¿Qué enseña el Buddhismo respecto del alma?
TEÓS. Depende la contestación de si os referís al Buddhismo exotérico, popular,
o bien a sus enseñanzas esotéricas. Del siguiente, modo se explica él primero,
en el Catecismo Buddhista: “Considera el alma como una palabra empleada por el
ignorante para expresar una idea falsa. Si cada cosa está sujeta a cambio, hay
que incluir entonces al hombre, y cada parte material del mismo debe cambiar.
Lo que está sujeto a cambio no es permanente; por lo tanto, una cosa
inconstante no puede tener una supervivencia inmortal”. Esto parece claro y
definido. Pero cuando llegamos a la cuestión de que la nueva personalidad en
cada renacimiento sucesivo es el agregado de los skandhas o atributos de la
antigua personalidad, y preguntarnos si esa nueva agregación de skandhas es
también un nuevo ser, en el que no ha quedado nada del último, leemos que: “En
un sentido es un nuevo ser, y en otro no lo es. Durante esta vida los skandhas
cambian continuamente. Mientras que el hombre A. B. de cuarenta años respecto a
la personalidad es idéntico al joven A. B . de dieciocho, sin embargo, por el
gasto y reparación continuos de su cuerpo y el cambio de inteligencia y
carácter, es un ser diferente. No obstante, en la vejez, el hombre recoge con
justicia la recompensa a los sufrimientos correspondientes a sus pensamientos y
acciones en cada período anterior de la vida. De igual modo, el nuevo ser, en
cada renacimiento, siendo la misma individualidad de antes (mas no la misma
personalidad), con una forma distinta o nueva agregación de skandhas, recoge
con justicia las consecuencias de sus actos y pensamientos en una existencia
anterior. Esto es metafísica abstrusa, y de ningún modo expresa la negación del
alma.
PREG.¿No habla el Buddhismo esotérico de algo parecido?
TEÓS. Sí, porque esta doctrina pertenece a la vez al Buddhismo esotérico o
Sabiduría Secreta, y al Buddhismo exotérico o filosofía religiosa de Gautama
Buddha.
PREG.Pero nos dicen claramente que la mayor parte de los Buddhistas no creen en
la inmortalidad del Alma.
TEÓS. Tampoco creemos nosotros en ella, si entendéis por alma el ego personal o
alma de vida (Nephesh). Pero todo Buddhista instruido cree en el Ego individual
o divino. Los que no creen en él se equivocan en su juicio. Se equivocan
respecto a este punto como aquellos cristianos que confunden las
interpolaciones teológicas de los últimos redactores de los Evangelios, acerca
de la condenación y el fuego del infierno, con el lenguaje verbatím de Jesús.
Ni Buddha ni Cristo jamás escribieron cosa alguna; pero ambos se expresaron
alegóricamente y usaron “palabras oscuras”, como hicieron y seguirán haciendo
aún por mucho tiempo todos los Iniciados verdaderos. Ambas Escrituras tratan de
todas esas cuestiones metafísicas con mucha prudencia y cautela; y los anales
Buddhistas y Cristianos pecan por ese exceso de exoterismo, extralimitando
ambos el sentido de la letra muerta.?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Pretenderíais decir que ni las enseñanzas de Buddha ni las de Cristo han
sido hasta ahora correctamente interpretadas?
TEÓS. Es precisamente lo que pienso. Ambos Evangelios, el Buddhista y el
Cristiano, fueron predicados con el mismo objeto. Ambos reformadores fueron
ardientes filántropos y altruistas prácticos, predicando, sin género alguno de
duda, el Socialismo más noble y elevado, el propio sacrificio, hasta el último
momento de su vida. “Recaigan sobre mí los pecados del mundo entero, a fin de
que pueda aliviar las miserias y sufrimientos del hombre”, exclama Buddha. “No
dejaría yo gemir a quien pudiera salvar”, dice el Príncipe mendigo, cubierto de
harapos desechados de los cementerios. “Venid a mí vosotros, todos los que
trabajáis y estáis agobiados, y yo os daré descanso”; así llama a los pobres y
desheredados el “hombre de las angustias” que no tenía en dónde descansar la
cabeza. Ambos basan sus enseñanzas en el amor ilimitado a la humanidad, en la
caridad, en el perdón de las injurias, en el olvido de sí mismo y en la piedad
por las engañadas masas; ambos manifiestan el mismo desprecio a las riquezas, y
no hacen diferencia entre meum y tuum. Era su deseo, aunque sin revelar todos
los sagrados misterios de la iniciación, atraer a los ignorantes extraviados,
cuya carga en la vida fuera excesiva; darles esperanza y hacerles entrever lo
suficiente de la verdad para que fuese un auxilio en sus horas más penosas.
Pero el objeto de los dos reformadores se vio frustrado a causa del exceso de
celo de sus discípulos posteriores. Habiendo sido mal comprendidas e
interpretadas las palabras de los Maestros, ¡ved las consecuencias!
PREG.Buddha debió de negar, sin embargo, la inmortalidad del alma, ya que todos
los orientalistas y sus propios sacerdotes así lo afirman.
TEÓS. Los Arhats siguieron al principio el sistema de su Maestro; pero la
mayoría de los sacerdotes que les sucedieron no estaban iniciados, como
igualmente sucedió en el Cristianismo; así es que, poco a poco, casi llegaron a
perder las grandes verdades esotéricas. Prueba de ello es que de las dos sectas
existentes en Ceylan, cree la siamesa que la muerte es el aniquilamiento
absoluto de la individualidad y de la personalidad; y la otra explica el
Nirvana en el sentido en que lo hacemos los teósofos.
PREG.Pero en ese caso, ¿por qué representan el Buddhismo y el Cristianismo los
dos polos opuestos de esa creencia?
TEÓS. Porque no eran iguales las condiciones en que fueron predicados. Celosos
los Brahmanes de la India de su superior sabiduría, excluyendo de la misma a
todas las castas excepto la suya, precipitaron a millones de hombres en la
idolatría y casi en el fetichismo. Tenía Buddha que dar el golpe de gracia a
una exuberancia tan grande de superstición fanática y de fantasía malsana,
nacidas de la ignorancia, como rara vez se ha conocido anterior o
posteriormente en la historia. Más vale un ateísmo filosófico, que no semejante
culto ignorante, para aquellos “que invocan a sus dioses, no son oídos ni
atendidos” y viven y mueren en un estado de desesperación mental. Tenía que
contener, ante todo, aquel cenagoso y corrompido torrente de superstición;
extirpar los errores, antes de dar a?La Clave de la Teosofía conocer la verdad. Y como no podía darla a
conocer toda, por las idénticas y buenas razones que tenía Jesús cuando decía a
sus discípulos que no eran para las masas ignorantes los Misterios del Cielo,
sino sólo para los elegidos y, por lo tanto, “les hablaba en parábolas”(Mat.
XIII, ,), así Buddha llevó su prudencia al extremo de ocultar demasiado. Hasta
se negó a contestar al monje Vacchagotta si existía o no en el hombre un Ego.
Instado a que contestase, “el hombre Sublime permaneció silencioso” .
PREG.Esto se refiere a Gotama, ¿pero qué relación tiene con los Evangelios?
TEÓS. Leed la historia y reflexionad. En el tiempo en que tuvieron lugar los
hechos que describen los Evangelios, existía una fermentación intelectual
análoga en todo el mundo civilizado, sólo que con resultados opuestos en el
Oriente y el Occidente. Los antiguos dioses morían. Mientras las clases
civilizadas en Palestina dejaban se arrastrar por los incrédulos Saduceos a las
negaciones materialistas, sólo por la mera letra muerta de la forma mosaica, y
Roma se hallaba en plena disolución moral, las clases inferiores y pobres
corrían tras la brujería y dioses extraños, o volvían sé hipócritas. Una vez
más había sonado la hora de una reforma espiritual. El Dios celoso, cruel y
antropomórfico de los Judíos, con sus leyes sanguinarias de “ojo por ojo y
diente por diente”, derramando sangre y sacrificando animales, tenía que
relegarse a segundo término y verse reemplazado por el misterioso “Padre en
Secreto”. Había de presentarse este último, no como un Dios extracósmico, sino
como un divino Salvador del hombre de carne, encerrado en su propio corazón y
alma, tanto en el pobre como en el rico. Ni aquí ni en la India podían los
secretos de la iniciación ser divulgados, a menos que, por dar lo que es santo
a los perros y por echar perlas a los cerdos, se viesen el Revelador y el
revelado pisoteados y arrastrados por los suelos. De ahí las reticencias de
Buddha y de Jesús (el cual, sea que haya vivido o no fuera del período
histórico que se le señala, se abstuvo de revelar claramente los misterios de
la Vida y de la Muerte). Esas reticencias trajeron, en el primer caso, las
vacías negaciones del Buddhismo meridional; y en el segundo, las tres formas
contradictorias de la Iglesia Cristiana y las trescientas sectas existentes,
sólo en la protestante Inglaterra. En el
diálogo traducido del Samyutaka Nikaya, por Oldenburg, Buddha da a Ananda, su
discípulo iniciado, que le pregunta la razón de este silencio, una respuesta
clara e inequívoca: “Si yo, Ananda, al preguntarme el monje errante Vacchagotta
“¿Existe el Ego?”, hubiese contestado “el Ego existe”, entonces, Ananda, esto
hubiese confirmado la doctrina de los Samanas y Brahmanes que creen en la
permanencia. Si yo, Ananda, cuando el monje errante Vacchagotta me preguntó
“¿no existe el ego?”, hubiese contestado “ el Ego no existe”, entonces, Ananda,
esto hubiese confirmado la doctrina de los que creen en la aniquilación. Si yo,
Ananda, cuando el monje errante Vacchagotta me preguntó “¿Existe el Ego?”, le
hubiese contestado “el Ego existe”, ¿hubiese esto servido a mi propósito,
Ananda, produciendo en él el conocimiento de que todas las existencias (dahmma)
son no–ego? Pero si yo, Ananda, hubiese contestado “el Ego no existe”,
entonces, Ananda, esto solo hubiese dado por resultado producir en el monje
errante Vacchagotta una nueva confusión. “¿Mi Ego, no existía antes? ¡Y ahora ya
no existe!” Esto demuestra mejor que nada que Gotama Buddha rehuía dar a las
masas semejantes doctrinas metafísicas difíciles, para no turbarlas más aún. A
lo que se refería era a la diferencia que hay entre el Ego personal temporal y
el Yo Supremo que vierte su luz sobre el Ego imperecedero, el “Yo” espiritual
del hombre.? VI DOCTRINAS TEOSÓFICAS RESPECTO A LA NATURALEZA Y AL HOMBRE LA
UNIDAD DE TODO EN TODO
PREG.Habiendo ya manifestado lo que Dios, el alma y el hombre no son, según
vosotros, ¿puede informársenos acerca de lo que son, conforme a vuestras
doctrinas?
TEÓS. En su origen y en la eternidad, los tres (como el Universo y todo cuanto
contiene) forman uno solo con la Unidad absoluta, la esencia deífica
incognoscible, de la que he hablado ya. No creemos en la creacin, sino en las
apariciones periódicas y consecutivas del Universo, desde el plano subjetivo
del ser al objetivo, en intervalos regulares de tiempo, cubriendo períodos de
inmensa duración.
PREG.¿Podéis detallar esta materia?
TEÓS. Servios (como primera comparación y como auxilio para un concepto más
correcto) del año solar; y como segunda, de las dos mitades de ese mismo año,
produciendo cada una un día y una noche de seis meses de duración, en los
polos. Ahora bien; imaginaos, si podéis, en vez de un año solar de trescientos
sesenta y cinco días, la ETERNIDAD; que el Sol representa al Universo, y los,
días y noches polares de seis meses son días y noches que duran ciento ochenta
y dos trillones o cuatrillones de años en vez de ciento ochenta y dos días cada
uno. Así como sale el Sol cada mañana de su espacio subjetivo (para nosotros),
y antipódico, en nuestro horizonte objetivo; d e l mismo modo surge
periódicamente el Universo en el plano de la objetividad, procediendo del de la
subjetividad, los antípodas del primero. Tal es el “Ciclo de Vida”; y de igual
modo que desaparece de nuestro horizonte el Sol, desaparece en períodos
regulares el Universo cuando comienza la “noche universal”. Los hindúes llaman
a esas alternativas los Días y Noches de Brahma o el tiempo del Manvantara y el
del Pralaya (disolución). Pueden los Occidentales llamarlas, si así lo
prefieren, Días y Noches Universales. Durante las últimas (las noches) Todo
está en Todo; cada átomo es reabsorbido en la Homogeneidad. EVOLUCIÓN E ILUSIÓN
PREG.¿Pero quién es el que crea cada vez el Universo??La Clave de la
Teosofía
TEÓS. Nadie lo crea. La ciencia llamaría evolución al proceso; los filósofos
precristianos y los orientalistas lo llamaban emanación; nosotros, ocultistas y
teósofos, vemos en ello la única realidad universal y eterna, que proyecta un
reflejo de sí misma en las profundidades infinitas del Espacio. Ese reflejo que
consideráis como el Universo objetivo material, lo miramos nosotros como una
ilusión pasajera, y nada más. Sólo lo que es eterno es real.
PREG.Según esto, ¿usted y yo somos también ilusiones?
TEÓS. Como personalidades pasajeras, siendo hoy una persona y mañana otra, lo
somos. ¿Llamaríais “realidad” a los repentinos resplandores de la aurora
boreal, a las claridades del Norte, por mas que sean todo lo reales posible
mientras las contempláis? Seguramente que no; la causa que las produce, si es
permanente y eterna, es la única realidad, mientras que el efecto no es más que
una pasajera ilusión.
PREG.Todo esto no me explica cómo toma origen esa ilusión llamada Universo;
cómo procede el ser consciente para manifestarse, de la inconsciencia que es.
TEÓS. Sólo es inconsciencia con relación a nuestra conciencia finita. Bien
podríamos ahora parafrasear el versículo V del primer capítulo de San Juan, y
decir: “Y la absoluta luz (que es la oscuridad para nosotros) resplandeció en
las tinieblas (que es la luz material ilusoria); y las tinieblas no la
comprendieron”. Aquella luz absoluta es también la ley absoluta e inmutable.
Sea por radiación o emanación no disputemos sobre los términos, el Universo
pasa de su subjetividad homogénea al primer plano de manifestación, existiendo,
según se nos enseña, siete de estos últimos; se va haciendo más material y
denso en cada plano, hasta que alcanza a éste, el nuestro, en el cual el único
mundo aproximadamente conocido y comprendido por la Ciencia en su composición
física es el sistema planetario o solar, sistema su géneris, conforme se nos
dice.
PREG.¿Qué entendéis por sui géneris?
TEÓS. Entiendo que, si bien la ley fundamental y las leyes universales activas
de la Naturaleza son uniformes, tiene, sin embargo, nuestro sistema solar (así
como cada sistema semejante entre los muchos millones de los mismos en el
Cosmos), y hasta nuestra Tierra, su programa de manifestaciones propio
particular, que difiere de los programas de todos los demás. Hablamos de los
habitantes de otros planetas y nos imaginamos que si son hombres, es decir,
entidades que piensan, han de ser como nosotros. Siempre nos representa la
imaginación de los poetas, pintores y escultores que hasta los ángeles son
copias hermosas del hombre, más las alas. Decimos que todo esto es un error y
una ilusión; porque si sólo en esta tierra nos encontramos con una diversidad
tan grande en su flora, fauna y humanidad –desde el alga marina hasta el cedro
del Líbano, desde el pez jalea hasta el elefante, desde el hombre de los
bosques y el negro hasta el Apolo de Belvedere–, alteradas las condiciones
cósmicas y planetarias, deben darnos como resultados una flora, fauna y
humanidad enteramente diferentes. Forman las mismas leyes un orden de cosas y
de seres completamente distintos, hasta en este mismo plano nuestro, incluyendo
en él todos nuestros Planetas. ¡Cuánto más diferente ha de ser la naturaleza
externa en otros sistemas solares! ¡Y qué locura la de juzgar las otras
estrellas, mundos y seres humanos por lo que somos nosotros, como lo hace la
ciencia física!?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Pero qué antecedentes tenéis para formular esta aserción?
TEÓS. Lo que la ciencia en general jamás querrá aceptar como prueba: los
testimonios acumulados de una serie interminable de Videntes que lo han
atestiguado. Sus visiones espirituales, sus exploraciones reales a través de
los sentidos psíquicos y espirituales, desembarazados de la materia ciega,
fueron regularizadas sistemáticamente, comparadas unas con otras, y su
naturaleza analizada e investigada. Todo aquello que no era corroborado por una
experiencia unánime y colectiva era desechado; y sólo era aceptado como verdad
establecida lo que en varias edades, bajo diferentes climas y después de un
sinnúmero de observaciones incesantes, resultaba exacto y era constantemente
comprobado. Los métodos empleados por nuestros discípulos y estudiantes de las
ciencias psicoespirituales no difieren, como veis, de los que emplean los de
las ciencias naturales y físicas. Sólo que se hallan nuestros campos de
indagación en dos diferentes planos, y no son construidos nuestros instrumentos
por manos humanas, por cuya razón son quizá más de fiar. Las retortas y
microscopios del químico y del naturalista pueden descomponerse; el telescopio
y los instrumentos horológicos del astrónomo pueden estropearse; pero nuestros
instrumentos de análisis escapan a la influencia de los elementos o de la
atmósfera.
PREG.¿Tenéis, por consiguiente, implícita fe en los mismos?
TEÓS. La palabra fe no se encuentra en los Diccionarios Teosóficos: decimos
conocimiento, basado en la observación y la experiencia. Existe, sin embargo,
la diferencia siguiente: que mientras la observación y experiencia de la
ciencia física conduce a los sabios a tantas hipótesis “activas” como cerebros
hay para formarlas, nuestro conocimiento nos permite sumar a su sabiduría sólo
aquellos hechos que resultan innegables y absolutamente demostrados. No tenemos
acerca de un mismo punto dos creencias o hipótesis distintas.
PREG.¿Y con semejantes datos habéis aceptado las teorías extrañas que
encontramos en el “Buddhismo Esotérico?”
TEÓS. Precisamente. Pueden esas teorías ser algo incorrectas en sus menores
detalles, y hasta erróneas en su exposición, hecha por estudiantes del círculo
externo; mas, sin embargo, son hechos en la naturaleza, y se aproximan más a la
verdad que ninguna hipótesis científica. DE LA CONSTITUCIÓN SEPTENARIA DE
NUESTRO PLANETA
PREG.Según tengo entendido, describís nuestro planeta como formando parte de
una cadena de tierras.
TEÓS. Así es. Pero las otras seis “tierras” o globos no se hallan en el mismo
plano de subjetividad de nuestra tierra; por lo tanto, no podemos verlas.
PREG.¿Es debido esto a la gran distancia que nos separa de ellas??La Clave de
la Teosofía
TEÓS. De ninguna manera, porque vemos a simple vista planetas y hasta estrellas
a distancias inconmensurablemente mayores; pero es debido a que esos seis
globos se hallan fuera del alcance de nuestros medios físicos de percepción o
plano de nuestro ser. No es tan sólo que su densidad material, peso o
constitución sean por completo distintos de los de nuestra tierra y de los
demás planetas conocidos, sino que se encuentran situados (para nosotros) en
una capa del espacio, por decirlo así, enteramente diferente; una capa que no
puede ser percibida; o sentida por nuestros sentidos físicos. Y cuando digo
“capa” no creáis que se trata de capas materialmente colocadas como fajas una
sobre otra, puesto que esto sólo nos llevaría a un nuevo absurdo y a un nuevo
error. Lo que entiendo por “capa” es aquel plano, del espacio infinito que por
su misma naturaleza no puede ser percibido por nuestras facultades ordinarias
en estado de vigilia, bien sean mentales o físicas, sino que existe en la
Naturaleza, fuera de nuestra mentalidad normal o conciencia, fuera de nuestro
espacio de tres dimensiones y de nuestra división de tiempo. Cada uno de los
siete planos (o capas) fundamentales en el espacio por supuesto, considerados
como un todo, como el espacio puro según la definición de Locke, no como
nuestro espacio finito tiene su propia objetividad y subjetividad, su propio
espacio y tiempo, su conciencia propia y su clase de sentidos. Pero es difícil
que todo esto sea comprensible para el hombre educado en la manera de pensar
moderna.
PREG.¿Qué entendéis por clase diferente de sentidos? ¿Existe algo en nuestro
plano humano que pudieseis presentar como ejemplo de lo que decís, para darnos
una idea más clara acerca de lo que podáis entender por esa variedad de
sentidos, espacios y percepciones respectivas?
TEÓS. Nada; exceptuando acaso lo que para la Ciencia sólo serviría de argumento
en contra nuestra. ¿No tenemos mientras soñamos una clase diferente de
sentidos? Sentimos, hablamos, oímos, vemos, tocamos y obramos en general en un
plano diferente, quedando evidenciado el cambio de estado de nuestra conciencia
por el hecho de que una serie de actos y acontecimientos que, según nos parece,
abrazan varios años, se suceden idealmente por nuestra mente en un momento.
Pues bien; esa extrema rapidez de nuestras operaciones mentales durante los
sueños, y la naturalidad perfecta mientras tanto de todas las demás funciones,
nos demuestran que nos encontramos en un plano completamente distinto. Nos
enseña nuestra filosofía que del mismo modo que existen siete fuerzas
fundamentales en la Naturaleza y siete planos de existencia, hay también siete
estados de conciencia, en los que puede el hombre vivir, pensar, recordar y
tener su existencia. Imposible es enumerarlos en este lugar; para ello es
preciso dedicarse al estudio de la Metafísica Oriental. Mas respecto a esos dos
estados –la vigilia y los sueños–, todos los mortales, desde el profundo
filósofo hasta el salvaje más inculto, tienen buena prueba de que difieren el
uno del otro.
PREG.¿No admitís entonces las doctrinas bien conocidas de la Biología y
Fisiología tocante a los sueños?
TEÓS. No. Rechazamos hasta las hipótesis de los psicólogos, prefiriendo
atenernos a las doctrinas de la Sabiduría Oriental. Creyendo en siete planos
del Ser cósmico y estados de conciencia, respecto al Universo o Macrocosmo, nos
detenemos al llegar al cuarto plano, viendo la imposibilidad de pasar más allá
con algún grado de seguridad. Pero respecto al Microcosmo u hombre, especulamos
libremente acerca de sus siete estados y principios.?La Clave de la
Teosofía
PREG.¿Cómo explicáis éstos?
TEÓS. Encontramos ante todo en el hombre dos seres distintos: el espiritual y
el físico; el hombre que piensa y el hombre que recuerda tantos de aquellos
pensamientos como puede asimilar. Por consiguiente, consideramos dos
naturalezas distintas: el ser superior o espiritual, compuesto de tres
“principios” o aspectos, y el Inferior o cuaternario físico, compuesto de
cuatro; en total siete. LA NATURALEZA SEPTENARIA DEL HOMBRE
PREG.¿Es lo que llamamos espíritu, alma y hombre de carne?
TEÓS. No. Ésa es la antigua división platónica. Platón estaba iniciado, y, por
lo tanto, no podía entrar en detalles prohibidos; pero el que conoce la
doctrina arcaica encuentra el número siete en las varias combinaciones de
Platón respecto al alma y al espíritu. Consideraba al hombre constituido en dos
partes: la una eterna, formada de la misma esencia que lo Absoluto; la otra
mortal y corruptible, derivando sus partes constitutivas de los dioses menores
“creados”. Demuestra al hombre compuesto de: º un cuerpo mortal, º un principio
inmortal, y º “una especie del alma mortal separada”. Es lo que llamamos,
respectivamente, el hombre físico, el alma espiritual o espíritu, y el alma
animal (el Nous y psuche). Ésta es la división adoptada por San Pablo, también
iniciado, que sostiene que existe un cuerpo psíquico (alma o cuerpo astral
implantado en el corruptible), y un cuerpo espiritual (formado en la substancia
incorruptible). Hasta el mismo Santiago (III, ) lo corrobora diciendo que la
“sabiduría” (de nuestra alma inferior) no viene de arriba, sino que es terrestre,
“psíquica”, “demoníaca” (véase el texto griego); mientras que la otra Sabiduría
es celeste. Tan claro es esto, que Platón y el mismo Pitágoras, al hablar sólo
de tres “principios”, les prestan siete funciones separadas en sus diferentes
combinaciones; y si comparamos con esto nuestras doctrinas, resultará evidente
la concordancia. Hagamos un bosquejo de estos siete aspectos por medio de las
dos tablas siguientes: DIVISIÓN TEOSÓFICA CUATERNARIO INFERIOR TÉRMINOS
SÁNSCRITOS SIGNIFICADO EXOTÉRICO EXPLICACIÓN?La Clave de la Teosofía a) Rupa o Sthula–Sarira a) Cuerpo físico a)
Es el vehículo de todos los demás “principios” durante la vida. b) Prana b)
Vida o principio vital b) Necesario sólo para a, c, d y las funciones del manas
inferior, que abraza todas las limitadas al cerebro físico. c) Linga Sharira c)
Cuerpo Astral c) El doble, el cuerpo fantasma. d) Kâma–Rûpa d) Centro de los
deseos animales y pasiones d) Éste es el centro del hombre animal, donde se
halla la línea de demarcación que separa el hombre mortal de la entidad
inmortal. LA TRIADA SUPERIOR, IMPERECEDERA TÉRMINOS SÁNSCRITOS SIGNIFICADO
EXOTÉRICO EXPLICACIÓN e) Manas, principio dual en sus funciones e) Mente,
inteligencia; es la mente humana superior, cuya luz o radiación une la mónada,
durante la vida, al hombre mortal. e) El estado futuro y el destino kármico del
hombre dependen de la gravitación de manas hacia abajo (a Kâma–Rûpa, centro de
las pasiones animales), o bien hacia arriba, a Buddhi, el Ego espiritual. En el
último caso, la conciencia más elevada de las aspiraciones espirituales
individuales de la mente (manas), asimilándose a Buddhi, son absorbidas por
éste y forman el Ego que pasa al estado de felicidad devacánica . f) Buddhi f) El Alma Espiritual f)El
vehículo del Espíritu puro universal. g) Âtma g) El Espíritu g) La unidad con
lo Absoluto, como radiación suya. Ahora bien; ¿qué nos enseña Platón? Habla del
hombre interno como hecho de dos partes: la una inmutable y siempre la misma,
formada de igual substancia que la Deidad; y la otra, mortal y corruptible.
Esas dos partes encuéntrense en nuestra tríada superior y en el En el Buddhismo Esotérico de Mr. Sinnett, d,
e y f son llamadas respectivamente el alma animal, la humana y la espiritual,
lo cual responde también a la idea. Aunque los principios están numerados en el
Buddhismo Esotérico, esto, estrictamente hablando es inútil. Sólo la Mónada
dual (Âtma Buddhi) es susceptible de ser considerada como los dos números
superiores (el sexto y el séptimo). En cuanto a todos los demás, como sólo
aquel “principio” que predomina en cada hombre ha de considerarse como el
primero y el principal, ninguna numeración es posible, por regla general. En
algunos hombres es la inteligencia superior (manas o el º ) la que domina al
resto; en otros, es el alma animal (Kâma–Rûpa) quien reina en absoluto
manifestando los instintos más bestiales, etcétera.?La Clave de la
Teosofía cuaternario inferior (véanse
las tablas). Explica Platón que cuando el alma, psuche, “se une al Nous
(espíritu o substancia divina) , obra recta y felizmente en todas las cosas”;
pero que sucede lo contrario cuando se deja arrebatar por anoia (la locura o
alma animal irracional). Tenemos pues, aquí, Manas (o el alma en general) en
sus dos aspectos: cuando se adhiere a anoia (nuestro Kâma–Rûpa o “alma animal”
en el Buddhismo Esotérico), corre hacia su completo aniquilamiento en lo que
concierne al ego personal; pero cuando se une al Nous (Atma–Buddhi), se funde
en el Ego inmortal e imperecedero, y entonces la conciencia espiritual de lo
que era la personalidad convierte en inmortal. DISTINCIÓN ENTRE EL ALMA Y EL
ESPÍRITU
PREG.¿Enseñáis realmente, según la acusación formulada contra vosotros por
algunos espiritualistas y espiritistas franceses, la aniquilación de toda
personalidad?
TEÓS. No lo hacemos. Pero como esa cuestión de la dualidad –la individualidad
del Ego divino y la personalidad del animal humano– envuelve la de la
posibilidad de la aparición del Ego real inmortal en las sesiones espiritistas
como “espíritu materializado”, (lo que negamos, según ya expliqué
anteriormente), nuestros adversarios han lanzado esa acusación desatinada.
PREG.Acabáis de hablar del completo aniquilamiento del “psuche” cuando éste se
adhiere a anoia. ¿Que entendía Platón y qué entendéis vosotros por esto?
TEÓS. El aniquilamiento completo de la conciencia personal, como caso raro y
excepcional, según creo. La regla general y casi invariable es la fusión de la
personalidad en la conciencia individual o inmortal del Ego (una transformación
o transfiguración divina), y el aniquilamiento completo, tan sólo del
cuaternario inferior. ¿Pensaríais acaso en la posibilidad de que el hombre
carnal, o la personalidad temporal, su sombra, lo “astral”, sus instintos
animales y hasta su vida física, sobreviviesen juntos con el “Ego espiritual” y
fuesen eternos? Todo esto naturalmente deja de existir, sea en el momento de la
muerte corporal, sea después. Disgregase por completo a su tiempo, y desaparece
de la vista, quedando aniquilado en conjunto.
PREG.¿Entonces también rechazaréis la “resurrección de la carne”?
TEÓS. ¡Absolutamente! ¿Por qué habríamos (nosotros que creemos en la Filosofía
arcaica esotérica de los antiguos) de aceptar las especulaciones
antifilosóficas de la Teología Cristiana posterior, sacada de los sistemas
exotéricos griegos y egipcios de los Gnósticos?
Pablo llama al Nous de Platón “espíritu”; pero, como ese espíritu es
“subsistencia”, evidentemente es a Buddhi a quien se refiere y no a Âtman, ya
que en ningún caso puede llamarse “substancia” a la última, filosóficamente.
Incluimos a Âtma en los “principios humanos” para no crear mayor confusión. En
realidad, no es principio humano “alguno”, sino el principio Absoluto
universal, del que Buddhi, el Espíritu–alma, es vehículo.?La Clave de la Teosofía
PREG.Los egipcios honraban a los espíritus de la Naturaleza, y deificaban hasta
las cebollas; los indos son hasta ahora idólatras; los zoroastrianos adoraban y
aún adoran al Sol; y los mejores filósofos griegos eran soñadores o
materialistas, como Platón y Demócrito, respectivamente. ¿Cómo os atrevéis a
comparar?
TEÓS. Puede ser que conste así en el catecismo cristiano y hasta en el
científico moderno, pero no es exacto para los espíritus libres de prejuicios.
Los egipcios rendían culto al “Uno–Único–Uno” bajo el nombre de Nout, y fue de
esta palabra donde Anaxágoras sacó su denominación Nous, o según la llama, Nonç
an to ra thç, “la Mente o Espíritu Potente por sí mismo”; el arch thç kinhnewç,
“el motor principal” o primun mobile de todo. Para él, el Nous era Dios, y el
logos el hombre, su emanación. El Nous es el espíritu (ya sea en el Cosmos o el
hombre); y el logos, bien sea él Universo o el cuerpo astral, la emanación del
primero, siendo el cuerpo físico solamente lo animal. Nuestros poderes externos
perciben los fenómenos, pero únicamente nuestro Nous es capaz de conocer sus
nóumenos. Sólo el logos o el nóumeno es el que sobrevive, porque en su misma
naturaleza y esencia es inmortal, y el logos es en el hombre el Ego eterno, que
se reencarna y vive eternamente. Pero ¿cómo puede la sombra externa que se
desvanece, el ropaje temporal de esa emanación divina, que vuelve a la fuente
de donde surgiera, ser “lo formado en la incorruptibilidad”?
PREG.Difícilmente, sin embargo, podéis libraros de la acusación de haber
inventado una nueva división de las partes que constituyen al hombre espiritual
y psíquico, porque ningún filósofo habla de ellas, si bien creéis que Platón
las menciona.
TEÓS. Y lo sostengo. Además de Platón, ahí está Pitágoras, que también pensaba
lo mismo . Describió el Alma como una
unidad (Mónada) que se mueve por sí misma, compuesta de tres elementos: el Nous
(Espíritu), el phren (la mente) y el thumos (la vida, el aliento, o el nephesh
de los kabalistas); cuyos tres elementos corresponden a nuestro “Atma–Buddhi”
(Espíritu–alma más elevado), a manas (el Ego) y a Kâma–Rûpa en conjunción con
el reflejo inferior de manas. Lo que los antiguos filósofos griegos llamaban
alma en general, lo llamamos espíritu, o alma espiritual, Buddhi, como
vehículo, de Âtma (el Agathon o, Deidad Suprema de Platón). El hecho de que
Pitágoras y otros consideren que phren y thumos forman parte del hombre y de
los animales prueba que en este caso se refieren al reflejo manásico inferior
(instinto), y a kama–rupa (pasiones animales activas). Y como Sócrates y Platón
admitieron esto y lo hicieron suyo, si a esos cinco principios, que son:
Agathon (Deidad o Âtmâ), psuche (el alma en su sentido colectivo), Nous (el
Espíritu o mente), phren (la mente física) y thumos (Kâma–Rûpa o las pasiones),
agregamos el eidolon de los misterios (la forma o doble humano) y el cuerpo
físico, fácil será demostrar que tanto las ideas de Pitágoras como las de
Platón eran idénticas a las nuestras. Enseñaban que, a su “ Platón y Pitágoras –dice Plutarco– dividen
el alma en dos partes: la racional (nôetica) y la irracional (agnoia); aquella
parte del hombre que es racional, es eterna; porque aunque no sea Dios, es, sin
embargo, el producto de una deidad eterna; pero aquella parte del alma que está
privada de razón (agnoia), muere.“ El término moderno agnóstico viene de
agnosis, una palabra similar. Nos extraña que Mr. Huxley, el autor de la
palabra, haya relacionado su gran inteligencia con “el alma privada de razón
que muere.” ¿Es esto humildad exagerada del materialismo moderno??La Clave de
la Teosofía partida, el alma (Ego) tenía
que pasar a través de sus siete cámaras o principios: los que dejaba tras de sí
y los que con ella se llevaba. La única diferencia que hay, teniendo siempre en
cuenta el castigo que traía consigo el revelar las doctrinas de los Misterios
(lo cual se pagaba con la vida), consiste en que sólo bosquejaban las
enseñanzas en sus grandes rasgos, mientras que nosotros les damos forma y las
explicamos en sus detalles. Pero aunque enseñamos al mundo tanto como nos es
permitido hacerlo, sin embargo, hasta en nuestra doctrina misma, se reserva más
de un punto importante que sólo están autorizados conocer los que estudian la
filosofía esotérica y han prometido silencio. LAS ENSEÑANZAS GRIEGAS
PREG.Tenemos grandes helenistas, latinistas, sanscritistas y hebraístas. ¿Cómo
explicáis que no hallemos nada en sus traducciones que se refiera a lo que
decís?
TEÓS. Porque sus traductores, a pesar de su gran saber, han tomado a los filósofos,
a los griegos especialmente, por escritores nebulosos, en vez de reconocer que
son místicos. Ved a Plutarco, por ejemplo, y leed lo que dice respecto de los
“principios” del hombre. Lo que describe fue aceptado literalmente y atribuido
a superstición metafísica e ignorancia. Permitidme que os cite un ejemplo: “El
hombre –dice Plutarco– es compuesto; y se equivocan los que lo creen compuesto
de dos partes solamente. Pues suponen que el entendimiento (intelecto del
cerebro) es una parte del alma (la tríada superior); pero yerran en esto, lo
mismo que los que hacen del alma una parte del cuerpo (es decir, de la tríada
una parte del cuaternario mortal corruptible). Pues el entendimiento (Nous),
tanto excede al alma como ésta sobrepuja en bondad y divinidad al cuerpo. Ahora
bien, ese compuesto del alma (psuche) con el entendimiento (Nous) forma la
razón; y con el cuerpo (o thumos, alma animal), la pasión; siendo el uno origen
o principio del placer y del dolor, y el otro de la virtud y el vicio. De esas
tres partes unidas y compactas entre sí, la Tierra dio el cuerpo, la Luna el
alma y el Sol el entendimiento a la generación humana”. Esta última frase es
puramente alegórica, y sólo la entenderán aquellos que están versados en la
ciencia esotérica de las correspondencias y que saben cuál es el planeta
relacionado con cada principio. Plutarco divide estos últimos en tres grupos, y
hace del cuerpo un compuesto de forma física, sombra astral y aliento, o parte
triple inferior, que de la Tierra fue sacada, y a la Tierra vuelve”. Del
principio medio y del alma instintual forma la segunda parte, derivada de la
Luna y siempre influida por ella , y
únicamente de la parte superior del Alma Espiritual (Buddhi), con los elementos
Átmicos y Manásicos en ella, hace una emanación directa del Sol, que aquí
representa a Agathon, la Deidad Suprema. Esto está probado por lo que más
adelante dice: Los Kabalistas que
conocen la relación que existe entre Jehová, el productor de la vida y de los
hijos, con la Luna, y la influencia de esta última en la generación,
comprenderán este punto, así como algunos astrólogos.?La Clave de la
Teosofía “Así es que de las muertes por
las que pasamos, la una hace al hombre dos de tres y la otra uno de dos. La
primera ocurre en la región y jurisdicción de Deméter, por lo que el nombre
dado a los misterios, telein, se asemejaba al que daban a la muerte, telein
tan. También los atenienses consideraron antiguamente a los muertos como
consagrados a Deméter. En cuanto a la otra muerte, tiene lugar en la Luna o
región de Perséfona.” Aquí tenéis nuestra doctrina, que da a conocer al hombre
como septenario durante la vida; un quinario inmediatamente después de la
muerte, en Kâmaloka; y una tríada, el Ego, espíritu–alma y conciencia, en el
Devacán. Esa separación, primero en los “Prados del Hades”, según llama
Plutarco al Kâma–loka, y después en el Devacán, formaba parte integrante de las
representaciones durante los sagrados Misterios, cuando interpretaban los
candidatos a la iniciación el drama entero de la muerte y resurrección como
espíritu glorioso, entendiéndose por este nombre la plena conciencia. A esto es
a lo que se refiere Plutarco cuando dice: “Y tanto con el uno, el terrestre,
como con el otro, el celeste, vive Hermes. Éste arranca repentina y
violentamente al alma del cuerpo; pero dulcemente, y durante largo tiempo,
separa Proserpina el entendimiento del alma
. Por esta razón se la llama Monógenes, sola engendrada, o mejor que
engendra a uno solo; porque la mejor parte del hombre queda sola cuando es
separada por ella. Tanto lo uno como lo otro sucede así, de acuerdo con la
Naturaleza. Prescribe el Destino (Fatum o Karma) que cada alma, con o sin
entendimiento (inteligencia), una vez fuera del cuerpo, ha de errar durante un
tiempo determinado, si bien no todas por igual, por la región que se extiende
entre la Tierra y la Luna (Kâma–loka) . Los que fueron injustos y disolutos
sufren entonces el castigo merecido por sus culpas; mas los buenos y virtuosos
quedan allí detenidos hasta que estén purificados y hayan purgado por asedio de
la expiación todas las corrupciones que puedan haber adquirido por el contagio
del cuerpo, al modo de enfermedades vergonzosas; viviendo en la parte más suave
del aire, llamada Prados del Hades, donde han de permanecer durante cierto
tiempo determinado. Y entonces, como si volviesen a su país tras una
peregrinación venturosa o tras largo destierro, experimentan una sensación de
alegría, como la sienten principalmente los iniciados en los Sagrados
Misterios, mezclada de inquietud y de admiración, y cada cual con sus
esperanzas peculiares y propias.” Ésta es la bienaventuranza nirvánica, y
ningún teósofo podría describir en lenguaje más claro, aunque esotérico, la
alegría y gozos mentales del Devacán, en donde cada hombre se ve rodeado del
paraíso formado por su conciencia. Pero debéis poneros en guardia contra el
error en que caen hasta muchos de nuestros teósofos. No os imaginéis que porque
el hombre es llamado septenario, luego quíntuple, y después tríada, sea por
esto un compuesto de siete, cinco o tres entidades; o como dice muy bien un
escritor teosófico, un conjunto dé pieles o cortezas separables, como las de
una cebolla. Como ya se ha dicho, los “principios”, exceptuados el cuerpo, la
vida y el eidolon astral, los cuales se dispersan a la Proserpina o Perséfona representa aquí el
karma post mortem, que se supone rige o regula la separación de los
“principios” inferiores de los superiores, esto es : el alma, como nephesh, el
hálito de la vida animal que permanece durante algún tiempo en Kâma–loka, del
Ego superior compuesto, que entra en el estado de Devacán o
bienaventuranza. Hasta que tiene lugar
la separación del “principio” superior espiritual, de los inferiores, los
cuales permanecen en Kâma–loka, hasta que se desintegran.?La Clave de la
Teosofía muerte, son simplemente
aspectos y estados de conciencia. Sólo existe un hombre real permanente a
través del ciclo de vida, inmortal en esencia, si no en forma, y ése es manas,
el hombre–mente o conciencia encarnada. La objeción de los materialistas, que
niegan la posibilidad de la acción de la inteligencia y de la conciencia sin la
materia, no tiene valor alguno en el caso nuestro. No negamos fuerza a su
argumento, pero preguntamos sencillamente a nuestros adversarios: “¿Conocéis
todos los estados de la materia, vosotros que hasta ahora sólo sabíais de tres?
¿Y cómo sabéis si aquello a que nos referimos como CONCIENCIA ABSOLUTA, o
Deidad, por siempre invisible e incognoscible, no es lo que, si bien escapa
eternamente a nuestro concepto humano finito, es, sin embargo, el
espíritu–materia universal o materia–espíritu, en su infinitud absoluta?” El
Ego consciente es uno de los aspectos inferiores de este espíritu–materia
fraccionado durante sus manifestaciones manvantáricas, el cual crea su propio
paraíso, paraíso fantasmagórico quizás, pero sin embargo estado de dicha.
PREG.¿Pero qué es Devacán?
TEÓS. Literalmente, la “tierra de los dioses”; una condición, un estado de
felicidad mental. Filosóficamente, una condición mental análoga al ensueño,
pero mucho más viva y real que el ensueño más vivo. Es el estado de la mayoría
de los mortales después de la muerte.? VII DE LOS VARIOS ESTADOS “POST MORTEM”
EL HOMBRE FÍSICO Y EL ESPIRITUAL
PREG.Celebro saber que creéis en la inmortalidad del alma.
TEÓS. No “del alma”, sino del Espíritu divino; o mejor dicho, en la
inmortalidad del Ego que se reencarna.
PREG.¿Cuál es la diferencia?
TEÓS. Una muy grande en nuestra filosofía; mas ésta es una cuestión demasiado
abstracta y difícil para tratarla poco detenidamente y de paso. Hemos de
analizarla separadamente primero, y en conjunto después. Podemos principiar por
el Espíritu. Decimos que el Espíritu (el “Padre en Secreto” de Jesús), o Âtman,
no es propiedad individual del hombre alguno, sino la esencia divina que carece
de cuerpo y forma, que es imponderable, invisible e indivisible, aquello que no
existe, y sin embargo es, como dicen del Nirvana los buddhistas. Ampara
solamente al mortal, pues lo que penetra en él y llena su cuerpo entero son
sólo sus omnipresentes rayos o luz proyectada por medio de Buddhi, su vehículo
y emanación directa. Ésta es la razón secreta de las afirmaciones de casi todos
los antiguos filósofos, cuando decían que “la parte racional del alma del
hombre” nunca entraba completamente en él, pero que sólo lo amparaba más o
menos por medio del alma irracional espiritual o Buddhi” .
PREG.Estaba en la idea de que sólo el “alma animal” era irracional, no la
divina.
TEÓS. Tenéis que aprender la diferencia que existe entre lo que es “irracional”
negativa o pasivamente, porque no está diferenciado, y lo que es irracional por
ser demasiado activo y positivo. El hombre es una correlación de poderes
espirituales, tanto como una correlación de fuerzas químicas y físicas, llamados
a funcionar por lo que llamamos “principios”.
PREG.Mucho he leído sobre este asunto, y me parece que las nociones de los
antiguos filósofos diferían mucho de las de los kabalistas de la Edad Media, si
bien concuerdan en algunos puntos.
Significando la palabra “racional”, en su sentido genérico, algo que
emana de la Sabiduría Eterna. Irracional
en el sentido de que, como pura encarnación de la Mente Universal, no puede
tener en este plano de materia razón alguna individual propia; pero como la
Luna, que recibe su luz del Sol y su vida de la Tierra, así también Buddhi,
recibiendo su luz de sabiduría de Atma, alcanza sus cualidades racionales de
Manas. Carece per se, como cosa homogénea, de atributo alguno.?La Clave de la
Teosofía
TEÓS. La diferencia más substancial entre ellos y nosotros es la que sigue:
mientras nosotros creemos, con los neoplatónicos y las doctrinas orientales,
que jamás el Espíritu (Âtma) desciende hipostáticamente en el hombre viviente,
sino que sólo da su resplandor más o menos intenso al hombre interno (el
compuesto psíquico y espiritual de los principios astrales), los kabalistas
sostienen que el espíritu humano, separándose del Océano de luz y del Espíritu
Universal penetra en el alma del hombre, donde permanece, durante la vida
prisionero en la cápsula astral. Aún sostienen lo mismo todos los kabalistas
cristianos, porque no son capaces de romper por completo con sus doctrinas
antropomórficas y bíblicas.
PREG.¿Y qué decís vosotros?
TEÓS. Decimos que sólo admitimos la presencia de la irradiación del Espíritu (o
Âtma) en la cápsula astral; y tan sólo en lo que concierne a ese resplandor
espiritual. Decimos que el hombre y el alma han de conquistar su inmortalidad
por medio de la ascensión hacia la unidad; con la cual, si logran el éxito,
quedarán unidas al fin, y en la que son finalmente absorbidas, por decirlo así.
La individualización del hombre después de la muerte depende del espíritu, no
de su alma y cuerpo. Aunque la palabra “personalidad”, en el sentido en que se
entiende usualmente, es un absurdo si se aplica literalmente a nuestra esencia
inmortal, sin embargo esta última es, como Ego nuestro individual, una entidad
distinta, inmortal y eterna, per se. Sólo en el caso de tratarse de magos
negros o de criminales cuya redención no es posible, criminales que así lo han
sido durante una larga serie de vidas, el hilo brillante que une el espíritu al
alma personal desde el momento del nacimiento de la criatura, es violentamente
roto, y la entidad desencarnada se encuentra divorciada del alma personal,
siendo esta última aniquilada, sin dejar en la primera la más leve impresión o
rastro de sí misma. Si esta unión entre el manas inferior, o personal, y el Ego
individual que se reencarna no ha sido efectuada durante la vida, entonces
tócale al primero la suerte de los animales inferiores, que gradualmente se
disuelven en el éter y cuya personalidad es aniquilada; pero aun entonces es el
Ego un ser individual. En tal caso sólo pierde un estado devachánico (después
de esa vida especial, y en este caso, por cierto, inútil) como personalidad
idealizada, y se reencarna casi inmediatamente, después de haber disfrutado por
corto espacio de tiempo de su liberación como espíritu planetario.
PREG.Declara “Isis sin Velo” que esos espíritus planetarios o Ángeles, “los
dioses de los paganos o los Arcángeles de los cristianos”, jamás serán hombres
de nuestro planeta.
TEÓS. Perfectamente. Pero no “estos” de que ahora tratábamos, sino algunas
clases de Espíritus Planetarios más elevados, los cuales no serán jamás hombres
en este planeta, porque son Espíritus libertados de un mundo primitivo
anterior, y como tales, no pueden volver a ser hombres en esta Tierra. Sin
embargo, todos éstos vivirán de nuevo en el próximo y mucho más elevado
Mahâmanvantara, después de que esta “Gran Edad” y su “pralaya bráhmico” (un
pequeño período de cifras de años, poco
más o menos) hayan pasado. Pues sabréis, sin duda, que la filosofía oriental
nos enseña que la humanidad se compone de tales “Espíritus”, prisioneros en cuerpos
humanos. La diferencia existente entre los animales y los hombres consiste en
que los primeros están animados?La Clave de la Teosofía potencialmente por los “principios”; y los
segundos lo están actualmente .
¿Entendéis ahora la diferencia?
PREG.Sí; pero esta especialización ha sido en todas las edades el gran
obstáculo de los metafísicos.
TEÓS. Así es. Todo el esoterismo de la filosofía Buddhista está basado sobre
esta doctrina misteriosa, comprendida por tan pocas personas y tan
completamente falseada por muchos de los más profundos eruditos modernos. Hasta
los metafísicos tienden a confundir el efecto con la causa. Un Ego que ha
ganado su vida inmortal como espíritu, seguirá siendo el mismo yo interno en
todo el curso de sus renacimientos en la Tierra; pero esto no quiere decir
necesariamente que haya de seguir siendo el Sr. Smith o Brown que era en la
Tierra, y que de lo contrario pierda su individualidad. Por consiguiente, el
alma astral y el cuerpo terrestre del hombre pueden en el oscuro más allá ser
absorbidos en el Océano cósmico de los elementos sublimados; el hombre llega a
dejar de sentir su último ego personal (si no ha merecido elevarse más) y
seguir aún el Ego divino, siendo la misma entidad inalterable, si bien aquella
experiencia terrestre de su emanación puede quedar totalmente borrada en el
momento de separarse del indigno vehículo.
PREG.Si el “espíritu” o la porción divina del alma es de toda eternidad
preexistente como ser determinado, según Orígenes, Sinesio y otros filósofos semicristianos
y semiplatónicos enseñaron; y si es la misma alma, metafísicamente objetiva y
nada más, ¿cómo puede ser de otra manera más que eterna? ¿Y qué importa en tal
caso que un hombre lleve una vida pura o animal si, haga lo que quiera, nunca
puede perder su individualidad?
TEÓS. Esa doctrina, conforme acabáis de exponerla, es tan perniciosa en sus
consecuencias como lo es la reparación de las faltas por medio de la
intervención de un delegado. Si este último dogma, junto con la falsa idea de
que todos somos inmortales, hubiese sido demostrado al mundo bajo su verdadero
aspecto, su propagación hubiese mejorado a la humanidad. Permitidme que os
vuelva a repetir que Pitágoras, Platón, Timeo de Locres y la antigua Escuela
Alejandrina derivaban el alma del hombre (o sus “principios” y atributos más
elevados), del Alma Universal del mundo, siendo esta última, según sus
enseñanzas, Aether (Pater–Zeus). Ninguno de esos “principios”, por lo tanto,
puede ser la esencia pura, sin mezcla, del Monas Pitagórico o de nuestro
Âtmâ–Buddhi; porque el Anima Mundi sólo es el efecto, la emanación subjetiva, o
mejor dicho, la radiación del Monas. El espíritu humano (la individualidad), el
Ego espiritual que se reencarna, y Buddhi, el alma espiritual, son
preexistentes. Pero mientras el primero existe como entidad distinta, o
individualización, el alma existe como aliento que preexiste y es parte
inconsciente de un todo inteligente. Ambos fueron formados en su origen del
Océano Eterno de Luz. Pero, según se expresaron los filósofos del fuego (los
teósofos de la Edad Media), hay en el fuego un espíritu visible y otro
invisible. Establecían una diferencia entre el ánima bruta y el ánima divina.
Empédocles creyó firmemente que todos los hombres y animales poseían dos almas; Véase Doctrina Secreta, vol. II
(Comentarios).?La Clave de la Teosofía y
vemos que Aristóteles llama a una el alma que raciocina, nouç, y a la otra el
alma animal, yuch. Según esos filósofos, el alma que raciocina viene dentro del
Alma universal, y la otra, de fuera. PREC. ¿Llamaríais materia al alma, es
decir, al alma humana que piensa, o sea lo que llamáis ego?
TEÓS. Materia no, pero substancia sí, seguramente; ni tampoco rehuiremos la
palabra “materia”, siempre que venga unida al adjetivo primordial. Decimos que
esta materia es coeterna con el Espíritu y que no es nuestra materia visible,
tangible y divisible, sino su sublimación extrema. El Puro Espíritu no es sino
un cambio del no espíritu o el Todo absoluto. A menos de admitir que el hombre
ha sido evolucionado de este Espíritu–Materia primordial, y representa una
escala regular progresiva de “principios” desde la meta espíritu hasta la
materia más grosera, ¿cómo podremos jamás considerar como inmortal al hombre
interno y a la vez considerarlo como entidad espiritual y hombre mortal?
PREG.¿Por qué, entonces, no creéis en Dios como tal entidad?
TEÓS. Porque lo que es infinito e incondicionado no puede tener forma alguna ni
puede existir como ser, al menos en ninguna filosofía oriental digna de este
nombre. Una “entidad” es inmortal, mas sólo en su última esencia, no en su
forma individual. En el último punto de su ciclo es absorbida en su naturaleza
primordial, y se vuelve espíritu mando pierde su nombre de entidad. Su
inmortalidad como forma está limitada únicamente a su ciclo, de vida o al
Mahâmanvantara; después de lo cual es una e idéntica con el espíritu Universal,
y no ya una entidad separada. En cuanto al alma personal (lo que entendemos
como la chispa de conciencia que conserva en el Ego Espiritual la idea del “yo”
personal de la última encarnación), subsiste como recuerdo distinto, separado
únicamente durante el período devachánico; después del cual es agregada a la
serie de otras innumerables encarnaciones del Ego, como el recuerdo en nuestra
memoria de un día en una serie de días, al cabo de un año. ¿Limitaréis a
condiciones finitas la infinitud que reclamáis para vuestro Dios? Únicamente
aquello que está indisolublemente cimentado por Âtma (es decir, Buddhi–Manas)
es inmortal. El alma del hombre (esto es, de la personalidad), per se no es
inmortal, ni eterna, ni divina. Dice el Zohar: “El alma, cuando es enviada a
esta Tierra, se reviste de un hábito terrenal para preservarse aquí abajo; y
del mismo modo recibe arriba una brillante vestidura que la hace capaz de mirar
sin daño en el espejo cuya luz procede del Señor de la Luz”. Además, el Zohar
enseña que el alma no puede alcanzar la mansión de la gloria hasta haber
recibido el “ósculo santo” o reunión del alma con la substancia de la que
emanara (el espíritu). Todas las almas son duales y son un principio femenino,
mientras que el espíritu es masculino. Encarcelado en el cuerpo, el hombre es
una trinidad, a no ser que su corrupción sea tan grande, que cause su divorcio
con el espíritu. “Desgraciada el alma que prefiera el himeneo sensual, con su
cuerpo terrestre a su divino esposo (el espíritu)”dice un texto de una obra
hermética, el Libro de las Claves. ¡Ay de ella, en efecto, porque ningún
recuerdo de aquella personalidad quedará registrado en la imperecedera memoria
del Ego!?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Y cómo aquello que si no ha sido dado por Dios al hombre, según vuestra
propia confesión, es de idéntica substancia que lo divino, puede dejar de ser
inmortal?
TEÓS. Cada átomo y parte de materia, así como de substancia, es imperecedero en
su esencia, mas no en su conciencia individual. La inmortalidad sólo es la
propia conciencia no interrumpida, y difícilmente puede la conciencia personal
durar más tiempo que la personalidad misma. Esta conciencia, como ya os dije,
sobrevive tan sólo durante el período devachánico, después del cual es
reabsorbida en la conciencia individual primero y en la universal después.
Preguntad a vuestros teólogos por qué han alterado tan profundamente las
escrituras judaicas. Leed la Biblia, si queréis tener una buena prueba de que
especialmente los escritores del Pentateuco y del Génesis jamás consideraron a
nephesh, el soplo con que Dios dotó a Adán (Gén. cap. II, ), como alma
inmortal. He aquí algunos ejemplos: –”Y Dios creó … a cada nephesh (vida), que
se mueve” (Gén. I, ), refiriéndose a los animales; y dice el Génesis (II, ): “Y
el hombre se volvió un Nephesh” (alma viviente), lo que demuestra que la
palabra nephesh se aplicaba indiferentemente tanto al hombre inmortal como al
animal mortal. “Y seguramente os pediré la sangre de vuestro nepheshim (vidas);
lo pediré a cada animal y al hombre” (Gén. IX, . “Huye por tu nephesh” (Gén.
XIX, ). “No le matemos”, dice la versión inglesa (XXXVII, ). “No matemos a su
nephesh”, dice el texto Hebraico. “Nephesh por nephesh”, dice el Levítico.
“Aquel que mate a cualquier hombre será seguramente muerto”; literalmente,
“Aquel que mate al nephesh de un hombre” (Lev. XXIV, ). “Y el que mata a un
animal (nephesh) tiene que pagarlo … Animal por animal”, en vez del texto que
dice: “nephesh por nephesh”. ¿Cómo podría el hombre matar lo que es inmortal? Y
esto también explica por qué los saduceos negaban la inmortalidad del alma;
como también prueba que, muy probablemente, los judíos mosaicos (los no
iniciados al menos) jamás creyeron en la supervivencia del alma. DE LA
RECOMPENSA Y CASTIGO ETERNOS, Y DEL NIRVANA
PREG.Juzgo que está casi de más preguntaros si creéis en los dogmas cristianos
del Paraíso y el Infierno, o en recompensas y castigos futuros, según enseñan
las Iglesias Ortodoxas.
TEÓS. Los rechazamos en absoluto, en la forma que los presentan sus catecismos;
y menos aún aceptaríamos jamás su eternidad. Pero creemos firmemente en lo que
llamamos la Ley de retribución, y en la justicia y sabiduría absolutas que
rigen esa ley, o Karma. Por lo tanto, nos negamos terminantemente a compartir
la creencia cruel y antifilosófica de la recompensa o castigo eternos. Decimos
con Horacio: Fíjense las reglas que nuestro furor repriman Y castíguense las
culpas con pena proporcionada; Mas no destruyáis a aquel que merece sólo Un
latigazo por la falta cometida.?La Clave de la Teosofía Ésta es una regla para todos los hombres, y
una regla justa. ¿Hemos de creer que Dios, que según vosotros es la personificación
de toda sabiduría, amor y misericordia, tiene en menor grado esos atributos que
el hombre mortal?
PREG.¿Tenéis algunas razones para rechazar ese dogma?
TEÓS. Nuestro principal motivo se apoya en la reencarnación. Como ya he dicho,
no admitimos la idea de la creación de una nueva alma para cada niño recién
nacido. Creemos que todo ser humano es el vehículo de un Ego, coetáneo con
todos los demás Egos; porque todos los Egos son de la misma esencia y
pertenecen a la emanación primera de un Ego Universal infinito. A este último
lo llama Platón el Logos (o segundo Dios manifestado); y nosotros, el principio
divino, manifestado, que es uno con la inteligencia o alma universal; y no el
Dios antropomórfico, extracósmico y personal, en quien tantos deístas creen. No
confundáis.
PREG.¿Pero por qué, desde el momento en que aceptáis un principio manifestado,
no habéis de creer que el alma de cada nuevo ser es creada por aquel Principio
así como lo fueron antes todas las almas?
TEÓS. Porque lo que es impersonal mal puede crear, proyectar y pensar a su
antojo. Existiendo una Ley universal, inmutable en sus manifestaciones
periódicas de radiación y expresión de su propia esencia, al principio de cada
nuevo ciclo de vida, no se le puede atribuir la creación de los hombres con el
solo objeto de arrepentirse después de unos cuantos años de haberlos creado. Si
hemos de creer en algún principio divino, ha de ser en aquel que representa la
armonía, la lógica y la justicia absolutas, como es el amor, la sabiduría y la
imparcialidad absolutas; y un Dios que crease a cada alma para una vida de
breve duración, sin preocuparse de si había de animar el cuerpo de un hombre
rico y feliz, o el de un pobre miserable que sufre, desgraciado desde que nace
hasta que muere, sin haber hecho nada para merecer su cruel destino, más bien
que un Dios, sería un demonio implacable
. Ni los mismos filósofos judíos, creyentes en la Biblia Mosaica
(esotéricamente, se entiende), jamás concibieron semejante idea. Además creían,
tal como nosotros, en la reencarnación.
PREG.¿Podéis darme algunos ejemplos en prueba de ello?
TEÓS. Seguramente. Filón Judeo dice (De Somiis, pág. ): “El aire está lleno de
ellas (de almas); las que se hallan más cerca de la Tierra descienden para ser
unidas a los cuerpos mortales, palindomouçin auqiç, y vuelven a otros cuerpos,
deseando vivir en ellos”. Según se ve en el Zohar, el alma defiende ante Dios
su libertad: “¡Dios del Universo!”, dice “Soy tan feliz en este mundo y no
deseo ir a otro, donde seré una sierva expuesta a toda clase de
corrupciones . La doctrina de la
necesidad fatal, la inmutable y eterna Ley, queda afirmada en la respuesta de
la Divinidad: “Contra tu voluntad te conviertes en embrión, y contra tu voluntad
naces . Incomprensible, sería la luz sin
la oscuridad que la hace manifiesta por el
Véase más adelante: “De la recompensa y castigo del Ego.” Zohar, vol. II, pág. . Mishna, Aboth, vol .IV, pág. .?La Clave de la
Teosofía contraste; el bien no sería el
bien, sin el mal, que nos enseña la naturaleza inapreciable del primero; y la
virtud personal ningún mérito tendría a no haber pasado precisamente par las
tentaciones. Fuera de la Deidad oculta, nada hay eterno y permanente. Nada de
lo que es finito –sea porque tuvo un principio o debe tener un fin– puede
quedar estacionado. Ha de progresar o retroceder; y un alma que aspira a la
reunión con su espíritu, único que puede conferir la inmortalidad, ha de
purificarse a través de las transmigraciones cíclicas, en su camino hacia la
única región de gloria y eterno descanso, llamada en el Zohar “El Palacio del
Amor”; “Moksha, en la religión Hindú; “El Pleroma de la luz eterna”, entre los
Gnósticos, y “Nirvana” entre los Buddhistas. Y todos estos estados no son
eternos, sino temporales.
PREG.Sin embargo, en esto no se trata de reencarnación.
TEÓS. A un alma que suplica se le concede permanecer en donde se encuentra,
debe ser preexistente, y no haber sido creada para aquella ocasión. Sin
embargo, aún hay otra prueba mejor en el Zohar. Hablando de los Egos que se
reencarnan (las almas racionales), aquellos cuya última personalidad ha de
desaparecer por completo, dice: “Todas las almas que no son inocentes en este
mundo, en el cielo se han apartado ya del Santo único bendito sea su Nombre; se
han precipitado ellas mismas en un abismo, a riesgo de su propia existencia, y
han anticipado el momento en que han de volver [una vez más a la tierra]. “El
Santo único” significa aquí, esotéricamente, el Âtman o Âtmâ–Buddhi.
PREG.Por otra parte, es muy extraño que nos hablen del “Nirvana” como de algo
sinónimo del Reino de los Cielos, o Paraíso, ya que, según todos los
Orientalistas de fama, el Nirvana es sinónimo de aniquilamiento.
TEÓS. Considerado literalmente, respecto a la personalidad y a la materia
diferenciada, sí; pero no de otro modo. Esas ideas acerca de la reencarnación y
la trinidad del hombre las sostuvieron muchos de los primeros Padres
Cristianos. La confusión originada por los traductores del Nuevo Testamento y
de los antiguos tratados filosóficos, acerca del alma y el espíritu, fue la
causa que produjo tantas desavenencias y errores. Es también una de las muchas
razones por las que Buddha, Plotino y tantos otros iniciados son acusados
actualmente de haber aspirado a la extinción total de sus almas la –” absorción
en la Deidad” o “reunión con el alma universal”– lo que significa, según las
ideas modernas, aniquilamiento. El alma personal tiene, por supuesto, que ser
desintegrada en sus partículas, antes que pueda fundir para siempre su
existencia más pura con el Espíritu inmortal. Pero los traductores de los
Hechos, así como de las Epístolas, que presentaron los fundamentos del Reino de
los Cielos; y los comentadores modernos del Sutra Buddhista de la fundación del
Reino de la Justicia, han alterado tanto el sentido del gran apóstol del
Cristianismo como el del gran reformador de la India. Los primeros han
desfigurado la palabra psuchicos (yucikoç); así es que ningún lector puede
imaginarse que tenga relación alguna con el alma; y por efecto de esa confusión
entre el alma y el Espíritu, los que leen la Biblia sólo obtienen en esta
materia un sentido falseado. Por otra parte, los intérpretes de Buddha no han
sabido comprender el significado y el objeto de los cuatro grados Buddhistas de
Dhyâna. Preguntad a los Pitagóricos si ese espíritu, que da vida y movimiento,
y participa de la naturaleza de la luz, puede ser reducido a la no entidad.
¿Puede el espíritu, sensible hasta en los animales que ejercitan la memoria,
una de las facultades racionales, morir y volver a la nada?, observan los
Ocultistas. En la filosofía Buddhista, la aniquilación sólo significa una?La
Clave de la Teosofía dispersión de la
materia, en cualquier forma o apariencia de forma que sea, porque todo cuanto
posee una forma es temporal y, por lo tanto, realmente una ilusión. Para la
eternidad, los más largos períodos del tiempo pueden compararse a un abrir y
cerrar de ojos; y así ocurre respecto a la forma. Antes que tengamos tiempo de
darnos cuenta de su existencia, ha desaparecido y pasado para siempre, como el
resplandor instantáneo del relámpago. Cuando la entidad espiritual rompe para
siempre con cada partícula de materia, substancia o forma, y vuelve a ser un
hálito espiritual, sólo entonces es cuando penetra en el eterno invariable Nirvana,
viviendo tanto tiempo como duró el ciclo de vida: una eternidad verdaderamente.
Y entonces aquel hálito, existiendo en espíritu, no es nada porque es todo;
como forma, apariencia o figura, es por completo aniquilado; como espíritu
absoluto, aún es, porque se ha convertido en la Egoeidad. La frase: “absorbido
en la esencia universal”, que se usa cuando se habla del alma como espíritu,
significa: unión con. Jamás puede significar aniquilamiento, que implicaría
separación eterna.
PREG.¿No os exponéis a la acusación de predicar el aniquilamiento, dado el
lenguaje que empleáis? Pues acabáis de hablar del alma del hombre que vuelve a
sus primeros elementos.
TEÓS. Olvidáis que he tratado de las diferencias existentes entre los varios
significados de la palabra “alma” y demostrado la vaguedad con que ha sido
traducido hasta ahora el término “espíritu”. Hablamos del alma animal, humana y
espiritual, y distinguimos entre ellas. Platón, por ejemplo, llama “alma
racional” a lo que nosotros llamamos buddhi, añadiendo el adjetivo
“espiritual”; pero a lo que llamamos el Ego que se reencarna, Manas, lo llama
espíritu, Nous, etcétera; y aplicamos el término Espíritu, sólo y sin
calificación alguna, a Âtma únicamente. Confirma Pitágoras nuestra doctrina
arcaica al decir que el Ego (Nous) es eterno con la Deidad; que el alma sola
pasa por varios grados para alcanzar la excelencia divina, mientras que thumos
vuelve a la tierra, y hasta el phren, el Manas inferior, queda eliminado.
Además define Platón el alma (buddhi) como “el movimiento capaz de moverse a sí
mismo”. “El alma –añade (Leyes X)– es la más antigua de todas las cosas, y el
principio, del movimiento”; llamando así a Âtmâ–Buddhi, “alma”, y a Manas,
“espíritu”, lo que no hacemos nosotros. “El alma fue creada antes que el
cuerpo, y éste es posterior y secundario, siendo, según la naturaleza,
gobernado por el alma.” “El alma, que rige todas las cosas que se mueven en
cada dirección, rige igualmente los cielos. El alma, por lo tanto, gobierna
todas las cosas en el cielo y en la tierra, así como en el mar, por sus
movimientos, cuyos nombres son: querer, considerar, vigilar, consultar, formar
opiniones justas y erróneas, tener alegría, pena, confianza, miedo, odio, amor,
junto con todos aquellos movimientos primitivos que están unidos a éstos.
Siendo una diosa, siempre tiene a Nous, un dios, por aliado, y ordena todas las
cosas correcta y felizmente; pero cuando se une a Annoia (no a Nous), trabaja
en todas las cosas en opuesto sentido.” En este lenguaje, así como en los textos
buddhistas, se considera lo negativo como existencia esencial. El
aniquilamiento está explicado de un modo semejante. El estado positivo es el
ser esencial, pero, no la manifestación como tal. En lenguaje Buddhista, cuando
entra el espíritu en el Nirvana, pierde la existencia objetiva, pero conserva
el ser subjetivo. Para las inteligencias objetivas, esto es convertirse en
absolutamente nada, y para las subjetivas, en NINGUNA COSA, en nada que pueda
ser manifestado a los sentidos. Por?La Clave de la Teosofía consiguiente, su Nirvana significa la
certidumbre de la inmortalidad individual en espíritu, no en alma, la cual, si
bien es “la más antigua de todas las cosas”, es, sin embargo, en unión con
todos los demás Dioses, una emanación finita en formas e individualidad, si no
en substancia.
PREG.No comprendo bien aún la idea, y os agradecería la desarrollaseis por
medio de algunos ejemplos.
TEÓS. No cabe duda que es muy difícil de comprender, y especialmente para el
que ha sido educado en las ideas ortodoxas comunes de la Iglesia Cristiana.
Debo además deciros que, a no ser que hayáis estudiado perfectamente las
funciones separadas asignadas a todos los “principios” humanos, y el estado de
todos ellos después de la muerte, difícilmente comprenderéis nuestra filosofía
Oriental. DE LOS VARIOS “PRINCIPIOS” EN EL HOMBRE
PREG.Mucho he oído acerca de esa constitución del hombre “interno”, como
vosotros la llamáis, pero nunca pude entenderla.
TEÓS. Es “confusa”, sin duda, y muy difícil, como decís, el entenderla
correctamente y saber distinguir entre los diferentes aspectos llamados por
nosotros los “principios” del Ego real. Y lo es tanto más cuanto que existe una
diferencia notable entre las varias escuelas Orientales respecto a la
enumeración de esos principios, aun cuando en el fondo la base de la doctrina
es idéntica.
PREG.¿Os referís acaso, como ejemplo, a los Vedantinos? ¿No reducen éstos los
siete “principios” de que habláis a cinco solamente?
TEÓS. Así lo hacen; pero, sin querer discutir este punto con un vedantino
instruido, puedo decir, sin embargo, como opinión mía particular, que tienen un
motivo claro y evidente para hacerlo así. Para ellos, lo que se llama el
hombre, es únicamente ese conjunto espiritual que consiste en varios aspectos
mentales, no mereciendo el cuerpo físico, según ellos, sino el más profundo
desprecio y siendo una pura ilusión. Y no es la Vedanta la única filosofía que
lo aprecia de este modo. Lao–Tse, en su Tao–te–King, sólo menciona cinco
principios, porque, del mismo modo que los vedantinos, deja de incluir dos
principios, que son el espíritu (alma) y el cuerpo físico, al que llama “el
cadáver”. Hay también la Escuela Taraka Rajá Yoga. Su doctrina, en efecto, sólo
reconoce tres “principios”; pero, en realidad, su Sthulopadi o cuerpo físico,
en estado de vela consciente; su Sukshmopadhi, el mismo cuerpo en Svapna o
estado de ensueño, y su Karanopadhi, “cuerpo causal” o lo que pasa de una
encarnación a otra, son todos duales en sus aspectos, y de este modo forman
seis. Agregad a éstos Âtma, el principio divino impersonal o el elemento
inmortal en el hombre, indistinguible del Espíritu Universal, y tendréis los
mismos siete principios . Bien hacen en
atenerse a su división; nosotros conservamos la nuestra. Véase Doctrina Secreta, Vol. I, para una
explicación más clara.?La Clave de la Teosofía
PREG.Según eso, parece que es casi la misma división establecida por los
místicos cristianos, o sea: cuerpo, alma y espíritu.
TEÓS. Exactamente la misma. Fácilmente podríamos hacer del cuerpo el vehículo
del “doble vital “; de este último, el vehículo de la Vida o Pranâ; de
Kâma–Rûpa, o alma (animal) el de la inteligencia superior e inferior, y hacer
seis principios, coronándolos todos el espíritu uno inmortal. En Ocultismo cada
cambio calificativo en el estado de nuestra conciencia da al hombre un nuevo
aspecto, y si prevalece y llega a formar parte del Ego viviente y activo, debe
recibir (y recibe) un nombre especial para distinguir entre el hombre en ese
estado particular y ese mismo hombre cuando se halla en un estado distinto.
PREG.Esto es precisamente lo difícil de entender.
TEÓS. Me parece, al contrario, muy fácil una vez comprendida la idea esencial,
es decir que obra el hombre en un plano u otro de conciencia, en estricta
conformidad con su condición mental y espiritual. Pero tal es el materialismo
de nuestra época, que cuanto más nos explicamos, menos capaz de entendernos
parece la gente. Dividid al Ser terrestre llamado hombre en tres aspectos
principales, porque a no ser que lo consideréis como un simple animal, no
podréis menos que hacerlo así, considerad su cuerpo objetivo; luego, el
principio reflexivo que está en él (que sólo es algo más elevado que el
elemento instintivo en el animal) o alma vital consciente; y, por último,
aquello que lo coloca tan inconmensurablemente por encima del animal, es decir,
el alma que razona o “espíritu”. Si tomamos esos tres grupos o entidades
representativas, y las subdividimos conforme enseña la Doctrina Secreta, ¿qué
resulta? Ante todo, el espíritu (en el sentido de lo Absoluto, y. por
consiguiente, el todo indivisible) o Âtma. Como éste no puede ser localizado ni
limitado en filosofía, siendo simplemente aquello que es en la Eternidad, y que
no puede estar ausente del punto geométrico o matemático más pequeño del
Universo de la materia o substancia, no debiera en manera alguna llamarse
principio “humano”. Es todo lo más, en Metafísica, aquel punto que la Mónada
humana y su vehículo, el hombre, ocupan en el espacio durante el período de
cada vida. Ahora bien; este punto es tan imaginario como el hombre mismo, y es
en realidad una ilusión, un maya; mas, para nosotros, así como para los demás
Egos personales, somos una realidad durante ese momento de ilusión llamada
vida, por lo que hemos de tenernos en cuenta a nosotros mismos, en nuestra
imaginación por lo menos. Con objeto de hacerlo más concebible para la
inteligencia que intenta por primera vez el estudio del Ocultismo y la solución
del abecé del misterio del hombre, el Ocultismo llama a ese séptimo principio
la síntesis del sexto, y le da por vehículo el alma espiritual, Buddhi. Pues
bien; este último encierra un misterio que jamás es revelado a nadie, excepto a
los chelas ligados irrevocablemente por juramento, o a lo más a aquellos en quienes
se puede confiar sin temor alguno. Es claro que si pudiera decirse habría menos
confusión; pero como esto está directamente relacionado con el poder de la
proyección del doble personal, conscientemente y a voluntad; y como este don,
del mismo modo que el “anillo de Gijes” resultaría fatal para el hombre en
general y pasa el poseedor de esa facultad en particular, se oculta
cuidadosamente. Mas volvamos a los “principios”. Esa alma divina, o Buddhi, es
el vehículo del Espíritu. Los dos unidos son uno solo, impersonal y sin
atributo alguno (en este plano, por supuesto), y hacen dos “principios”
espirituales. Si pasamos ahora a?La Clave de la Teosofía considerar el alma humana, Manas o mens,
todos convendrán en que la inteligencia del hombre es por lo menos dual, es
decir: el hombre de inteligencia superior, difícilmente puede confundirse con
el hombre inferior; el hombre muy intelectual y espiritual se halla separado
por un abismo del hombre obtuso, torpe y material, quizás de tendencias
animales.
PREG.Pero ¿por qué no se ha de representar al hombre por dos “principios” o dos
aspectos?
TEÓS. Cada hombre lleva en sí esos dos principios, uno más activo que el otro,
y sólo en raros casos uno de los dos se ve paralizado por completo, por decirlo
así, en su crecimiento o desarrollo, por la fuerza y predominio del otro
aspecto, en cualquier dirección. Éstos son, pues lo que llamamos los dos
principios o aspectos de Manas, el superior y el inferior; el primero, el Manas
superior o Ego consciente y reflexivo, gravita hacia el alma espiritual
(Buddhi); y el último, o su principio instintivo, es atraído hacia Kama, centro
de los deseos animales y de las pasiones en el hombre. Tenemos de este modo
demostrados cuatro “principios”, de los cuales los tres últimos son: ) el
“doble” que hemos convenido en llamar alma protea o plástica, ) el principio de
vida, y ) el cuerpo físico. Ningún fisiólogo o biólogo, por supuesto, aceptará
esos principios, ni los comprenderá tampoco. Y por esto quizás ninguno de ellos
comprende hasta ahora las funciones del bazo, el vehículo físico del doble
proteo, o las de cierto órgano situado en el lado derecho del hombre, centro de
los deseos más arriba mencionados; ni tampoco nada sabe acerca de la glándula
pineal, que describe como una glándula que contiene un poco de arena, cuando
verdaderamente es el propio centro de la más elevada y divina conciencia en el
hombre, su inteligencia omnisciente espiritual, que todo lo abraza. Y esto os
demostrará aún más claramente que ni hemos inventado esos siete principios, ni
son tampoco nuevos en el mundo de la filosofía, como podemos probar fácilmente.
PREG.Pero ¿qué es lo que se reencarna, según vuestra creencia?
TEÓS. El Ego Espiritual pensante, el principio permanente en el hombre, aquello
que es centro de Manas. El hombre individual o divino no es Âtma, ni tampoco
Âtmâ–Buddhi, considerado como la Mónada dual, sino Manas; porque Âtman es el
Todo Universal y se convierte en el Yo SUPREMO del hombre sólo en conjunción
con Buddhi, su vehículo, que LO une a la individualidad (u hombre divino).
Buddhi–Manas es lo que llaman los Vedantinos el Cuerpo–Causal (los Principios º
y º unidos), el cual es la conciencia que LO enlaza a cada personalidad en que
mora en la Tierra. Por consiguiente, siendo el alma un término genérico, hay en
los hombres tres aspectos de alma: el terrestre o animal; el alma humana, y el
Alma Espiritual; y todas éstas, estrictamente hablando, son un alma sola bajo
tres aspectos. Ahora bien; del primer aspecto, nada queda después de la muerte;
del segundo (nous o Manas), sólo su esencia divina, si quedó sin mancha,
sobrevive; mientras que el tercero, además de ser inmortal, se convierte
conscientemente en divino, por la asimilación de Manas superior. Pero, para
mayor claridad, hemos de decir, ante todo, algunas palabras acerca de la
Reencarnación.
PREG.Haréis bien, porque esa doctrina es la que vuestros enemigos combaten con
mayor energía y empeño.?La Clave de la Teosofía
TEÓS. ¿Os referís a los espiritistas? Lo sé, y muchas son las objeciones
absurdas, tejidas laboriosamente por ellos, que hallamos en las páginas de la
revista Light (Luz). Tan groseros y malévolos son algunos, que nada los
detiene. Últimamente encontró uno de ellos una contradicción, que discute
gravemente en una carta dirigida a aquel periódico, en dos puntos sacados de
las conferencias de Sinnet: Descubre en las dos frases siguientes esta
importante contradicción: “Los regresos prematuros a la vida terrestre, cuando
así ocurre, pueden ser debidos a alguna complicación kármica … “; y “no existe
accidente en el supremo acto de dirigir la justicia divina la evolución”. Tan
profundo pensador encontraría seguramente una contradicción en la ley de la
gravedad si un hombre extendiese la mano para impedir que una piedra, en su
caída, le rompiese la cabeza a un niño.? VIII DE LA REENCARNACIÓN O
RENACIMIENTO ¿QUÉ ES LA MEMORIA, SEGÚN LA DOCTRINA TEOSÓFICA?
PREG.La cosa más difícil para vosotros va a ser explicar semejante creencia
apoyándola en principios racionales. Hasta ahora no ha conseguido teósofo
alguno presentarme una prueba capaz de quebrantar mi escepticismo. Ante todo,
tenéis en contra de esa teoría de la Reencarnación el hecho de que no se ha
encontrado aún hombre alguno que se acordase de haber vivido antes, y mucho
menos de quien era durante su vida anterior .
TEÓS. Veo que vuestro argumento tiende a la antigua objeción de costumbre, la
pérdida de la memoria en cada uno de nosotros, respecto de nuestra encarnación
precedente. ¿Creéis que esto quita valor a nuestra doctrina? A ello contesto
que no, y que en todo caso no puede ser concluyente una objeción semejante.
PREG.Quisiera oír vuestros argumentos.
TEÓS. Son pocos y breves. Sin embargo, cuando se toma en consideración la
absoluta incapacidad de los mejores psicólogos modernos para explicar al mundo
la naturaleza de la mente, y su completa ignorancia acerca de las
potencialidades y estados superiores de la misma, tenéis que reconocer que
aquella objeción está basada en una conclusión a priori, sacada de una
evidencia prima fácil y circunstancial, más que de otra cosa. Ahora decidme:
¿qué es en vuestro concepto la “memoria?”
PREG.Lo que se entiende por ella generalmente: la facultad en nuestra mente de
recordar y conservar el conocimiento de los pensamientos, actos y acontecimientos
anteriores.
TEÓS. Agregad a esto, si gustáis, que existe una gran diferencia entre las tres
formas aceptadas de la memoria. Además de la memoria en general, tenemos el
recuerdo, la reproducción y la reminiscencia. ¿Os habéis fijado alguna vez en
la diferencia que hay entre ellas? Acordaos de que memoria es un nombre
genérico.
PREG.No obstante, todos éstos son sinónimos.
TEÓS. No lo son seguramente, al menos en filosofía. La memoria es simplemente
un poder innato en los seres racionales, y hasta en los animales, para
reproducir pasadas impresiones por medio de una asociación de ideas, sugeridas
principalmente por cosas objetivas o por alguna impresión sobre nuestros
órganos sensorios externos. La memoria es una facultad que depende enteramente
del funcionamiento más o menos sano y normal?La Clave de la Teosofía de nuestro cerebro físico; el recuerdo y la
reproducción son los atributos y los servidores de esa memoria. Pero la
reminiscencia es una cosa enteramente distinta. El psicólogo moderno define la
reminiscencia como algo intermedio entre el recuerdo y la reproducción; un
proceso consciente por el que se recuerdan los hechos pasados, pero sin aquella
referencia completa y variada de objetos determinados, que caracteriza la
reproducción. Locke, hablando de la reproducción y del recuerdo, dice: “Cuando
una idea se ofrece de nuevo a la memoria sin la influencia del mismo objeto
sobre el sensorio externo, esto se llama recuerdo; si la mente encuentra una
idea que buscara con trabajo y esfuerzo, esto es reproducción”. Mas Locke mismo
deja de darnos una definición clara de la reminiscencia, porque no es una
facultad o atributo de nuestra memoria física, sino una percepción intuitiva
aparte y fuera de nuestro cerebro físico; una percepción que, al ser puesta en
acción por el conocimiento siempre presente de nuestro Ego espiritual, abarca
aquellas visiones consideradas anormales en el hombre (desde las pinturas
inspirada por el genio hasta el delirio y devaneos de la fiebre y de la locura
misma), clasificadas por la ciencia como no existentes, excepto en nuestra
imaginación. El Ocultismo y la Teosofía consideran la reminiscencia, sin
embargo, desde un punto de vista completamente distinto. Para nosotros, la
memoria es física y pasajera, y depende de las condiciones fisiológicas del
cerebro, proposición fundamental entre todos los profesores de la mnemotécnica,
apoyados además por las investigaciones de los psicólogos científicos modernos;
pero la reminiscencia es la memoria del alma. Esa memoria es la que da a casi
todos los seres humanos, sea que lo comprendan o no, la certeza de haber vívido
anteriormente y de tener que vivir de nuevo. Dice bien Wordesvorth: “Nuestro
nacimiento es sólo un sueño y un olvido; el alma que surge en nosotros, la
estrella de nuestra vida, tuvo en otra parte su punto de partida, y viene de
lejos.”
PREG.Si basáis vuestra doctrina en esa clase de memoria (poesías y fantasías
imaginarias, según vuestra propia confesión), creo, en este caso, que no
convenceréis a muchos.
TEÓS. No expresé que fuese una fantasía. Dije sencillamente que los fisiólogos
y hombres de ciencia en general consideran tales reminiscencias como
alucinaciones y fantasías, siendo bien recibida tan “sabia” conclusión. No
negamos que esas visiones del pasado, esos rastros de luz pasajera de los
tiempos que fueron, sean anormales comparados con nuestra experiencia de la
vida diaria y la memoria física. Pero sostenemos con el profesor W. Knight que
“la ausencia de la memoria de cualquier acto ejecutado en un estado previo no
puede ser argumento concluyente contra la posibilidad de haber vivido en el
mismo”. Y todo adversario de buena fe deberá convenir en lo que dice Butler en
sus Lecturas sobre la filosofía platónica: “la idea de extravagancia que esto
(la preexistencia) produce tiene su secreto origen en los prejuicios
materialistas o semimaterialistas”. Sostenemos además que la memoria, como la
llamó Olimpiodoro. Es simplemente una fantasía, y la más insegura de todas las
cosas en nosotros . Aseguraba Ammonio
Saccas que La fantasía –dice Olimpiodoro
(In Platonis Phoedo)–es un impedimento para nuestros conceptos intelectuales;
y, por lo tanto, cuando estamos agitados por la influencia inspiradora de la
Divinidad, si?La Clave de la Teosofía la
memoria es la única facultad en el hombre directamente opuesta a la profecía o
visión en el futuro. Acordaos también de que una cosa es la memoria y otra la
mente o pensamiento; la una es una máquina para archivar, un registro que muy
fácilmente se descompone, los pensamientos son eternos e imperecederos. ¿Os
negaríais a creer en la existencia de ciertas cosas u hombres sólo porque no
los hubiesen visto vuestros ojos físicos? ¿No es garantía suficiente de haber
vivido Julio César el testimonio colectivo de generaciones pasadas que lo
vieron? ¿Por qué no se habría de tomar en consideración el mismo testimonio de
los sentido psíquicos de las masas?
PREG.Pero ¿no creéis que éstas son distinciones demasiado sutiles para que
puedan ser aceptadas por la mayoría de los mortales?
TEÓS. Decid más bien por la mayoría de los materialistas. A éstos decimos: Ved
que, hasta en el corto espacio de la existencia ordinaria, la memoria es
demasiado débil para registrar todos los acontecimientos de una vida. ¡Con
cuánta frecuencia permanecen dormidos en nuestra memoria los hechos más
importantes, hasta que son despertados por alguna asociación de ideas, o
puestos en movimiento y actividad por algún lazo de unión! Esto es lo que
sucede especialmente a las personas de edad avanzada, cuya memoria siempre se
debilita. Por lo tanto, teniendo en cuenta lo que sabemos acerca de los
principios físicos y espirituales en el hombre, no debiera sorprendernos el
hecho de que la memoria no registre nuestras vidas anteriores, sino el caso
contrarío, si así sucediese. ¿POR QUÉ NO RECORDAMOS NUESTRAS VIDAS PASADAS?
PREG.Me habéis dado una idea general acerca de los siete principios. Decidme
ahora cómo se explica la falta completa de memoria respecto de nuestras vidas
anteriores, a la luz de lo que habéis dicho sobre esos principios.
TEÓS. Muy fácilmente. Los “principios” que llamamos físicos , son desintegrados después de la muerte, a
la par que sus elementos constitutivos, y la memoria a la vez que su cerebro.
Esa memoria desvanecida de un cuerpo que desapareció no puede recordar ni
registrar cosa alguna en la encarnación posterior del Ego. La reencarnación
significa que ese Ego ha de ser dotado de un nuevo cuerpo, de un nuevo cerebro
y de una nueva memoria. Tan absurdo sería, por consiguiente, esperar que se acordase
la memoria de aquello que jamás interviene la fantasía, la energía entusiasta
cesa; porque el entusiasmo y el éxtasis son contrarios uno al otro. Si se
pregunta si el alma es capaz de producir energía sin la fantasía, contestamos
que su percepción de los universales prueba que es capaz de ello. Tiene, por
consiguiente, percepciones independientes de la fantasía; al mismo tiempo, sin
embargo, la fantasía ayuda a sus energías, del mismo modo que la tempestad
persigue al navegante. A saber: el
cuerpo, la vida, los instintos pasionales y animales, y el fantasma astral o
eidolon, de cada hombre, sea percibido en pensamiento, por nuestro ojo mental,
u objetivamente y separado del cuerpo físico; cuyos principios llamamos Sthula
sharira, Prâna, Kâma–Rûpa y Linga sharira. Ningún principio de éstos es negado
por la ciencia, aunque los llame de modo distinto.?La Clave de la Teosofía pudo registrar, como inútil resultaría
examinar con el microscopio una camisa que nunca hubiese llevado puesta un
asesino, y buscar en ella las manchas de sangre que sólo habían de hallarse en
la ropa que llevó en otra ocasión. No es la camisa limpia la que hemos de
interrogar, sino la ropa que llevaba cuando ejecutó el crimen; y si ésta ha
sido quemada y destruida, ¿cómo la podéis encontrar?
PREG.¿Cómo podéis tener la seguridad de que se cometió el crimen, o de que el
“hombre de la camisa limpia” ha existido anteriormente?
TEÓS. Seguramente no por medios físicos, ni basándonos en el testimonio de
aquello que ya no existe. Pero existe la evidencia circunstancial, que nuestras
sabias leyes admiten quizás más de lo que debieran. Para convencerse del hecho
de la reencarnación y de las vidas pasadas, debe ponerse uno en relación con el
propio Ego real permanente, y no con la memoria, que es pasajera.
PREG.Pero ¿cómo ha de poder creer la gente en aquello que no sabe ni ha visto
jamás, y mucho menos ponerse en relación con ello?
TEÓS. Si la gente más ilustrada de buena gana cree en “la gravedad”, el “éter”,
la “fuerza” y tantas otras cosas de Ciencia, en abstracciones e “hipótesis” que
no ha visto, tocado, olido, oído ni probado, ¿por qué no habrían de creer otras
personas, en virtud del mismo principio, en el Ego propio permanente,
“hipótesis” muchísimo más lógica e importante que ninguna otra?
PREG.¿Qué es, en fin, ese misterioso principio eterno? ¿Podéis explicar su
naturaleza de un modo comprensible para todos?
TEÓS. El Ego que se reencarna es el “Yo” individual e inmortal, no el personal;
en una palabra, el vehículo de la MÓNADA Atma–Búddhica; aquello que es
recompensado en el Devachán y castigado en la Tierra, y aquello, en fin, a que
se une sólo el reflejo dé los skandhas o atributos de cada reencarnación .
PREG.¿Qué entendéis por skandhas?
TEÓS. Precisamente lo que acabo de decir: los “atributos” entre los que está
comprendida la memoria. Todos mueren como la flor, dejando sólo tras sí un
débil aroma. He aquí un párrafo del Catecismo Buddhista de H. S. Olcott , que se refiere precisamente al asunto y
trata la cuestión del modo que sigue: “El anciano recuerda los incidentes de su
juventud, a pesar de haber cambiado física y mentalmente. ¿Por qué entonces no
llevamos con nosotros el recuerdo de nuestras pasadas vidas de un nacimiento a
otro? Porque la memoria está incluida en los skandhas, y habiendo Existen en las doctrinas Buddhistas cinco
Skandhas o atributos: Rupa (forma o cuerpo), cualidades materiales; Vedana,
sensación; Sanna, ideas abstractas; Sankhara, tendencias de la mente; Vinnana,
poderes mentales. Estamos formados de ellos, por ellos somos conscientes de la
existencia, y por medio de ellos nos comunicamos con el mundo que nos
rodea. Por H.S. Olcott, Presidente y
fundador de la Sociedad Teosófica. La exactitud de la doctrina está sancionada
por el Rev. H. Sumangala, gran Sacerdote de Sripada y Gales, y Principal del
Widyodaya Parivena (Colegio) en Colombo, como de acuerdo con el Canon de la
Iglesia Buddhista del Sur.?La Clave de la Teosofía cambiado éstos con la nueva existencia, la
memoria, el recuerdo de la anterior existencia particular, se desvanece. Sin
embargo, debe sobrevivir el recuerdo o reflejo de todas las vidas pasadas,
porque cuando el príncipe Siddhârtha se convirtió en Buddha, la serie completa
de sus nacimientos anteriores le fue revelada … y cualquiera que llega a
alcanzar el estado de Jhana puede de ese modo trazar retrospectivamente la
línea de su vida”. Esto os probará que mientras las cualidades imperecederas de
la personalidad, como el amor, la bondad, la caridad, etc., se unen al Ego
inmortal, fotografiando en él, por decirlo así, una imagen permanente del
aspecto divino del hombre que anteriormente existía, sus skandhas materiales
(aquellos que generan los efectos kármicos más marcados) son tan pasajeros como
la luz del relámpago, y no pueden influir en el cerebro de la nueva
personalidad; sin embargo, esto no altera en modo alguno la identidad del Ego
reencarnado.
PREG.¿Queréis decir con esto que aquello que sobrevive es únicamente la memoria
del alma, según la llamáis, siendo esa alma o Ego uno mismo, mientras que nada
queda de la personalidad?
TEÓS. No por completo. Excepto en el caso de que esta última haya sido la de un
materialista absoluto, cuya naturaleza no haya sido penetrable ni por el rayo
espiritual más pequeño, algo perteneciente a cada personalidad debe sobrevivir,
puesto que deja su eterna huella en el yo permanente que se encarna, o Ego
Espiritual . La personalidad, con sus
skandhas, cambia constantemente en cada nuevo nacimiento. Es, como antes hemos
dicho, tan sólo el papel que representa el actor (el verdadero Ego) durante una
noche. Ésta es la razón por la que no guardamos memoria de nuestras vidas
pasadas en el plano físico, aunque el “Ego” real las ha vivido y las conoce
todas.
PREG.¿Por qué no imprime entonces el hombre real o espiritual aquel
conocimiento en su nuevo “yo” personal?
TEÓS. ¿Cómo pudieron unas sirvientes de un pobre cortijo hablar el hebreo y
tocar el violín en estado extático o de sonambulismo, cosas que desconocían en
absoluto en su estado normal? Porque, como os diría todo verdadero psicólogo,
no de vuestra escuela moderna sino de la antigua, sólo puede obrar el Ego
Espiritual cuando el ego personal está paralizado. El “Yo” Espiritual en el
hombre es omnisciente, y toda sabiduría es innata en él; mientras que el Yo
personal es la hechura de lo que lo rodea, y el esclavo de la memoria física.
Si el primero pudiese manifestarse sin interrupción ni impedimento alguno, ya
no habría hombres en la Tierra, pues todos seríamos dioses.
PREG.Debiera, sin embargo, haber excepciones, y algunos debieran acordarse.
TEÓS. Las hay, en efecto. Mas, ¿quién cree en sus referencias? Tales personas
son consideradas generalmente, por el materialismo moderno, como histéricos
alucinados, maniáticos o farsantes. Léanse, sin embargo, las obras que tratan
de este punto, especialmente Reencarnación, un estudio de la Verdad Olvidada,
por S. D. Walker, M. S. T., y obsérvese la cantidad de pruebas que acerca de
tan debatida cuestión presenta el autor. Se
Espiritual, en oposición al yo personal. El estudiante no debe confundir
ese Ego Espiritual con el “ YO SUPREMO“, que es Âtma, el Dios nuestro interno e
inseparable del Espíritu Universal. (Véase en la sección IX: “De la Conciencia
post mortem y post natun.”)?La Clave de la Teosofía habla del alma a la gente, y algunos
preguntan: “¿Qué es el alma? ¿Habéis probado jamás su existencia?” Inútil es,
por supuesto, argüir a los que son materialistas, pero aun a estos últimos
quisiera dirigir esta pregunta: ¿ Podéis acordaros de lo que erais o hacíais
cuando niños pequeños? ¿Habéis conservado el menor recuerdo de vuestra vida,
pensamientos o actos, o tan siquiera de que hayáis vivido durante los primeros
dieciocho meses o dos años de vuestra existencia? ¿Por qué entonces, partiendo
del mismo principio, no negáis también el haber vivido alguna vez como niños?”
Cuando a todo esto añadimos que el Ego que se reencarna, o individualidad,
retiene durante el período devachánico únicamente la esencia de la experiencia
de su vida terrestre pasada, o personalidad, quedando absorbidas todas las
experiencias físicas en un estado impotencia o siendo convertidas, por decirlo
así, en fórmulas espirituales; cuando tenemos en cuenta, además, que el espacio
de tiempo que transcurre entre dos renacimientos se dice que es de diez a
quince siglos, durante cuyo período la conciencia física está total y
absolutamente inactiva, careciendo de órganos que obren en ella, y, por
consiguiente, de existencia, la razón de la ausencia de todo recuerdo resulta
bien clara.
PREG.Acabáis de decir que el Ego Espiritual es omnisciente. ¿Dónde está, pues,
esa decantada omnisciencia durante su vida devachánica, como la llamáis?
TEÓS. Durante ese tiempo se halla en estado latente y potencial; porque en
primer lugar, el Ego Espiritual no es el Yo SUPREMO, que siendo uno con el Alma
Universal o Inteligencia, es el solo omnisciente; y segundo, porque el Devachán
es la continuación idealizada de la vida terrestre que se acaba de abandonar,
período de ajustamiento retributivo y recompensa por los daños y sufrimientos
experimentados inmerecidamente en aquella vida especial. El Ego espiritual, en
el Devachán sólo es omnisciente potencialmente, y defacto exclusivamente en
Nirvana, cuando el Ego está fundido en el Alma–Mente Universal. Vuelve a ser casi
omnisciente, sin embargo, durante aquellas horas en la Tierra en que ciertas
condiciones anormales y cambios fisiológicos del cuerpo libran al Ego de los
estorbos e impedimentos de la materia. Ejemplo de ello son los dos casos de
sonambulismo más arriba citados, de una humilde criada hablando el hebreo y
otra tocando el violín. No quiere esto decir que las explicaciones que respecto
a esos dos casos nos ofrece la ciencia médica no encierren verdad alguna en sí,
pues una de aquellas muchachas había oído años antes a un pastor protestante,
maestro suyo, leer obras hebreas en voz alta, y la otra había oído a un artista
tocar el violín en el cortijo que habitaba. Mas, ninguna de las dos hubiese
pedido hacer esto con la perfección con que lo hicieron si no hubiesen estado
animadas por Aquello que, debido a la identidad de su naturaleza con la Mente
Universal, es omnisciente. En el primer caso el principio superior obró sobre
los skandhas y los puso en movimiento; en el último, estando la personalidad
paralizada se manifestó la individualidad misma. Os ruego no confundáis las dos
cosas.?La Clave de la Teosofía DE LA
INDIVIDUALIDAD Y PERSONALIDAD
PREG.Pero ¿cuál es la diferencia entre las dos? Confieso que aún me hallo a
oscuras respecto a este punto.
TEÓS. Me esfuerzo en explicarlo; pero, por desgracia, más difícil es con
algunos conseguirlo que el infundirles un sentimiento de respeto hacia
imposibilidades infantiles, únicamente porque son ortodoxas y porque la
ortodoxia es respetable. Para comprender bien la idea, tenéis que estudiar
primeramente las dos series de “principios”: los espirituales o aquellos que
pertenecen al Ego imperecedero, y los materiales o los principios que
constituyen los cuerpos, constantemente variables, o series de personalidades
de aquel Ego. Démosles nombres permanentes y digamos que: I. Âtma, el Yo
Supremo, no es ni vuestro espíritu ni el mío, sino que, como el sol,
resplandece sobre todos. Es el principio divino universalmente difundido,
inseparable de su meta–espíritu uno y absoluto, del mismo modo que el rayo
solar es inseparable de la luz del sol. Buddhi ( el alma espiritual) es tan
sólo su vehículo. Ni Âtma ni Buddhi por sí, ni los dos colectivamente, son más
útiles al cuerpo del hombre que lo pueden ser, a una masa de granito sepultada
en la tierra, la luz del sol y sus rayos; a menos “que la dualidad divina
sea En su Catecismo Budista, el mismo
Coronel Olcott, obligado por la lógica de la filosofía esotérica, tuvo
necesidad de corregir los errores de Orientalistas anteriores que no hicieran
esa diferencia, y dar al lector sus razones para ello. Dice: “las apariciones
sucesivas sobre la Tierra o descenso en la generación de las partes
tanhaicamente coherentes (skandhas) de un ser determinado son una sucesión de
personalidades. La PERSONALIDAD difiere en cada nacimiento de un nacimiento
anterior o sucesivo. Karma, el DEUS EX MACHINA, se oculta (¿diremos más bien
que se refleja? ) a sí mismo ora en la personalidad de un sabio, ya bajo la
forma de un artesano, y así sucesivamente, a través de toda serie de
existencias. Pero, aunque las personalidades siempre cambian, la línea única de
vida que las ensarta como las cuentas de un rosario, permanece unida, es
siempre esa línea particular, jamás otra alguna. Es, por lo tanto, una ondulación
individual y vital que empezó en Nirvana, o lado subjetivo de la Naturaleza,
como la ondulación de la luz o del calor, propagada a través del éter, nació en
un origen dinámico; recorre el lado objetivo de la Naturaleza bajo el impulso
de Karma, y la dirección creadora de Tanhâ (deseo de vivir no satisfecho); y
conduce, a través de muchos cambios cíclicos, de nuevo al Nirvana. Mr.
Rhys–Davis llama a aquello que pasa de personalidad a personalidad por la
cadena individual, “carácter” o “acción” . Puesto que el “ carácter” no es una
simple abstracción metafísica, sino la suma de nuestras propias cualidades
mentales y propensiones morales, ¿no contribuiría a rechazar o a desvanecer lo
que Mr. Rhys–Davis llama “ el desesperado expediente de un misterio” (Budismo,
pág. ) el considerar la ondulación de la vida como la individualidad, y a cada
una de sus series de manifestaciones natales como una personalidad separada? El
individuo perfecto, buddhísticamente hablando, es un Buda; pero Buda no es más
que la flor rara de la humanidad, sin la menor mezcla sobrenatural. Y como son
necesarias un sinnúmero de generaciones –“cuatro asankheyyas y cien mil
ciclos”, según Fansböll y Rhys–Davis (Buddhist Birth Stories, pág.)– para
convertir a un hombre en Buddha, y la voluntad de hierro para convertirse en
tal permanece a través de todos los nacimientos futuros, ¿Cómo llamaremos a
aquello que de este modo quiere y persevera? ¿El carácter? ¿Nuestra
individualidad; una individualidad manifestada sólo en parte en cualquier nacimiento
nuestro, pero constituida por fragmentos de todos los nacimientos? ”?La Clave
de la Teosofía asimilada por alguna
conciencia, y reflejada en ella.” Ni es el más elevado aspecto de Karma, su
propio agente activo, en su sentido; y el segundo es inconsciente en este
plano. Aquella conciencia o mente es: III. Manas , el derivado o producto, en una forma
reflejada, de Ahamkâra, “el concepto del yo o egoidad”. Es, por consiguiente,
llamado el EGO ESPIRITUAL, cuando está inseparablemente unido a los dos primeros;
así como Taijasa (el radiante). Ésta es la verdadera Individualidad real, o el
hombre divino. Este Ego es el que, habiéndose encarnado originariamente en la
forma humana sin entendimiento, animada par la presencia en sí misma de la
Mónada dual, pero inconsciente de ella (puesto que no tenía conciencia), hizo
de esa forma, humana en apariencia, un verdadero hombre. Este Ego es aquel
“Cuerpo–Causal” que cobija a cada personalidad en que Karma lo obliga a
encarnarse. Este EGO es el responsable de todos los pecados cometidos por cada
nuevo cuerpo o personalidad (apariencias pasajeras que ocultan al verdadero
Individuo a través de las largas series de renacimientos).
PREG.¿Pero es justo esto? ¿Por qué ha de ser castigado ese Ego como resultado
de hechos que ha olvidado?
TEÓS. No los ha olvidado; sabe y recuerda sus malas acciones tan bien como vos
os acordáis de lo que hicisteis ayer. ¿Acaso porque la memoria de ese conjunto
de compuestos físicos llamado “cuerpo” no recuerde lo que su predecesor (la
personalidad anterior) hizo, imagináis que el Ego real lo ha olvidado? Tanto
valdría decir que es injusto que sea castigada por una cosa de la que nada sabe
la chaqueta nueva que usa un muchacho a quien vapulean por haber robado
manzanas.
PREG.Pero ¿no existen medios de comunicación entre la conciencia o memoria
espiritual y la humana?
TEÓS. Seguramente los hay; pero jamás fueron reconocidos por vuestros
psicólogos científicos modernos. ¿A qué atribuís la intuición, la “voz de la
conciencia”, las reminiscencias en forma de aviso, vagas e indefinidas, etc.,
sino a tales comunicaciones? ¡Ojalá la mayoría de los hombres, los cultos al
menos, estuviesen dotados de las delicadas percepciones espirituales de
Coleridge, quien demuestra hasta qué punto llega su intuición en algunos de sus
comentarios! Ved lo que dice respecto a la probabilidad de que “todos los
pensamientos sean en sí mismos imperecederos”. “Si fuese más comprensiva la
facultad inteligente [ despertar súbito de la memoria ] , sólo se necesitaría
para traer ante cada alma humana la experiencia colectiva de toda su existencia
pasada existencias más bien, una organización diferente y apropiada, el cuerpo
celeste en vez del terrestre”. Este cuerpo celeste es nuestro Ego Manásico. MAHAT o la MENTE UNIVERSAL es el origen de
manas. Este último es el mahat, es decir, la mente en el hombre. También se
llama a Manas Kshetrajña, espíritu encarnado, porque, según nuestra filosofía,
los Mânasa–putras o “ Hijos de la Mente Universal” son los que crearon o mejor
dicho produjeron al hombre pensador, manu, encarnado en la tercera raza de la
humanidad en nuestra Ronda. Es Manas por consiguiente, el verdadero y
permanente Ego Espiritual que se encarna, la INDIVIDUALIDAD, y nuestras
innumerables y diferentes personalidades no son sino sus aspectos externos.?La
Clave de la Teosofía DE LA RECOMPENSA Y
CASTIGO DEL EGO
PREG.Os oí decir que el Ego, cualquiera que haya sido la vida de la persona en
la que se encarnó, jamás está sujeto a castigo alguno, post mortem.
TEÓS. Nunca, salvo en casos muy raros y excepcionales, de los que no hablaremos
aquí, ya que la naturaleza del “castigo” en nada se relaciona con ninguno de
vuestros conceptos teológicos acerca de la condenación.
PREG.Pero si es castigado en esta vida por las malas acciones cometidas en una
vida previa, entonces a este Ego también debiera recompensárselo, sea aquí, o
después de desencarnado.
TEÓS. Y así sucede. Si no admitimos castigo alguno fuera de esta tierra, es
porque el único estado que conoce el Yo Espiritual en la vida futura es el de
la felicidad sin mezcla.
PREG.¿Qué queréis decir con esto?
TEÓS. Simplemente lo que sigue: No pueden los crímenes y pecados cometidos en
un plano de objetividad y en un mundo de materia recibir castigo alguno en un
mundo de subjetividad pura. No creemos en infierno o paraíso como localidades;
en ningún fuego objetivo del infierno ni en gusanos que nunca mueren, ni en
alguna Jerusalén con calles empedradas de zafiros y diamantes. Creemos en un
estado post mortem o condición mental parecida a aquella en que nos encontramos
durante un lúcido sueño. Creemos en una ley inmutable de Amor, Justicia y
Misericordia absolutos creyendo en esto, decimos: “Sea cual fuere el pecado, y
por horribles que sean los resultados de la trasgresión Kármica original de los
Egos en la carne” , ningún hombre (la forma exterior material y periódica de la
Entidad Espiritual) puede ser tenido por responsable de las consecuencias de su
nacimiento. Él no pide nacer, ni elige a los padres que han de darle la vida.
En todos conceptos es víctima de lo que lo rodea; es hijo de las
circunstancias, sobre las que no tiene acción ni poder, y si se investigase
imparcialmente cada una de sus transgresiones, se vería que sobre diez casos,
nueve veces ha sido él el ofendido en vez del ofensor o pecador. La vida es a
lo sumo un fuego cruel, un mar borrascoso que hay que cruzar, y a veces un peso
muy difícil de soportar. Los más profundos filósofos han tratado en vano de
penetrar y descubrir su razón de ser, y todos han fracasado en su empresa,
excepto aquellos que poseían la clave para conseguirlo, a saber, los Sabios
Orientales. Según la describe Shakespeare, la vida es: Sobre esa trasgresión ha sido basado el dogma
cruel e ilógico de los ángeles caídos, que está explicado en el vol. II de la
Doctrina Secreta. Todos nuestros “Egos” son entidades pensadoras y racionales
(Mânasa–putras), que han vivido, sea bajo la forma humana u otras, en el ciclo
de vida precedente, (Manvantara), y cuyo Karma era el de encarnarse en el hombre
en el presente ciclo. Enseñaban en los Misterios que, habiendo dejado de
cumplir con esta ley (o habiéndose “ negado a crear“, como el Hinduismo dice de
los Kumâras y la leyenda cristiana del Arcángel San Miguel), es decir, no
habiéndose encarnado en debido tiempo, los cuerpos que les estaban
predestinados se corrompieron (Ver Stanzas, VIII y IX, en las “ Slokas de
Dzyan”, vol. II de la Doctrina Secreta). De aquí nace el pecado original de las
formas sin entendimiento, y el Infierno se explica simplemente por el hecho de
verse prisioneros esos Espíritus o Egos puros en cuerpos de materia impura (la
carne).?La Clave de la Teosofía “Sola
una sombra errante, un mal actor que se pavonea y desgañita cuando entra en
escena, y del cual no se oye hablar más; es un cuento narrado estentórea y
furiosamente por un idiota, que nada significa … ” Nada es en sus partes
separadas; pero es, sin embargo, una cosa de la mayor importancia en su
colectividad o series de vidas. Da todos modos, casi todas las vidas
individuales son, en su completo desarrollo, un sufrimiento. ¿Y habríamos de
creer que el hombre desgraciado y desamparado, batido por las enfurecidas olas
de la vida, si no las puede resistir y se ve arrastrado por ellas, ha de ser
castigado con una condenación eterna o una pena pasajera siquiera? Jamás.
Grande o vulgar pecador, bueno o malo, culpable o inocente, una vez libre del
peso de la vida, el Manu (“Ego pensante”), exhausto y consumido, ha adquirido
el derecho a un período de bienaventuranza y reposo absolutos. La misma Ley
infalible, sabia y justa, más bien que misericordiosa, que inflige al Ego en la
carne el castigo kármico por cada pecado cometido durante la vida anterior en
la Tierra, ha preparado para la entidad ahora desencarnada un largo periodo de
descanso mental, es decir, el olvido completo de todos los acontecimientos
desgraciados y hasta de los pensamientos dolorosos más insignificantes, por los
que tuvo que pasar en su última vida como personalidad, dejando en la memoria
del alma sólo la reminiscencia, de lo que era la dicha o lo que conducía a la
felicidad. Plotino, que dijo que nuestro cuerpo era el verdadero río Leteo,
porque “las almas que en él se sumergen todo lo olvidan”, aludía a algo más de
lo que dijo. Porque así como nuestro cuerpo terrestre se asemeja al Leteo,
sucede lo mismo con nuestro cuerpo celeste en Devachán, y mucho más.
PREG.¿He de creer entonces que el asesino, el trasgresor de la ley divina y
humana en toda forma, no recibe castigo alguno?
TEÓS. ¿Quién dijo eso jamás? Tiene nuestra filosofía una doctrina de castigo
tan severa como la del calvinista más riguroso, pero mucho más filosófica y
conforme con la justicia absoluta. Ningún acto, ni siquiera un pensamiento
culpable, dejará de recibir su castigo; más severamente aun este último que el
primero, porque es mucho más potente y eficaz en la creación de malos
resultados que el acto mismo . Creemos
en una Ley de Retribución infalible, llamada Karma, que se afirma a sí misma en
un encadenamiento natural de causas, de inevitables resultados o consecuencias.
PREG.¿Cómo o dónde funciona esa ley?
TEÓS. Cada trabajador requiere su salario, dice la sabiduría del Evangelio;
cada acción buena o mala es un padre prolífico, dice la Sabiduría de las
Edades. Unid ambas sentencias y hallaréis el “porqué.” Después de haber
concebido al alma libertada de los sufrimientos de Yo os digo más: “cualquiera que mirare a una
mujer con mal deseo hacia ella, ya ha cometido adulterio en su corazón.”
(Mateo, V, .)?La Clave de la Teosofía la
vida personal, una compensación suficiente y hasta céntupla, Karma, con su
ejército de skandhas, espera en la entrada del Devachán a que vuelva el Ego
para asumir una nueva encarnación. En este momento es cuando el destino futuro
del entonces ya descansado Ego oscila en la balanza de la justa retribución, al
caer de nuevo bajo la acción de la Ley activa kármica. En este renacimiento
preparado para él, renacimiento elegido y dispuesto por esa LEY misteriosa,
inexorable (pero infalible en su equidad y sabiduría), es donde son castigados
los pecados cometidos en la vida anterior del Ego. Sólo que no es en un
Infierno imaginario, con llamas teatrales y diablos ridículos con colas y
cuernos, donde es precipitado el Ego, sino en esta Tierra, plano y región de
sus pecados, es donde habrá de expiar cada pensamiento malo y cada mala acción.
Lo que haya sembrado recogerá. En torno de él la Reencarnación reunirá a todos
aquellos otros Egos que hayan sufrido, sea directa o indirectamente, por culpa
de la personalidad pasada, aun cuando ésta no haya sido más que un instrumento
inconsciente. Serán arrojados por Némesis en el camino del nuevo hombre, que
oculta al antiguo, al eterno Ego, y …
PREG.Mas ¿dónde está la equidad de que habláis, ya que esas NUEVAS
“personalidades” ignoran haber pecado o que se haya pecado contra ellas?
TEÓS. ¿Ha de considerarse que ha sido tratado con justicia un abrigo que fuese
hecho jirones, al ser arrancado de las espaldas de un hombre que lo robara por
aquel a quien le hubiese sido robado y que reconociese su propiedad? La nueva
“personalidad” es como un traje nuevo, con su forma, color y cualidades
especiales que lo caracterizan; pero el hombre verdadero que lo lleva es el
mismo pecador de antes. La individualidad es la que sufre por medio de su
“personalidad”. Sólo esto y nada más que esto puede darnos razón de la terrible
aunque aparente injusticia en la distribución de los lotes que en la vida tocan
al hombre. Cuando acierten vuestros filósofos modernos a darnos una buena razón
de por qué tantos hombres inocentes, y buenos en apariencia nacen únicamente
para sufrir durante toda su vida, por qué tantos nacen pobres, hasta el punto
de morirse de hambre en las calles de las grandes poblaciones, abandonados por
la suerte y por los hombres; por qué nacen unos en el arroyo, mientras otros
ven la luz en los palacios; por qué suelen, tan frecuentemente, la nobleza y la
fortuna estar en manos de los hombres peores, y raras veces de los buenos; por
qué existen mendigos cuyo “yo interno” es igual al de los hombres superiores y
nobles; cuando todo esto y mucho más quede satisfactoriamente explicado, bien
por vuestros filósofos o por vuestros teólogos, sólo en tal caso pero no hasta
entonces, tendréis el derecho de rechazar la teoría de la reencarnación. Los
más grandes poetas han entrevisto esa verdad de las verdades. Shelley creyó en
ella, y debió pensar en ella Shakespeare cuando escribía sobre la
insignificancia del nacimiento. Acordaos de sus palabras: ¿Por qué ha de
retener mí nacimiento a mi espíritu ascendente? ¿No están todas las criaturas
sujetas al tiempo? Legiones de mendigos existen en la tierra, cuyo origen
arranca de los reyes. Y monarcas hay hoy, cuyos padres eran los miserables de
su época … ”?La Clave de la Teosofía
Cambiad la palabra “padres” por la de “Egos” y tendréis la verdad.? IX
KÂMA–LOKA Y DEVACHÁN DEL DESTINO DE LOS “PRINCIPIOS” INFERIORES
PREG.Habéis hablado del Kâma–loka. ¿Qué es?
TEÓS. Cuando muere el hombre, sus tres principios inferiores lo abandonan para
siempre; es decir: el cuerpo, la vida y el vehículo de esta última, el cuerpo
astral o doble del hombre viviente. Entonces sus otros cuatro principios –el
principio central o medio (el alma animal o Kâma–Rûpa), con lo que se ha
asimilado del Manas inferior, y la Tríada superior, se encuentran en Kâma–loka.
Ésta es una localidad astral, el limbus de la teología escolástica, el Hades de
los antiguos y, estrictamente hablando, una localidad sólo en un sentido
relativo. No tiene área definida, ni tampoco límite, pero existe dentro del
espacio subjetivo, es decir, fuera del alcance de nuestras percepciones
sensoriales. Existe, sin embargo; y allí es donde los eidolons astrales de
todos cuantos seres han vivido, inclusive los animales esperan su segunda
muerte. Viene esta última, para los animales, con la desintegración y la
completa desaparición de sus partículas astrales. Principia para el eidolon
humano, cuando la Tríada Atma–Buddhi–Manásica “se separa” de sus principios
inferiores, o sea del reflejo de la personalidad que fue, al entrar en el
estado devachánico.
PREG.¿Y qué sucede después?
TEÓS. Entonces el fantasma kama–rúpico, privado de su principio pensador, y el
Manas superior, del aspecto inferior de este último, no recibiendo ya la
inteligencia animal luz alguna de la mente superior, y sin cerebro físico para
poder obrar, desaparece.
PREG.¿De que modo?
TEÓS. Cae en un estado semejante al de una rana cuando el vivisector la priva
de ciertas partes de su cerebro. Ya no puede pensar, ni aun en el plano animal
más inferior. No es ni siquiera el Manas inferior, puesto que este “inferior”
no es nada sin el “superior”.
PREG.¿Es esta no entidad la que vemos materializarse con los médiums, en las
sesiones espiritistas?
TEÓS. Precisamente. Es una no entidad verdadera sólo respecto de las facultades
que raciocinan y reflexionan; pero todavía es una entidad, si bien astral y
fluídica, como ha sido demostrado en algunos casos en que atraída magnética e
inconscientemente hacia un médium, revive por algún tiempo y vive en él por
procuración, por decirlo así. Este “fantasma” o Kâma–Rûpa puede compararse con
el pez jalea, que tiene una apariencia gelatinosa etérea?La Clave de la
Teosofía mientras está en su propio
elemento, el agua (el Aura específica del médium); pero que apenas sale de la
misma, se disuelve en la mano o en la arena, especialmente al sol. El Kâma–Rûpa
vive en el aura del médium una especie de vida ficticia; y razona y habla, bien
por el cerebro del médium, bien por los de las otras personas presentes. Pero
esto nos llevaría demasiado lejos, entrando en terreno ajeno, que no deseo
violar. Ciñámonos a nuestro asunto: la reencarnación.
PREG.¿Qué sucede con esta última? ¿Cuánto tiempo permanece en el estado
devachánico el Ego que se encarna?
TEÓS. Según nos enseñan, esto depende del grado de espiritualidad y del mérito
o demérito de la última encarnación. El tiempo medio es de diez a quince
siglos, como, ya os dije.
PREG.Pero ¿por qué no ha de poder este Ego manifestarse y comunicar con los
mortales, como sostienen los espiritistas? ¿Hay alguna razón que se oponga a
que una madre se comunique con los hijos que en la Tierra dejó, un marido con
su mujer, y así sucesivamente? Confieso que es una creencia en alto grado
consoladora, y no me extraña que los que la profesan se resistan tenazmente a
abandonarla.
TEÓS. Ni tampoco los obliga a ello nadie, a no ser que prefieran la verdad a la
ficción, por “consoladora” que ésta sea. Nuestras doctrinas podrán disgustar a
los espiritistas; pero, sin embargo, nada de lo que creemos y enseñamos es, ni
con mucho, tan cruel y egoísta como lo que ellos predican.
PREG.No lo entiendo. ¿A qué llamáis egoísta?
TEÓS. A su doctrina del regreso de los espíritus, las verdaderas
“personalidades”, según afirman; y os diré por qué. Si el Devachán –llamado
“paraíso” si queréis, “lugar de bienaventuranza y felicidad supremas”– es tal
lugar de felicidad (mejor dicho estado), la lógica nos dice que no cabe en él
el menor sufrimiento, ni la sombra de una pena siquiera. “Dios enjugará todas
las lágrimas de los ojos de aquellos que estén en el Paraíso”, leemos en el
libro de las promesas. Y si los “espíritus de los muertos” pueden volver y
contemplar todo lo que está pasando sobre la Tierra, y especialmente en sus
hogares, ¿qué especie de bienaventuranza es la que los espera? POR QUÉ NO CREEN
LOS TEÓSOFOS EN LA VUELTA DE LOS ESPÍRITUS PUROS
PREG.¿Qué queréis decir? ¿En qué se opone esto a su felicidad?
TEÓS. Es muy sencillo. Os pondré un ejemplo. Muere una madre, dejando
abandonadas a sus criaturas huérfanas, a quienes adora, y quizás también a un
esposo querido. Decimos que su “Espíritu” o Ego, esa individualidad penetrada
por completo durante todo el período devachánico, por los más nobles
sentimientos que su última personalidad tuvo, es decir,?La Clave de la Teosofía amor hacia sus hijos, compasión por los que
sufren, etc., decimos que está entonces enteramente separado de este “valle de
lágrimas”; que su felicidad futura consiste en la bendita ignorancia de todas
las miserias que ha dejado detrás de sí. Los espiritistas sostienen, por el
contrario, que se dan cuenta de ellas tanto o más que antes, porque los
“espíritus ven más que los mortales”. Nosotros sostenemos que la dicha en el
estado devachánico consiste en la completa convicción de no haber abandonado
nunca la Tierra y de que no existe la muerte; que la conciencia post mortem
espiritual de la madre la hará sentir y ver que vive rodeada de sus hijos y de
todos aquellos a quienes amó; que no faltará un solo detalle que pueda turbar
en su estado desencarnado la felicidad más perfecta y absoluta. Niegan este
punto rotundamente los espiritistas. Según su doctrina, el desgraciado ser
humano ni aun con la muerte se libra de las penas de esta vida. Ni una gota
sola del cáliz de amargura y tormentos de la vida escapará a sus labios; y
nolens volens, puesto que ahora todo lo ve, ha de apurarlo hasta el fin. Así es
que la amante esposa, que durante su vida estaba dispuesta a evitar a su marido
las penas, al precio de la sangre de su propio corazón, se halla condenada a
ver su desesperación sin poder en modo alguno remediarlo, y a darse cuenta de
cada ardiente lágrima que derrama por su pérdida. Peor aún: puede observar que
las lágrimas se secan demasiado pronto, y ver junto al padre de sus hijos otra
cara querida; ver, a otra mujer en su lugar, reemplazándola en su cariño;
condenada a oír a sus hijos, huérfanos, dar el santo nombre de “madre” a una
mujer que no siente por ellos más que indiferencia, y contemplar cómo los
desatiende, si es que no los maltrata. ¡Según esta doctrina, “la tranquila y
dulce ascensión a la vida inmortal” se convierte, sin transición alguna, en un
nuevo sendero de sufrimientos mentales! ¡Y, sin embargo, las columnas del
Banner of Light, el antiguo órgano de los espiritistas norteamericanos, están
llenas de comunicaciones y avisos procedentes de los muertos, los “queridos
ausentes”, que escriben para manifestarnos lo muy FELICES que todos son! ¿ Es
compatible con la felicidad ese conocimiento de lo que sucede en la Tierra? La
felicidad, en tal caso, es igual al castigo más terrible; y la condenación
ortodoxa sería un consuelo en comparación.
PREG.¿Cómo resolvéis este punto con vuestra teoría? ¿Cómo podéis conciliar la
teoría de la omnisciencia del alma con su ignorancia acerca de lo que pasa
sobre la tierra?
TEÓS. Porque tal es la ley del amor y de la compasión. Durante cada período
devachánico, el Ego, omnisciente per se, se reviste, por decirlo así, del
reflejo de la personalidad pasada. Acabo de deciros que la florescencia ideal
de todo lo abstracto, y, por lo tanto, de todas las cualidades y atributos
imperecederos y eternos, como el amor y la misericordia, el amor al bien, a la
verdad y a lo bello, que se albergaron en el corazón de la “personalidad”
viviente, se adhieren al Ego después de la muerte, y, por consiguiente, le
siguen al Devachán. Durante ese tiempo el Ego se convierte en el reflejo ideal
del ser humano que existió últimamente en la tierra, y éste no es omnisciente.
Si lo fuese, no estaría en el estado que llamamos Devachán.
PREG.¿Cuáles son vuestras razones para opinar así?
TEÓS. Si queréis una contestación basada estrictamente en nuestra filosofía, os
diré, en tal caso, que esto es así porque, fuera de la verdad eterna, ye no
tiene ni forma, ni color, ni límites, todo es ilusión (Maya). Aquel que se ha
colocado fuera del velo de Maya (como sucede con los Adeptos e Iniciados más
elevados) no puede tener Devachán. En cuanto al?La Clave de la Teosofía común de los mortales, su bienaventuranza es
completa en el Devachán. Es un olvido absoluto de todo cuanto les causara dolor
o pena en su encarnación última, y hasta un olvido del hecho mismo de que
existan semejantes sufrimientos. La entidad devachánica vive, durante su ciclo
intermedio entre dos encarnaciones, rodeada por todo aquello a que aspiró y
deseó en vano, en compañía de todos los que amó en la Tierra. Ha alcanzado la
realización de todas las aspiraciones de su alma, y así vive durante largos
siglos de una existencia de dicha sin mezcla, que es el premio de sus
sufrimientos en la vida terrestre. En una palabra, se baña en un mar de
continua felicidad, intercalada tan sólo por sucesos de un grado de felicidad
mayor aún.
PREG.¡Esto es más aún que una ilusión; es una existencia de alucinaciones
insanas!
TEÓS. Puede que sea así, desde vuestro punto de vista, pero no desde el de la
filosofía. Aparte de esto, ¿no está toda nuestra vida terrestre llena de tales
ilusiones? ¿No habéis encontrado nunca hombres y mujeres que viven durante años
en un paraíso fantástico? ¿Si averiguaseis que el marido de una mujer por ella
adorado, y que se creyese igualmente amada, es infiel a la misma, os
atreveríais a desgarrar su corazón y echar por tierra sus doradas ilusiones
revelándole la verdad? No lo creo. Repito que ese olvido y alucinación del Devachán,
si tal nombre les dais, no son más que una ley misericordiosa de la Naturaleza
y estricta justicia. De todos modos, es una perspectiva mucho más halagüeña que
la ortodoxa, con su arpa dorada y su par de alas. Creer que “el alma viviente
asciende con frecuencia a la celestial Jerusalén, recorriendo familiarmente sus
calles, visitando a los patriarcas y profetas, saludando a los apóstoles y
admirando al ejército de mártires”, podrá parecer a algunos más piadoso. Sin
embargo, es una alucinación de un carácter mucho más ilusorio, porque las
madres quieren a sus hijos con amor inmortal, según todos lo sabemos, mientras
que los personajes mencionados en la “celestial Jerusalén” son de una
naturaleza más dudosa. Pero, sin embargo, mejor aceptaría lo de la “nueva
Jerusalén”, con sus calles empedradas a estilo de escaparate de un joyero, que
el consuelo de la doctrina despiadada de los espiritistas. Su idea de que las
almas intelectuales conscientes de nuestro propio padre, madre, hija o hermano
encuentran su felicidad en un “País de estío” (Summer land), que describen
(algo más natural, pero exactamente tan ridícula como la “Nueva Jerusalén”),
bastaría para hacer perder a uno todo respeto hacía sus “ausentes”. Creer que
un espíritu puro puede ser feliz mientras se ve condenado a presenciar los
pecados, los errores, la traición y, sobre todo, los sufrimientos de aquellos
de quienes está separado por la muerte, y a quienes más quiere, sin poder
prestarles auxilio, sería un pensamiento capaz de volvernos locos.
PREG.Algo de verdad encierra vuestro argumento. Confieso que no lo había
considerado nunca desde este punto de vista.
TEÓS. Así es; y se necesita ser profundamente egoísta y privado en absoluto del
sentido de la justicia retributiva para imaginarse cosa semejante. En el
Devachán estamos con los que hemos perdido cuando nos hallábamos en forma
material, y mucho, mucho más cerca de ellos, entonces, que cuando estaban
vivos. Y esto no es tan sólo una ilusión de la entidad devachánica, como podrán
creer algunos, sino una realidad. Porque el puro amor divino no es sólo la flor
de un corazón humano, sino que tiene sus raíces en la eternidad. El santo amor
espiritual es eterno, y tarde o temprano hace Karma que todos los que se
amaron?La Clave de la Teosofía con ese afecto
espiritual encarnen una vez más en el mismo grupo de familia. Repetimos que el
amor de ultratumba, por más que lo tachéis de ilusorio, tiene un poder mágico y
divino, que reacciona sobre los vivos. El amor que el Ego de una madre siente
por los hijos imaginarios que ve cerca de sí (al vivir en una felicidad que es
tan real para él como cuando se encontraba en la tierra), este amor siempre lo
sentirán sus hijos durante su vida. Se manifestará en sueños, y a menudo en
diversos acontecimientos, como en protecciones providenciales, porque el amor
es un escudo poderoso y no está limitado por el espacio ni el tiempo. Lo que
acabamos de decir respecto de esa “madre” devachánica puede aplicarse a las
demás relaciones y afectos, excepto los puramente egoístas o materiales. La
analogía os sugerirá lo demás.
PREG.¿No admitís entonces en ningún caso la posibilidad de comunicación de los
vivos con el espíritu desencarnado?
TEÓS. Sí; existen dos excepciones a la regla. Tiene lugar la primera excepción,
durante los primeros días inmediatamente después de la muerte de una persona, y
antes de que entre el Ego en el estado devachánico. En cuanto a que mortal
alguno haya obtenido mucho beneficio del regreso del espíritu al plano
objetivo, ésa es otra cuestión. Quizá haya ocurrido así en algunos raros casos
excepcionales, cuando la intensidad del deseo del moribundo por algún objeto
determinado haya forzado a la conciencia superior a permanecer despierta, y por
lo tanto fue la individualidad, el “espíritu”, lo que se comunicó. Después de
la muerte, el espíritu está ofuscado, deslumbrado, y muy pronto cae en lo que
llamamos la “inconsciencia predevachánica”. La segunda excepción corresponde a
los Nirmânakâyas.
PREG.¿Quiénes son éstos? ¿Qué significado tiene ese nombre para vosotros?
TEÓS. Es el nombre dado a aquellos que, si bien han ganado el derecho al
Nirvana y al reposo cíclico , han
renunciado, por compasión a la humanidad y a los que dejaron en la Tierra, al
estado Nirvánico. Semejantes Adeptos, Santos, o como queráis llamarlos,
considerando como un acto de egoísmo el reposo en la bienaventuranza, mientras
que la humanidad gime bajo el peso de los sufrimientos y de la miseria
producidos por la ignorancia, renuncian al Nirvana y resuelven permanecer
invisibles en espíritu, en esta tierra. Los Nirmânakâyas carecen de cuerpo
material, puesto que lo han abandonado; pero, por lo demás, continúan en la
posesión de todos sus principios, hasta en la vida astral de nuestra esfera.
Ellos pueden comunicarse y se comunican con unos cuantos elegidos, aunque no
seguramente con los médiums ordinarios.
PREG.Os hice la pregunta acerca de los Nirmânakâyas porque he leído en algunas
obras alemanas y otras que éste era el nombre dado en las doctrinas buddhistas
del Norte a las apariencias terrestres o cuerpos de que se revisten los
Buddhas.
TEÓS. Así es; sólo que los orientalistas han confundido ese cuerpo “terrestre”,
concibiéndolo como objetivo y físico, en vez de puramente astral y
subjetivo. No al Devachán, pues éste es
una ilusión de nuestra conciencia, un sueño feliz; y los que son dignos del
Nirvana han perdido necesariamente todo deseo, o posibilidad de deseo, de las
ilusiones del mundo.?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Y qué bien pueden hacer en la Tierra los Nirmânakâyas?
TEÓS. No mucho, respecto a los individuos, puesto que no tienen el derecho de
intervenir en el Karma, y sólo pueden aconsejar e inspirar a los mortales, para
el bien general. Sin embargo, hacen mayor número de acciones benéficas de lo
que os imagináis.
PREG.Jamás aceptaría esto la ciencia, ni siquiera la psicología moderna. Para
ellas, ninguna porción de nuestra inteligencia puede sobrevivir al cerebro
físico. ¿Qué podéis contestar a esto?
TEÓS. No me tomaría ni siquiera el trabajo de contestar, pero diré, sencillamente,
con las palabras atribuidas a “M. A. Oxon”: La inteligencia se perpetúa después
que el cuerpo ha muerto. Porque no es sólo una cuestión de cerebro … Por lo que
ya sabemos, se puede sostener con razón la indestructibilidad del espíritu
humano” .
PREG.Pero “M. A. Oxon” es espiritista.
TEÓS. Precisamente, y el único verdadero espiritista que conozco, aunque
podamos disentir de él en muchas cuestiones de menor importancia. Aparte de
esto, ningún espiritista se acerca más que él a las verdades ocultas. Habla
constantemente, como lo haría cualquiera de nosotros, “de los peligros
exteriores que amenazan al profanador de lo oculto, ignorante y poco preparado,
que penetra en su dominio sin calcular el riesgo “ . Nuestra desavenencia estriba únicamente en
la cuestión de la identidad del espíritu”. Exceptuando este punto, por mi parte
estoy de acuerdo con él, casi por completo, y acepto las tres proposiciones
contenidas en su discurso de julio de
más bien este eminente espiritista está en desacuerdo con nosotros, que
nosotros con él.
PREG.¿Cuáles son esas proposiciones?
TEÓS. ª Que existe una vida que coincide con la vida física del cuerpo y que es
independiente de ésta. ª Que, como corolario preciso, esa vida se extiende más
allá de los límites de la vida del cuerpo. (Nosotros decimos que se extiende a
través de Devachán). ª Que existe comunicación entre los que viven en aquel
estado de existencia y los habitantes del mundo en que vivimos ahora. Todo
depende, como veis, de los aspectos secundarios de estas proposiciones
fundamentales. Estriba tan sólo en el modo de considerar el Espíritu y el Alma,
o la Individualidad y la Personalidad. Los espiritistas confunden a ambas en
“una sola”; nosotros las separamos, y decimos que, aparte de las excepciones ya
enumeradas, no volverá espíritu alguno a visitar la Tierra, aunque sí puede
hacerlo el alma animal. Pero volvamos a nuestro presente asunto principal, o
sean los skandhas.
PREG.Empiezo ahora a entenderlo mejor. Es la esencia de los skandhas más
elevados la que, adhiriéndose al Ego que se encarna, sobrevive y es agregada a
la masa de sus experiencias angélicas; mientras que los atributos relacionados
con los skandhas materiales, con objetos o motivos egoístas y Pág.
de Spirit Identity. “Cosa que sé
del Espiritismo, y otras que no sé.”?La Clave de la Teosofía personales, son los que desaparecen del campo
de acción entre dos encarnaciones, para reaparecer en la encarnación
subsiguiente, como resultados kármicos que han de ser expiados; y, por
consiguiente, el espíritu no abandonará el Devachán. ¿No es esto?
TEÓS. Casi enteramente. Si a ello añadís que la ley de retribución o Karma, que
recompensa en el Devachán a los seres más elevados y espirituales, jamás deja
de premiarlos de nuevo en la Tierra, dotándolos de un desarrollo más completo,
y proporcionando al Ego un cuerpo en armonía con él, entonces tendréis la
verdad exacta. UNAS CUANTAS PALABRAS ACERCA DE LOS SKANDHAS
PREG.¿Qué sucede con los skandhas inferiores de la personalidad, después de la
muerte del cuerpo? ¿Son aniquilados por completo?
TEÓS. Lo son y no lo son; otro misterio metafísico y oculto para vos. Son
destruidos como material al servicio de la personalidad; permanecen como
efectos kármicos, como gérmenes flotando en la atmósfera del plano terrestre,
prontos a volver a la vida, cual enemigos vengativos y rencorosos, adhiriéndose
a la nueva personalidad del Ego cuando se reencarna.
PREG.Esto excede a mi inteligencia y es muy difícil de entender.
TEÓS. No lo será una vez que hayáis asimilado todos los detalles. Entonces
veréis que en cuanto a lógica, consistencia, filosofía profunda, compasión y
equidad divinas, esta doctrina de la Reencarnación no tiene igual en la tierra.
Es la creencia en un perpetuo progreso para cada Ego que se encarna, o alma
divina; es una evolución de lo externo a lo interno, de lo material a lo
espiritual, alcanzando al fin de cada etapa la unidad absoluta con el Principio
divino. De una fuerza a otra fuerza; de la belleza y perfección de un Plano a
la belleza y perfección superiores de otro plano, con accesos a nueva gloria y
nuevo conocimiento y poder en cada ciclo, tal es el destino de todo Ego que de
este modo se convierte en su propio Salvador en cada mundo y encarnación.
PREG.Pero el Cristianismo enseña lo mismo. También predica el progreso.
TEÓS. Sí; sólo que añadiendo algo más. Nos habla de la imposibilidad de
alcanzar la Salvación sin ayuda de un Salvador milagroso; y condena además a la
perdición a todos aquellos que no aceptan el dogma. Ésta es, precisamente, la
diferencia que existe entre la teología Cristiana y la Teosofía. La primera
impone la creencia en el descenso del Ego espiritual al yo Inferior; la segunda
inculca la necesidad de esforzarse en la propia elevación hacia el Cristo, o
estado de Buddhi.
PREG.¿No creéis, sin embargo, que enseñar el aniquilamiento de la conciencia,
en caso de un fracaso, equivale al aniquilamiento del Yo en opinión de los que
no son metafísicos?
TEÓS. Desde el punto de vista de aquellos que creen literalmente en la resurrección
del cuerpo, e insisten en que cada hueso, arteria y átomo de la carne surgirán
corporalmente?La Clave de la Teosofía en
el Día del Juicio, es indudable. Si insistís, además, en que la forma
perecedera y las cualidades finitas son las que constituyen al hombre inmortal,
difícilmente nos entenderemos. Y si no comprendéis que limitando la existencia
de cada Ego a una vida sola en la Tierra, convertís a la Deidad en un Indra
sempiternamente ebrio, considerado según la letra muerta Puránica; en un Moloch
cruel, en un Dios que produce una confusión: inexplicable en la Tierra, y que
además quiere que por ello le demos las gracias: entonces, cuanto antes
cortemos esta conversación mejor.
PREG.Pero ya que hemos dejado sentado el asunto respecto a los skandhas,
volvamos a la cuestión de la conciencia que sobrevive a la muerte. Éste es el
punto que interesa a la mayoría de las personas. ¿Poseemos en el Devachán un
conocimiento mayor que en la vida terrestre?
TEÓS. Podemos en un sentido adquirir mayores conocimientos; es decir, podemos
desarrollar en más alto grado cualquiera de las facultades que amamos y que nos
esforzamos en hacer nuestras durante la vida, con tal que estén relacionadas
con cosas abstractas e, ideales, como son la música, la pintura, la poesía,
etc., pues el Devachán es tan sólo una continuación idealizada y subjetiva de
la vida terrestre.
PREG.Pero si en el Devachán se ve el Espíritu libre de la materia, ¿por qué no
posee la completa sabiduría?
TEÓS. Porque, según ya os dije, el Ego está, por decirlo así, unido al recuerdo
de su última encarnación. Así es que si reflexionáis acerca de lo que ya os he
dicho y enlazáis todos los hechos, veréis que el estado devachánico no es un
estado de omnisciencia, sino una continuación trascendente de la vida personal
que acaba de concluir. Es el descanso del alma después de las penas de la vida.
PREG.Aseguran, sin embargo, los hombres de ciencia materialistas que con la
muerte del hombre todo concluye; que el cuerpo humano se desintegra simplemente
en los elementos de que está compuesto, y que lo que llamamos alma es
únicamente una conciencia pasajera, hija y producto indirecto de la acción
orgánica, que ha de disiparse como el vapor. ¿No es extraño este modo de
pensar?
TEÓS. No lo creo tal. Diciendo que la propia conciencia muere con el cuerpo,
desde su punto de vista sólo emiten una profecía inconsciente; porque, desde el
momento en que están firmemente convencidos de su aserción, no hay para ellos
supervivencia posible. No hay regla sin excepción. DE LA CONCIENCIA “POST
MORTEM” Y “POST NATUN.” Algunas partes
de este capítulo y del anterior fueron publicadas en la revista Lucifer bajo la
forma de un “Diálogo sobre los Misterios de la Vida Futura”, en el número de
enero de . El artículo no llevaba firma, como si fuese escrito por el editor,
pero era debido a la pluma del autor del presente volumen.?La Clave de la
Teosofía
PREG.Si la Propia conciencia sobrevive a la muerte por regla general, ¿por qué
ha de haber excepciones?
TEÓS. En los principios fundamentales del mundo espiritual no es posible
excepción alguna. Pero existen leyes para los que ven, y leyes para aquellos
que prefieren permanecer ciegos.
PREG.Esto lo comprendo perfectamente. Sólo se trata en este caso de la
aberración del hombre ciego, que niega la existencia del Sol porque no lo ve.
Mas, después de la muerte, sus ojos espirituales lo obligarán seguramente a
ver. ¿Es esto lo que queréis decir?
TEÓS. Ni se lo obligará ni verá nada. Habiendo negado con persistencia, durante
la vida, la continuación de la existencia después de la muerte, no podrá verla;
porque habiendo sido reprimidas sus facultades espirituales durante la vida, no
pueden desarrollarse después de la muerte, y permanecerá ciego. Al insistir en
que debe ver, os referís, evidentemente, a una cosa y yo a otra. Habláis del
espíritu del Espíritu, de la llama de la Llama (de Âtma, en una palabra), y lo
confundís con el alma humana, Manas … Veo que no me comprendéis; trataré de
explicarme con toda la claridad posible. El punto capital que encierra vuestra
pregunta es saber si tratándose de un materialista completo, es posible la
pérdida de la propia conciencia y propia percepción después de la muerte. ¿No
es esto? Y yo contesto: es posible. Porque creyendo firmemente en nuestra Doctrina
Esotérica, que habla del período post mortem, o intervalo entre dos vidas o
nacimientos, como de un estado simplemente transitorio, digo: aunque el
intervalo entre dos actos del drama ilusorio de la vida dure un año o un millón
de ellos, puede ese estado post mortem, sin quebrantar en nada la ley
fundamental, ser precisamente el mismo que el de un hombre en estado de síncope
profundo.
PREG.Pero, puesto que acabáis de decir que las leyes fundamentales del estado
post mortent no admiten excepciones, ¿cómo puede ser esto?
TEÓS. No digo que admita excepción alguna; mas la ley espiritual de continuidad
sólo se aplica a las cosas verdaderamente reales. Para aquel que ha leído y
comprendido el Mundakya Upanishad y el Vedanta–Sara, todo esto resulta muy
claro. Aun diré más: basta comprender el significado de Buddhi y el dualismo de
Manas para entender claramente por qué puede el materialista perder la propia
conciencia después de la muerte. Como Manas, en su aspecto inferior, es el
centro de la inteligencia terrestre, sólo puede dar aquella percepción del
Universo que está basada en la evidencia de esa inteligencia; no puede darnos
la visión espiritual. Dice la escuela Oriental que entre Buddhi y Manas (el
Ego), o Iswara y Pragna , no hay más
diferencia, en realidad, que la que existe entre un bosque y sus árboles, un
lago y sus aguas, según enseña el Mundakya. Un centenar o varios centenares de
árboles muertos por falta de vitalidad o arrancados de cuajo no impiden, sin
embargo, que el bosque siga siendo un bosque.
Îswara es la conciencia colectiva de la Deidad manifestada, Bramâ, es
decir, la conciencia colectiva de la Hueste de los Dhyân Chohans (véase,
Doctrina Secreta ); y Pragna es la sabiduría individual de éstos.?La Clave de
la Teosofía
PREG.Pero, si lo entiendo bien, Buddhi, en esta comparación, representa al
bosque, y Manas–Taijasa a los árboles. Y
si Buddhi es inmortal, ¿cómo puede aquello que es semejante al mismo Buddhi, es
decir, Manas–Taijasa, perder por completo su conciencia hasta el día de la
nueva encarnación? No puedo comprenderlo.
TEÓS. No podéis, porque mezcláis una representación abstracta del todo, con sus
cambios de forma accidentales. Tened presente que si puede decirse de
Buddhi–Manas que es incondicionalmente inmortal, no puede decirse lo mismo del
Manas inferior, y mucho menos de Taijasa, que es meramente un atributo. Ninguno
de los dos, Manas ni Taijasa, puede existir separado de Buddhi, el alma divina;
porque Manas es en su aspecto inferior un atributo calificativo de la personalidad
terrestre, y Taijasa es el mismo Manas, sólo que con la luz de Buddhi reflejada
en él. A su vez, Buddhi sólo sería un espíritu personal sin este elemento
prestado por el alma humana que lo condiciona y hace de él, en este Universo
ilusorio, como si fuese una cosa separada del alma universal, durante todo el
período del ciclo de encarnación. Digamos, más bien, que Buddhi–Manas no puede
ni morir ni perder en la Eternidad su propia conciencia una ni el recuerdo de
sus encarnaciones anteriores, en las que el alma espiritual y el alma humana
estuvieron íntimamente ligadas. Mas no sucede así tratándose de un
materialista, cuya alma humana no sólo no recibe nada del alma divina, sino que
se niega a reconocer la existencia de esta última. Difícilmente podréis aplicar
este axioma de la inmortalidad a los atributos y cualidades del alma humana,
pues sería lo mismo que decir que porque vuestra alma divina es inmortal, es
también inmortal la frescura de vuestras mejillas, cuando esta frescura, lo
mismo que Taijasa, es sencillamente un fenómeno transitorio.
PREG.¿Os referís a que no debemos confundir en nuestra mente el noúmeno con el
fenómeno, la causa con su efecto?
TEÓS. Sí; y repito que el resplandor del mismo Taijasa, limitado a Manas o al
alma humana sola, se convierte en una mera cuestión de tiempo; porque, después
de la muerte, la inmortalidad y la conciencia se convierten, para la
personalidad terrestre del hombre, simplemente en atributos condicionados, ya
que dependen por completo de las condiciones y creencias creadas por el alma
humana misma durante la vida de su cuerpo. Karma obra incesantemente; recogemos
después de nuestra vida sólo el fruto de aquello que nosotros mismos hemos
sembrado en ésta.
PREG.Si después de la destrucción de mi cuerpo puede encontrarse sumido mi Ego
en un estado de inconsciencia completa, ¿dónde tendrá lugar el castigo por los
pecados cometidos durante mi vida pasada?
TEÓS. Nuestra filosofía enseña que sólo encuentra el Ego el castigo kármico en
su próxima encarnación. Después de la muerte sólo recibe el premio de los
sufrimientos Taijasa significa el
radiante, por efecto de su unión con Buddhi; es decir, Manas, el Alma humana,
iluminada por la radiación del alma divina. Por consiguiente, Manas–Taijasa
puede describirse como la mente radiante, la razón humana iluminada por la luz
del espíritu; y Buddhi–Manas es la revelación del intelecto divino plus el
intelecto y propia conciencia humana.?La Clave de la Teosofía inmerecidos que durante su pasada encarnación
experimentó . Todo el castigo después de
la muerte, hasta para un materialista, consiste, por lo tanto, en no recibir
recompensa alguna y en la pérdida total de la conciencia de la propia felicidad
y descanso. Karma es hijo del Ego terrestre, el fruto de las acciones del árbol
que resulta la personalidad objetiva visible para todos, así como el fruto de
todos los pensamientos y hasta de los motivos del “Yo” espiritual; pero también
es Karma la madre cariñosa y tierna que cura las heridas infligidas por ella
durante la vida anterior; sin torturar a aquel Ego causándole nuevos
sufrimientos. Si se puede decir que no existe sufrimiento alguno, mental o
físico, en la vida de un mortal, que no sea fruto y consecuencia directa de
algún pecado cometido en una previa existencia; por otra parte, no conservando
el hombre el menor recuerdo de ello en su vida actual, considera que no merece
tal castigo y que está sufriendo por un crimen que no ha cometido. Basta esto
para que el alma humana tenga derecho al consuelo, descanso y bienaventuranza
más completos, en su existencia post mortem. Siempre se presenta la muerte para
nuestros Egos espirituales como salvadora y amiga. Para el materialista que a
pesar de su materialismo no fue malo, será el intervalo entre las dos vidas
semejante al sueño tranquilo y no interrumpido de un niño, bien sea libre
enteramente de ensueños o lleno de imágenes de las que no tendrá percepción
definida; mientras que para el mortal ordinario será un sueño tan vivo y
animado como la vida misma, y lleno de felicidad y visiones reales.
PREG.¿Entonces el hombre personal siempre continuará sufriendo ciegamente las
penalidades en que el Ego incurrió?
TEÓS. No del todo así. En el momento solemne de la muerte, todo hombre, aun
cuando la muerte sea repentina, ve trazado ante sus ojos y en sus menores
detalles el itinerario de su pasada vida. Durante un corto instante, el ego
personal se funde con el Ego individual, omnisciente, formando con éste uno
solo. Pero basta ese instante para revelarle toda la cadena de causas puestas
en acción durante su vida. Se contempla y comprende entonces a sí mismo, tal
cual es, descarnado de toda adulación y propias ilusiones. Lee en su vida cual
espectador que dirige la mirada hacia el mundo que está abandonando, y siente
entonces la justicia de todos cuantos sufrimientos ha experimentado.
PREG.¿Sucede esto a todo el mundo?
TEÓS. Sin excepción alguna. Nos enseñan que los hombres muy santos y buenos ven
no sólo la vida que están dejando, sino hasta varias vidas anteriores, en que
se produjeron las causas que hicieron de ellos lo que eran en la vida que en
ese momento abandonan. Reconocen la ley de Karma en toda su majestad y
justicia.
PREG.¿Existe algo que corresponda a esto antes del renacimiento? Algunos teósofos han puesto reparos a esta
frase; pero las palabras son del Maestro, y el sentido unido a la palabra
“inmerecidos” es el que he dado antes. En el folleto número , de la T.P.S.
(Sociedad Teosófica de Publicación), se empleaba una frase con la misma idea,
de que después se hizo una crítica en el Lucifer. En la forma era desgraciada y
se prestaba a la crítica que se hizo de ella; pero la idea esencial era que los
hombres sufren a menudo por efecto de las acciones llevadas a cabo por otros;
efecto que no forma parte estrictamente de su propio Karma; y, como es natural,
merecen la compensación de estos sufrimientos.?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Sí. Así como el hombre a la hora de la muerte tiene una visión
retrospectiva profunda de la vida que ha llevado, así también el Ego, en el
momento de renacer en la Tierra, despertándose del estado de Devachán, tiene
una visión previsora de la vida que lo espera, y considera todas las causas que
a ella lo han llevado. Se da cuenta y ve el futuro, porque entre el Devachán y
el renacimiento es cuando recupera el Ego toda su conciencia manásica, y vuelve
a ser por un momento el Dios que era antes de que, en cumplimiento de la ley
Kármica, descendiese por primera vez en la materia y encarnase en el primer
hombre de carne. El “hilo de oro” contempla todas sus “perlas” y no pierde
ninguna de ellas. LO QUE SIGNIFICA EN REALIDAD EL ANIQUILAMIENTO
PREG.He oído a algunos Teósofos hablar de un hilo dorado, en el cual están
enhebradas sus vidas. ¿Qué quieren decir con esto?
TEÓS. Dicen los libros sagrados hindúes que lo que está sujeto a la encarnación
periódica es el Sutrâtmâ, que significa literalmente el “Alma Hilo”. Es un
sinónimo del Ego que se reencarna (Manas unido a Buddhi), que absorbe los
recuerdos manásicos de todas nuestras vidas anteriores. Se lo llama así porque
del mismo modo que las perlas en un hilo, así están ensartadas en aquel hilo
las largas series de vidas humanas. En algunos Upanishad, esos renacimientos
repetidos son comparados a la vida de un mortal, que oscila periódicamente
entre el sueño y la vigilia.
PREG.Debo decir que no me parece esto muy claro, y voy a explicaros por qué.
Para el hombre que se despierta, comienza otro día; mas ese hombre es en cuerpo
y alma el mismo que el día anterior; mientras que en cada encarnación tiene lugar
un cambio completo, no sólo en la envoltura externa, sexo y personalidad, sino
en las capacidades mentales y psíquicas. No me parece muy correcta la
comparación. El hombre que se despierta, recuerda claramente lo que hizo la
víspera, la antevíspera y hasta meses y años antes. Pero ninguno de nosotros
guarda el menor recuerdo de una vida anterior o de cualquier hecho o
acontecimiento relacionado con ella … Puedo olvidar por la mañana lo que he
soñado durante la noche; pero, sin embargo, sé que he dormido y tengo la
seguridad de que he vivido mientras dormía. ¿Pero qué recuerdo puedo tener de
mi encarnación pasada, hasta el momento de la muerte? ¿Cómo conciliáis esto?
TEÓS. Algunas personas se acuerdan durante la vida de sus pasadas
encarnaciones; pero estas personas son Buddhas e Iniciados. Es lo que los
yoguis llaman sammasambuddha, o conocimiento de las series enteras de las
propias encarnaciones pasadas.
PREG.Pero ¿cómo podremos nosotros, el común de los mortales, que no hemos
alcanzado el sammasambuddha, comprender ese caso?
TEÓS. Estudiándolo y tratando de comprender más exactamente el carácter del
sueño y las tres clases del mismo. Tanto para el hombre como para el animal, el
sueño es una ley general e inmutable; pero existen distintas clases de sueño, y
ensueños y visiones aún más diferenciadas.?La Clave de la Teosofía
PREG.Esto nos aparta de nuestro presente objeto. Volvamos al materialista, que
aunque no niega los sueños, porque difícilmente podría hacerlo, rechaza, sin
embargo, la inmortalidad en general y la supervivencia de su propia
individualidad.
TEÓS. Y tiene razón el materialista, aunque sin darse cuenta de ello. Para
aquel que no tiene la percepción interna, la fe en la inmortalidad de su alma,
jamás podrá ésta convertirse en Buddhi–Taijasa. Seguirá siendo Manas
simplemente y para Manas solo no hay inmortalidad posible. Para poder vivir
conscientemente en el mundo futuro ha de creer uno primeramente en aquella vida
durante la existencia terrestre. Toda la filosofía relativa a la conciencia e
inmortalidad post mortem del alma está basada en esos dos aforismos de la
Ciencia Secreta. Siempre es pagado el Ego según sus merecimientos. Empieza para
él, después de la disolución del cuerpo un período de completa conciencia, un
estado de caóticos ensueños o un sueño enteramente libre de ensueños, semejante
al aniquilamiento; y éstas son las tres clases del sueño. Si hallan nuestros
fisiólogos la causa de los ensueños y de las visiones en la preparación
inconsciente de los mismos durante la vigilia, ¿por qué no se habría de admitir
lo mismo respecto a los ensueños post mortem? Lo repito: la muerte es un sueño.
Después de la muerte empieza a tener lugar ante los ojos espirituales del alma
una representación correspondiente al programa aprendido y que con mucha
frecuencia ha sido compuesto por nosotros mismos: la realización práctica de
las creencias correctas o de las ilusiones que fueron creadas por nosotros. El
Metodista será Metodista; el Musulmán será Musulmán, por algún tiempo al menos,
en un paraíso de insensatos, creado según el gusto de cada cual. Tales son los
frutos post mortem del árbol de la vida. Nuestra creencia o incredulidad del
hecho de la inmortalidad consciente es incapaz, naturalmente, de ejercer
influencia alguna sobre la realidad incondicionada del hecho en sí, puesto que
existe; pero la creencia o incredulidad en aquella inmortalidad como propiedad
de entidades independientes o separadas no puede dejar de prestar color a aquel
hecho, en su aplicación a cada una de esas entidades. ¿Empezáis ahora a
entenderlo?
PREG.Creo que sí. Rechazando el materialista todo aquello que no puede serle
probado por medio de sus cinco sentidos, o por el razonamiento científico,
basado exclusivamente en los datos que le pueden proporcionar esos sentidos, a
pesar de su insuficiencia, y no admitiendo manifestación espiritual alguna,
acepta la vida como la única existencia consciente. Por lo tanto, su vida
futura corresponderá a sus creencias. Perderá su Ego personal y se sumergirá en
un sueño vacío, hasta un nuevo despertar. ¿No es esto?
TEÓS. Casi. Tened presente la doctrina verdaderamente universal de las dos
clases de existencia consciente: la terrestre y la espiritual. Por el hecho de
ser esta última habitada por la Mónada eterna, inmutable e inmortal, debe
considerarse como real; mientras que el Ego que encarna se reviste de
vestiduras enteramente diferentes de aquellas que en sus encarnaciones
anteriores llevara, y en las que, a excepción de su prototipo espiritual, todo
está sometido a un cambio tan radical, que no deja rastro alguno.
PREG.¿Cómo es esto? ¿Puede perecer mi “Yo” consciente terrestre no sólo por un
tiempo limitado, como la conciencia del materialista, sino tan completamente,
que no quede rastro alguno del mismo??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Según nos enseña la doctrina, debe perecer por completo excepto el
principio que, habiéndose unido a la Mónada, se ha convertido en esencia
espiritual, pura e indestructible, no formando con ella más que uno en la
Eternidad. Pero tratándose de un materialista absoluto, en cuyo “yo” personal
jamás se ha reflejado Buddhi alguno, ¿cómo ha de llevar este último siquiera
una partícula de aquella personalidad terrestre a la Eternidad? El “yo”
espiritual es inmortal, mas sólo puede conducir a la Eternidad aquella parte
del yo actual que se ha hecho digna de la inmortalidad, esto es, sólo el aroma
de la flor tronchada por la muerte.
PREG.Corriente. ¿Pero y la flor o el “yo” terrestre?
TEÓS. La flor, como todas las flores pasadas y futuras que han brotado y
brotarán en la rama madre (el Sutrâtmâ), hijas todas de un mismo tronco o
Buddhi se convertirá en polvo. Vuestro presente “Yo” no es, como sabéis, el
cuerpo que está en este momento delante de mí, ni aun lo que yo llamaría
Manas–Sutratma, sino Sutratma–Buddhi.
PREG.Pero esto de ninguna manera me explica por qué llamáis inmortal, infinita
y real a la vida que sucede a la muerte, y mero fantasma o ilusión a la vida
terrestre, puesto que hasta esa vida post mortem es limitada, aunque sean sus
límites mucho más amplios que los de la vida terrestre.
TEÓS. Sin duda. El Ego espiritual del hombre se mueve en la eternidad como un
péndulo, entre las horas del nacimiento y de la muerte. Pero si bien esas horas
marcan los períodos de la vida terrestre y de la vida espiritual, son limitadas
en su duración, y el número mismo de aquellos períodos en la Eternidad, entre
el sueño y el despertar, la ilusión y la realidad, tiene su principio y su fin,
por otra parte, el peregrino espiritual es eterno. Así que las horas de su vida
post mortem, en nuestro concepto, son la única realidad, cuando, desencarnado,
se encuentre frente a frente con la verdad y no con las apariencias falaces de
sus existencias transitorias terrestres (durante el período de peregrinación
que llamamos “el ciclo de renacimientos”). Tales intervalos, a pesar de su
limitación, no impiden al Ego continuar perfeccionándose siempre, aunque
gradual y lentamente, sin desviarse del camino que conduce a su última
transformación, en que el Ego, habiendo alcanzado su objetivo, se convierte en
un ser divino. Estos intervalos y etapas ayudan a conseguir el resultado final,
en vez de retardarlo; y sin ellos jamás podría el Ego divino alcanzar su meta.
Ya me he servido antes de un ejemplo familiar, al comparar el Ego a la
individualidad de un actor y sus numerosas y distintas encarnaciones, a los
papeles que representa. ¿Consideraríais esos papeles o los trajes apropiados a
los mismos como formando la individualidad del actor? El Ego, del mismo modo
que el actor, está obligado, durante el ciclo de necesidad, a representar,
hasta llegar al umbral de Paranirvâna, muchos papeles que pueden disgustarlo y
molestarlo. Pero así como la abeja recoge la miel de cada flor, dejando lo
demás para alimento de los gusanos de la tierra, de igual modo obra nuestra
individualidad espiritual, ya la llamemos Sutrâtmâ o Ego. Recogiendo de cada
personalidad terrestre, en que Karma lo obliga a reencarnarse, sólo el néctar
de las cualidades espirituales, y la propia conciencia, forma de todas ellas un
todo, y surge de su crisálida como Dhyân Chohan glorificado. Tanto peor para
aquellas personalidades terrestres de las que nada haya podido recoger.
Semejantes personalidades no pueden, de seguro, sobrevivir conscientemente a su
existencia terrestre.?La Clave de la Teosofía
PREG.Según se desprende de lo que decís, para la personalidad terrestre es
condicional la inmortalidad. ¿No es la inmortalidad por sí misma incondicional?
TEÓS. De ningún modo. Mas no puede la inmortalidad alcanzar a lo no existente:
para todo lo que existe como SAT, o emana de SAT, la inmortalidad y la
Eternidad son absolutas. La materia es el polo opuesto del espíritu, y, sin
embargo, ambos no forman más que uno. La esencia de todo esto, es decir, el
Espíritu, la Fuerza y la Materia, o sea los tres en uno, no tiene fin, como
tampoco tiene principio; pero la forma adquirida por esta triple unidad durante
sus encarnaciones, su exterioridad, no es, seguramente, más que la ilusión de
nuestras concepciones personales. Llamamos solamente realidad, por lo tanto, al
Nirvana y a la vida Universal, relegando la vida terrestre, incluso su terrena
personalidad, y hasta su existencia devachánica, al fantasmagórico reino de la
ilusión.
PREG.¿Por qué, entonces, llamar en este caso realidad al sueño e ilusión al
estado de vigilia?
TEÓS. Es simplemente una comparación, con el objeto de facilitar la comprensión
del asunto, y, desde el punto de vista de los conceptos terrestres, es muy
correcta.
PREG.No puedo comprender aún; pues si está basada la vida futura en la justicia
y la retribución merecida por todos nuestros sufrimientos terrestres, ¿cómo es
que al tratarse de los materialistas, entre los cuales se cuentan muchos
hombres realmente honrados y caritativos, no ha de quedar nada de su personalidad,
excepto el residuo o desecho de la flor marchita?
TEÓS. Jamás se ha dicho cosa semejante. Ningún materialista, por incrédulo que
sea, puede morir para siempre, en la plenitud de su individualidad espiritual.
Lo que se ha dicho es que, en el caso de un materialista, la conciencia puede
desaparecer completa o parcialmente, de manera que no sobrevivan restos
conscientes de su personalidad.
PREG.¡Pero esto es el aniquilamiento!
TEÓS. De ningún modo. Puede uno, durante un largo viaje en ferrocarril, quedarse
profundamente dormido y dejar pasar varias estaciones, sin el más ligero
recuerdo o conciencia de ello; despertar luego en otra estación y continuar el
viaje, pasando por innumerables puntos de paradas, hasta llegar por fin a su
término. Os he hablado de tres clases de sueño: el sueño sin ensueños, el
caótico y el sueño tan real que al hombre dormido le parecen sus ensueños
realidades completas. Si creéis en el último, ¿por qué no podéis creer en el
primero? Según la creencia que haya tenido el hombre respecto a la vida futura,
y lo que de la misma haya esperado, será lo que le aguarda. Aquel que no haya
esperado vida futura alguna, hallará un vacío absoluto, semejante al
aniquilamiento, en el intervalo que media entre los dos renacimientos. Éste es,
precisamente el cumplimiento del programa de que hablamos; programa trazado por
los mismos materialistas. Mas, como decís muy bien, existen varias clases de
materialistas. Un hombre egoísta y perverso, que jamás haya vertido una lágrima
por nadie, sino por sí mismo, uniendo a su incredulidad una indiferencia
completa por el mundo entero, debe, a las puertas de la muerte, perder para
siempre su personalidad. Careciendo esa personalidad de lazos de simpatía que
la unieran al mundo que la rodeaba, y sin nada, por tanto, que dar al Sutrâtmâ,
resulta que toda relación entre ambos queda rota con el último suspiro. No
existiendo Devachán alguno para un materialista de esta especie, se reencarnará
el Sutrâtmâ casi inmediatamente. Pero los?La Clave de la Teosofía materialistas que, a excepción de su
incredulidad, en nada hayan faltado, sólo dejarán pasar una estación durante su
sueño, y vendrá el tiempo en que el ex materialista se reconocerá a sí mismo en
la Eternidad, y en que se arrepentirá quizás de haber perdido un solo día, una
sola estación de la vida eterna.
PREG.¿No sería, sin embargo, más correcto decir que la muerte es el nacimiento
a una nueva vida o un nuevo regreso a la eternidad?
TEÓS. Podéis decirlo así, si os agrada. Tened en cuenta, solamente, que los
nacimientos difieren; y que hay nacimientos de seres que mueren al nacer y son
fracasos de la Naturaleza. Además, en vuestras ideas fijas occidentales sobre
la vida material, las palabras “ser” y “viviente” son enteramente inaplicables
al puro estado subjetivo de la existencia post mortem. Precisamente porque los
filósofos, excepto algunos pocos no leídos por la mayoría de las personas, se
ven ellos mismos desconcertados para poder trazar un cuadro claro y formal de
ello, y precisamente porque vuestras ideas occidentales acerca de la vida y de
la muerte se han hecho tan estrechas y mezquinas, es por lo que os veis
conducidos al materialismo craso, por una parte, y por otra al concepto más
material aún de la otra vida, formulado por los espiritistas en su “País de
estío” (Summer–land), donde las almas de los hombres comen, beben, se casan y
viven en un paraíso tan sensual como el de Mahoma, y aun menos filosófico.
Tampoco son mejores la generalidad de los conceptos de los Cristianos sin
cultura, sino más materiales aún si cabe; pues con sus ángeles incompletos, sus
trompetas de metal, sus arpas doradas y su fuego material del infierno, se
parece el cielo Cristiano a una escena de magia en una pantomima de Navidad. La
causa de la dificultad que encontráis en comprender estas ideas consiste en
esos conceptos mezquinos. Justamente porque la vida del alma desencarnada,
aunque posee toda la lucidez de lo real, como sucede en ciertos sueños, carece
de toda forma, rosera objetiva de la vida terrestre, es por lo que la han
comparado los filósofos orientales a las visiones durante el sueño. PALABRAS
DEFINIDAS PARA COSAS DETERMINADAS
PREG.¿No creéis que la confusión de ideas que reina en nuestra mente acerca de
las respectivas funciones de los “principios” consiste en que no existen
términos fijos y definidos para indicar cada “principio”?
TEÓS. Tal ha sido también mi pensamiento. La confusión ha nacido de que hemos
expuesto y discutido esos “principios” empleando sus nombres sánscritos, en vez
de inventar inmediatamente sus equivalentes en inglés, para uso de los
teósofos. Hemos de tratar de remediar ahora esta falta.
PREG.Haréis bien, porque podrá evitarse mayor confusión en adelante. Hasta
ahora, me parece que no se encuentran dos escritores teosóficos que estén de
acuerdo en dar a un mismo “principio” el mismo nombre.?La Clave de la
Teosofía
TEÓS. La confusión, sin embargo, es más aparente que real. He oído a algunos
teósofos expresar su sorpresa al hablar de esos “principios” y criticar varios
escritos que tratan de los mismos; pero, cuando se los examina detenidamente,
el único error que se encuentra es el de emplear la palabra “alma” para
comprender tres principios, sin especificar las diferencias. El primero, y sin
duda alguna el más claro de nuestros escritores teosóficos, el señor A. P.
Sinnett, ha escrito admirablemente algunos pasajes acerca del “Yo Supremo” , y
también ha sido su verdadero pensamiento mal interpretado por algunos, por
emplear la palabra “alma” en sentido general. Sin embargo, he aquí algunos
trozos que os demostrarán cuán claro y comprensible es todo cuanto escribe
sobre este punto: “El alma humana, una vez lanzada en las corrientes de la
evolución como individualidad humana ,
atraviesa por períodos alternados de existencia física y de existencia
relativamente espiritual. Pasa desde un plano o condición de la naturaleza a
otro, bajo la dirección de sus afinidades kármicas. Viviendo en sus
encarnaciones la vida que su Karma le tiene de antemano preparada; modificando
su progreso dentro de los límites de las circunstancias, y desarrollando nuevo
Karma por medio del uso o abuso de sus oportunidades, vuelve a la existencia
espiritual (Devachán), después de cada vida física, pasando por la región
intermedia de Kâma–loka, para el descanso y absorción gradual en su esencia,
como progreso cósmico de la experiencia de la vida adquirida “sobre la Tierra”
o durante la existencia física. Este punto de vista habrá sugerido además
muchas inferencias colaterales a cualquiera que haya pensado en este asunto;
como por ejemplo, que la transferencia de este progreso de la conciencia, desde
el Kâma–loka al período Devachánico, habrá de ser necesariamente gradual ; que, en realidad, ninguna línea de
demarcación separa la variedad de las condiciones espirituales; que hasta los
planos espirituales físicos no están tan absolutamente separados uno del otro
como pretenden las teorías materialistas, pues lo demuestran las facultades
psíquicas de los seres vivientes; que todos los estados de la Naturaleza nos
rodean simultáneamente y apelan a facultades perceptivas distintas, y así
sucesivamente … Claro está que, durante la existencia física, las personas que
poseen facultades psíquicas siguen en relación con los planos de la conciencia
superfísica, y aunque muchas pueden carecer de tales facultades, todos somos
capaces, como lo demuestran los fenómenos del sueño y especialmente los del
sonambulismo o mesmerismo, de entrar en ciertas condiciones de conciencia con
las que nada tienen que ver los cinco sentidos físicos. Nosotros, las almas que
están en nosotros, no flotamos, por decirlo así, a la ventura sobre el Océano
de la materia. Conservamos un interés, o derechos bien marcados, en la costa de
la cual nos hemos alejado por algún tiempo; el proceso de la encarnación, por
lo tanto, no se describe con toda exactitud cuando hablamos de una existencia
alternada sobre los planos físicos y espirituales, y representamos de este modo
al alma como una entidad completa que pasa toda ella de un estado de existencia
a otro. Las definiciones más correctas del procedimiento representarían
probablemente. la encarnación como teniendo lugar en este plano físico de la
Naturaleza, por efecto de un efluvio que emana del alma. El reino espiritual
siempre sería la verdadera morada del alma, la cual no lo abandonaría jamás por
completo; y aquella parte no materializable del alma, que vive permanentemente
en el plano espiritual, puede quizá llamarse correctamente el Yo Supremo.” Transacciones de la London Lodge de la
Sociedad Teosófica, núm. , octubre, . El
“ Ego que se reencarna” o alma humana, como él lo llamaba (el Cuerpo Causal
para los vedantinos). La duración de
esta “ transferencia “ depende, sin embargo, del grado de espiritualidad de la
ex personalidad del ego desencarnado. Para aquellos cuyas vidas fueron muy
espirituales, esa transferencia, aunque gradual, es muy rápida. La duración es
mayor tratándose de los que están inclinados a la materia.?La Clave de la
Teosofía Este “Yo Supremo” es Âtma, y
por supuesto, como dice el señor Sinnett, no es “materializable”. Diré más aún:
jamás puede ser en circunstancia alguna “objetivo”, ni siquiera para la
percepción espiritual más elevada. Porque Âtma o el “Yo Supremo”, es en
realidad Brahma, el ABSOLUTO, e indistinguible de éste. En los momentos de
Samâdhi, la más elevada conciencia espiritual del Iniciado se absorbe por
completo en la esencia ÚNICA, que es Âtma, y, por consiguiente formando uno
solo con el todo, nada objetivo puede haber para ella. Algunos de nuestros
teósofos han tomado la costumbre de emplear las palabras “Self”, “Yo” y “Ego”
como sinónimos, y de asociar el término “SeIf” con el Ego más elevado
individual o con el yo personal del hombre, cuando nunca debiera aplicarse ese
término, excepto refiriéndose al Self (Yo) Único y Universal. De ahí la
confusión. Hablando de Manas (el “Cuerpo Causal”), podemos llamarlo, cuando lo
relacionamos con el resplandor Búddhico, el “Ego Superior”; jamás el “Self o Yo
Supremo”. Porque Buddhi mismo, el “alma espiritual”, no es el SELF, sino tan sólo
el vehículo del SELF. Todos los demás Selfes (Yoes), como el Self o “Yo
Individual” y el Self o Yo “personal”, jamás debieron pronunciarse o escribirse
sin sus adjetivos calificativos y característicos. En ese excelente escrito
sobre el “Yo Supremo” se aplica este término al SEXTO principio o Buddhi (en
unión, por supuesto, con Manas, ya que sin esa unión no habría principio o
elemento pensante en el alma espiritual); y esto ha dado lugar a errores. El
declarar que “no adquiere un niño su sexto principio –o que no se convierte en
un ser moralmente responsable capaz de engendrar Karma– hasta la edad de siete
años”, prueba lo que se quiso decir con la expresión “Higher Self” (Yo
Supremo). El distinguido autor queda, por lo tanto, perfectamente justificado cuando
explica que después que lo que él llama Yo Supremo ha encarnado en el ser
humano y ha saturado la personalidad (en los seres más refinados) con su
conciencia, “pueden las personas dotadas de facultades psíquicas percibir ese
Yo Supremo de vez en cuando, por medio de sus sentidos interno más exquisitos”.
Pero también están “justificados” los que no lo comprenden porque limitan el
término Yo Supremo al Principio Divino Universal. Porque cuando, sin estar bien
preparados para esta confusión de términos metafísicos, leemos que mientras “el Yo Supremo se manifiesta por
completo en el plano físico, continúa siendo un Ego espiritual consciente en el
correspondiente plano de la Naturaleza, nos inclinamos a ver en el Yo Supremo”
de esa frase a “Âtma”; y a “Manas”, o mejor dicho, a Buddhi–Manas, en el citado
“Ego espiritual”. En consecuencia, podemos tachar de incorrecto todo ello. Para
evitar en adelante esos errores, mi idea es traducir literalmente los
equivalentes de los términos ocultos orientales, y proponer que se empleen en
lo sucesivo. El Yo Supremo es Âtma, el rayo inseparable del YO UNO y Universal.
Es el Dios que esta por encima mas bien que dentro de nosotros. ¡Feliz el
hombre que logra saturar de el su Ego Interno!
“Confusión de términos metafísicos” se aplica aquí únicamente al cambio
de equivalentes, traducidos de las expresiones Orientales; hasta hoy día jamás
han existido semejantes términos en inglés, por lo que cada teósofo ha tenido
que crear sus propios términos para expresar su idea. Ya es tiempo, por lo
tanto, de fijar una nomenclatura definitiva.?La Clave de la Teosofía bien que dentro de nosotros. ¡Feliz el hombre
que logra saturar de el su Ego Interno! El Ego Espiritual divino es El alma
Espiritual o Buddhi, íntimamente unida con Manas, el principio de la mente, sin
el cual no es Ego alguno, sino puramente el Vehículo Âtmico. El Ego Interno o
Yo Superior es Manas, el “quinto” principio, así llamado independientemente de
Buddhi. El Principio de la Mente solo es el Ego Espiritual cuando se ha hecho
uno con Buddhi; y no se le supone a ningún materialista semejante Ego, por
grandes que sean sus capacidades intelectuales. Es la Individualidad permanente
o “Ego que se reencarna.” El Ego Inferior o Yo Personal es El hombre físico en
unión con su yo inferior, es decir, los instintos animales, las pasiones, los
deseos, etc. Es llamado la “falsa personalidad”, y se compone del Manas
inferior, combinado con Kâma–Rûpa, que obra por medio del cuerpo físico y su
fantasma o doble. El “principio” restante, Pranâ o la “Vida”, es, estrictamente
hablando, la fuerza radiante o energía de Âtma –considerado como la Vida
Universal y YO ÚNICO–, su aspecto inferior, o mejor dicho, en sus efectos, más
físico, porque, en su aspecto manifestado, Pranâ o la Vida compenetra el ser
entero del Universo objetivo; y es llamado “ principio” sólo porque es un
factor indispensable, y el deus ex machina del hombre viviente.
PREG.Esta división tan simplificada en sus combinaciones, creo responderá mejor
a la idea; la otra es demasiado metafísica.
TEÓS. Si tanto los profanos como los teósofos quisiesen aceptarla, resultaría,
ciertamente, mucho más fácil de comprender.? X NATURALEZA DE NUESTRO PRINCIPIO
PENSANTE DEL MISTERIO DEL EGO
PREG.Advierto en la cita que del Catecismo Buddhista hacíais anteriormente, una
discrepancia que desearía me explicaseis. Dice aquél que los skandhas. –incluso
la memoria– cambian con cada nueva encarnación; y, sin embargo, se nos asegura
que el reflejo de las vidas pasadas, que según nos dicen están enteramente
integradas por los skandhas, “debe sobrevivir”. En este momento no veo
claramente qué es lo que sobrevive, y deseo saberlo. ¿Qué es? ¿Es tan sólo
aquel “reflejo”, son esos skandhas, o es siempre el mismo Ego, el Manas?
TEÓS. Acabo de explicar que el principio que reencarna, a lo que llamamos el
hombre divino, es indestructible a través de la vida del ciclo: indestructible
como entidad que piensa, y hasta como forma etérea. El “reflejo” no es más que
el recuerdo espiritualizado, durante el período devachánico, de la ex
personalidad del señor A o de la señora B, conque se identifica el Ego mismo
durante aquel período. Como este período devachánico no es más que la
continuación, por decirlo así, de la vida terrestre; el apogeo en serie
continua de los pocos momentos felices de la pasada existencia, el Ego ha de
identificarse, él mismo, con la conciencia personal de esa vida, si es que de
ésta ha de quedar algo.
PREG.Esto significa que el Ego, a pesar de su naturaleza divina, pasa cada
período entre dos encarnaciones en un estado de obscuración mental o de
extravío pasajero.
TEÓS. Podéis apreciarlo como queráis. Creyendo, como creemos, que fuera de la
ÚNICA Realidad, todo lo demás no es más que una ilusión transitoria, incluso el
Universo, no lo consideramos como extravío, sino como una consecuencia o
desarrollo muy natural de la vida terrestre. ¿Qué es la vida? Un conjunto de
experiencias variadísimas, de ideas, emociones y opiniones que se modifican y
cambian diariamente. Durante nuestra juventud nos entusiasmamos, generalmente,
por un ideal, por algún héroe o heroína que tratamos de imitar y resucitar;
unos cuantos años después, cuando la frescura de nuestros sentimientos se ha
desvanecido, somos los primeros en reírnos de nuestras fantasías. Y sin embargo
hubo un día en que habíamos identificado tan por completo nuestra propia
personalidad con la del ideal de nuestra imaginación, sobre todo si se trataba
de un ser viviente, que la primera se había sumido y perdido enteramente en la
última. ¿Puede decirse de un hombre de
años que es el mismo ser que cuando tenía ? El hombre interno es el
mismo, pero la personalidad externa viviente está transformada y cambiada por
completo. ¿Llamaríais también extravíos a estos cambios de la mente humana??La
Clave de la Teosofía
PREG.¿Cómo los
llamaríais vosotros? Y especialmente, ¿cómo explicaríais la permanencia del uno
y la mutabilidad de la otra?
TEÓS. Tenemos nuestra doctrina, y para nosotros no ofrece dificultad. La clave
está en la doble conciencia de nuestra mente, y también en la doble naturaleza
del “principio” mental. Hay una conciencia espiritual, la mente manásica
iluminada por la luz de Buddhi, que percibe subjetivamente las abstracciones; y
hay una conciencia sensible (la luz manásica inferior), inseparable de nuestro
cerebro y los sentidos físicos; y dependiendo a la vez igualmente de ellos,
debe, como es natural, desvanecerse y morir al fin, cuando desaparecen el
cerebro y los sentidos físicos. Sólo la primera clase de conciencia, cuya raíz
nace en la eternidad, es la que sobrevive y vive eternamente, y la que puede,
por consiguiente, considerarse inmortal. Todo lo demás son ilusiones pasajeras.
PREG.¿Qué entendéis realmente por ilusión en este caso?
TEÓS. Está bien descrito en el estudio sobre el “El Yo Supremo” de que
hablábamos hace un momento. Su autor se expresa en los siguientes términos: “La
teoría que examinamos ahora (el cambio de ideas entre el Yo Superior y el yo
inferior) se armoniza perfectamente con el concepto de que este mundo en que vivimos
es un mundo fenomenal de ilusión, siendo, por otra parte, los planos
espirituales de la Naturaleza el mundo monumental o plano de la realidad. Esa
región de la Naturaleza en que, por decirlo así, el alma permanente está
arraigada, es más real que ésta, en la que sus efímeras flores aparecen por
breve espacio de tiempo para marchitarse y morir, mientras recobra la planta
nueva energía para dar vida a otra flor. Suponiendo que sólo las flores fuesen
perceptibles a los sentidos ordinarios, y que existiesen las raíces en un
estado de la Naturaleza intangible e invisible para nosotros, los filósofos que
en un mundo semejante adivinasen que existían cosas llamadas raíces en otro
plano de existencia, podrían decir de las flores: “Éstas no son las plantas verdaderas;
no tienen importancia relativamente; son puros fenómenos ilusorios del
momento”. Esto es lo que quiero decir. El mundo en que brotan las flores
transitorias de las vidas personales no es el mundo real permanente, sino aquel
en que encontramos la raíz de la conciencia, esa raíz que se halla fuera de
toda ilusión y vive en la eternidad.
PREG.¿Qué entendéis por la “raíz que vive en la eternidad”?
TEÓS. Me refiero a la entidad inteligente, al Ego que encarna, sea que lo
consideremos como un ángel, un espíritu o una fuerza. De todo cuanto conocemos
por medio de nuestras percepciones sensibles, sólo lo que nace directamente de
aquella raíz invisible superior, o está ligado a la misma, puede participar de
su vida inmortal. De ahí que todo pensamiento, idea y aspiración elevados de la
personalidad, procedentes de esa raíz y alimentados por ella, ha de convertirse
en permanente. En cuanto a la conciencia física, siendo ésta una condición del
principio sensible, pero inferior (Kâma–Rûpa o instinto animal, iluminado por
el reflejo manásico inferior o Alma humana), debe desaparecer. Lo que
manifiesta actividad mientras el cuerpo duerme o está paralizado es la
conciencia superior, y nuestra memoria registra sólo de un modo débil e
incorrecto, por obrar automáticamente, esas experiencias que a menudo ni
siquiera ligeramente quedan impresas en ella.?La Clave de la Teosofía
PREG.Pero ¿cómo se explica que Manas, a pesar de que le llamáis Nous, un
“Dios”, sea tan débil durante sus encarnaciones, que sea vencido y prisionero
de su cuerpo?
TEÓS. Podría contestaros con la misma pregunta y deciros: “¿Cómo es que aquel a
quien consideráis como el “Dios de los Dioses” y el único Dios viviente es tan
débil que permite al mal (o al Diablo), que pueda vencerlo así como a todas sus
criaturas, tanto mientras está en el Cielo como cuando estaba encarnado en la
Tierra?” Seguramente me contestaréis que “eso es un misterio, y nos está
prohibido indagar los misterios de Dios”. Como a nosotros no nos lo prohíbe
nuestra filosofía religiosa, contesto a vuestra pregunta que, excepto en el
caso de bajar un dios a la Tierra como Avatar, todo principio divino ha de
verse sujeto y paralizado por la turbulenta materia animal. La heterogeneidad
siempre vencerá a la homogeneidad sobre este plano de ilusiones; y cuanto más
se aproxima una esencia a la homogeneidad primordial que es su principio base,
más difícil le es imponerse en la tierra. Los poderes espirituales y divinos se
hallan, dormidos, en todo ser humano; y cuanto más amplia sea su visión
espiritual, más poderoso será su Dios interno. Pero pocos son los hombres
capaces de sentir a ese Dios. Generalmente, en nuestro pensamiento señalamos
límites a la deidad, efecto de nuestros primeros conceptos acerca de la misma,
arraigados en nosotros desde la niñez. Por esas razones os resulta tan difícil
comprender nuestra filosofía.
PREG.¿Y es acaso ese Ego nuestro, nuestro Dios?
TEÓS. De ningún modo. “Un Dios” no es la deidad universal, sino sólo un
resplandor del Océano único del Fuego Divino. Nuestro Dios interno o “nuestro
Padre en Secreto” es lo que llamamos el “Yo Supremo”, Âtma. El Ego nuestro que
se encarna fue un Dios en su origen, como lo fueron todas las emanaciones
primitivas del Principio Uno Desconocido. Pero desde su “caída en la materia”,
teniéndose que encarnar a través del ciclo, desde su principio a su fin, ya no
es un Dios libre y feliz, sino un pobre peregrino que va a recuperar aquello
que ha perdido. Puedo contestaros más detalladamente repitiéndoos lo que se
dijo acerca del HOMBRE INTERNO en Isis sin Velo (volumen II, pág. , ed.
inglesa): “Desde la más remota antigüedad, la humanidad en conjunto ha estado
siempre convencida de la existencia de una entidad personal espiritual dentro
del hombre físico. Esta entidad interna era más o menos divina según su
proximidad a la corona … Cuanto más íntima es la unión, más apacible y puro es
el destino del hombre, menos peligrosas las condiciones externas. Esta creencia
no es fanática, ni supersticiosa, sino un sentimiento instintivo, constante, de
la proximidad de otro mundo espiritual e invisible, que, aunque subjetivo para
los sentidos del hombre exterior, es perfectamente objetivo para el Ego
interno. Se creía, además, que existen condiciones externas e internas que
afectan a la determinación de nuestra voluntad sobre nuestros actos. Se
rechazaba el fatalismo, porque el fatalismo implica la conducta ciega de un
poder más ciego aún. Pero se creía en el destino o Karma que el hombre,
semejante a la araña, teje hilo por hilo desde que nace hasta que muere, y ese
destino está guiado por aquella presencia que algunos llaman el ángel de la
guarda, o por nuestro hombre astral interno más íntimo, que demasiado a menudo
es el genio del mal para el hombre de carne (o la personalidad). Ambos guían al
Hombre, pero uno de los dos ha de prevalecer; y desde el principio mismo de la
invisible lucha, la severa e implacable ley de compensación (y retribución)
interviene y continúa su curso, siguiendo con fidelidad las fluctuaciones (del
conflicto). Concluida la última trama, queda el hombre envuelto en la red que
se ha tejido, y entonces se halla enteramente bajo el imperio de ese destino
forjado por él mismo. Entonces el destino lo fija, cual concha inerte a la roca
inmóvil, o bien lo arrastra como una pluma en el torbellino producido por sus
propias acciones.”?La Clave de la Teosofía
Tal es el destino del Hombre, el verdadero Ego, no el Autómata, la
CÁSCARA a la que prestan este nombre. De él depende llegar a convertirse en un
vencedor de la materia. NATURALEZA COMPLEJA DE MANAS
PREG.¿Quisierais decirme algo sobre la naturaleza de Manas y la relación de las
skandhas del hombre físico, con aquél?
TEÓS. Esa naturaleza misteriosa, proteica, fuera de todo alcance, casi confusa
en sus correlaciones con los demás principios, es muy difícil de comprender y
más aún de explicar. Manas es un “principio”, y sin embargo es una “entidad” e
individualidad, o Ego. Es un “Dios”, y sin embargo está condenado a un ciclo
indeterminable de encarnaciones, de cada una de las cuales es tenido por
responsable, y por cada una de las cuales tiene que sufrir. Todo esto parece
tan contradictorio como enigmático; sin embargo existen centenares de personas,
hasta en la misma Europa, que comprenden todo esto perfectamente, porque conciben
el Ego no sólo en su integridad, sino en sus múltiples aspectos. En fin, para
explicarme de una manera comprensible, he de empezar por el principio, dándoos
en pocas líneas la genealogía de ese Ego.
PREG.Decid.
TEÓS. Tratad de imaginaros un “espíritu”, un ser celestial, llamémoslo como
queramos, divino en su naturaleza esencial, pero no bastante puro para ser uno
con el TODO, y teniendo para conseguirlo que purificar su naturaleza hasta
lograr ese objeto. Sólo puede alcanzarlo pasando individual y personalmente, es
decir, espiritual y físicamente, por toda experiencia y sensación existente en
el Universo diferenciado. Por consiguiente, después de haber adquirido aquella
experiencia en los reinos inferiores, habiendo ascendido más y más en la escala
del Ser, tiene que pasar por todas las experiencias de los planos humanos. En
su esencia misma es el PENSAMIENTO; por lo tanto, en su pluralidad, toma el
nombre de Manasa–putra, “los Hijos de la mente (Universal)”. A este PENSAMIENTO
individualizado es al que nosotros los teósofos llamamos el verdadero Ego
humano, la Entidad pensante prisionera en una prisión de carne y hueso. Es
seguramente una entidad espiritual, no material; y esas entidades son los Egos
que se encarnan animando a la masa de materia animal llamada humanidad, cuyo
nombre es Manasa–putra, y son las “mentes”. Mas, una vez prisioneros o
encarnados, conviértese en dual su esencia; es decir, los rayos de la Mente
divina y eterna, considerados como entidades individuales, adquieren un doble
atributo, que es: a) su carácter esencial inherente, la aspiración de la mente
al cielo (Manas Superior), y b) la cualidad humana de pensar o reflexión
animal, racionalizada por efecto de la superioridad del cerebro humano,
inclinado a Karma o Manas inferior. El uno gravita hacia Buddhi, el?La Clave de
la Teosofía otro tiende hacia abajo,
hacia el centro de las pasiones y de los deseos animales. Para estos últimos no
hay sitio en el Devachán, ni pueden asociarse con la tríada divina que, como
unidad, asciende a la bienaventuranza mental. Sin embargo, el Ego, la entidad
manásica, es responsable de todos los pecados de los atributos inferiores, del
mismo modo que un padre es responsable de las transgresiones de su hijo
mientras éste es irresponsable.
PREG.¿Es acaso el “hijo” la “personalidad”?
TEÓS. Sí. Por lo tanto, cuando se declara que la “personalidad” muere con el
cuerpo, no queda dicho todo. El cuerpo, que sólo era el símbolo objetivo del
señor A o de la señora B, se extingue con todos sus skandhas materiales, que
son las expresiones visibles del misma. Pero todo aquello que durante la vida
constituyó el núcleo espiritual de experiencias, las aspiraciones más nobles,
las afecciones inmortales y la naturaleza altruista del señor A o de la señora
B, se adhiere durante el período devachánico al Ego, identificado con la parte
espiritual de aquella entidad terrestre que ha desaparecido de nuestra vista.
Tan imbuido está el actor del papel que acaba de representar, que sueña con él
durante la noche devachánica entera; y esa visión dura hasta que para él suena
la hora de volver al escenario de la vida a desempeñar otro papel.
PREG.¿Pero cómo
se explica que esta doctrina, la cual, seguía decís, es tan antigua como el
pensamiento humano, no haya penetrado en la Teología Cristiana?
TEÓS. Estáis equivocado; ha penetrado en ella; sólo que de tal modo la ha
desfigurado la Teología, que está desconocida, como sucede con muchas otras
doctrinas. La Teología llama al Ego el ángel que Dios nos da en el momento de
nacer, para cuidar de nuestra alma; y en vez de hacer responsable a aquel
“ángel” de las transgresiones de la pobre “alma” desamparada, esta última es la
que, según la Teología, recibe castigo por todos los pecados, tanto de la carne
como de la mente. Y es el alma, el HÁLITO inmaterial de Dios y su pretendida
creación, la que, gracias a una de las tretas intelectuales más extraordinarias
que se han conocido, está condenada a arder, sin consumirse jamás , en un infierno material, mientras que el
“ángel”, después de plegar sus blancas alas, que humedece con unas cuantas
lágrimas, escapa ileso. Sí; tales son nuestros “espíritus defensores”; los
“mensajeros de paz” enviados, según nos dice el Obispo Mant, “ … para hacer el
Bien a los herederos de la Salvación; Sufrir por nosotros cuando pecamos, y
Regocijarse cuando nos arrepentimos.” Resulta sin embargo evidente que si
pidiésemos a todos los Obispos del mundo entero una definición clara y
terminante acerca de lo que entienden por el alma y sus funciones, Ya que es de una “naturaleza como el amianto
o asbesto”, según la elocuente y fogosa expresión de un moderno Tertuliano
inglés.?La Clave de la Teosofía serían
tan incapaces de hacerlo como de demostrarnos la mínima sombra de lógica en la
creencia ortodoxa. EL EVANGELIO DE SAN JUAN ENSEÑA ESTA DOCTRINA
PREG.Los
partidarios de esta creencia podrían contestar a eso que aun cuando el dogma
ortodoxo amenaza con un Infierno demasiado realista al pecador impenitente y al
materialista, por otra parte le concede la posibilidad de arrepentirse hasta el
último momento. Además, no enseña el aniquilamiento o pérdida de la
personalidad, que viene a ser lo mismo.
TEÓS. Si la Iglesia no enseña nada de esto, Jesús, en cambio, lo enseña; y para
los que consideran a Cristo como superior al cristianismo, es algo.
PREG.¿Enseña
Cristo cosa semejante?
TEÓS. lo enseña; y todo Ocultista bien informado y hasta cualquier kabalista os
dirá lo mismo. Cristo, o al menos el cuarto Evangelio, enseña la reencarnación
como también el aniquilamiento de la personalidad, según podéis ver si
descartáis la letra muerta y os atenéis al espíritu esotérico. Recordad los
versículos º y º del capítulo XV de San Juan. –¿De qué trata la parábola, sino
de la Tríada superior en el hombre? Âtma es el labrador; el Ego Espiritual o
Buddhi (Christos), la Viña, mientras que el Alma animal y vital, la
personalidad, es la “rama”. “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre el labrador.
Cada sarmiento que en mí no da fruto, lo arranca … Así como no puede el
sarmiento dar fruto por sí solo, sino manteniéndose en la cepa, tampoco
vosotros lo podéis dar, como no viváis en mí. Yo soy la cepa, vosotros sois los
sarmientos. Si un hombre no vive en mí, es desechado como un sarmiento y se
seca, luego se los recoge y se los echa al fuego y se queman.” Nosotros lo
explicamos del modo siguiente: No creyendo en los fuegos del Infierno que
descubre la Teología en la amenaza dirigida a los sarmientos, decimos que el “
labrador” significa Âtma, el símbolo del principio impersonal infinito , mientras que la “vid” representa el Alma
Espiritual, Christos, y cada “sarmiento una nueva encarnación.
PREG.¿En que
pruebas os apoyéis para sostener una interpretación tan arbitraria?
TEÓS. El simbolismo universal es una garantía de su exactitud y de que no es arbitraria.
Hermas dice, hablando de “Dios”, que “plantó el viñedo”, es decir, que creó a
la humanidad. Vemos en la Kábala que el Anciano de los Ancianos, o la “Larga
Faz”, planta una viña, representando ésta a la humanidad, y una cepa o vid, que
significa la vida. Por esta razón, al espíritu del “Rey Mesiah” nos lo
representa lavando sus vestiduras en el vino de arriba, desde la creación del
mundo . El Rey Mesiah es el Ego
purificado por el lavado de sus vestiduras (es
Durante los Misterios, el hierofante era el “ Padre” que plantaba la
Viña. Cada símbolo tiene sus siete claves . El revelador del pleroma, siempre
era llamado “ Padre.” Zohar, XL, .?La
Clave de la Teosofía decir, las
personalidades de sus renacimientos) en el vino de arriba o Buddhi. Adam o
A–dam es la “sangre”. La vida de la carne está en la sangre (nephesh, alma),
(Levítico, XVII). Y Adam Kadmon es el Único Engendrado. También Noé planta un
viñedo, la cuna alegórica de la futura humanidad. Como consecuencia de la
adopción de la misma alegoría, la hallamos reproducida en el Códex Nazareno.
Siete son las cepas o vidas creadas cuyas siete cepas o vidas son nuestras
Siete Razas, con sus siete Salvadores o Buddhas– que nacen de Jukabar Zivo; y
Aebel Zivo las riega . Cuando asciendan
los bienaventurados hasta las criaturas de Luz, contemplarán a Jukabar Zivo,
Señor de la Vida y la primera Vid .
Estas metáforas Kabalísticas se repiten, naturalmente, en el Evangelio de San
Juan. No olvidemos que, en el sistema humano –según aquellas mismas filosofías
que ignoran nuestra división septenaria–, el Ego u hombre pensante es llamado
Logos, o el “hijo” del alma y del Espíritu. “Manas es el hijo adoptivo del Rey
y la Reina” (equivalentes esotéricos de Âtma y Buddhi), dice una obra oculta.
Él es el “hombre Dios” de Platón, que se crucifica a sí mismo en el espacio, o
duración del ciclo de vida, para la redención de la MATERIA. Esto lo lleva a
cabo encarnándose una y otra vez, guiando de este modo a la humanidad hacia la
perfección y haciendo así sitio a las formas inferiores para desarrollarse en
otras superiores. Ni una sola vida deja de progresar por sí misma y de ayudar a
progresar a la Naturaleza física entera, y hasta el caso fortuito, muy raro, de
perder una de sus personalidades, por carecer esta última en absoluto de la
menor chispa de espiritualidad, lo ayuda en su progreso individual.
PREG.Pero,
seguramente, si el Ego es responsable de las transgresiones de sus
personalidades, también ha de responder de la pérdida o más bien del completo
aniquilamiento de una de éstas.
TEÓS. De ninguna manera, a no ser que nada haya hecho para impedir esa suerte
horrible. Pero si, a pesar de todos sus esfuerzos, su VOZ, la de nuestra
conciencia, no pudo penetrar a través de la materia, entonces, procediendo la
estupidez de esta última de su naturaleza imperfecta, va a reunirse con los
demás fracasos de la Naturaleza. Suficientemente castigado queda el Ego con la
pérdida del Devachán, y sobre todo con tener que encarnar casi inmediatamente.
PREG.Esta
doctrina de la posibilidad de perder el alma –o la personalidad– se encuentra
en oposición con las teorías ideales, tanto de los cristianos como de los
espiritistas, aunque, hasta cierto punto, la admite Swedenborg en lo que llama
la muerte espiritual. Jamás aceptarán tal doctrina los cristianos y
espiritistas.
TEÓS. Lo cual no puede alterar en modo alguno un hecho en la Naturaleza, si es
tal hecho, ni impedir que pueda suceder semejante cosa en determinadas
circunstancias. El Universo y todo cuanto encierra, moral, mental, físico,
psíquico o espiritual, está basado en una ley perfecta de equilibrio y armonía.
Como ya se dijo en Isis sin Velo, no podría la fuerza centrípeta manifestarse
en las armoniosas revoluciones de las esferas sin la fuerza centrífuga; y todas
las formas y su progreso son producto de esa fuerza dual en la Codees Nazaroeus, Liber Adami Appellatus,
III, , . Ibíd., II, .?La Clave de la
Teosofía Naturaleza. Ahora bien, el
espíritu (o Buddhi) es la energía centrífuga espiritual, y el alma (Manas), la
centrípeta; para producir un resultado, es menester que se hallen en perfecta
unión y armonía. Romped o alterad el movimiento centrípeto del alma terrenal
que tiende hacia el centro que la atrae; detened su progreso, imponiéndole un
peso de materia superior al que puede soportar o al que le corresponde en el
estado devachánico, y quedará destruida la armonía del conjunto. Sólo puede
continuar la vida personal o, quizás mejor, su reflejo ideal, por medio de la
doble fuerza, es decir por la unión íntima de Buddhi y Manas en cada
renacimiento o existencia personal. La más ligera desviación de la armonía la
quebranta; y cuando queda destruida sin remedio, sepárense ambas fuerzas en el
momento de la muerte. Durante un breve intervalo, la forma personal (llamada indiferentemente
kama rupa y mayavi rupa), cuya florescencia espiritual, uniéndose al Ego, le
sigue al Devachán y presta a la individualidad permanente su color personal, es
arrastrada al Kâmaloka, en donde permanece hasta ser gradualmente aniquilada.
Porque después de la muerte es cuando llega el momento crítico y supremo para
los absolutamente depravados, los antiespirituales y los criminales que se
hallan fuera de toda redención. Si, durante la vida, el último y desesperado
esfuerzo hecho por el YO INTERNO (Manas) para ligar algo de la personalidad a
él y al rayo superior y resplandeciente del divino Buddhi ha sido vano; si a
ese rayo se lo aleja más y más del cerebro físico, el Ego espiritual, o Manas,
una vez libre de los lazos de la materia, queda enteramente separado de la
reliquia etérea de la personalidad; y esta última o Kâma rûpa, siguiendo sus
atracciones terrenales, se ve precipitada en el Hades, que nosotros llamamos
Kâmaloka. Éstos son los “sarmientos secos” que habían de arrancarse de la vid a
que se refería Jesús. El aniquilamiento, sin embargo, nunca es instantáneo, y
puede necesitar a veces siglos para verificarse. La personalidad permanece allí
con los residuos de otros Egos personales más afortunados; y, como ellos, se
convierte en una cáscara y en un elementario. Según consta en Isis sin Velo,
estas dos clases de “espíritus”, las cáscaras y los elementarios, son las
principales “estrellas” en el gran teatro espiritista de las
“materializaciones”. Seguro podéis estar de que no son ellas las que se
encarnan; y por esto tan pocos entre los “queridos ausentes” saben una palabra
de reencarnación; induciendo así a error a los espiritistas.
PREG.¿No fue acusado, sin embargo, el autor de “Isis sin Velo” de haber
predicado contra la reencarnación?
TEÓS. Sí; por aquellos que no comprendieron lo que decía. En la época en que se
escribió aquella obra, nadie, entre los espiritistas, tanto ingleses como
americanos, creía en la reencarnación; y lo que se dice de la reencarnación en
aquella obra iba dirigido contra los espiritistas franceses, cuya teoría es tan
antifilosófica y absurda como lógica y evidente es la doctrina oriental. Los
reencarnacionistas de la escuela de Allan Kardec creen en una reencarnación
arbitraria e inmediata. Según ellos, el padre muerto puede encarnarse en su
propia hija, aun por nacer, y así sucesivamente. No tienen ni Devachán, ni
Karma, ni teoría filosófica que garantice o pruebe la necesidad de los
renacimientos consecutivos. ¿Cómo puede el autor de Isis argüir en contra de la
reencarnación kármica, con largos intervalos que varían entre mil y mil
quinientos años, siendo la creencia fundamental, tanto de los Buddhistas como
de los Hindúes??La Clave de la Teosofía
PREG.¿Rechazáis
enteramente, entonces, las teorías de los espiritistas reencarnacionistas y las
de los no reencarnacionistas o espiritualistas?
TEÓS. No por completo, sino únicamente lo que se refiere a sus respectivas
creencias fundamentales. Unos y otros se fían en lo que sus “espíritus” les
dicen; y están tan en desacuerdo entre sí como nosotros los teósofos lo estamos
con unos y con otros. La verdad es una; y cuando vemos a los espectros
franceses predicar la reencarnación y a los espectros ingleses negar esta
doctrina y atacarla, afirmamos que tanto los “espiritistas” franceses como los
ingleses no saben lo que dicen. Creemos, con los espiritualistas y los
espiritistas, en la existencia de “espíritus” o seres invisibles dotados de
mayor o menor inteligencia. Pero mientras que nuestra doctrina admite la
existencia de legiones de clases y géneros, nuestros adversarios no admiten más
que “espíritus” humanos desencarnados, los cuales, según nuestro saber, son, en
su mayoría, CÁSCARAS kamalóquicas.
PREG.Atacáis
muy duramente a los “espíritus”. Ya que me habéis manifestado los motivos por
los que no creéis en la materialización de los espíritus desencarnados, o
“espíritus de los muertos”, así como tampoco en la comunicación directa en las
“sesiones” espiritistas, ¿tendríais inconveniente en ilustrarme acerca de otro
punto? ¿Por qué no se cansan jamás algunos teósofos de advertirnos del peligro
que ofrecen el comercio con los espíritus y el mediumnismo? ¿Tienen para ello
algún motivo especial?
TEÓS. Hemos de suponerlo. Yo, por mi parte, lo tengo. Gracias a mi intimidad durante
más de medio siglo con esas “influencias” invisibles (pero, sin embargo,
demasiado tangibles e innegables), desde los elementales conscientes y las
cáscaras semiconscientes hasta los mas sensibles e indefinidos espectros de
todas clases, tengo algún derecho para defender mi opinión.
PREG.¿Podéis
darme algún ejemplo que demuestre el peligro que tales prácticas encierran?
TEÓS. Esto necesitaría más tiempo del que puedo consagrar a este punto. Toda
causa ha de juzgarse por los efectos que produce. Repasad la historia del
Espiritismo durante los últimos cincuenta años, desde su reaparición en América
en este siglo, y juzgad vos mismo acerca del resultado bueno o malo producido
sobre sus partidarios. Comprendedme bien. No hablo contra el verdadero espiritismo,
sino contra el movimiento moderno que lleva este nombre, y la pretendida
filosofía inventada para explicar sus fenómenos.
PREG.¿No creéis
en sus fenómenos?
TEÓS. Precisamente porque tengo demasiados buenos motivos para creer en ellos,
y porque sé (salvo en algunos casos de engaño deliberado) que son tan ciertos
como que vos y yo vivimos, es porque mi ser entero se rebela contra ellos.
Repito que hablo solamente de los fenómenos físicos, y no de los mentales, o de
los psíquicos mismos. Lo semejante se atrae. Conozco personalmente a varias
personas, hombres y mujeres de elevado espíritu, buenos y puros, que han pasado
muchos años de su vida bajo la dirección inmediata, y hasta bajo la protección
de “espíritus” elevados, sea desencarnados o planetarios. Pero esas
inteligencias no pertenecen al tipo de los “John Kings” y de los “Ernestos” que
figuran en las reuniones espiritistas. Esas inteligencias guían y protegen a
los mortales sólo en casos raros y excepcionales, atraídas hacia ellos
magnéticamente por el pasado kármico del?La Clave de la Teosofía individuo. No basta para atraerlas con
esperar pasivamente “para desarrollarse.” Con esto sólo se abre la puerta a un
enjambre de “aparecidos” buenos, malos e indiferentes, convirtiéndose el médium
en esclavo suyo durante toda su vida. Esa promiscuidad del médium y comercio
con los duendes son los que combato, y no el misticismo espiritual. El último
ennoblece y santifica; la naturaleza del primero pertenece exactamente a los
fenómenos de hace doscientos años, por los que tantos brujos y brujas sufrieron
tormento. Leed a Glanvil y otros autores que tratan de la brujería, y
encontraréis en sus obras el paralelo de la mayor parte de los fenómenos
físicos, si no todos, del “espiritismo” del siglo XIX.
PREG.¿Pretenderéis
que todo ella es brujería y nada más?
TEÓS. Lo que entiendo es que, sean conscientes o inconscientes, todas esas
comunicaciones con los muertos son necromancia y prácticas peligrosísimas.
Siglos antes de Moisés, esa evocación de los muertos estaba considerada como
pecaminosa y cruel por todas las naciones inteligentes, puesto que turba el
descanso de las almas y contraría su progreso evolucionario hacia estados
superiores. La sabiduría colectiva de todos los siglos pasados, siempre
denunció terminantemente tales prácticas. En fin, digo lo que no he cesado de
repetir, verbalmente y por escrito, durante quince años: mientras algunos
llamados “espíritus” no saben lo que dicen, y repiten simplemente, como loros,
lo que encuentran en el cerebro del médium y de otras personas, otros, en
cambio, son muy peligrosos y sólo pueden conducir al mal. Éstos son dos hechos
evidentes. Id a los círculos espiritistas de la escuela de Allan Kardec, y
encontraréis “espíritus” que sostienen la reencarnación y hablan como católicos
romanos de nacimiento. Dirigíos a los “queridos ausentes” en Inglaterra y
América, y los oiréis negar la reencarnación rotundamente, atacando a los que
la enseñan y defendiendo las ideas protestantes. Los mejores y más poderosos
médiums han sufrido todos, física y moralmente. Acordaos del triste fin de
Charles Foster, que murió en un asilo, loco furioso; de Slade, epiléptico;
Eglinton (hoy día el mejor médium de Inglaterra), sujeto a la misma enfermedad.
Ved lo que fue la vida de D.D. Home, hombre de carácter agrio y amargado, que
jamás tuvo una buena palabra para aquellos que suponía dotados de poderes
psíquicos y calumniaba a todos los demás médiums. Este Calvino del Espiritismo
padeció durante años una terrible enfermedad de la médula, producida por sus
comunicaciones con los “espíritus” y murió de una manera espantosa. Pensad
también en la triste suerte del pobre Washington Irving Bishop. Lo conocí en
Nueva York cuando él tenía catorce años, y sin duda alguna era un verdadero
médium. Verdad es que el pobre hombre les jugó una mala pasada a sus
“espíritus”, y los bautizó con el nombre de “acción muscular inconsciente”,
para mayor gaudium de todas las corporaciones de sabios y científicos
mentecatos, al mismo tiempo que se llenaba el bolsillo. Pero de mortuis nil
nisi bonum; su muerte fue mala. Había ocultado tenazmente sus ataques
epilépticos –el primer síntoma, así como el más seguro, del verdadero
mediumnismo–; y ¿quién sabe si estaba muerto o en trance cuando se llevó a cabo
el reconocimiento post mortem? Si hemos de prestar crédito a los telegramas de
Reuter, sus pacientes insisten en que estaba vivo. En fin, considerad a los
médiums antiguos, los fundadores y primeros instigadores del espiritismo
moderno, las hermanas Fox. Después de más de cuarenta años de relaciones con
los “ángeles”, éstos han permitido que se vuelvan imbéciles incurables y que
declaren en conferencias públicas que la obra tan larga de?La Clave de la
Teosofía su vida, así como su filosofía,
son todo ello un engaño. Ahora os pregunto: ¿qué clase de “espíritus” serán los
que las inspiraron?
PREG.¿Creéis
que sea exacta vuestra deducción?
TEÓS. Si los mejores discípulos de una escuela especial de canto se muriesen a
causa de haber abusado de la delicadeza de sus gargantas, ¿que deducción
sacaríais de este hecho? Seguramente la de que el método seguido era malo. Así
es que creo igualmente correcta la deducción respecto del Espiritismo, cuando
veo lo que les sucede a sus mejores médiums. Sólo diremos que los que se
interesan por la cuestión juzguen el árbol del Espiritismo por sus frutos, y
reflexionen. Nosotros, los teósofos, siempre hemos tenido a los espiritistas
por hermanos que poseen la misma tendencia mística que nosotros; mas siempre
nos han considerado ellos como enemigos. Estando nosotros en posesión de una
filosofía más antigua, hemos tratado de ayudarlos y ponerlos en guardia; pero
nos han pagado con calumnias e injurias, lo más que han podido. Sin embargo,
siempre que tratan seriamente de sus creencias, los mejores espiritistas
ingleses dicen exactamente lo mismo que nosotros. Oíd al Sr. M. A. Oxon
confesar la verdad siguiente: “ Los espiritistas se inclinan demasiado a creer,
exclusivamente, en la intervención de los espíritus externos en nuestro mundo,
descuidando los poderes del espíritu encarnado” . ¿Por qué, al decir nosotros
precisamente lo mismo, han de atacarnos e insultarnos? Nada queremos tener que
ver ya en adelante con el Espiritismo. Ahora volvamos a la reencarnación. Segunda Vista. Introducción.? XI DE LOS
MISTERIOS DE LA REENCARNACIÓN LOS RENACIMIENTOS PERIÓDICOS
PREG.¿Creéis,
pues, que todos hemos vivido ya antes en la Tierra, en muchas encarnaciones
pasadas, y que seguiremos viviendo de igual modo?
TEÓS. Lo creo. El ciclo de la vida, o más bien, el ciclo de la vida consciente,
empieza con la separación en sexos del hombre animal mortal, y terminará con el
fin de la última generación de hombres, en la séptima ronda y séptima raza de
la humanidad. Si consideramos que sólo nos hallamos en la cuarta ronda y quinta
raza, mas fácil es imaginar su duración que expresarla.
PREG.¿Y
seguimos encarnándonos en nuevas personalidades durante todo el tiempo?
TEÓS. Seguramente; porque esa vida cíclica o período de encarnación puede
compararse muy bien con la vida humana, como cada vida de esta última está
compuesta de días de actividad, separados por noches de sueño o inacción, así,
en un cielo de encarnación, cada vida activa es seguida de un descanso
devachánico.
PREG.¿Y esa sucesión
de nacimientos es la que, generalmente, lleva el nombre de reencarnación?
TEÓS. Precisamente. Sólo por medio de esos nacimientos es como puede lograrse
el progreso perpetuo de los innumerables millones de Egos hacia la perfección,
y un descanso final por tanto tiempo como haya durado el período de actividad.
PREG.¿Y qué es
lo que regula la duración o las cualidades especiales de esas encarnaciones?
TEÓS. Karma, la ley universal de justicia retributiva.
PREG.¿Es
inteligente esa ley?
TEÓS. Para el materialista, que considera la ley de periodicidad que regula el
orden de las cosas, y todas las demás leyes de la Naturaleza como fuerzas
ciegas y leyes mecánicas, no cabe duda de que Karma ha de ser una ley o
causalidad, y nada más. Para nosotros, no hay adjetivo o calificativo alguno
capaz de describir lo que es impersonal, lo que no es una entidad, sino una ley
operativa universal. Si me preguntáis acerca de la inteligencia causal que
existe en ello, os contestaré que no lo sé. Pero si deseáis que os defina sus
efectos y que os diga, según nuestras creencias, cuáles son, puedo deciros que
la experiencia de miles de años nos ha demostrado que son la equidad, la
sabiduría y la inteligencia absolutas e infalibles. Porque, en sus efectos,
Karma es un reparador seguro de la injusticia humana y de todas las demás
faltas de la Naturaleza, y corrige los errores con estricta justicia; es una
ley?La Clave de la Teosofía retributiva
que recompensa y castiga con igual imparcialidad. Estrictamente hablando, “no respeta
a persona alguna”, y, por otra parte, no se logra aplacar ni modificar por
medio de la oración. Esta creencia es común a los hindúes y a los buddhistas,
pues ambos creen en Karma.
PREG.Los dogmas
cristianos contradicen a ambos, y dudo que cristiano alguno acepte tal
doctrina.
TEÓS. No; y hace muchos años que Inman nos explicó el porqué. Como dice muy
bien, “los cristianos admitirán cualquier contrasentido, siempre que lo declare
la Iglesia cuestión de fe … mientras que los buddhistas sostienen que nada que
esté en contradicción con la sana razón puede ser una verdadera doctrina de
Buddha”. Los Buddhistas no creen en el perdón de sus pecados, excepto después
de un castigo justo y adecuado por cada mala acción o pensamiento, en una
encarnación futura, y una compensación proporcionada a las partes perjudicadas.
PREG.¿Dónde
consta esto?
TEÓS. En gran número de sus libros sagrados. En la Rueda de la Ley podréis
encontrar la siguiente sentencia teosófica: “Creen los buddhistas que cada
acto, palabra o pensamiento produce su consecuencia, que más tarde o más
temprano ha de surgir, sea en la vida presente, sea en un estado futuro. Las
malas acciones engendrarán malas consecuencias y las buenas darán buenos
resultados: la prosperidad en este mundo, o el nacimiento en el cielo
(Devachán) … en el estado futuro”.
PREG.¿No creen
los cristianos lo mismo?
TEÓS. No; creen en el perdón y en la remisión de todos los pecados. Les han
prometido que con sólo creer en la sangre de Cristo (¡víctima inocente!), en la
sangre que Él ofrendó por la expiación de los pecados de la humanidad entera,
quedarán todos los pecados mortales redimidos. Nosotros no creemos ni en el
perdón por medio de un vicario, ni en la posibilidad de la remisión del pecado
más insignificante por ningún Dios, aunque fuese “personal Absoluto” o
“Infinito”, si cosa semejante pudiese existir. En lo que creemos es en la
justicia imparcial y estricta. Nuestra idea de la Deidad Universal desconocida,
representada por Karma, es la de un poder que no puede errar y que no puede,
por lo tanto, sentir cólera ni compasión, porque es la equidad absoluta, que
deja a cada causa, pequeña o grande, producir sus inevitables efectos. La
sentencia de Jesús: “Con la misma medida con que midiereis seréis medidos
vosotros” (Mateo, VII, ) no hace alusión ni por la expresión de la frase, ni
implícitamente, a esperanza alguna de salvación o perdón, por medio de tercero.
He aquí por qué, reconociendo nuestra filosofía la justicia de esa sentencia,
nunca podemos recomendar bastante la compasión, la caridad y el perdón de las
ofensas. “No resistas al mal” y “devuelve el bien por el mal” son preceptos
buddhistas, que fueron predicados en vista de lo implacable de la ley kármica.
Hacerse el hombre justicia por sus propias manos, siempre es un acto de orgullo
sacrílego, puede la ley humana usar de medidas restrictivas, no de castigos;
pues el que creyendo en Karma se venga y se niega a perdonar las ofensas, a
devolver bien por mal, es criminal, y sólo a sí mismo, se perjudica. Karma castigará
seguramente a aquel que en vez de confiar a la gran Ley la reparación,
interviene por cuenta propia en el castigo, pues con ello crea una causa de
recompensa para?La Clave de la Teosofía
su enemigo y un castigo para sí mismo. El infalible “regulador” señala
en cada encarnación la calidad de la que le sucede y la suma de mérito de
demérito de las anteriores encarnaciones determina el siguiente renacimiento.
PREG.¿Hemos,
pues, de inferir el estado pasado de un hombre por su presente?
TEÓS. Sólo hasta el punto de creer que su vida presente es lo que había de ser
en justicia, para redimir los pecados de la vida anterior. Por supuesto,
nosotros (exceptuando los videntes y los grandes adeptos) no podemos, como
mortales ordinarios, conocer lo que esos pecados fueron; dados los pocos datos
de que disponemos, nos es imposible determinar lo que debe haber sido la
juventud de un anciano; y por las mismas razones, tampoco podemos sacar sólo
por lo que vemos conclusiones decisivas de la vida de un hombre, de lo que haya
podido ser su vida pasada. ¿QUÉ ES KARMA?
PREG.Bien;
ahora explicadme qué es Karma.
TEÓS. Como ya he dicho, lo consideramos como la ley última del Universo, la
fuente y el origen de todas las demás leyes que existen en la naturaleza. Karma
es la ley infalible que ajusta el efecto a la causa, en los planos físico,
mental y espiritual del ser. Como ninguna causa deja de producir su debido
efecto, desde la más grande hasta la más pequeña, desde la perturbación cósmica
hasta el movimiento de nuestras manos, y como lo semejante produce lo
semejante, Karma es aquella ley invisible y desconocida que ajusta sabia,
inteligente y equitativamente cada efecto a su causa, haciendo remontar ésta
hasta su productor. Aunque incognoscible, su acción es perceptible.
PREG.En este
caso nos hallamos con lo “absoluto”, lo “incognoscible”, y no tiene gran valor
como explicación de los problemas de la vida.
TEÓS. Al contrario. Porque si bien ignoramos lo que Karma es per se y lo que es
su esencia, sabemos cómo opera y podemos definir y describir su modo de acción
con exactitud. Sólo ignoramos su causa última, precisamente como la filosofía
moderna, que admite que la causa última de las cosas es “incognoscible”.
PREG.¿Qué puede
decirnos la Teosofía respecto a la solución de las necesidades más prácticas de
la humanidad? ¿Qué explicación nos ofrece acerca de los espantosos sufrimientos
y de la miseria terrible que prevalecen entre las llamadas “clases inferiores”?
TEÓS. Según nuestra doctrina, todos esos males sociales, la distinción de
clases en la sociedad y la de los sexos en los asuntos de la vida, la
distribución desigual del capital y del trabajo, etc., son debidos a lo que
llamamos Karma.
PREG.Pero todas
estas calamidades que parecen caer indistintamente sobre las masas, ¿no serán
Karma realmente merecido e individual?
TEÓS. No; no pueden definirse tan estrictamente en sus efectos, que nos
permitan demostrar que cada medio ambiente individual y las condiciones
particulares de vida en que cada persona se halla no sean otra cosa que Karma
retributivo, generado por el individuo?La Clave de la Teosofía en una vida anterior. No debemos perder de
vista el hecho de que cada átomo está sujeto a la ley general que rige todo el
cuerpo del que forma parte; y aquí entramos más de lleno en la ley kármica. ¿No
veis que el agregado del Karma individual se convierte en el de la nación a que
esos individuos pertenecen, y que la suma total de Karma nacional es el Karma
del Mundo? Los males de que habláis no son peculiares al individuo o a la
nación misma; son más o menos universales, y sobre esta ancha base de la humana
independencia encuentra la ley de Karma su aplicación legítima y uniforme.
PREG.¿Es decir
que la ley de Karma no es necesariamente una ley individual?
TEÓS. Esto es lo que digo. Si no tuviese Karma una amplia y general esfera de
acción, seria imposible que pudiese equilibrar la balanza del poder, en la vida
y en el progreso del mundo. Se considera como una verdad, entre los teósofos,
que la solidaridad y mutua dependencia de la Humanidad es la causa de lo que se
llama Karma distributivo; y esta ley es la que ofrece la solución de la gran
cuestión del sufrimiento colectivo y de su alivio. Además, una ley oculta
enseña que ningún hombre puede sobreponerse a sus defectos individuales, sin
elevar por muy poco que sea, a toda la corporación de que es parte integrante.
Tampoco puede nadie pecar y sufrir solo los efectos del pecado. La separación
no existe en realidad: y la mayor proximidad a este estado egoísta, que permiten
las leyes de la vida, está en la intención o motivo.
PREG.¿Y no
existen medios por los cuales se pueda concentrar o reunir, por decirlo así,
Karma distributivo o nacional, y llevarlo a su realización natural y legítima,
sin tanto prolongado sufrimiento?
TEÓS. Por regla general, y dentro de ciertos límites que marcan la época a que
pertenecemos, no puede precipitarse ni contenerse la ley de Karma. Pero estoy
cierto de que nunca se ha tratado de la posibilidad de llevarlo a cabo, en
ninguno de los dos sentidos. Escuchad la siguiente relación sobre una fase de
sufrimiento nacional, y decid vos mismo si admitiendo el poder activo del Karma
individual, relativo y distributivo, no se pueden modificar extensamente y
aliviarse en general esos males. Lo que os voy a leer es debido a la pluma de
un salvador nacional; de una persona que, habiendo vencido al yo, y libre para
elegir, escogió servir a la Humanidad cargando con todo el peso del Karma
nacional de que son capaces las fuerzas de una mujer. He aquí lo que dice: “Sí;
siempre habla la Naturaleza. ¿No lo creéis así? Sólo que a veces hacemos tanto
ruido que sofocamos su voz. He aquí por qué es tan reconfortante salir fuera de
la ciudad y descansar un poco en los brazos de la Madre. Pienso en la tarde que
en Hampstead Heath contemplábamos la Puesta del Sol; mas ¡ay, entre cuánto
sufrimiento y miseria habíase puesto aquel Sol! Una señora me trajo ayer una
gran cesta de flores silvestres. Pensé que alguna persona de mi familia del
East–End tenía más derecho a ellas que yo; así es que las llevé esta mañana a
una escuela muy pobre de Whitechaped. ¡Hubiese deseado que hubierais visto
alegrarse aquellos jóvenes y pálidos semblantes! Fui después, a un figón, a
pagar unas cuantas cenas para unos niños. Estaba situado en una callejuela
estrecha, llena de gente bulliciosa; había un hedor indescriptible, que
exhalaban el pescado, la carne y otros comestibles recalentados, por un sol que
en Whitechapel, en vez de purificar, corrompe. El figón era la quinta esencia
de todos los olores. ¡Pasteles de carne inverosímiles a un penique la pieza,
alimentos repugnantes y enjambres de moscas; un verdadero templo de Belcebú!
Por todas partes niños poniendo en cazos las sobras de alimentos. Uno de ellos,
con una cara parecida a la de un ángel, reunía huesos de cerezas como alimento
ligero y nutritivo. Volví hacia el Oeste, presa de un fuerte estremecimiento de
todos mis nervios, preguntándome si cabe la posibilidad de hacer algo en favor
de algunos barrios de Londres, que no sea el hundirlos en?La Clave de la
Teosofía un terremoto, salvando a sus
habitantes y sumergiéndolos en algún Leteo purificador, del que ningún recuerdo
pudiese surgir. Y entonces pensé en Hampstead Heath, y medité. Si por algún
sacrificio pudiese uno adquirir el poder de salvar a esa gente, no valdría la
pena reparar en el gasto. Pero, como comprenderéis, es necesario que cambien:
¿y cómo podría lograrse esto? En las condiciones en que ahora se hallan, no se
beneficiarían de cualquier ambiente en que se los colocase; y, sin embargo, en
sus actuales circunstancias seguirán por fuerza corrompiéndose. Esta miseria
infinita y desesperada, y la degradación brutal, que es a la vez su resultado y
su causa, me parten el corazón. Sucede como con el plátano: cada rama echa por
sí misma raíces y produce nuevos tallos. ¡Qué diferencia entre estos
sentimientos y la tranquila escena de Hampstead! Y, sin embargo, nosotros, que
somos hermanos y hermanas de estas pobres criaturas, sólo tenemos el derecho de
servirnos de los Hampstead Heaths a fin de adquirir la fuerza necesaria para
salvar a los Whitechapels.” [Firmado con un nombre demasiado respetado y
conocido para exponerlo a las burlas y al escarnio.]
PREG.Ésta es una carta bien triste, aunque hermosa, y creo que presenta con
dolorosa claridad la terrible acción de lo que llamáis “Karma relativo y
distributivo”. Mas ¡ay!, no vemos esperanza inmediata de alivio fuera de algún
terremoto o de alguna catástrofe general.
TEÓS. ¿Qué derecho tenemos a pensar de este modo, cuando media humanidad está
en situación de poder aliviar inmediatamente las privaciones que sufren sus
semejantes? Cuando haya contribuido cada individuo con todo lo que pueda al
bien general, con su dinero su trabajo y sus nobles pensamientos, entonces y
sólo entonces se modificará la balanza del Karma nacional; y hasta entonces no
tenemos derecho ni razón alguna para decir que hay más vidas en la Tierra de
las que puede mantener la naturaleza. A las almas heroicas, a los salvadores de
nuestra raza y nación, está reservado encontrar la causa de esa carga desigual
del Karma retributivo; y por medio de un supremo esfuerzo, reajustar la balanza
del poder, salvando a la gente de un hundimiento moral, mil veces más
desastroso y funesto que la misma catástrofe física, en que parecéis encontrar
la única salida posible para tanta miseria acumulada.
PREG.Pues bien; decidme, en términos generales, cómo describís vosotros esta
ley de Karma.
TEÓS. La describimos como una Ley de ajuste, que siempre tiende a restablecer
el equilibrio en el mundo físico, y la turbada armonía en el mundo moral.
Decimos que Karma no obra siempre en tal o cual sentido particular, sino que
siempre lo hace de modo que restablece la armonía y el equilibrio de la balanza
en virtud del cual existe el Universo.
PREG.Dadme un ejemplo.
TEÓS. Más adelante os lo daré completo. Pensad en un estanque. Cae una piedra
en el agua y produce ondas que perturban su tranquilidad. Esas ondas oscilan
hacia atrás y adelante, hasta que al fin, gracias a la operación de lo que
llaman los físicos la ley de disipación de la energía, se calman y vuelven las
aguas a su estado anterior. De igual modo procede toda acción, en cada plano,
ante una perturbación en la Armonía del Universo; y las vibraciones producidas
de este modo, seguirán oscilando hacia atrás y adelante, si su área es
limitada, hasta que quede restablecido el equilibrio. Pero como cada una de
esas perturbaciones parte de un punto dado, claro está que sólo puede
restablecerse el equilibrio y la armonía volviendo a converger hacia aquel
mismo punto todas las fuerzas puestas en movimiento desde éste. Aquí tenéis una
prueba de que las consecuencias de los?La Clave de la Teosofía actos de un hombre, así como las de sus
pensamientos, etcétera, deben reaccionar todas sobre él mismo con la misma
fuerza con que fueron puestos en acción.
PREG.Pero no encuentro en esa ley carácter moral alguno. Me parece igual a la
sencilla ley física de que la acción y la reacción son iguales y opuestas.
TEÓS. No me sorprende oíros decir esto. ¡Tan inveterada es entre los europeos
la costumbre de considerar la razón y la sinrazón, el bien y el mal, como
cuestiones que dependen de un Código de ley arbitrario fijado por los hombres o
impuestos por un Dios Personal! … Pero nosotros los teósofos decimos que “Bien”
y “Armonía” (así como “Mal” y “Falta de Armonía”) son sinónimos. Además,
sostenemos que todo dolor y todo sufrimiento son resultados de la falta de
armonía, y que la causa terrible y única de la perturbación de aquélla es el
egoísmo, en una forma u otra. Por consiguiente, Karma devuelve a cada hombre
las consecuencias precisas de sus propios actos, sin tener en cuenta para nada
su carácter moral; pero, puesto que recibe lo que le es debido por todo, es
evidente que tendrá que expiar todos los sufrimientos que haya causado,
exactamente del mismo modo que recogerá con júbilo los frutos de la felicidad y
armonía que haya contribuido a producir. No puedo hacer más en vuestro
beneficio que citaros ciertos trozos sacados de libros y artículos escritos por
aquellos de nuestros teósofos; que tienen una idea correcta de Karma.
PREG.Mucho lo deseo, pues vuestra literatura respecto a este punto me parece
muy escasa.
TEÓS. Esto se debe a que es el más difícil de todos los puntos de nuestra
doctrina. Hace algún tiempo, una pluma cristiana nos hizo la siguiente
objeción: “Admitiendo que la doctrina de la Teosofía sea correcta y que el
“hombre deba ser su propio salvador, deba vencerse a sí mismo y dominar el mal
que existe en su doble naturaleza para conseguir la emancipación de su alma”
¿qué hará el hombre después de haber abandonado hasta cierta punto el mal y
haberse convertido a una vida mejor? ¿Cómo logrará la emancipación, el perdón o
la anulación del mal que haya ya cometido?” A esto el Sr. J. H. Conelly
contesta, muy oportunamente, que nadie puede hacer “que la máquina teosófica
siga el mismo rumbo que la teológica”. Dice así: “Que sea posible eludir la
responsabilidad individual, no forma parte de los conceptos de la Teosofía. En
esta creencia no existe el perdón ni la “supresión del mal ya cometido”,
excepto por medio del castigo adecuado al que ha faltado, y el restablecimiento
de la armonía del Universo, turbada por su mala acción. Fue hecho el mal, y
mientras otros tienen que sufrir sus consecuencias, la expiación corresponde al
que lo produjo. “El caso supuesto … de que un hombre haya abandonado hasta
cierto punto el mal, es el de quien comprendió que sus acciones eran malas, y
que merecen castigo. En semejante reconocimiento es inevitable un sentimiento
de responsabilidad personal, y el sentimiento de esta terrible responsabilidad
debe estar en proporción exacta del grado de su “conversión”. Y cuanto con
mayor fuerza pese aquélla sobre él, tanto más se insiste en que acepte la
doctrina de la expiación por procuración. Le dicen también que debe
arrepentirse, pero nada es tan fácil como esto. Es una agradable debilidad de
la naturaleza humana la que nos hace arrepentirnos muy fácilmente del mal que
hemos hecho, cuando nos llaman la atención sobre ello y después que hemos
sufrido, o disfrutado, de sus resultados. Es probable que un minucioso análisis
del sentimiento en cuestión nos demostrase que nos arrepentimos más?La Clave de
la Teosofía bien de la necesidad que
pareció exigir el mal, como medio de conseguir nuestros fines egoístas, que no
del mal mismo. “Por atractiva que sea para la inteligencia ordinaria la idea de
descargarnos del peso de nuestros pecados “al pie de la cruz” para el teósofo
no tiene valor alguno. No concibe por qué el pecador que ha llegado al
conocimiento de sus culpas ha de merecer por este motivo perdón alguno por su
perversidad pasada o por el olvido de la misma; ni comprende tampoco por qué el
arrepentimiento y una vida en adelante justa y honrada le han de dar derecho a
una suspensión, en su favor, de la ley Universal de relación entre la causa y
el efecto. Los resultados de sus malas acciones continúan existiendo; el
sufrimiento ocasionado a los demás por su iniquidad no lo ha borrado. El
teósofo considera como formando parte de su ecuación el resultado de su
perversidad sobre el inocente. Analiza no sólo a la persona culpable, sino
también a sus víctimas. “El mal es una infracción de las leyes de armonía que
rigen el Universo, y su penalidad debe recaer sobre el violador mismo de
aquellas leyes. Jesucristo dijo: “No peques más, no fuese a sucederte una cosa
peor”. Y dijo San Pablo: “Trabajad en vuestra propia salvación. Lo que un
hombre siembre, aquello recogerá”. Esto, dicho sea de paso, es una hermosa
metáfora de la sentencia de los Purânas, muy anteriores a aquel apóstol, la
cual dice que “todo hombre recoge las consecuencias de sus propias acciones”.
“Éste es el principio de la ley de Karma, enseñado por la Teosofía. En su
Buddhismo Esotérico, Sinnett interpretó Karma como “la ley de causación ética”.
Más exacta es la versión de Madame Blavatsky: “la ley de retribución”. Es el
poder que Justo aunque misterioso nos conduce de infalible modo Por caminos
ocultos, desde la falta hasta el castigo. “Pero aún es más. Recompensa tan
infalible y ampliamente el mérito, como castiga el demérito. Es el resultado de
cada acto, pensamiento y palabra, y por ello moldean los hombres su vida y
acontecimientos. La filosofía oriental rechaza la idea de la creación de una
nueva alma para cada criatura que nace. Cree en un número limitado de Mónadas,
que evolucionan y se perfeccionan por medio de la asimilación de muchas
personalidades sucesivas. Estas personalidades son producto de Karma; y por
Karma y reencarnación es como la Mónada humana vuelve al debido tiempo a su
origen, la deidad absoluta.” E. D. Walker, en su obra Reencarnación, nos ofrece
la explicación siguiente: “En pocas palabras, la doctrina de Karma explica que
nosotros mismos nos hemos hecho lo que somos, por actos anteriores; y que
formamos nuestra eternidad futura con las acciones presentes. No existe otro
destino fuera del que nosotros mismos determinamos. No hay salvación ni
condenación alguna, excepto la que nosotros mismos nos originamos … Como Karma
no ofrece amparo alguno a los actos culpables y requiere mucho valor, no
encuentra entre las naturalezas débiles tan buena acogida como las fáciles
doctrinas religiosas de la remisión de los pecados, la intercesión, el perdón y
las conversiones de última hora … En el dominio de la eterna justicia, la
ofensa y el castigo están inseparablemente unidos como un solo hecho, porque no
existe diferencia real entre la acción y su consecuencia … Karma, o nuestros
antiguos actos, son los que nos vuelven a traer a la vida terrestre. La residencia
del espíritu cambia según su Karma, y Karma no consiente una larga permanencia
en una misma condición, porque siempre se está modificando. Mientras esté
gobernada la acción por motivos materiales y egoístas, deberán manifestarse sus
efectos en renacimientos físicos. Sólo el hombre perfectamente desinteresado
puede eludir el peso de la vida material. Pocos lo han logrado, mas es la meta
a la que tiende la humanidad.” Aquí el escritor cita de la Doctrina Secreta, lo
siguiente:?La Clave de la Teosofía “Los
que creen en Karma, tienen que creer en el destino de que cada hombre, desde
que nace hasta que muere, está tejiendo hilo por hilo en torno de él, como la
araña su tela; y este destino es guiado, sea por la voz celeste del prototipo
invisible fuera de nosotros, sea por nuestro hombre astral íntimo o interno,
que con demasiada frecuencia es el genio del mal de la entidad encarnada
llamada hombre. Ambos guían al hombre externo; pero uno de ellos ha de
prevalecer; y, desde el principio mismo de la contienda, la implacable ley de
compensación interviene, siguiendo su curso y sus fluctuaciones. Cuando está
tejida la última hebra, y el hombre queda envuelto en la red de su propia
hechura, se encuentra entonces, en absoluto, en poder de ese destino creado por
él mismo … Un Ocultista o un filósofo no hablará de la bondad o crueldad de la
Providencia; pues, identificándola con Karma–Némesis, enseñará que protege a
los buenos y vela sobre ellos en esta vida como en las futuras; y que castiga
al que hace el mal –aún hasta su séptimo renacimiento–. En una palabra:
mientras que el efecto que produjera la perturbación hasta en el más pequeño
átomo mismo, en el mundo infinito de la armonía, no haya sido al fin corregido.
El único decreto de Karma –decreto eterno e inmutable– es la armonía absoluta
en el mundo de la materia, así como en el del espíritu. No es, por lo tanto,
Karma quien premia o castiga, sino nosotros los que nos recompensamos o
castigamos, según trabajemos con y por la Naturaleza, obedeciendo a las leyes
de las cuales depende aquella armonía, o las violemos. Tampoco los designios de
Karma serían inescrutables si los hombres obrasen en unión y armonía, en lugar
de en la desunión y en la guerra. Porque nuestra ignorancia de esos designios
–que una parte de la humanidad llama designios de la Providencia, oscuros e
intrincados, mientras otra ve en ellos la acción de un fatalismo ciego, y otra
simple casualidad, sin dioses ni demonios que los dirijan– desaparecería,
seguramente, si quisiésemos atribuirlos todos ellos a su verdadera causa … Nos
turbamos y quedamos sorprendidos ante el misterio de nuestra propia obra y de
los enigmas de la vida que no queremos resolver, y acusamos a la gran Esfinge
de devorarnos. Pero verdaderamente no hay un accidente en nuestras vidas, un
solo día desagraciado o un solo percance, cuya causa no se pueda hacer remontar
a nuestros propios actos en esta o en otra vida … La ley de Karma está
inextricablemente ligada con la de Reencarnación … Sólo esta doctrina puede
explicarnos el misterioso problema del bien y del mal, y reconciliar al hombre
con la terrible y aparente injusticia de la vida. Solamente esa certidumbre es
capaz de calmar nuestro sublevado sentimiento de justicia. Porque si cualquiera
que ignore esa noble doctrina mira en derredor de él y observa las
desigualdades del nacimiento y de la fortuna, de la inteligencia y capacidad; y
contempla en manos de locos y libertinos los honores y las riquezas, debidos
únicamente a su nacimiento, mientras que sus prójimos, con toda su inteligencia
y nobles virtudes, perecen en la miseria, faltos de todo apoyo y simpatía;
cuando ve todo esto y, desgarrado el corazón, se encuentra en la imposibilidad
de aliviar tanto sufrimiento inmerecido, sólo el conocimiento bendito de la ley
de Karma le impide maldecir de la vida y de los hombres, así como de su
supuesto Creador … “Esa ley sea consciente o inconsciente, a nadie ni a nada
predestina. Existe verdaderamente desde y en la Eternidad, porque es la
Eternidad misma; y como tal, puesto que ningún acto puede ser coigual con la
eternidad, no puede decirse que obra, porque es la acción misma. No es la ola
que ahoga a un hombre, sino el acto personal del desgraciado que
deliberadamente se coloca a sí mismo bajo la acción impersonal de las leyes que
rigen el movimiento del Océano. Karma ni crea ni prejuzga cosa alguna. El
hombre es quien proyecta y crea las causas; y la ley kármica ajusta los
efectos. Esa concordancia no es un acto, sino armonía universal que siempre
tiende a recuperar su posición original, de igual modo que una rama doblada
violentamente hacia abajo rebota con una fuerza correspondiente. Si sucede que
rompe el brazo que trató de darle una dirección distinta de su posición
natural, ¿diremos que la rama fue la que nos rompió el brazo, o bien que
nuestra ignorancia fue la causa del daño sufrido? Jamás trató Karma de anular
la libertad intelectual e individual, como sucede con el dios inventado por los
monoteístas. No ha ocultado sus decretos en la oscuridad, con el solo fin de
confundir y perturbar al hombre; ni tampoco castigará a aquel que se atreva a
escudriñar sus misterios. Al contrario; el que por medio del estudio y de la
meditación descubre sus intrincados senderos y vierte la luz sobre esos oscuros
caminos, en cuyas sinuosidades tantos hombres perecen, por efecto de su
ignorancia del laberinto de la vida, trabaja por el bien de sus semejantes.
Karma es una ley absoluta y eterna en el mundo de las manifestaciones; y?La
Clave de la Teosofía como sólo puede
existir un Absoluto, así como, una Causa eternamente presente, los que creen en
Karma no pueden ser tenidos por ateos o materialistas, y menos aún por
fatalistas, porque Karma forma un solo todo con lo Incognoscible, del cual es
un aspecto, en sus efectos en el mundo fenomenal.” Expresa otro distinguido
escritor teosófico (Objeto de la Teosofía, por A. P. Sinnett): “Cada individuo,
con cada acto y pensamiento diario, está creando Karma bueno o malo, y está al
mismo, tiempo agotando en ésta vida el Karma producido por los actos y deseos
de la anterior. Cuando vemos personas afligidas por sufrimientos naturales,
puede decirse que esos sufrimientos son resultados inevitables de causas
originadas por ellas mismas en un nacimiento anterior. Podrá argüirse que como
esas aflicciones son hereditarias, nada pueden tener que ver con una
encarnación pasada; mas es preciso tener en cuenta que el Ego, el hombre real,
la individualidad, no tiene su origen espiritual en la parentela que lo
reencarna, sino que es atraído, por las afinidades que su género de vida
anterior agrupó alrededor de él, dentro de la corriente que lo lleva, cuando
llega la hora del renacimiento, hacia la morada más adecuada para el desarrollo
de esas tendencias … Esta doctrina de Karma, bien entendida, guía y auxilia a
aquellos que comprenden su verdad, elevando y mejorando su vida; porque no hay
que olvidar que no sólo nuestros actos, sino también nuestros pensamientos,
atraen segurísimamente un cúmulo de circunstancias que han de influir bien o
mal en nuestro porvenir, y lo que es más importante aún, en el porvenir de
nuestros semejantes. Si los pecados por omisión o comisión sólo interesasen al
Karma del pecador, el hecho tendría menos consecuencias; pero como cada
pensamiento y acto en la vida entraña una influencia correspondiente, buena o
mala, sobre otros miembros de la familia humana, el sentido estricto de la
justicia, la moralidad y la generosidad son necesarios a la felicidad o
progreso futuros. Ningún arrepentimiento, por grande que sea, puede borrar los
resultados de un crimen ya cometido, o los efectos de un mal pensamiento. El
arrepentimiento, si es sincero, detendrá al hombre impidiéndole volver a caer
en sus faltas; pero ni a él mismo, ni a los demás tampoco, puede librar de los
efectos ya producidos por aquéllas, que infaliblemente recaerán sobre él, sea
en esta vida o en el próximo renacimiento.” Y añade Mr. F. H. Conelly: “Los que
creen en una religión basada en tal doctrina, desearían que se la comparase con
aquella en la que el destino del hombre en la eternidad queda determinado por
los accidentes de una vida terrestre, única y corta, durante la cual se lo
consuela con la promesa de que, “el árbol yacerá del modo que haya caído”; en
la que cuando llega al conocimiento de su perversidad, su mayor esperanza es la
doctrina de la remisión, gracias a un vicario propuesto al efecto y en la que
hasta esta misma esperanza debe perder, según la profesión de Fe Presbiteriana,
que dice: “Por decreto del Todopoderoso, para la manifestación de su gloria,
algunos hombres y ángeles, están predestinados a la vida eterna, y otros ya
condenados de antemano a la eterna muerte. “Esos ángeles y esos hombres de tal
modo predestinados, quedan ya designados inmutable e individualmente, y tan
exacto es su número, que no puede ser aumentado o disminuido … Dios ha
designado para la gloria al elegido … Tampoco puede nadie ser redimido,
eficazmente llamado, justificado, adoptado, santificado y salvado por Cristo,
excepto el elegido. “Dios se complació, de acuerdo con el propio consejo insondable
de su voluntad, por efecto del cual concede o niega el perdón, para gloria de
su poder soberano sobre sus criaturas, en no cuidarse del resto de la
humanidad, y en?La Clave de la Teosofía
condenarlo a la deshonra y a la ira por sus pecados, en alabanza de su
gloriosa justicia.” Esto es lo que dice el distinguido defensor de nuestra
filosofía. Nada mejor podernos hacer para terminar este asunto, que imitarlo
citando un trozo de un magnífico poema. Como dice muy bien: “La exquisita
belleza de la descripción de Karma en La Luz de Asia, de Edwin Arnold, nos
induce a reproducirla aquí; pero es demasiado larga para darla por entero. Sólo
citaremos un trozo de la misma: Karma –es todo aquel total de un alma Las cosas
que hizo, los pensamientos que tuvo, Que el “Yo” tejió con trama de tiempo sin
fin Al través de la urdimbre invisible de los actos. ………………………………………………… Antes
del principio y sin fin, Como el espacio eterno, y como la certeza seguro Hay
un Poder divino que incita al bien; Y sólo sus leyes duran. De nadie será
despreciado; El que se opone pierde y el que le sirve gana; Para el bien oculto
con paz y con gloria, Y el mal escondido con sufrimientos. Ve en todas partes y
todo lo anota; Si haces bien lo recompensa. Comete un error Y pagarse debe la
retribución justa, Aunque Dharma se detenga mucho. No conoce cólera ni perdón;
justo en verdad Llena sus medidas, su exacta balanza pesa. Los tiempos no son
nada; mañana juzgará ……………………………………… Tal es la ley que a la justicia incita,
Que nadie al fin puede torcer o detener; Su corazón es el amor; su fin?La Clave
de la Teosofía Es la Paz y la dulce
consumación. Obedece.” Y ahora os aconsejo que comparéis nuestro punto de vista
teosófico sobre Karma, la ley de retribución, y digáis si no es más filosófico
y justo que ese dogma cruel y absurdo que convierte a “Dios” en un despiadado
enemigo; en particular la doctrina de que “sólo los elegidos” serán salvados,
condenándose el resto a eterna perdición.
PREG.Sí; comprendo vuestra idea general, pero quisiera que me dieseis un
ejemplo concreto de la acción de Karma.
TEÓS. Esto no puedo hacerlo. Sólo podemos estar seguros, como antes dije, de
que nuestras vidas presentes y circunstancias actuales son el resultado directo
de nuestros propios actos y pensamientos en vidas pasadas. Mas los que no somos
videntes o iniciados no podemos saber cosa alguna respecto a los detalles sobre
el modo de operar de la ley kármica.
PREG.¿Puede alguien, aun entre los mismos adeptos o videntes, seguir en sus
detalles ese proceso kármico de restablecimiento de la armonía?
TEÓS. Seguramente. “Los que saben” pueden hacerlo, mediante el ejercicio de
poderes que existen latentes en todos los hombres. ¿QUIÉNES SON LOS QUE SABEN?
PREG.¿Puede aplicarse esto igualmente a nosotros que a los demás?
TEÓS. Igualmente. Como se acaba de decir, para todos existe la misma visión
limitada, excepto para aquellos que han alcanzado en la presente encarnación el
apogeo de la visión espiritual y de la clarividencia. Sólo podemos comprender
que si hubiesen tenido que ser diferentes las cosas para nosotros, lo hubiesen
sido; que somos nuestra propia obra y que sólo tenemos nuestro merecido.
PREG.Me temo que semejante concepto sólo sirva para amargar aún más nuestro
ánimo.
TEÓS. Creo que es precisamente lo contrario. La falta de creencia en la justa
ley de retribución es lo que más fácilmente despierta todos los sentimientos de
rebelión en el hombre. Tanto el niño como el hombre sufren mucho más por un
castigo o hasta por una reprimenda que creen inmerecida, que por un castigo más
severo si comprenden que lo han merecido. La creencia en Karma es la razón más
alta para que un hombre se conforme con su suerte en la vida, y el estímulo más
poderoso para mejorar, por medio del esfuerzo, el próximo renacimiento. Ambas cosas
quedarían destruidas, seguramente, si supiésemos que nuestra suerte es
resultado de algo que no fuese la ley estricta, o que el destino se halla en
otras manos que las nuestras.
PREG.Acabáis de afirmar que ese sistema de reencarnación bajo la acción de la
ley kármica se impone ante la razón, la justicia y el sentido moral. Pero si es
así, ¿no es sacrificando en parte las?La Clave de la Teosofía hermosas cualidades de la simpatía y la
compasión, y a costa de los sentimientos más delicados de la naturaleza humana?
TEÓS. Sólo en apariencia, mas no realmente. No puede hombre alguno recibir más
o menos de lo que merece, sin una correspondiente injusticia o parcialidad
respecto a los demás; y una ley que gracias a la compasión pudiese eludirse
produciría más sufrimientos y mayores desgracias e irritación, que beneficios.
Tened también en cuenta que no administramos la ley, puesto que creamos causas
para sus efectos; ella se administra a sí misma; y además, que la más amplia
previsión de la manifestación de la compasión justa y de la misericordia la
hallamos en el estado de Devachán.
PREG.Habláis de los Adeptos como de una excepción a la regla de nuestra
ignorancia general. ¿Saben éstos realmente algo más que nosotros acerca de la
reencarnación y de los estados futuras?
TEÓS. Sin duda alguna. Gracias al desarrollo de facultades que todos poseemos,
pero que sólo ellos han perfeccionado, han penetrado espiritualmente en esos
planos y estados que hemos discutido. Desde las más remotas edades, una
generación de adeptos tras otras ha venido estudiando los misterios del ser, de
la vida, de la muerte y del renacimiento, y todos han enseñado a su vez algunos
de los hechos que así aprendieron.
PREG.¿Y la formación de tales adeptos es el objeto de la Teosofía?
TEÓS. Considera la Teosofía a la humanidad como una emanación de lo divino, en
vía de regreso hacia su origen. Llegados a cierto punto del sendero, alcanzan
el Adeptado aquellos que han sacrificado varias encarnaciones para lograrlo.
Porque tened muy presente que ningún hombre ha alcanzado jamás el Adeptado en
las ciencias secretas durante una vida sola, sino que muchas encarnaciones son
necesarias para ello, después de haber formado un propósito consciente y haber
dado principio a la práctica necesaria. Muchos pueden ser los hombres y
mujeres, en el corazón mismo de nuestra Sociedad, que desde hace varias
encarnaciones han empezado la obra laboriosa de lograr la iluminación que
desean; y los que todavía, por efecto de las ilusiones personales de la vida
presente, o ignoran el hecho o están perdiendo toda probabilidad de progreso en
esta existencia. Sienten ellos una atracción irresistible hacia el ocultismo y
la vida superior, y son aún, sin embargo, demasiado personales y apegados a sus
propias opiniones (agradándoles con exceso las engañosas seducciones del mundo
y los efímeros placeres del mismo), para que se decidan a renunciar a ellos,
perdiendo así sus posibilidades de progreso en la actual existencia. Pero para
los hombres comunes, para los deberes prácticos de la vida diaria, semejante
resultado, tan lejano, es impropio como objeto y enteramente ineficaz como
motivo.
PREG.¿Cuál puede ser el objeto de éstos al entrar en la Sociedad Teosófica?
TEÓS. Muchos se interesan por nuestras doctrinas y sienten instintivamente que
son más verdaderas que las de cualquier religión dogmática. Otros se han
propuesto firmemente alcanzar el ideal más elevado del deber para el hombre.?La
Clave de la Teosofía DIFERENCIA ENTRE LA
FE Y EL CONOCIMIENTO, O LA FE CIEGA Y LA RAZONADA
PREG.Decís que aceptan las doctrinas teosóficas y creen en ellas. Pero como no
forman parte de esos adeptos de que acabáis de hablar, tienen que admitir
vuestras doctrinas con fe ciega. ¿En qué difiere esto de las religiones
convencionales?
TEÓS. Así como difiere en casi todos los demás puntos, difiere también en éste.
Lo que llamáis “fe”, y lo que en realidad es fe ciega con relación a los dogmas
de las religiones cristianas, se convierte para nosotros en conocimiento,
resultado lógico de cosas que sabemos acerca de hechos de la Naturaleza.
Vuestras doctrinas están basadas en la interpretación, y, por lo tanto, en el
testimonio de segunda mano de videntes, las nuestras lo están en el testimonio
directo invariable de videntes. Por ejemplo, la Teología Cristiana común
sostiene que el hombre es una creación de Dios, compuesta de tres partes
–cuerpo, alma y espíritu– esenciales todas para su integridad, bien sea bajo la
forma densa de la existencia física terrestre, o bajo la forma etérea de la
experiencia de la posresurrección, necesaria para su constitución eterna,
teniendo cada hombre de este modo una existencia permanente, separada de los
demás hombres y de la Divinidad. La Teosofía, por su parte, afirma que siendo
el hombre una emanación de la esencia divina desconocida y siempre infinita y
presente, el cuerpo, como todo lo demás, es pasajero, y por lo tanto, ilusorio;
la única substancia permanente en él es el espíritu, perdiendo este mismo su
separada individualidad en el momento de su completa reunión con el Espíritu
Universal.
PREG.Si perdernos hasta nuestra individualidad, ¿entonces esto es sencillamente
el aniquilamiento?
TEÓS. Yo digo que no, puesto que hablo de la individualidad separada, y no de
la universal. Esta individualidad se convierte en una parte transformada en el
todo; como no se evapora la gota de rocío, sino que se convierte en mar. Cuando
el hombre físico se convierte de un feto en un anciano, ¿queda por esto
aniquilado? ¡Cuán satánico no será nuestro orgullo, cuando colocamos nuestra
conciencia e individualidad, infinitamente pequeñas, por encima de la
conciencia universal e infinita!
PREG.¿Resulta, pues, que defacto no existe el hombre, sino que todo es
Espíritu?
TEÓS. Estáis equivocado. Lo que resulta es que la unión del espíritu con la
materia es temporal; más claro: que formando el espíritu y la materia un solo
todo, puesto que son los dos polos opuestos de la substancia universal
manifestada, pierde el espíritu su derecho a este nombre, mientras la partícula
y átomo más pequeños de su substancia manifestada se adhieren a una forma
cualquiera, resultado de la diferenciación. Creer lo contrario es fe ciega.
PREG.¿De modo que, basándose en el conocimiento y no en la fe, es como
aseguráis que el principio permanente, o sea el espíritu, verifica tan sólo un
tránsito por la materia?
TEÓS. Mejor dicho, sostenemos que la apariencia del principio permanente y
único, el espíritu, es transitoria como materia, y, por consiguiente, nada más
que una ilusión.?La Clave de la Teosofía
PREG.Perfectamente; ¿y esto apoyándoos en el conocimiento y no en la fe?
TEÓS. Precisamente. Pero como veo muy bien a donde queréis ir a parar, mejor
será que os diga, desde luego, que consideramos la fe, tal como vosotros la
comprendéis, como una enfermedad mental; y la fe verdadera, es decir la pistis
de los griegos, como la creencia basada en el conocimiento derivado de la
evidencia, bien de los sentidos físicos o de los espirituales
PREG.¿Qué entendéis por esto?
TEÓS. Quiero decir, si es que deseáis saber cuál es la diferencia que hay entre
ambas, que entre la fe basada en la autoridad y la basada en la propia
intuición espiritual existe una diferencia muy grande.
PREG.¿Cuál es?
TEÓS. La primera es credulidad y superstición humana, y la segunda es creencia
e intuición humanas. Como dice muy bien el profesor Alejandro Wilder en su
“Introducción a los Misterios Eleusinos”: “La ignorancia es lo que conduce a la
profanación. Los hombres ridiculizan aquello que no comprenden debidamente … La
corriente interna de este mundo se dirige hacia una meta; y en el fondo de la
credulidad humana … existe un poder casi infinito, una fe santa, capaz de
comprender las verdades más supremas de toda existencia”. Los que limitan esa
“credulidad” sólo a los dogmas humanos autoritarios, jamás concebirán aquel
poder, ni tampoco lo reconocerán en sus naturalezas. Tal credulidad está
fuertemente adherida al plano externo, y es incapaz de poner en juego la
esencia que lo gobierna; porque para hacerlo tienen que reclamar su derecho de
juzgar privadamente, y esto nunca se atreven a hacerlo.
PREG.¿Y es acaso esa “intuición” la que os obliga a rechazar a Dios como Padre
personal, Dueño y Señor del Universo?
TEÓS. Justamente. Creemos en un Principio eterno, incognoscible, porque sólo la
aberración ciega es capaz de sostener que el Universo, el hombre racional y
todas las maravillas que hasta el mundo mismo de la materia encierra podrían
haberse desarrollado sin el auxilio de poderes inteligentes que dirigiesen las
funciones extraordinariamente sabias de todas sus partes. Puede la Naturaleza
errar, y sucede a menudo, en sus detalles y en las manifestaciones externas de
sus materiales, pero jamás en sus causas y resultados internos. Los antiguos
paganos tenían respecto a esta cuestión opiniones mucho más filosóficas que los
filósofos modernos, sean Agnósticos, Materialistas o Cristianos; y a ningún
escritor pagano se le ha ocurrido jamás, hasta ahora, sentar la proposición de
que la crueldad y la compasión no son sentimientos finitos, y pueden, por lo
tanto, ser atributos de un dios infinito. Sus dioses eran, por consiguiente,
todos finitos. El autor siamés de la Rueda de la Ley expresa, como lo hacemos
nosotros, la misma idea acerca de nuestro Dios personal, y dice (pág. ):
“Podría un Buddhista creer en la existencia de un Dios sublime, superior a
todas las cualidades y atributos humanos; Dios perfecto, al que no afectasen el
amor, el odio y los celos, permaneciendo en un estado de calma que nada pudiese
alterar. A un Dios semejante lo respetaría, no por deseo de complacerlo o temor
de ofenderlo, sitio por veneración natural; pero no puede comprender a un Dios
dotado de los atributos y cualidades?La Clave de la Teosofía humanos; a un Dios que ama y odia, y que se
deja dominar por la ira; una Deidad que, ya sean los Misioneros Cristianos, los
Mahometanos, los Judíos o los Brahmanes
los que nos la describan, no alcanza siquiera el nivel de un hombre
bueno ordinario”.
PREG.Fe por fe, ¿no es preferible la del cristiano que cree, confesando su
propia impotencia y humildad, que existe en el cielo un Padre misericordioso
que lo ha de librar de la tentación, ayudar en la vida y perdonar sus errores,
a la fe orgullosa, fría y casi fatalista de los buddhistas, vedantinos y
teósofos?
TEÓS. Persistid en llamar a nuestra creencia “fe”, si así os agrada. Pero ya
que volvemos a esta eterna cuestión, pregunto a mi vez: fe por fe, ¿no es mejor
la que está basada en la lógica y la razón estrictas, que la que lo está
simplemente en la autoridad humana o en el culto de los héroes? Nuestra “fe”
posee toda la fuerza lógica de la aritmética verdad de que dos y dos han de
producir cuatro. Vuestra fe es parecida a la lógica de algunas mujeres
sensibles, de quienes dijo Tourgenyeff que para ellas dos y dos forman generalmente
cinco, y algo más. Vuestra fe es también una fe que no sólo choca con todo
sentimiento de justicia y lógica posibles, sino que, si se analiza, arrastra al
hombre hacia su perdición moral, se opone al progreso de la humanidad, y
convirtiendo positivamente la fuerza en derecho transforma a un hombre sí y
otro no en un Caín para su hermano Abel.
PREG.¿A qué os referís? ¿TIENE DIOS EL DERECHO DE PERDONAR?
TEÓS. A la Doctrina de la “expiación por procuración”; me refiero a ese dogma
peligroso en que creéis, y que nos enseña que por enormes que sean nuestros
crímenes contra las leyes de Dios y del hombre, nos basta creer en el
sacrificio de Jesús por la salvación de la humanidad para que su sangre nos
deje libres de toda mancha. Hace veinte años que combato esta doctrina, y
llamaré ahora vuestra atención sobre un párrafo de Isis sin Velo, escrito en .
He aquí lo que enseña el Cristianismo y lo que combatimos: “La compasión de
Dios es ilimitada e insondable. Es imposible concebir un pecado humano tan
enorme, que no pueda borrarlo el precio pagado de antemano por la redención del
pecador, aunque fuese mil veces mayor. Además, nunca es demasiado tarde para
arrepentirse. Aunque el pecador espere hasta el último minuto de la última hora
del último día de su vida mortal para que sus labios fríos pronuncien la
confesión de fe, puede entrar en el Paraíso; así lo hizo el ladrón moribundo, y
todos los demás, tan perversos como él, pueden hacerlo. Tales son las
presunciones de la Iglesia y del clero; presunciones sostenidas ante vuestros
compatriotas por los predicadores favoritos de Inglaterra, en plena “luz del
siglo XIX “, el más paradójico de todos.”
Se refiere aquí a los Brahamanes sectarios. El Parabrahm de los
Vedantinos es la Deidad que aceptamos y en la cual creemos.?La Clave de la
Teosofía Ahora bien; ¿adónde conduce
esto?
PREG.¿No hace del cristiano un hombre más feliz que el Buddhista o el brahmán?
TEÓS. No; al menos tratándose de un hombre ilustrado, puesto que la mayoría de
éstos han perdido virtualmente, hace ya mucho tiempo, toda creencia en ese
dogma cruel. Pero conduce más fácilmente al borde de todo crimen concebible a
aquellos que aún creen en él, que cualquier otro de los que conozco. Permitidme
que una vez más me refiera a la obra “Isis sin Velo” (Vol. II): “Si nos
colocamos fuera del reducido círculo de las creencias y consideramos al
Universo como un todo gobernado por el exquisito ajuste de las partes, ¡cómo se
rebelan contra la doctrina de la expiación por valimiento ajeno, toda sana
lógica y el sentimiento más elemental de justicia! Si sólo pecase el criminal
contra sí mismo, y sólo a sí mismo se perjudicase; si pudiese con el
arrepentimiento sincero borrar los hechos pasados, no sólo de la memoria del
hombre, sino también de ese registro imperecedero que ninguna deidad –ni la más
Suprema de las Supremas siquiera– puede destruir, en ese caso podría no ser
inconcebible este dogma. ¡Pero sostener que puede uno perjudicar a su
semejante, matar, turbar el equilibrio de la sociedad y el orden natural de las
cosas, y luego, por cobardía o esperanza, por fuerza, o por lo que fuese,
hallar el perdón, sólo por creer que el derramamiento de una sangre lava otra
sangre vertida, es un absurdo! ¿Pueden borrarse los resultados de un crimen,
aun cuando éste fuese perdonado? Jamás se circunscriben los efectos de una
causa a los límites de la misma, ni pueden los resultados del crimen reducirse
al ofensor y a su víctima. Cada acción buena o mala trae sus efectos, tan
palpables como el de una piedra arrojada en el agua tranquila. El ejemplo es
vulgar, pero es el mejor, y debemos emplearlo. Los círculos ondulatorios son
más sólidos o más rápidos según sea mayor o menor el objeto que viene a
perturbarla; pero la piedrecita más pequeña, el objeto más insignificante, produce
sus ondas correspondientes. Y no sólo es esa perturbación visible en la
superficie; debajo, de modo invisible, y en toda dirección –hacia arriba y
hacia abajo–, la gota empuja a la gota, hasta que las orillas y el fondo
sienten la fuerza puesta en acción. Aun más: el aire que está encima del agua
es agitado, y como nos dicen los físicos, esa perturbación pasa de capa en capa
indefinidamente, en el espacio; ¡un impulso ha sido dado a la materia. y éste
jamás se pierde, jamás puede anularse … “Tal sucede con respecto tanto al
crimen como a la virtud. Puede la acción ser instantánea; los efectos son
eternos. Cuando, después de haber caído la piedra en el estanque, podamos
recogerla con la mano, rechazar las ondas, anular la fuerza dada, restablecer
las ondulaciones etéreas en su estado previo y borrar todo rastro producido por
el hecho de haber tirado el objeto, de modo que no conste en los anales del
tiempo el haber tenido lugar jamás aquel acto, entonces podremos oír
pacientemente a los cristianos defender la eficacia de esta clase de expiación
y dejar de creer en la ley kármica. Pero por ahora nos sometemos al juicio del
mundo entero para que decida cuál de las dos doctrinas aprecia mejor la
justicia divina, cuál es más razonable, hasta desde el punto de vista de la
evidencia y lógica humanas.”
PREG.Sin embargo, existen millones de seres que creen en el dogma cristiano, y
son felices.
TEÓS. Es efecto de un sentimentalismo que se sobrepone a sus facultades
racionales, y que ningún filántropo o altruista verdadero aceptará jamás. No es
siquiera un sueño de egoísmo, sino una pesadilla de la inteligencia humana. Ved
a donde conduce, y citadme el nombre de un país pagano donde se cometan
crímenes más fácilmente o en mayor número que en las naciones cristianas.
Repasad la lista tan larga y espantosa de crímenes cometidos en países
europeos, y observad la protestante y bíblica América. Allí son más numerosas
las?La Clave de la Teosofía conversiones
llevadas a cabo en las cárceles, qué las conseguidas por los actos y
predicaciones públicas. “Ved en qué estado se halla la gran balanza de la
justicia cristiana (!): asesinos llenos de sangre, impulsados por los demonios
de la lujuria, de la venganza, de la envidia, del fanatismo; o por el simple
deseo brutal de verter sangre, que matan a sus víctimas, muchísimas veces, sin
darles tiempo para arrepentirse o invocar a Jesús. Quizás aquéllas habrán
muerto en el pecado, y naturalmente, de acuerdo con la lógica de la Teología,
hallan el castigo de sus culpas, grandes o pequeñas. Pero el asesino alcanzado
por la justicia humana, reducido a prisión y compadecido por los
sentimentalistas que rezan con y por él, pronuncia las palabras mágicas de la
conversión, y redimido por Jesús, sube al patíbulo. A no ser por el asesinato,
nadie hubiera rezado con él, ni se lo hubiese redimido ni perdonado.
¡Evidentemente hizo bien este hombre en matar, porque de ese modo alcanzó la
felicidad eterna! ¿Y qué sucede con la víctima, con su familia, con sus
parientes, con sus íntimos y con las relaciones sociales? ¿No tiene la justicia
recompensa alguna para ellos? ¿Han de verse condenados a sufrir en este mundo y
en el próximo, mientras que el que les causó el daño está sentado al lado del
“buen ladrón” del Calvario, y queda bendecido para siempre? Respecto a esta
pregunta, el clero guarda un silencio prudente
.” Y ahora ya sabéis por qué los teósofos –cuya creencia fundamental y
cuya esperanza es la justicia para todos, tanto en el Cielo como en la Tierra (y
el Karma)– rechazan este dogma.
PREG.¿No es entonces un Cielo sobre el que Dios preside el destino último del
hombre, sino la transformación gradual de la materia en su elemento primordial,
el espíritu?
TEÓS. A esa meta tiende todo en la Naturaleza.
PREG.¿No consideran algunos de vosotros esa asociación o “caída del espíritu en
la materia” como un mal, y el renacimiento como un dolor?
TEÓS. Algunos sí, y, por consiguiente, se esfuerzan en abreviar su período de
prueba en la Tierra. No es, sin embargo, un mal completo, puesto que asegura la
experiencia por la cual alcanzamos el conocimiento y la sabiduría. Me refiero a
esa experiencia que enseña que nunca pueden satisfacerse las necesidades de
nuestra naturaleza espiritual por otros medios que por la felicidad espiritual.
Mientras permanecemos en el cuerpo, estamos sujetos al dolor, al sufrimiento y
a todas las adversidades y desengaños que ocurren durante la vida. Por tanto, y
para atenuar esto, adquirimos al fin el conocimiento, que sólo puede
proporcionarnos el alivio y la esperanza de un porvenir mejor. Isis sin Velo, Ibíd.? XII ¿QUÉ ES LA TEOSOFÍA
PRÁCTICA? DEL DEBER
PREG.¿Qué necesidad hay de renacimientos sucesivos, puesto que en ninguno, se
consigue alcanzar la paz permanente?
TEÓS. La meta final sólo puede lograrse por las experiencias de la vida, y la
masa de esas experiencias está formada por el dolor y el sufrimiento. Sólo
gracias a estos últimos podemos aprender. Los goces y los placeres nada pueden
enseñarnos; son pasajeros, y a la larga sólo producen la saciedad. Además, nuestra
constante imposibilidad de hallar satisfacción permanente en la vida, capaz de
llenar las necesidades de nuestra naturaleza más elevada, nos demuestra
claramente que sólo pueden ser aquéllas satisfechas en su propio plano, es
decir, el espiritual.
PREG.¿Es un resultado natural de esto el deseo de abandonar la vida de un modo
u otro?
TEÓS. Si por ese deseo entendéis “el suicidio”, os contesto terminantemente que
no. Jamás puede semejante resultado ser “natural”, y es siempre debido a una
enfermedad morbosa del cerebro o a opiniones materialistas arraigadas. Es el
peor de todos los crímenes, y terrible en sus resultados. Pero si por deseo os
referís simplemente a la aspiración de alcanzar la existencia espiritual, no al
deseo de abandonar la Tierra, en tal caso la consideraría, seguramente, como
muy natural. De otro modo, la muerte voluntaria sería la deserción de nuestro
puesto actual y el abandono de los deberes que nos incumben, así como el
intento de eludir las responsabilidades kármicas; todo lo cual implica la
creación de nuevo Karma.
PREG.Si las acciones en el plano material no satisfacen, ¿por qué los deberes,
que son esas acciones mismas, han de ser tan imperiosos?
TEÓS. Ante todo, porque nuestra filosofía nos enseña que el objeto de cumplir
con nuestros deberes respecto a todos los hombres, y en último término respecto
a nosotros mismos, no es la adquisición de la felicidad personal, sino la de
los demás; el cumplimiento del bien por el bien mismo, no por lo que pueda
reportarnos. La felicidad, o mejor dicho, la satisfacción, puede ciertamente
resultar del cumplimiento del deber, mas no es ni tiene que ser el motivo para
ello.
PREG.¿Qué entendéis precisamente por “deber” en Teosofía? No pueden ser los
deberes cristianos predicados por Jesús y sus Apóstoles, puesto que no
reconocéis a ninguno de éstos.?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Os equivocáis nuevamente. Lo que llamáis “deberes cristianos” fueron
inculcados por todos los grandes Reformadores morales y religiosos siglos antes
de la Era Cristiana. No sólo se trataba antiguamente de todo lo que era grande,
generoso y heroico, siendo objeto, como hoy día, de predicaciones desde el
púlpito, sino que se practicaba a veces por naciones enteras. La historia
Buddhista está llena de los actos más nobles y más heroicamente generosos. “Sed
todos una sola voluntad; compadeceos el uno del otro; quereos como hermanos,
sed misericordiosos, afables; no devolváis mal por mal, o injuria por injuria,
sino al contrario, sed bondadosos.” Observaban prácticamente estos preceptos
los discípulos de Buddha, algunos siglos antes de Pedro. Es grande, sin duda,
la Ética del Cristianismo; pero también es innegable que no es nueva, y que
nació del mismo modo que los deberes “paganos”.
PREG.¿Y cómo definís estos deberes, o ese “deber”, en general, según lo
entendéis?
TEÓS. El deber es aquello que se debe a la Humanidad, a nuestros semejantes, a
nuestros vecinos, a nuestra familia, y especialmente lo que debemos a todos
aquellos que son más pobres y desamparados que nosotros. Ésta es una deuda que,
no satisfecha durante la vida, nos hace espiritualmente insolventes, y crea un
estado de quiebra moral en nuestra encarnación próxima. La Teosofía es la
quintaesencia del deber.
PREG.También lo es el Cristianismo cuando es bien entendido y aplicado.
TEÓS. No cabe duda; pero si no fuese en la práctica una religión de los labios,
poco tendría que hacer la Teosofía, entre cristianos. Desgraciadamente, sólo es
una ética de labios afuera. Los que practican su deber hacia todos, y sólo por
el deber mismo, son pocos; y aun son menos los que cumplen este deber, pues en
su gran mayoría se contentan con la satisfacción de su propia conciencia. “ La
voz pública de la alabanza que honra a la virtud y la recompensa” Es lo que
domina siempre en el pensamiento de los filántropos “de fama universal”.
Hermosa para leída y discutida es la ética moderna; pero ¿qué son las palabras
si no se convierten en actos? Finalmente: si me preguntáis de qué modo
comprendemos el deber teosófico puesto en práctica y con relación a Karma,
puedo contestaros que nuestro deber es beber, sin una queja, hasta la última
gota de cualquier contenido que el destino nos ofrezca en la copa de la vida;
coger las rosas de la vida tan sólo por el perfume que puedan exhalar para los
demás, y contentarnos únicamente nosotros con las espinas, si no podemos gozar
de aquel perfume sin privar a otro de él.
PREG.Todo esto es muy vago. ¿Qué más hacéis que no hagan los cristianos?
TEÓS. No se trata de lo que nosotros, miembros de la Sociedad Teosófica,
hacemos –aunque algunos de nosotros hacen cuanto pueden–; de lo que se trata es
de si la Teosofía nos lleva o no más lejos en el camino del bien, que el
Cristianismo moderno. ¡La acción esforzada y leal es lo que digo, no la simple
intención y las palabras! Un hombre puede ser lo que se le antoje, el más
mundano, egoísta y duro de todos los hombres, y hasta el bribón más grande, y
esto no le impedirá llamarse cristiano, ni tampoco a otro considerarle como
tal. Pero ningún teósofo tiene derecho a este nombre si no está perfectamente
imbuido de?La Clave de la Teosofía la
exactitud del axioma de Carlyle: “El objeto del hombre es un acto y no un
pensamiento, aunque fuese éste el más noble”, y como no amolde su vida diaria a
ésta verdad. El reconocimiento de una verdad no llega a ser la aplicación de la
misma; y cuanto mayor y más hermosa parezca, cuanto más se hable de la virtud o
del deber, en vez de practicarlos, tanto más habrán de parecerse al fruto del
Mar Muerto. La afectación es el más odioso de los vicios; y ella es el
distintivo más característico de la nación protestante más grande de este
siglo, o sea Inglaterra.
PREG.¿Qué cosas son las que consideráis que se deben a la humanidad en general?
TEÓS. El completo reconocimiento de derechos y privilegios iguales para todos,
sin distinción de raza, color, posición social o nacimiento.
PREG.¿Cuándo consideráis que no se conceden esos derechos?
TEÓS. Cuando haya la más pequeña violación del derecho ajeno, sea el de un
hombre o el de una nación; cuando no demostramos la misma justicia,
benevolencia, consideración o compasión que para nosotros mismos deseamos. Todo
el sistema político actual está basado en el olvido de tales derechos y en la
afirmación rotunda del egoísmo nacional. Dicen los franceses: “Tal amo, tal
criado”, y debieran añadir: “Tal política nacional, tales ciudadanos”.
PREG.¿Os ocupáis de política?
TEÓS. Como Sociedad, huimos de ella por los motivos que os expondré
seguidamente: intentar reformas políticas antes de haber llevado a cabo una
reforma en la naturaleza humana es lo mismo que echar vino nuevo en odres
viejos. Conseguid que en el fondo de su corazón sientan y reconozcan los
hombres su real y verdadero deber hacia todos sus semejantes, y todo antiguo
abuso del poder, toda ley inicua de la política nacional, fundada en el egoísmo
humano, social o político, desaparecerán naturalmente. Loco es el jardinero
que, deseando extirpar las plantas venenosas de su plantel de flores, las corta
en vez de arrancarlas de raíz. Ninguna reforma política duradera podrá lograrse
jamás con los mismos hombres egoístas al frente de los asuntos. RELACIONES DE
LA SOCIEDAD TEOSÓFICA CON LAS REFORMAS POLÍTICAS
PREG.¿No es, pues, la Sociedad Teosófica una organización política?
TEÓS. Seguramente que no. Es internacional en el más elevado sentido, puesto
que comprende, entre sus miembros, hombres y mujeres de todas las razas,
creencias y opiniones, que trabajan unidos por el mismo objeto: el progreso de
la humanidad; pero como Sociedad no toma parte en ninguna política nacional o
de partido, sea cual fuese.
PREG.¿Por qué??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Precisamente por las razones que acabo de dar. La acción política,
además, debe variar necesariamente con las circunstancias y con la
idiosincrasia de los individuos; y si bien, por la naturaleza misma de su
posición como teósofos, los miembros de la Sociedad Teosófica concuerdan en los
principios de la Teosofía, porque de lo contrario no formarían parte de la
Sociedad, no se deduce de esto que opinen del mismo modo sobre los demás
asuntos. Como Sociedad, sólo pueden obrar juntos en materias que son comunes a
todos, esto es, en lo que se refiere a la Teosofía; como individuos, cada cual
es perfectamente dueño de seguir su línea particular de acción y opinión
política, siempre que no esté en oposición con los principios teosóficos o
perjudique a la Sociedad Teosófica.
PREG.Pero ¿no se desentenderá, claro está, la Sociedad Teosófica de las
cuestiones sociales que con tanta fuerza se vienen imponiendo?
TEÓS. Los principios mismos de la Sociedad Teosófica son una prueba de que
ésta, o mejor dicho, muchos de sus miembros, no se desentienden de aquéllas. Si
sólo vigorizando ante todo las leyes fisiológicas más legítimas y científicas
es posible el desarrollo mental y espiritual de la humanidad. deber de todos
los que luchan por ese progreso es hacer todo cuanto puedan para que aquellas
leyes se apliquen de una manera general. Bien saben todos los teósofos que, por
desgracia, especialmente en los países occidentales, el estado social de las
masas hace imposible educar como es debido su cuerpo y su espíritu, lo que es
causa de que el desarrollo de ambos esté paralizado. Como esa educación y
desarrollo es uno de los objetos expresos de la Teosofía, la Sociedad Teosófica
simpatiza y concuerda enteramente con todo verdadero esfuerzo en este sentido.
PREG.¿Pero qué entendéis por “verdaderos esfuerzos”? Todo reformador social
posee su panacea especial, y cada uno cree que sólo la suya puede mejorar y
salvar la humanidad.
TEÓS. Eso es perfectamente exacto, y éste es el verdadero motivo que hace sea
tan poco satisfactoria la obra social llevada a cabo. No existe realmente en la
mayor parte de esas panaceas ningún principio que sirva de guía y, con
seguridad, ni uno solo que las una a todas entre sí. De este modo se está
perdiendo un tiempo y una energía preciosos; porque los hombres, en vez de
ayudarse luchan unos contra otros, muchas veces quizá para alcanzar fama y
recompensa, más que por la gran causa de que se declaran defensores sinceros, y
que debiera ser suprema en su vida.
PREG.¿Cómo deben aplicarse los principios teosóficos a fin de que la
cooperación social pueda fomentarse, y aplicarse los verdaderos esfuerzos al
mejoramiento de la Sociedad?
TEÓS. Permitidme que os recuerde cuáles son esos principios: Unidad y
Causalidad universales, Solidaridad Humana, Ley de Karma, Reencarnación. Éstos
son los cuatro eslabones de la cadena dorada que debiera unir a la humanidad,
formando así una sola familia, una Fraternidad universal.
PREG.¿Cómo?
TEÓS. En el estado presente de la sociedad, particularmente en los países
llamados civilizados, tropezamos continuamente con grandes masas que sufren por
efecto de la miseria, de la pobreza y de las enfermedades. Sus condiciones físicas
son miserables, y sus facultades mentales y espirituales, a menudo inactivas.
Por otra parte, muchas personas que?La Clave de la Teosofía ocupan el extremo opuesto de la escala social
viven indiferentes, entregadas al lujo material y a la complacencia egoísta.
Ninguna de esas formas de existencia es hija de la pura casualidad. Ambas son
efecto de las condiciones que rodean a los que están sujetos a ellas; y el
abandono del deber social, por un lado, está en relación muy íntima con el
interrumpido progreso, por el otro. En Sociología, como en todos los ramos de
la verdadera ciencia, la ley de causalidad universal es exacta. Pero esa
causalidad implica necesariamente, como resultado lógico, la solidaridad
humana, en la que tanto insiste la Teosofía. Si la acción de una persona se
deja sentir en la vida de todos los demás, y ésta es la verdadera idea
científica, entonces sólo convirtiéndose los hombres en hermanos, y practicando
todos diariamente la verdadera hermandad, es como podrá alcanzarse la real solidaridad
humana, en que radica la perfección de la raza. Esta acción mutua, esta
verdadera hermandad, en la que cada uno debe vivir para todos y todos para uno,
es uno de los principios teosóficos fundamentales, que todo teósofo debiera
obligarse, no sólo a enseñar, sino a aplicar prácticamente en su vida.
PREG.Todo esto, como principio general, me parece muy bien; pero ¿cómo podrá
aplicarse de un modo concreto?
TEÓS. Observad, por un momento, lo que llamaríais los hechos concretos de la
sociedad humana. Comparad, no sólo la vida de la masa del pueblo, sino la de
muchos de las llamadas clase media y superior, y pensad lo que pudiera ser bajo
condiciones más sanas y nobles, en que dominasen por completo la justicia, la
benevolencia y el amor, en vez del egoísmo, la indiferencia y la brutalidad que
ahora, con harta frecuencia, parecen reinar en absoluto. Todas las cosas buenas
y malas de la humanidad tienen su origen en el carácter humano, y este carácter
es y ha sido condicionado por la interminable cadena de la causa y el efecto.
Pero esto se aplica tanto al futuro como al presente y al pasado. El egoísmo,
la indiferencia y la brutalidad no pueden ser nunca el estado normal de la raza
humana; creerlo así sería desesperar de la humanidad, y esto no puede hacerlo
ningún teósofo. El progreso puede alcanzarse, pero sólo es posible por medio
del desarrollo de las cualidades más nobles. Ahora bien; la verdadera evolución
nos enseña que alterando el medio ambiente del organismo podernos alterar y
mejorar éste; y en el sentido más estricto, esto es cierto con respecto al
hombre. Todo teósofo por consiguiente, está obligado a hacer cuanto le sea
posible para contribuir a todo esfuerzo social razonable que tenga por objeto
el mejoramiento de las condiciones de los pobres. Estos esfuerzos deben tener
como fin la emancipación social de aquellos; o el desarrollo del sentimiento
del deber, en los que ahora lo olvidan con tanta frecuencia en casi todos los
actos de la vida.
PREG.Concedido. Mas, ¿quién decidirá de la bondad de esos esfuerzos sociales?
TEÓS. Ninguna persona y ninguna sociedad pueden sentar regla absoluta alguna
respecto a este punto. El juicio individual tendrá necesariamente que decidir,
en muchos casos. Sin embargo, puede apelarse a una piedra de toque, y es que la
acción propuesta tienda a promover aquella verdadera hermandad, que es el
objeto de la Teosofía. Seguramente que ningún teósofo sincero tendrá gran
dificultad en aplicarla; y una vez satisfecho del resultado, su deber
consistirá en encauzar en ese sentido la opinión pública. Esto solamente puede
lograrse inculcando aquellos elevados y nobles conceptos de los deberes
públicos y privados que forman la base de todo progreso espiritual y material.
Sean?La Clave de la Teosofía cuales
fueren las circunstancias, el teósofo debe ser un centro de acción espiritual,
y de él y de su vida diaria deben emanar fuerzas espirituales elevadas, únicas
que pueden regenerar a sus semejantes.
PREG.¿Por qué habría de hacerlo? ¿No están, tanto él como todos los demás, condicionados
por su Karma, según enseñáis, y no debe necesariamente obrar Karma dentro de
ciertos límites?
TEÓS. Esa ley misma del Karma es la que presta fuerza a todo cuanto acabo de
decir. El individuo no puede separarse de la raza, ni la raza del individuo. La
ley de Karma se aplica a todos por igual, aunque no todos están igualmente
desarrollados. Ayudando al desarrollo de los demás, cree el teósofo que no sólo
los ayuda a cumplir su karma, sino que también él, en el sentido más estricto,
está cumpliendo el suyo. El desarrollo de la humanidad, de la que todos somos
parte integrante, es lo que siempre se propone; y sabe que cualquier falta de
su parte en responder a lo más elevado de su ser no sólo lo retrasa a él en su
marcha progresiva, sino a todos los demás. Puede hacer con sus acciones que sea
más difícil o más fácil para la humanidad alcanzar el próximo plano más elevado
del ser.
PREG.¿Cómo se relaciona esto con el cuarto principio de que habéis hablado, o
sea con la Reencarnación?
TEÓS. La relación es muy íntima . Si nuestra vida presente depende del
desarrollo de ciertos principios, que son producto de los gérmenes que una
existencia anterior nos dejó, la ley es exacta en cuanto al futuro. Una vez
bien comprendida la idea de que la causalidad universal no es puramente
presente, sino pasada, presente y futura, y que cada acción halla en nuestro
plano el lugar que naturalmente le corresponde, se verá su verdadera relación
con nosotros y con los demás. Cada acción mezquina y egoísta nos impulsa hacía
atrás y no hacia adelante, y todo pensamiento noble y todo acto generoso son
escalones que conducen a los planos más elevados y gloriosos del ser. Si esta
vida lo fuese todo, entonces, por muchos conceptos, sería bien pobre y
despreciable, mas, considerada como una preparación para la esfera inmediata de
existencia, puede servir de puerta dorada por la que podemos entrar no solos y
egoístamente, sino en compañía de nuestros semejantes, en los palacios del más
allá. DEL PROPIO SACRIFICIO
PREG.¿Es la justicia igual para todos y el amor hacia todos los seres el objeto
más elevado de la Teosofía?
TEÓS. No; existe otro aún mucho más alto.
PREG.¿Cuál puede ser?
TEÓS. El dar a los otros más que a uno mismo; el propio sacrificio. Esto es lo
que ha distinguido tan preeminentemente a los Maestros más grandes de la
Humanidad, tales como?La Clave de la Teosofía
Gotama Buddha en la Historia, y Jesús de Nazaret en los Evangelios. Ha
bastado ese solo rasgo para conservarles el respeto y el agradecimiento
perpetuos de las generaciones que después de ellos se han sucedido. Decimos,
sin embargo, que el propio sacrificio debe practicarse con discernimiento; y
que si semejante abandono de uno mismo se lleva a cabo sin tener en cuenta la
justicia, ciegamente, sin considerar los resultados, puede a menudo ser no sólo
vano el esfuerzo, sino perjudicial. Una de las reglas fundamentales de la
Teosofía es la justicia consigo mismo, considerándonos como una unidad de la
humanidad colectiva, y no como un yo personal: considerándonos no más que los
demás, pero tampoco menos, excepto cuando, gracias al sacrificio propio,
podemos beneficiar a los muchos.
PREG.¿Podéis aclarar algo más vuestra idea por medio de un ejemplo?
TEÓS. Muchos ejemplos existen en la historia. La Teosofía considera el propio
sacrificio por el bien práctico de los muchos como muy superior a la abnegación
por una idea sectaria, como por ejemplo la de “salvar a los paganos de la
condenación”. En nuestra opinión, el Padre Damián (aquel joven de años que sacrificó su vida entera para
aliviar los sufrimientos de los leprosos de Molokai, y se fue a vivir durante
dieciocho años solo con ellos, siendo al fin atacado por tan terrible
enfermedad, de la cual murió), no ha muerto en vano. Él alivió, y proporcionó
una relativa felicidad a miles de pobres desgraciados. Les llevó el consuelo
mental y físico. Derramó un rayo de luz en la noche oscura y terrible de una
existencia cuya amargura no encuentra otra comparable en los anales del
sufrimiento humano. Era un verdadero teósofo, y su memoria vivirá eternamente
en nosotros. Consideramos a ese pobre sacerdote belga inconmensurablemente más
elevado que, por ejemplo, aquellos sinceros pero insensatos y vanos misioneros
que han sacrificado su vida en las islas de los mares del Sur o en China. ¿Qué
bien han hecho? En las primeras, trataron con seres que no eran aún aptos para
recibir verdad alguna; y en cuanto a la segunda, se trata de una nación cuyos
sistemas de filosofía religiosa son tan elevados como cualesquiera otros, si
quisieran los que los poseen seguir el modelo de Confucio y demás sabios de su
raza. Murieron víctimas de caníbales y de salvajes irresponsables, o del
fanatismo y del odio populares; mientras que si hubiesen ido a los tugurios de
Whitechapel, u otra localidad de aquellas que se estancan y pudren, bajo el sol
brillante de nuestra civilización, llenas de salvajes cristianos y de lepra
mental, hubieran podido hacer verdadero bien y haber conservado la vida para
una causa mejor y más digna.
PREG.Pero ¿no piensan los cristianos lo mismo?
TEÓS. Es claro que no, porque obran partiendo de una creencia errónea. Piensan
que bautizando el cuerpo de un salvaje irresponsable salvan su alma de la
condenación. Por una parte, la Iglesia olvida a sus mártires, y por otra beatifica
y levanta estatuas a hombres como Labro, que sacrificó su cuerpo durante
cuarenta años sólo en beneficio de los inmundos insectos que en él se
alimentaban. Si dispusiésemos de los medios necesarios para ello, levantaríamos
una estatua al Padre Damián, santo verdadero y práctico, y perpetuaríamos su
memoria para siempre, como ejemplo viviente de heroísmo teosófico y de
compasión y propio sacrificio, Buddhista y cristiano.
PREG.¿Consideráis, por tanto, el propio sacrificio como un deber??La Clave de
la Teosofía
TEÓS. Sí; y lo explicamos, mostrando que el altruismo es una parte integrante
del propio desarrollo. Pero hemos de distinguir. Ningún hombre tiene derecho a
dejarse morir de hambre para que pueda otro alimentarse, a no ser que la vida
de este último sea, de un modo evidente, más útil a los muchos que la suya
propia. Pero es deber suyo sacrificar su propio bienestar y trabajar por los
demás si éstos son incapaces de trabajar por sí mismos. Deber suyo es dar todo
lo que le pertenece, por completo, si a nadie aprovecha más que a él mismo,
caso que lo guarde egoístamente. La Teosofía enseña la propia abnegación, pero
no el propio sacrificio impulsivo e inútil, ni justifica el fanatismo.
PREG.¿Cómo podremos alcanzar un estado tan elevado?
TEÓS. Llevando a la práctica con discernimiento nuestros preceptos. Por el uso
de nuestra razón más elevada, de la intuición espiritual, del sentido moral, y
obedeciendo al dictamen de lo que llamamos “la tranquila y suave voz” de
nuestra conciencia, que es la de nuestro Ego, y habla más alto en nosotros que
los terremotos y los truenos de Jehová, en que “no está el Señor”.
PREG.Si tales son nuestros deberes hacia la humanidad en general, ¿qué
entendéis por nuestros deberes respecto a los que nos rodean?
TEÓS. Exactamente los mismos, con más los que nacen de las obligaciones
especiales de los lazos de familia.
PREG.¿No es cierto entonces, como se dice, que apenas ha entrado alguno en la
Sociedad Teosófica, se ve separado gradualmente su mujer, de sus hijos y de los
deberes de familia?
TEÓS. Es una calumnia sin fundamento alguno, como tantas otras. El primero de
los deberes teosóficos es el de cumplir el propio deber hacia todos l o s
hombres y principalmente hacia aquellas personas con quienes tenemos
obligaciones especiales, bien por haberlas asumido voluntariamente, como son
los lazos del matrimonio, o porque el destino nos ha ligado a ellas, como las
que debemos a nuestros padres o parientes.
PREG.¿ Y cuál puede ser el deber del teósofo hacia sí mismo?
TEÓS. Reprimir y vencer al yo inferior, por medio del Superior. Purificarse
interna y moralmente; no temer a nadie ni a nada, fuera del tribunal de su
propia conciencia. No hacer jamás una cosa a medias; es decir, si cree hacer
una cosa buena, debe hacerla abierta y francamente; y si es mala, apartarse de
ella por completo. Un teósofo tiene el deber de aligerar su carga, pensando en
el sabio aforismo de Epicteto que dice: “No te dejes apartar, de tu deber por
cualquier reflexión vana que de ti pueda hacer el mundo necio, porque en tu
poder no están sus censuras, y, por consiguiente, no deben importarte nada”.
PREG.Suponiendo que un miembro de vuestra Sociedad manifestase su incapacidad
para practicar el altruismo con otras personas, fundándose en que “la caridad
empieza por uno mismo”, y alegando que está demasiado ocupado, o que es
demasiado pobre para favorecer a la humanidad, o siquiera a algunos de sus
elementos, ¿cuáles son vuestras reglas en caso semejante?
TEÓS. Ningún hombre tiene el derecho de decir que nada puede hacer por los
demás, bajo cualquier pretexto que sea. “Cumpliendo su deber en la ocasión
conveniente, puede el hombre convertirse en acreedor del mundo”, dice un
escritor inglés. Un vaso de agua?La Clave de la Teosofía ofrecido a tiempo al viajero sediento realiza
un deber más noble y más digno que una docena de comidas dadas sin oportunidad
a gentes que pueden pagarlas. Un hombre que no sienta esto, jamás será teósofo;
pero podrá, sin embargo, seguir siendo miembro de nuestra Sociedad. Carecemos de
reglas para obligar a ningún hombre a convertirse en teósofo práctico, si no
desea serlo.
PREG.¿Para qué entran entonces en la Sociedad?
TEÓS. El que lo hace lo sabrá. Tampoco en esto tenemos derecho para formar
juicios anticipados sobre una persona, aun cuando toda una comunidad se
manifestase en su contra, y os diré por qué. En nuestros tiempos, la vox populi
(al menos en lo que se refiere a la de las clases ilustradas) ya no es la vox
dei, sino siempre la de la preocupación, la de los motivos egoístas, y a menudo
también la de la impopularidad. Nuestro deber es sembrar semilla abundante para
el futuro, y tratar de que sea buena; no detenernos en averiguar por qué hemos
de hacerlo así, ni cómo y para qué vamos a perder nuestro tiempo, puesto que
los que han de recoger más adelante la cosecha no seremos nosotros. DE LA
CARIDAD
PREG.¿Cómo consideran los teósofos el deber cristiano de la caridad?
TEÓS. ¿A qué caridad os referís; a la caridad mental o a la caridad práctica en
el plano físico?
PREG.A la caridad práctica, pues vuestra idea sobre la fraternidad universal
incluye, por supuesto, la caridad mental.
TEÓS. ¿Os referís a la aplicación práctica de los mandamientos de Jesús en el
Sermón de la Montaña?
PREG.Precisamente.
TEÓS. Entonces, ¿por qué llamarlos “cristianos”? Aunque vuestro Salvador los
predicó y practicó, lo último en que piensan los cristianos de hoy día es en
ponerlos en práctica durante su vida.
PREG.¡Sin embargo, muchos son los que se pasan la vida practicando la caridad!
TEÓS. Sí, con las sobras de sus grandes fortunas. Pero enseñadme un cristiano,
entre los más filántropos, que esté decidido a socorrer al ladrón hambriento
que le robe su abrigo; o a presentar su mejilla derecha al que le abofeteara la
izquierda, sin conservar jamás resentimiento por ello.
PREG.Debéis tener presente que no deben tomarse estos preceptos al pie de la
letra. Desde la época del Cristo, han cambiado los tiempos y las
circunstancias. Además, habló en parábolas.
TEÓS. En este caso, ¿por qué no dicen las Iglesias que la doctrina de la
condenación y del fuego del infierno debe entenderse también como parábolas?
¿Por qué insisten algunos de?La Clave de la Teosofía los predicadores más populares y afamados en
el sentido literal de los fuegos del Infierno y de los tormentos físicos de un
alma “asbestina”, y permiten virtualmente que se interpreten esas “parábolas”
en el sentido que se hace? Si “parábola” es lo uno, también lo es lo otro. Si
el fuego infernal es una verdad literal, entonces los mandamientos de Cristo en
el Sermón de la Montaña deben obedecerse al pie de la letra. Y os digo que
muchos que, como el Conde León Tolstoi, no creen en la divinidad del Cristo,
cosa que también sucede a más de un teósofo, aplican literalmente esos nobles y
universales preceptos. Muchas personas buenas lo harían si no estuviesen
convencidas de que semejante proceder en la vida les había de conducir a un
manicomio, ¡efecto de lo cristianas que son nuestras leyes!
PREG.Todo el mundo sabe, sin embargo, que se gastan anualmente muchos millones
en la caridad privada y pública.
TEÓS. ¡Oh, sí! La mitad se queda entre las manos por que pasa, antes de llegar
a las del pobre; y una buena parte del resto en poder, de los mendigos de
oficio, demasiado holgazanes para trabajar, no favoreciendo así de ningún modo
a los que realmente sufren o están en la miseria. ¿No sabéis que el primer
resultado del gran desbordamiento de caridad en beneficio del East–End de
Londres fue producir en Whitechapel un alza de
por ciento en los alquileres?
PREG.¿Qué haríais vosotros?
TEÓS. No obrar colectiva y sí individualmente; seguir el precepto de la escuela
Buddhista del Norte. “Jamás pongas alimento en la boca del hambriento
sirviéndote de mano ajena.” “Nunca permitas que se interponga entre ti y el objeto
de tu generosidad la sombra de tu vecino (la de una tercera persona).” “Nunca
des tiempo al Sol para secar una lágrima, antes de haberla tú enjugado.” “No
des jamás por medio de tus criados dinero al pobre, o alimento al sacerdote que
pide a tu puerta; no fuera tu dinero a aminorar el agradecimiento y a
convertirse en hiel tu aliento”.
PREG.¿Cómo puede aplicarse esto prácticamente?
TEÓS. Las ideas teosóficas acerca de la caridad significan esfuerzo personal
para los demás; compasión y bondad personales; interés personal en el bienestar
y prosperidad de los que sufren; previsión y ayuda personales en sus penas y
necesidades. Nosotros, teósofos, no creemos en la eficacia del sistema de dar
dinero por conducto ajeno; creemos aumentar cien veces el poder del dinero y su
eficacia por nuestro contacto y simpatía personales con los que lo necesitan.
Creemos en el alivio del alma tanto, si no más, que en el del estómago, porque
el agradecimiento hace un bien mayor al hombre que lo siente que al que lo ha hecho
sentir. ¿Dónde está el agradecimiento que vuestros millones de libras
esterlinas debieran haber despertado, o los buenos sentimientos provocados por
ellos? ¿Acaso en el odio que siente el pobre de East–End hacia el rico? ¿En el
aumento del partido de la anarquía y del desorden, o en esos centenares de
infelices muchachas obreras, víctimas del sistema “del sudor”, obligadas
diariamente a andar por las calles para ganarse la subsistencia? ¿Acaso quedan
agradecidos a las fábricas en que les dan trabajo las ancianas y ancianos
desamparados, o los pobres por las viviendas malsanas en que les consienten?La
Clave de la Teosofía engendrar nuevas
generaciones de seres enfermizos, escrofulosos y raquíticos, con el único objeto
de llenar los bolsillos de los Shylocks insaciables que poseen casas? Como
consecuencia, cada moneda de estos “millones” entregada por gente buena y que
quisiera ser caritativa, cae como una desgracia en vez de una bendición sobre
el pobre a quien debiera aliviar. A esto llamamos crear Karma nacional, y
terribles serán sus resultados el día que haya que rendir cuentas. DE LA
TEOSOFÍA PARA LAS MASAS
PREG.¿Creéis que ayudaría la Teosofía a extirpar esos males, en las condiciones
contrarias de nuestra vida moderna?
TEÓS. Creo firmemente que podríamos lograrlo si tuviésemos más recursos y no
tuviesen que trabajar muchísimos teósofos para ganarse el pan.
PREG.¿De qué modo? ¿Pensáis que podrían arraigarse jamás vuestras doctrinas
entre las masas ignorantes, siendo tan abstractas y difíciles que apenas pueden
comprenderlas las personas instruidas?
TEÓS. Olvidáis una cosa, y es que precisamente vuestra tan decantada educación
moderna es lo que hace difícil para vosotros la inteligencia de la Teosofía.
Tan llena de sutilezas y preocupaciones intelectuales tenéis la mente, que
vuestra natural intuición y percepción de la verdad no pueden funcionar. Para
que el hombre comprenda las verdades generales de Karma y Reencarnación no se
necesita la metafísica o la cultura. Ahí están millones de pobres e ignorantes
buddhistas e hindúes para quienes Karma y Reencarnación son realidades sólo
porque su mente jamás ha sido forzada ni torcida por ningún molde artificial.
Nunca se ha pervertido en ellos el innato sentimiento de justicia humana,
haciéndoles creer que les serían perdonados todos sus pecados por haber sido
muerto otro hombre por ellos. Y notad bien que los buddhistas viven cumpliendo
con sus creencias sin proferir una queja contra Karma, o lo que consideran como
justo castigo; mientras que el populacho cristiano no cumple su ideal moral, ni
acepta su suerte con satisfacción. De ahí las quejas, el descontento y la
intensidad de la lucha por la existencia, en los países occidentales.
PREG.Pero esa resignación que alabáis tanto, mataría todo motivo de esfuerzo y
detendría el progreso.
TEÓS. Y los teósofos decimos que ese progreso y civilización de que tanto os
vanagloriáis no son más que fuegos fatuos que flotan sobre un pantano que
exhala miasmas envenenados y mortíferos. Porque vemos el egoísmo, el crimen, la
inmoralidad y todos los males imaginables cayendo sobre la desgraciada
humanidad, al salir de esa caja de Pandora que llamáis siglo de progreso, y
aumentando pari passu con el desarrollo de su civilización material. A este
precio, más valen la inercia y la inactividad de los países buddhistas,
consecuencias tan sólo de la esclavitud política durante muchos siglos.?La
Clave de la Teosofía
PREG.¿No tiene, entonces, importancia toda esa metafísica y misticismo de que
tanto os ocupáis?
TEÓS. No traen gran consecuencia respecto a las masas, que sólo necesitan una
dirección y ayuda práctica; pero son de la mayor importancia para las personas
ilustradas, jefes naturales de esas masas; para aquellas cuyo modo de pensar y
obrar será tarde o temprano adoptado por esas mismas masas. Sólo por medio de
la filosofía puede el hombre inteligente e ilustrado evitar el suicidio
intelectual de creer basado en la fe ciega; y sólo asimilándose la estricta
continuidad y la coherencia lógica de las doctrinas si no esotéricas,
orientales, puede comprender la verdad de las mismas. De la convicción nace el
entusiasmo; y el “entusiasmo”, dice Bulwer Lytton, “es el genio de la
sinceridad, sin el cual no alcanza la verdad victoria alguna”. Emerson, con
mucho acierto, dice que “todo movimiento grande e imperioso en los anales del
mundo es el triunfo del entusiasmo; y para producir sentimiento semejante,
¿dónde se hallará una filosofía tan sublime, tan estable, tan lógica y que de
tal, modo lo abarque todo, como nuestras doctrinas orientales?
PREG.Sin embargo, muy numerosos son sus enemigos, y cada día encuentra la
Teosofía nuevos adversarios.
TEÓS. Esto es lo que prueba, precisamente, su excelencia y valor intrínsecos.
La gente sólo odia a aquello que teme; y nadie se molesta en echar por tierra
lo que ni es una amenaza, ni se eleva sobre la medianía.
PREG.¿Esperáis comunicar algún día ese entusiasmo a las masas?
TEÓS. ¿Por qué no? Ya que la historia nos dice que las masas adoptaron con
entusiasmo el Buddhismo; ya que, como antes dije, el efecto práctico de esta
filosofía de ética se muestra todavía en ellas por la insignificancia del
número de crímenes entre las poblaciones buddhistas, según comprueba la
estadística cuando se la compara con la de cualquier otra religión. Lo principal
es agotar la fuente abundantísima de todo crimen e inmoralidad, o sea la
creencia de que puede uno sustraerse a las consecuencias de sus propios actos.
Enséñese la más sublime de todas las leyes, Karma y Reencarnación, y además de
sentir las masas la verdadera dignidad de la naturaleza humana, se apartarán
del mal y huirán de él, como lo harían de un peligro físico. CÓMO PUEDEN LOS
MIEMBROS AYUDAR A LA SOCIEDAD
PREG.¿Cómo esperáis que realicen la obra los miembros de la Sociedad?
TEÓS. Primero, estudiando y comprendiendo las doctrinas teosóficas, para que
así puedan enseñar a los demás, especialmente a los jóvenes. Segundo,
aprovechando toda oportunidad de hablar a los demás sobre Teosofía,
explicándoles lo que ésta es y lo que no es, disipando sus errores y fomentando
el interés por ella. Tercero, ayudando a la propaganda de nuestra literatura;
comprando obras, cuando se tienen medios para ello, prestándolas, dándolas e
induciendo a los amigos a hacer lo mismo. Cuarto, defendiendo a?La Clave de la
Teosofía la Sociedad contra todo ataque
injusto, o por todos los medios legítimos que tengan en su poder. Quinto, y es
lo más importante de todo, por el ejemplo de la propia vida.
PREG.Pero toda esa literatura, a cuya propaganda dais tanta importancia, no me
parece encerrar una gran utilidad práctica en beneficio, de la humanidad. No es
caridad práctica.
TEÓS. Pensamos de otro modo. Creemos que un buen libro que ofrece a las
personas materia para pensar, que fortalece y esclarece su mente,
facilitándoles la inteligencia de verdades sentidas vagamente, pero que no
podían formular, produce un bien real y substancial. En cuanto a lo que llamáis
actos prácticos de caridad en beneficio de nuestros semejantes, hacemos lo poco
que podemos; pero, como ya os he dicho, la mayor parte de nuestros hermanos son
pobres, y la Sociedad por sí misma no tiene bastantes recursos para tener a
sueldo gente dedicada a su servicio. Todos los que nos esforzamos en
realizarlo, damos gratis nuestro trabajo, y en muchísimos casos nuestro dinero.
Los pocos que poseen medios de hacer lo que se llama vulgarmente actos de
caridad, siguen los preceptos buddhistas y trabajan por sí mismos, pero no por
procuración o suscribiéndose públicamente a obras caritativas. Lo que tiene que
hacer ante todo el teósofo es olvidar su personalidad. LO QUE NO DEBE HACER EL
TEÓSOFO
PREG.¿ Tenéis en vuestra Sociedad algunas leyes o cláusulas prohibitivas
aplicables a los teósofos?
TEÓS. Muchas; aunque, ¡ay!, ninguna es obligatoria. Ellas expresan el ideal de
nuestra organización; pero nos vemos obligados a confiar a la discreción de los
mismos miembros su aplicación práctica. Desgraciadamente, tal es el estado
mental de los hombres en el siglo presente, que si no consintiésemos en dejar
que estas cláusulas fuesen consideradas como anticuadas, por decirlo así,
ningún hombre o mujer se atrevería a entrar en la Sociedad Teosófica.
Precisamente por esta razón me veo obligada a insistir tanto sobre la
diferencia que existe entre la verdadera Teosofía y su vehículo laborioso, bien
intencionado, pero todavía indigno, la Sociedad Teosófica.
PREG.¿Podéis decirme cuáles son los peligrosos escollos que se encuentran en la
alta mar de la Teosofía?
TEÓS. ¡Bien podéis llamarlos escollos, porque más de un sincero y honrado M. S.
T. ha visto estrellarse en ellos su nave! Y, sin embargo, parece lo más fácil
de este mundo evitar ciertas cosas. Os expondré una serie de semejantes deberes
teosóficos negativos, que ocultan los positivos. Par ejemplo: ningún teósofo
debe permanecer callado cuando oiga hablar mal o calumniar a la Sociedad o a
personas inocentes, sean éstas o no sus colegas. Miembro de la Sociedad Teosófica.?La Clave de
la Teosofía
PREG.Pero suponed que lo que uno oye sea verdad, o pueda ser cierto sin que uno
lo sepa.
TEÓS. Entonces debe pedir pruebas de lo que se afirma, y oír a las dos partes
imparcialmente, antes de permitir que la acusación quede impune. No tiene
derecho a creer en el mal hasta que no posea una prueba innegable de la
exactitud de lo afirmado.
PREG.¿Y qué debe hacerse en ese caso?
TEÓS. Tener compasión e indulgencia; la caridad y la longanimidad siempre
debieran encontrarnos dispuestos a excusar a nuestros hermanos pecadores, y a
juzgar lo más benévolamente posible a los que yerran. Jamás debiera un teósofo
olvidar las imperfecciones y flaquezas de la naturaleza humana.
PREG.En tales casos, ¿debe perdonar enteramente?
TEÓS. En todos los casos; particularmente cuando la víctima es él.
PREG.Pero si obrando de este modo se expone a ofender a otras personas o
consiente que se las perjudique, ¿qué debe hacer entonces?
TEÓS. Cumplir con su deber; hacer aquello que su conciencia y naturaleza
superior le sugieran, pero después de madura deliberación. La justicia consiste
en no ofender a ser viviente alguno; pero también nos impone no permitir jamás
que se perjudique a la mayoría o a una persona inocente, consintiendo la
impunidad del culpable.
PREG.¿Cuáles son las demás cláusulas negativas?
TEÓS. Ningún teósofo debe contentarse con una vida ociosa o frívola, que no le
reporta ningún verdadero bien, y menos lo produce a los demás. Debe trabajar en
beneficio de aquellos pocos que necesiten de su ayuda, si se siente incapaz de
luchar por la humanidad en general, contribuyendo así al progreso de la causa teosófica.
PREG.Esto requiere una naturaleza excepcional, y a ciertas personas les sería
muy difícil.
TEÓS. Más le valiera, entonces, no formar parte de la Sociedad Teosófica, que
navegar bajo una falsa bandera. A nadie se le exige dar más de lo que puede, ya
sea en devoción, tiempo, trabajo o dinero.
PREG.¿Qué más?
TEÓS. Ningún teósofo debe prestar demasiada importancia a sus progresos
personales en los estudios teosóficos; pero debe estar dispuesto a trabajar con
todas sus fuerzas por los demás. No debe dejar que carguen unos pocos
trabajadores leales con todo el peso y responsabilidad del movimiento
teosófico. Cada miembro debiera considerar de su deber participar como pueda en
la obra común y contribuir a ella por todos los medios que estén a su alcance.
PREG.Esto es muy justo; ¿y después?
TEÓS. No debe un teósofo colocar su vanidad o sentimiento personales sobre los
de su Sociedad como corporación. Al que sacrifica la reputación de esta última,
o la de otras personas en aras de su vanidad, provecho u orgullo personales, no
se le debiera consentir que siga formando parte de la Sociedad, Un miembro
canceroso enferma al cuerpo entero.?La Clave de la Teosofía
PREG.¿Es deber de todo miembro enseñar y predicar la Teosofía a los demás?
TEÓS. Seguramente. Ningún miembro tiene derecho a permanecer ocioso, con la
excusa de que sabe demasiado poco para enseñar. Porque siempre debe estar
seguro de que hallará otros que saben aún menos que él. Hasta que no empieza un
hombre a enseñar a los demás, no descubre su propia ignorancia, y entonces es
cuando se esfuerza en combatirla. Mas ésta es cláusula secundaria.
PREG.¿Cuál es, pues, el más importante de los deberes teosóficos negativos?
TEÓS. Estar siempre dispuesto a reconocer, y confesar las propias faltas. Pecar
más bien por una exagerada alabanza de los esfuerzos de nuestro prójimo, que
por una apreciación insuficiente de los mismos. No difamar a espaldas suyas o
calumniar a otra persona que no está presente. Decir siempre abierta y
directamente, cara a cara, los motivos de queja que se tengan. No hacerse eco
jamás de cualquier cosa que pueda oírse en contra de una persona, ni alimentar
sentimiento de venganza alguno contra los que nos ofendan.
PREG.Es a menudo expuesto decir la verdad cara a cara. ¿No os parece? Conozco a
un miembro de la Sociedad Teosófica que se ofendió muchísimo, abandonó la
Sociedad y se convirtió en su mayor enemigo sólo porque le dijeron algunas
verdades desagradables cara a cara y lo censuraron por ellas.
TEÓS. De éstos hemos tenido muchos. Ningún miembro, sea importante o
insignificante, ha dejado jamás, al separarse de nosotros, de convertirse en
nuestro declarado enemigo.
PREG.¿Cómo explicáis esto?
TEÓS. Muy sencillamente. En la mayoría de los casos, habiéndose consagrado a la
Sociedad con mucho ardor al principio, y habiendo prodigado a ésta las más
exageradas alabanzas, la única excusa posible a que puede recurrir un apóstata
para explicar su conducta y su ceguera es presentarse como víctima inocente
engañada, volviendo así contra la Sociedad en general, y sus jefes en
particular, las censuras de que ha sido objeto. Esas personas se parecen a
aquel hombre de la antigua fábula que, teniendo la cara torcida, rompió el
espejo diciendo que reflejaba imperfectamente su semblante.
PREG.Pero ¿por qué motivo atacan a la Sociedad?
TEÓS. Casi siempre por vanidad ofendida en una forma u otra. Generalmente,
porque su dictamen y consejos no se consideran como decisivos y de peso; o bien
porque pertenecen a esa clase de personas que preferirían reinar en el infierno
a servir en el cielo; en una palabra: porque no pueden soportar no ser los
primeros en todo. Por ejemplo, un miembro –un verdadero “Don Oráculo”–
criticaba y difamaba casi a todo miembro de la Sociedad Teosófica, dirigiéndose
lo mismo a los de afuera que a los teósofos, bajo pretexto de que todos eran
antiteosóficos, censurándolos por lo que él mismo estaba haciendo siempre. Al
fin salió de la Sociedad, dando por motivo su profunda convicción de que éramos
todos (los fundadores especialmente) ¡impostores! Otro, después de haber
intrigado por todos los medios posibles para que se lo colocase al frente de
una sección importante de la Sociedad, viendo que los miembros se oponían a
ello, volvió sus armas contra los fundadores de la Sociedad Teosófica y se
convirtió en su más encarnizado enemigo,?La Clave de la Teosofía atacando, siempre que podía, a uno de
aquellos simplemente porque no pudo ni quiso imponerlo a los miembros. Era
sencillamente un caso violento de vanidad ofendida. Otro quería practicar la
magia negra, y virtualmente así lo hizo; es decir, ejercer ilícitamente su
influencia psicológica personal sobre ciertos miembros, pretendiendo practicar
al mismo tiempo la devoción y todas las virtudes teosóficas. Habiendo
encontrado oposición y habiéndose puesto fin a este estado de cosas, rompió con
la Teosofía; y ahora calumnia a los desgraciados jefes del modo más violento,
esforzándose en destruir la Sociedad y manchando la reputación de aquellos que
no se dejaron engañar por tan “digno” miembro.
PREG.¿Qué se hace con gente semejante?
TEÓS. Abandonarlos a su Karma. Porque abre mal una persona, no es motivo para
que los demás hagan lo mismo.
PREG.Volvamos a la calumnia. ¿Dónde está la línea de demarcación que separa la
difamación de la justa crítica? ¿No es un deber poner a nuestros amigos y
prójimos en guardia contra los que sabemos son asociados peligrosos?
TEÓS. Si dejando a estos últimos impunes puede perjudicarse a otras personas,
es seguramente nuestro deber evitar el peligro, previniéndolos privadamente.
Pero ya sea exacta o falsa, jamás debe propagarse entre el público una
acusación contra otra persona. Si es cierta, y cuando sólo el pecador resulta
perjudicado, abandóneselo a su Karma. Si es falsa, entonces no se habrá contribuido
a aumentar la injusticia en el mundo. Por lo tanto, guárdese silencio, respecto
a esas cosas, con toda persona que no este directamente interesada en ellas.
Pero si la discreción y el silencio pueden perjudicar o poner en peligro a
otros, entonces dígase la verdad a toda costa; y digo con Annesly: “Consulta el
deber, no los acontecimientos”. Casos existen en que por fuerza hay que
exclamar: “Perezca la discreción antes de consentir que se anteponga al deber”.
PREG.Paréceme que si aplicáis esas máximas os espera una serie de disgustos.
TEÓS. Y en efecto, así sucede. Hemos de reconocer que nos hallamos ahora tan
expuestos a los insultos como lo estaban los primeros cristianos. “¡Mirad
cuánto se quieren esos teósofos unos a otros!, puede decirse ahora de nosotros
sin la menor injusticia.
PREG.Puesto que admitís que existen tantas difamaciones, calumnias y disputas,
si no más, en la Sociedad Teosófica que en las Iglesias Cristianas, sin contar
las Sociedades Científicas, ¿ qué clase de Fraternidad es ésa?
TEÓS. Una muestra bien pobre, en verdad, en cuanto al presente; y mientras no
se le pase por una criba y se reorganice, nada mejor que las demás. Acordaos,
sin embargo, de que la naturaleza humana es la misma en la Sociedad Teosófica
que fuera de ella. Sus miembros no son santos; todo lo más, son pecadores que
tratan de obrar mejor, pero que están expuestos a caer por su debilidad
personal. Añadid a esto que nuestra “Hermandad” no es una corporación
reconocida o sancionada, y que se encuentra, por decirlo así, al margen de la
acción jurídica. Se halla, además, en un estado caótico, y es más injustamente
impopular que ninguna otra Asociación. ¡Qué tiene de extraño, por lo tanto, que
aquellos miembros incapaces de practicar su ideal vayan a buscar, después de
haber abandonado la?La Clave de la Teosofía
Sociedad, protección simpática entre nuestros enemigos, confiando a sus
oídos, por demás complacientes, sus odios y rencores! Sabiendo que han de
hallar auxilio, simpatía y una credulidad pronta a admitir toda clase de
acusaciones, por absurdas que sean, que les convenga lanzar contra la Sociedad
Teosófica, se apresuran a hacerlo, y descargan su ira contra el inocente espejo
que con demasiada fidelidad reflejó sus facciones. Jamás perdona la gente a
aquellos a quienes ofendió. El sentimiento de la bondad recibida y pagada con
la ingratitud, la conduce a un furor de justificación personal, ante el mundo y
ante su propia conciencia. Al mundo le falta tiempo para creer cualquier cosa
que se refiera en contra de una Sociedad que odia. En cuanto a la propia
conciencia … pero no quiero añadir más, temiendo haber dicho ya demasiado.
PREG.No me parece muy envidiable vuestra posición.
TEÓS. No lo es, en efecto. Mas, ¿no creéis que algo muy noble, muy elevado, muy
verdadero, ha de haber en el fondo de la Sociedad y de su filosofía, cuando aún
continúan trabajando por ella con todas sus fuerzas los jefes y fundadores del
movimiento? Sacrifican por ella todo bienestar, toda prosperidad mundana, todo
éxito; su buen nombre y reputación; y ¡ay!, hasta su honra misma, para ser
objeto, en cambio, de la murmuración incesante, de la persecución implacable,
de la calumnia obstinada, de la ingratitud constante; para ver que sus más
nobles esfuerzos son mal interpretados, y para recibir ofensas de todas partes,
cuando abandonando su obra se librarían inmediatamente de toda responsabilidad
y se verían escudados contra todo nuevo ataque.
PREG.Confieso que tanta perseverancia me parece asombrosa, y no comprendo la
razón de tales sacrificios.
TEÓS. No será por beneficio personal, creedlo; únicamente por la esperanza de
enseñar a unos pocos individuos a trabajar en nuestra obra por la humanidad,
con arreglo al plan original, el día que hayan muerto y desaparecido los
fundadores. Éstos han encontrado ya, para llenar su puesto, unas pocas almas
nobles y leales. Gracias a estos pocos, las generaciones venideras hallarán el
sendero que conduce a la paz algo más libre de espinas y de abrojos; el camino
algo más ancho; y así tantos sufrimientos habrán producido buenos resultados, y
su propio sacrificio no habrá sido vano. Por ahora, el objeto principal,
fundamental, de la Sociedad, es sembrar semillas en los corazones de los
hombres; semillas que puedan germinar a su tiempo, y bajo circunstancias más
propicias, llevarnos a una reforma saludable, capaz de ofrecer a las masas
mayor felicidad que la que hasta ahora han conocido.? XIII CONCEPTOS ERRÓNEOS
ACERCA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA TEOSOFÍA Y ASCETISMO
PREG.Oí decir a ciertas personas que vuestras reglas exigen a todos los
miembros ser vegetarianos, solteros y ascetas rigurosos, pero hasta ahora nada
de esto me habéis dicho. ¿Podéis decirme la verdad sobre ello?
TEÓS. La verdad es que nuestras reglas no exigen nada por el estilo. La
Sociedad Teosófica ni siquiera espera, y mucho menos exige de ninguno de sus
miembros, que sean ascetas en modo alguno, a no ser que llaméis ascetismo a que
deben esforzarse en hacer bien a los demás, y no ser egoístas.
PREG.Sin embargo, muchos de los miembros son vegetarianos estrictos, y
confiesan abiertamente su propósito de permanecer solteros. También sucede esto
muy a menudo con los que desempeñan un papel importante relacionado con la obra
de vuestra Sociedad.
TEÓS. Esto es muy natural, porque muchos de nuestros celosos trabajadores son
miembros de la Sección Interna de la Sociedad, de que hablé antes.
PREG.¿Exigís, entonces, prácticas ascéticas en esta Sección Interna?
TEÓS. No; ni siquiera en ésta las exigimos o imponemos; pero veo que será mejor
os explique nuestro punto de vista respecto del ascetismo en general, y
comprenderéis entonces lo del vegetarianismo y lo demás.
PREG.Proseguid.
TEÓS. Como ya os dije, muchos de los que se convierten realmente en verdaderos
estudiantes de Teosofía, y en trabajadores activos dentro de nuestra Sociedad,
desean hacer algo más que estudiar teóricamente las verdades que enseñamos.
Desean conocer la verdad por experiencia personal y directa, y estudiar
Ocultismo con el objeto de adquirir la sabiduría y el poder que sienten que
necesitan para ayudar a los demás eficaz y juiciosamente, en vez de obrar a
ciegas y a la ventura. Por esto, tarde o temprano entran en la Sección Interna.
PREG.Acabáis de decir que ni tampoco en esa Sección Internas necesarias las
“prácticas ascéticas”.
TEÓS. No lo son; pero lo primero que en ella aprenden los miembros es un
concepto exacto y verdadero de la relación del cuerpo o envoltura física con el
hombre interno, o?La Clave de la Teosofía
sea con el hombre verdadero. La relación y la acción intermedia mutua
entre estos dos aspectos de la naturaleza humana les es explicada y demostrada;
así es que pronto quedan penetrados de la importancia suprema del hombre
interno, comparada con la cubierta exterior o cuerpo. Se les enseña que el
ascetismo ciego e inteligente es una locura; que conducirse como San Labro, del
que ya hemos hablado, o como los faquires hindúes y los ascetas de los bosques,
que cortan, queman y mortifican su cuerpo del modo más cruel y horrible, no es
más que un tormento propio para alcanzar fines egoístas; es decir, para
desarrollar el poder de la voluntad, pero que es perfectamente inútil para el
objeto de lograr el desarrollo espiritual, real y verdadero, o sea teosófico.
PREG.Comprendo; consideráis solamente como necesario el ascetismo moral. Es
como un medio para un fin, siendo este fin el perfecto equilibrio de la
naturaleza interna del hombre, y la consecución del dominio completo sobre el
cuerpo, con todas sus pasiones y deseos.
TEÓS. Precisamente. Pero hay que usar de esos medios inteligente y
juiciosamente, y no a ciegas y sin discernimiento; como un atleta que se
ejercita y prepara para una gran lucha, no como el avaro que para poder seguir
satisfaciendo su pasión del oro se mata de hambre hasta caer enfermo.
PREG.Comprendo ahora la idea general, pero veamos cómo la aplicáis en la
práctica, respecto al vegetarianismo, por ejemplo.
TEÓS. Uno de los grandes sabios alemanes ha demostrado que toda clase de carne
animal, sea cual fuese el modo de guisarla, conserva siempre ciertas
propiedades características del cuerpo del que ha formado parte, y las cuales
pueden reconocerse. Aparte de esto, todos sabemos, por el gusto, qué clase de
carne estamos comiendo. Nosotros vamos más lejos, y probamos que cuando la
carne de los animales es asimilada como alimento por el hombre, le transmite,
fisiológicamente, algunas de las propiedades características del animal a que
pertenecía. Además, la ciencia oculta lo enseña y prueba a sus estudiantes por
la demostración ocular, haciendo ver igualmente que ese efecto de
“animalización” en el hombre es mayor proviniendo de la carne de los animales
más grandes, menor si se trata de la de las aves, aún menos siendo de pescado y
otros animales de sangre fría, y mínimo cuando sólo come vegetales.
PREG.¡Mejor sería entonces que no comiese nada!
TEÓS. Indudablemente, si pudiese vivir sin comer. Mas, hoy por hoy, ha de comer
para vivir; así es que aconsejamos a los estudiantes realmente celosos que
tomen el alimento que tenga influencia menos pesada sobre su cerebro y su
cuerpo, y cuyo efecto de estorbar y retrasar el desarrollo de su intuición,
facultades internas y poderes sea el menor posible.
PREG.¿No adoptáis entonces todos los argumentos de que suelen valerse
generalmente los vegetarianos?
TEÓS. Ciertamente que no. Algunos de sus argumentos son muy débiles y a menudo
basados en suposiciones enteramente falsas. Pero, por otra parte, muchas de las
cosas que dicen son por completo ciertas. Creemos, por ejemplo, que muchas
enfermedades, y particularmente la gran predisposición para las mismas que
tanto se viene observando en nuestra época, son debidas en gran parte al uso de
la carne y especialmente de la carne en?La Clave de la Teosofía conserva. Mas sería muy largo el tratar a
fondo la cuestión del vegetarianismo desde el punto de vista de sus méritos.
Pasemos, si queréis, a otro asunto.
PREG.Una pregunta más. ¿Qué deben hacer cuando están enfermos los miembros de
la Sección Interna con respecto a los alimentos?
TEÓS. Seguir, como es natural, el mejor consejo práctico posible. ¿No
comprendéis aún que jamás imponemos obligaciones absolutas sobre este punto?
Tened presente para siempre que en todas las cuestiones de este género
consideramos las cosas racionalmente, y nunca en sentido fanático. Si por causa
de enfermedad o larga costumbre no puede un hombre privarse de carne, que no se
abstenga de ella en ningún modo. No es un crimen; sólo retrasará algo su
progreso, porque, después de todo, los actos y funciones corporales tienen
mucha menos importancia que lo que el hombre piensa y siente; que los deseos
que anima su mente, permitiéndoles echar raíces y desarrollarse.
PREG.Supongo que no aconsejaréis el uso del vino y de los alcoholes.
TEÓS. Son peores para el desarrollo moral y espiritual que la carne, porque el
alcohol, en todas sus formas, tiene una influencia directa, marcada y muy
deletérea, en la condición psíquica del hombre. El uso del vino y los licores
sólo es inferior, como destructor del desarrollo de los poderes internos, al
uso habitual del haxix, del opio y otras drogas semejantes. LA TEOSOFÍA Y EL
MATRIMONIO
PREG.Otra pregunta deseo haceros. ¿El hombre debe casarse o permanecer soltero?
TEÓS. Esto depende de la clase de hombres a que os refiráis. Si se trata del
que se propone vivir en el mundo; del que aun siendo un sincero teósofo, un
trabajador celoso de nuestra causa, todavía está ligado al mundo por sus
obligaciones y deseos; del que, en una palabra, siente que no ha concluido para
siempre con lo que los hombres llaman vida, y sólo desea una cosa: conocer la
verdad y ser capaz de ayudar a los demás, entonces digo que no hay motivo para
que no se case si quiere correr los riesgos de esa lotería en la que salen tan
pocos números premiados. Supongo que no nos creeréis absurdos y fanáticos hasta
el punto de predicar también contra el matrimonio. Por el contrario, el
matrimonio, salvo algunos casos excepcionales de ocultismo práctico, es el
único remedio contra la inmoralidad.
PREG.Pero ¿por qué no han de poder adquirirse esos poderes y esa sabiduría en
la vida matrimonial?
TEÓS. Comprenderéis que no podemos entrar en cuestiones fisiológicas; pero
puedo contestaros de un modo satisfactorio, y que creo suficiente, el cual os
explicará las razones morales que tenemos para ello. ¿Puede el hombre servir a
dos amos? No. Por lo tanto, es imposible para él dividir su atención entre el
Ocultismo y una mujer. Si lo intenta, no podrá seguramente hacer ambas cosas
como es debido; y permitidme que os recuerde que el?La Clave de la Teosofía Ocultismo práctico es un estudio demasiado
serio y peligroso para que lo emprenda un hombre si no obra con la mayor
sinceridad y no está dispuesto a sacrificar todo, y a sí mismo ante todo, para
alcanzar su objeto. Mas esto no se aplica a los miembros de nuestra Sección
Interna. Sólo me refiero a aquellos que están resueltos a caminar por el
sendero del discipulado, que conduce a la meta más elevada. Muchos de los que
entran en nuestra Sección Interna, si no todos, sólo son principiantes que se
preparan en esta vida para entrar realmente en aquel sendero, en vidas futuras.
LA TEOSOFÍA Y LA EDUCACIÓN
PREG.Uno de vuestros más poderosos argumentos sobre la imperfección de las
formas de religión existentes en Occidente, como también hasta cierto punto
sobre la filosofía materialista, tan popular ahora, pero que parece consideráis
como una abominación de la desolación, es la mucha miseria que existe de modo
innegable, en particular en nuestras grandes ciudades. Pero tendréis que
reconocer, seguramente, cuanto se ha hecho y se está haciendo para remediar ese
estado de cosas, por medio de la propagación de la educación y de la cultura.
TEÓS. Las generaciones del porvenir difícilmente os agradecerán una
“propagación” semejante de la cultura, ni favorecerá mucho a las masas pobres y
hambrientas vuestra presente educación.
PREG.Tenéis que darnos tiempo. Sólo hace pocos años que hemos empezado a educar
al pueblo.
TEÓS. ¿Podríais hacer el favor de decirme qué ha hecho la Religión Cristiana
desde el siglo XV, ya que reconocéis que no se había emprendido la educación de
las masas, la obra por excelencia, si jamás la hubo, que el Cristianismo, es
decir, la Iglesia y las gentes imitadoras de Jesús, debiera llevar a cabo?
PREG.Sí, puede que tengáis razón; pero ahora …
TEÓS. Consideremos esta cuestión de la educación desde un amplio punto de
vista, y os probaré que con muchas de vuestras decantadas mejoras hacéis daño y
no bien. Las escuelas para niños pobres, aunque mucho menos útiles de lo que
debieran ser, son buenas, comparadas con la corrupción que los rodea, y a la
que están condenados por la sociedad moderna. La infusión de un poco de
Teosofía práctica aliviaría cien veces más que toda esa inútil cultura la vida
de las masas pobres que sufren.
PREG.Pero realmente …
TEÓS. Dejadme concluir. Habéis tocado un asunto que a nosotros los teósofos
interesa profundamente, y debo decir lo que pienso. Reconozco por completo la
gran ventaja que hay para un niño criado en las calles, jugando en el arroyo y
viviendo entre la habitual?La Clave de la Teosofía grosería de gustos y palabras, al encontrarse
diariamente en una escuela clara, limpia, con cuadros, y muchas veces adornada
con flores. Allí le enseñan a cantar y a jugar; tiene juguetes que despiertan
su inteligencia; aprende a servirse hábilmente de las manos; le hablan con una
sonrisa en vez de hacerlo con una amenaza; lo castigan o premian con
benevolencia, en lugar de maldecirlo. Todo esto humaniza a los niños, activa
sus cerebros y los hace susceptibles a las influencias intelectuales y morales.
Las escuelas no son lo que podrían y debieran ser, pero, comparadas con sus
casas, son paraísos, y poco a poco dejan sentir su acción en ellos. Mas si bien
esto es cierto en muchas escuelas públicas, el sistema es peor que todo cuanto de
él pueda decirse.
PREG.Continuad.
TEÓS. ¿Cuál es el verdadero objeto de la educación moderna? ¿Es acaso cultivar
y desarrollar la mente en el buen sentido; enseñar a los pobres y desheredados
a soportar con valor el peso de la vida que Karma les ha asignado; fortalecer
su voluntad; inculcar en ellos el amor al prójimo y el sentimiento de mutua
hermandad, educando y formando el carácter para la vida práctica? Nada de esto.
Y, sin embargo, ésos son innegablemente los objetos de toda educación
verdadera. Nadie lo niega; todos los que se dedican a la enseñanza lo admiten,
y por cierto que derrochan palabras sonoras sobre el asunto. ¿Pero cuál es el
resultado práctico de su acción? Cualquier joven, cualquier muchacho, más aún,
cualquiera de los que pertenecen a la generación última de maestros de escuela,
contestará: “El objeto de la educación moderna es pasar los exámenes”, sistema
que no tiende a producir la emulación legítima, sino a crear y fomentar entre
los jóvenes los celos, la envidia, casi el odio, y a prepararlos para una vida
de egoísmo feroz y de lucha por los honores y las ganancias, en vez de crear
sentimientos benévolos.
PREG.Debo confesar que tenéis razón en este punto.
TEÓS. ¿Y qué son esos exámenes, terror de la infancia y juventud modernas? Son
sencillamente un método de clasificación por el que se registran los resultados
de las enseñanzas escolares. En otras palabras, forman la aplicación práctica
del método de la ciencia moderna al genus homo qua inteligencia. Ahora bien; la
“ciencia” enseña que el intelecto es un resultado de la acción mecánica de la
substancia del cerebro; así pues, es lógico que sea casi enteramente mecánica
la educación moderna –especie de máquina automática para la fabricación de la
inteligencia por toneladas–. Basta una poca experiencia de los exámenes para
demostrar que la educación que producen es simplemente un ejercicio de la
memoria física, y tarde o temprano todas vuestras escuelas caerán a este nivel.
En cuanto a cultivar real y sólidamente el poder reflexivo y racional, es
sencillamente imposible, puesto que todo ha de juzgarse por los resultados de
los exámenes en competencia. Repito que la educación de la escuela es factor de
la mayor importancia en la formación del carácter, especialmente en el sentido
moral. Pues bien; todo vuestro sistema moderno está basado en las llamadas
revelaciones científicas: “la lucha por la existencia” y la “supervivencia del
más apto”. Durante la juventud se inculcan a todos estos principios, tanto por
medio del ejemplo práctico y de la experiencia, como por la enseñanza directa,
hasta que se hace imposible borrar de la mente la idea de que el “yo”, ese yo
inferior, personal y animal, es el único fin y objeto de la vida, del que
arranca la gran fuente que luego origina todos estos sufrimientos, crímenes y
egoísmo despiadado que como yo reconocéis.?La Clave de la Teosofía El egoísmo, como tantas y tantas veces he
repetido, es plaga y maldición de la humanidad, y el padre prolífico de todos
los males y crímenes en esta vida; y vuestras escuelas son los semilleros de
semejante egoísmo.
PREG.Todo esto, hablando en general, está muy bien; pero desearía me citaseis
algunos hechos, para saber de qué modo pueden remediarse.
TEÓS. Perfectamente; voy a tratar de satisfaceros. Existen tres grandes
divisiones de establecimientos escolares: las escuelas particulares, mixtas y
públicas, que recorren la escala de la enseñanza desde la comercial más
ordinaria hasta la clásica idealista, presentando muchas permutaciones y
combinaciones distintas. La parte moderna se funda en la enseñanza práctica
comercial, y la antigua y ortodoxa refleja su grave respetabilidad en los
centros superiores. Vemos claramente lo científico material y comercial
sobreponerse a lo clásico y ortodoxo anticuado, y no se necesita ir muy lejos
para encontrar la causa. Los objetos de aquella rama de la educación se reducen
a libras, chelines y peniques; el summum bonum del siglo XIX. Así es que las
energías generadas por las moléculas cerebrales de los discípulos se concentran
todas sobre un mismo punto, y son, por lo tanto, en cierto grado, un ejército
organizado en las inteligencias especulativas educadas de la minoría de los
hombres; adiestrada para marchar contra las huestes de las sencillas masas,
condenadas a ser vampirizadas y sacrificadas por sus hermanos intelectualmente
más fuertes. No sólo semejante educación es antiteosófica, sino sencillamente
anticristiana. Resultado: el producto directo de esa forma de educación es una
inundación de máquinas para hacer dinero, de hombres cruelmente egoístas,
animales a quienes han enseñado sistemáticamente a devorar a sus semejantes y a
aprovecharse de la ignorancia de sus hermanos más débiles.
PREG.Conforme; pero, en todo caso, esto no podréis decirlo de nuestras grandes
Escuelas Superiores.
TEÓS. No en absoluto, es cierto. Pero, aunque la forma es diferente, el
espíritu que las anima es el mismo: es decir antiteosófico y anticristiano, sea
que los estudiantes de Eton y de Harrow se conviertan en científicos o en
eclesiásticos y teólogos.
PREG.¿Sin duda no calificaréis a Eton y a Harrow, de mercantiles?
TEÓS. No. El sistema clásico es por cierto la más respetable de todas las
cosas, y hoy día está produciendo algún beneficio. Sigue siendo el favorito en
nuestras grandes escuelas públicas, donde puede obtenerse no sólo una educación
intelectual, sino también social. Es de primera importancia, por lo tanto, que
los hijos torpes de padres aristocráticos y ricos vayan a esas escuelas a
mezclarse con el resto del elemento joven de las clases de la “sangre” y del
dinero. Pero existe hasta para la entrada una gran competencia; aumentan las
clases ricas, y los muchachos pobres pero inteligentes tratan de entrar en las
escuelas públicas por la riqueza de conocimientos que adquieren en ellas, y los
que adquieren al pasar a las Universidades.
PREG.Según esta opinión, ¿han de trabajar con más ahínco los “torpes” ricos que
sus compañeros más pobres?
TEÓS. Así es. Mas lo curioso es que los fieles al culto de la supervivencia del
más “apto” no practican su creencia. porque todos sus esfuerzos se dirigen a
conseguir que los?La Clave de la Teosofía
naturalmente incapaces suplanten a los aptos. De este modo, a fuerza de
grandes sumas de dinero, los mejores maestros quedan separados de sus
discípulos naturales, para dedicarse a convertir en máquinas a una inepta
progenie en profesiones que se sobrecargan inútilmente de gente.
PREG.¿Y a qué atribuís todo esto?
TEÓS. Todo es debido a lo pernicioso de un sistema que altera las cosas, sin
cuidarse de las propensiones y talentos de la juventud. El pobre candidato a
ese paraíso progresivo de instrucción, apenas abandonadas las faldas de su
nodriza, cae en el trabajo forzado de una escuela preparatoria para hijos de
personas bien nacidas. Allí se apoderan inmediatamente de él los trabajadores
de la fábrica materio–intelectual, y le llenan la cabeza de rudimentos de
latín, francés y griego, fechas y tablas; así es que si tiene alguna
disposición natural, se la exprimen rápidamente con los rodillos de lo que Carlyle
llamó con tanta propiedad “vocablos muertos”.
PREG.Pero también le enseñan algo, además de los “vocablos muertos”, y mucho de
aquello que puede llevarlo derecho a la Teosofía, si no enteramente a la
Sociedad Teosófica.
TEÓS. No mucho. Porque respecto a la historia sólo adquirirá, acerca de su
propio país, los conocimientos suficientes para revestirlo de toda clase de
prejuicios contra todos los demás pueblos, y empaparse en el odio y los
sentimientos sanguinarios nacionales históricos. Ciertamente, no llamaréis a
eso Teosofía.
PREG.¿Cuáles son las demás objeciones?
TEÓS. A esto hay que agregar un barniz superficial de conocimientos respecto a
algunos hechos escogidos, llamados bíblicos, de cuyo estudio se elimina todo
razonamiento. Es simplemente una lección de memoria, siendo el “por qué” del
maestro un “por qué” dictado por las circunstancias y no por la razón.
PREG.Sí; pero os he oído congratularos por el número siempre mayor de
agnósticos y ateos en el día de hoy; así es que resulta que, aun la gente que
aprende a pensar y a razonar por sí misma se educa bajo el sistema que tan
vigorosamente atacáis.
TEÓS. Sí; pero es más bien debido a una reacción saludable contra ese sistema,
que no al mismo. Preferimos en nuestra Sociedad a los agnósticos, y hasta a los
ateos declarados, a los fanáticos de una religión cualquiera. Siempre está la
mente de un agnóstico abierta a la verdad, mientras que esta última ciega al
fanático, como le sucede al mochuelo con el sol. Los mejores, es decir, los más
amantes de la verdad, los más filántropos y honrados entre nuestros socios,
fueron y son agnósticos y ateos (no creen en un Dios personal). Pero no existen
niños y niñas librepensadores, y generalmente deja la primera educación sus
rastros en forma de una mente mezquina y falseada. Un sistema de educación sano
y conveniente debiera producir la mente vigorosa y liberal, educada
estrictamente en el pensamiento lógico y correcto, y no en la fe ciega. ¿Cómo
podéis esperar jamás buenos resultados cuando pervertís la facultad de
raciocinio en vuestros hijos, diciéndoles que crean en los milagros de la
Biblia los domingos, mientras que les enseñáis los seis días restantes de la
semana que tales cosas son científicamente imposibles?
PREG.¿Qué quisierais, pues??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Si tuviésemos recursos, fundaríamos escuelas que, en vez de candidatos a
la miseria que leen y escriben, producirían otra cosa. Debiera, ante todo,
enseñarse a los niños la propia confianza, el amor a todos los hombres, el
altruismo, la caridad mutua, y más que nada, a pensar y razonar por sí mismos.
Reduciríamos el trabajo puramente de la memoria a un mínimum absoluto, y
emplearíamos el tiempo en el desarrollo y ejercicio de los sentidos, facultades
y capacidades latentes. Nos esforzaríamos en tratar a cada niño como una
unidad, y en educarlo de modo que produjese la manifestación más armoniosa e
igual de sus poderes, para que sus aptitudes especiales hallasen su completo y
natural desarrollo. Aspiraríamos a crear hombres y mujeres libres, libres
intelectualmente, libres moralmente, despreocupados bajo todos conceptos, y,
sobre todo, antiegoístas. Y creemos que gran parte de esto, si no todo, podría
conseguirse con la educación teosófica conveniente y verdadera. ¿ POR QUÉ
EXISTE TANTA PREVENCIÓN CONTRA LA SOCIEDAD TEOSÓFICA?
PREG.Si la Teosofía es la mitad siquiera de lo que decís, ¿por qué ha de
existir una aversión tan terrible contra ella? Éste es un problema aún más
difícil que todos los demás.
TEÓS. Lo es en efecto; pero debéis considerar los numerosos y poderosos
adversarios que tenemos desde que se formó nuestra Sociedad. Como acabo de
decir, si fuese el movimiento teosófico una de esas locuras tan inofensivas en
su resultado como pasajeras, se reirían de él sencillamente, como lo hacen
ahora los que aún no comprenden su verdadero alcance; y no se ocuparían de él
en absoluto. Pero no hay nada de esto. La Teosofía es intrínsecamente el
movimiento más serio de nuestro siglo; movimiento, además, que amenaza la
existencia misma de la mayor parte de las farsas antiguas, prejuicios y males
sociales de nuestros días; esos males que engordan y hacen felices a los pocos
de arriba, así como a sus imitadores y aduladores, unos cuantos ricos de la
clase media, mientras que arruinan y matan de hambre positivamente a millones
de pobres. Pensad en esto, y comprenderéis fácilmente el motivo de una
persecución continua por parte de aquellos otros que, más observadores y
perspicaces, se dan cuenta de la verdadera naturaleza de la Teosofía, y por
consiguiente, la temen.
PREG.¿Queréis darme a entender que porque unos pocos han comprendido adónde
conduce la Teosofía, es por lo que tratan de destruir el movimiento? Pero, si
la Teosofía sólo conduce al bien, seguramente no trataréis de lanzar tan
tremenda acusación de pérfida crueldad y traición contra esos pocos a que
aludís.?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Estoy, por el contrario, dispuesta a ello. No llamo poderosos o
“peligrosos” a los enemigos contra los que hemos tenido que luchar durante los
nueve o diez años de existencia de la Sociedad, sino únicamente a los que nos
han atacado en estos tres o cuatro últimos años. Y éstos no hablan, ni
escriben, ni predican contra la Teosofía, pero trabajan en silencio y cubiertos
por estúpidos muñecos, que actúan como fantoches y dan la cara. Sin embargo,
aunque invisibles para muchísimos de los miembros de nuestra Sociedad, son bien
conocidos por los verdaderos “Fundadores” y protectores de la misma. Pero, por
ciertos motivos, conviene callar por ahora sus nombres.
PREG.¿Son conocidos de muchos de vosotros, o sois la única que los conoce?
TEÓS. Nunca dije que los conociese. Puedo o no conocerlos, pero sé que existen,
lo cual basta; y los desafío a que hagan todo el mal que desean. Puede que
consigan hacer mucho daño y sembrar la confusión en nuestras filas,
particularmente entre las personas pusilánimes y las que sólo juzgan por las
apariencias. Pero no matarán a la Sociedad aunque hagan cuanto puedan para
ello. Aparte de esos enemigos peligrosos (“peligrosos”, sin embargo, sólo para
aquellos teósofos indignos de este nombre, y cuyo sitio se encuentra más bien
fuera que dentro de la Sociedad Teosófica), el número de nuestros adversarios
es más que considerable.
PREG.¿Podéis al menos nombrar a éstos, ya que no queréis hablar de los otras?
TEÓS. Puedo hacerlo. Hemos de luchar contra º el odio de los espiritistas
americanos, ingleses y franceses; º la oposición constante del clero de todas
clases; º especialmente contra el odio violento y las persecuciones de los
misioneros en la India, que dieron lugar al ruidoso e infame ataque a nuestra
Sociedad Teosófica por parte de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas;
ataque instigado por una conspiración organizada por aquellos. Por último,
hemos de contar con las defecciones de varios miembros “eminentes” por razones
que ya os he explicado; los que han contribuido en el mayor grado a aumentar la
prevención que contra nosotros existe.
PREG.¿No podéis darme algunos detalles más de aquellos, para saber contestar si
me preguntan; una breve historia de la Sociedad, en una palabra; y por qué el
mundo cree todo eso?
TEÓS. La razón es sencilla. La mayor parte de los que pertenecen a la Sociedad,
absolutamente nada sabían de ella, sus motivos, objetos y creencias. Desde el
principio, el mundo no vio en la Teosofía otra cosa que ciertos fenómenos
maravillosos en que no creen las dos terceras partes de los que no son
espiritistas. Muy pronto llegó a considerarse a la Sociedad Teosófica una
asociación que pretende la posesión de poderes “milagrosos”. Jamás quiso
comprender el mundo que la Sociedad enseñaba la incredulidad absoluta respecto
al milagro, y hasta su misma posibilidad; que sólo existían en la Sociedad
pocas personas dotadas de tales poderes psíquicos, y pocas también que se preocupasen
de éstos. Tampoco comprendió que jamás se producirían los fenómenos
públicamente, sino tan sólo en círculo privado, para algunos amigos; y
producidos meramente como un accesorio, para probar, por la demostración
directa, que semejantes cosas podían producirse sin cuartos oscuros, espíritus,
médiums o cualquiera de los requisitos usuales. Desgraciadamente, este falso
concepto se arraigó y exageró considerablemente, gracias al primer libro
escrito sobre el asunto, libro que llamó mucho la atención en Europa: El?La
Clave de la Teosofía Mundo Oculto, de
Mr. Sinnett. Si mucho hizo esta obra para hacer brillar a la Sociedad, atrajo
sobre los desventurados héroes y heroínas de ésta mayores murmuraciones,
falsedades y escarnio. Acerca de esto había sido sobradamente puesto en guardia
el autor de El Mundo Oculto, mas no hizo caso de la PROFECÍA; que así lo era,
aunque velada.
PREG.¿Por qué y desde cuándo os odian los espiritistas?
TEÓS. Desde el primer día de la existencia de la Sociedad. En cuanto se supo
que la Sociedad Teosófica, como corporación, no creía en las comunicaciones con
los espíritus de los muertos, sino que miraba a los llamados “espíritus” como
reflejos astrales de personalidades desencarnadas, cascarones, etc., en su
mayor parte, concibieron los espiritistas un odio violento contra nosotros, y
especialmente contra los Fundadores. Este odio se manifestó, en todos los
órganos espiritistas americanos, en infinidad de calumnias, de observaciones
personales poco caritativas, y mil nociones erróneas y absurdas acerca de las
doctrinas teosóficas. Fuimos perseguidos, denunciados e insultados durante
muchos años. Esto empezó en , y continúa hoy día. En el centro de la Sociedad Teosófica se
trasladó de Nueva York a Bombay (India), y después a Madrás definitivamente.
Cuando la primera Rama de nuestra Sociedad (Sociedad Teosófica Inglesa) se
fundó en Londres, los espiritistas ingleses se levantaron en armas contra
nosotros, como lo habían hecho los americanos; luego siguieron los espiritistas
franceses.
PREG.Pero ¿por qué razón encontréis hostilidad en el clero, cuando, después de
todo, la tendencia principal de las doctrinas teosóficas se opone al
materialismo, el gran enemigo de todas las formas de religión en nuestros días?
TEÓS. El clero se opuso a nosotros basándose en el principio general de que
“Aquel que no está conmigo está contra mí”. Como no concuerda la Teosofía con
ninguna secta o credo, se la considera enemiga de ellos, porque enseña que
todos están más o menos equivocados. Nos odiaron los misioneros en la India, y
trataron, de destruirnos, porque vieron que lo más florido de la Juventud inda
ilustrada, así como los brahmines, que son inabordables para ellos, se unían a
la Sociedad en gran número. Y, sin embargo, aparte de ese odio general de
clase, la Sociedad Teosófica cuenta entre sus filas con muchos eclesiásticos, y
hasta uno o dos obispos.
PREG.¿Cuál fue el motivo que indujo a la S. P. R. a combatiros? Ambos
perseguíais el mismo género de estudio, en cierto modo, y varios miembros de la
Sociedad de Investigaciones Psíquicas formaban parte de vuestra Sociedad.
TEÓS. Al principio éramos muy buenos amigos con los jefes de la S. P. R.; pero
cuando apareció en el Christian College Magazine un ataque acerca de los
fenómenos, apoyados en las pretendidas revelaciones de un criado, a la S. P. R.
le pareció que se había comprometido al publicar en sus “actas” demasiados
fenómenos que habían tenido lugar en unión con la Sociedad Teosófica. Su
ambición es echársela de corporación autoritaria y estrictamente científica;
así es que tenían que elegir entre conservar esta posición, sacrificando a la
Sociedad Teosófica y hasta tratando de destruirla, o verse confundidos en la
opinión de los saduceos del gran mundo, con los “crédulos” teósofos y espiritistas.
No tenía salida el dilema, y optaron por sacrificarnos. Fue para ellos una
cruel necesidad. Tanto deseo tenían de hallar algún motivo razonable aparente
para explicar la vida de abnegación y de incesante?La Clave de la Teosofía trabajo que llevaban los dos Fundadores, y la
completa ausencia de beneficio pecuniario o ventaja cualquiera que a éstos
pudiera reportar, que nuestros enemigos, para explicar esta abnegación, se
vieron obligados a echar mano de las tres veces absurda, eminentemente ridícula
y ahora ya famosa “teoría de la espía rusa”. Mas el antiguo refrán que dice que
“la sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia” resultó exacto una vez
más. Después del primer choque producido por este ataque, la Sociedad Teosófica
dobló y triplicó el número de sus miembros; pero la mala impresión causada se
conserva aún. Razón tenía un autor francés cuando decía: Calomniez, calomniez
toujours et encore, il en restera toujours quelque chose. Por eso son tan
comunes las prevenciones contra la Sociedad Teosófica y todo cuanto con ella se
relaciona, particularmente con sus Fundadores; todo lo falsean y desfiguran, y
sólo se fundan en rumores malintencionados.
PREG.Sin embargo, durante los catorce años de existencia que lleva ya la
Sociedad habéis debido tener tiempo y oportunidad para presentar vuestra obra,
así como a vosotros mismos, bajo el verdadero aspecto.
TEÓS. ¿Cómo y cuándo nos han dado tal oportunidad? Nuestros miembros más
distinguidos tenían aversión a todo lo que se pareciese a una justificación
pública. Su sistema fue siempre el de “debemos dejarlo correr” y “¿qué importa
lo que digan los periódicos o lo que piense la gente?” La Sociedad era
demasiado pobre para servirse de oradores públicos, y, por consiguiente, la
exposición de nuestras opiniones y doctrinas hubo de limitarse a unas cuantas
obras teosóficas que tuvieron éxito, pero que la gente muy a menudo no
comprendía o sólo conocía de oídas. Nuestros periódicos han estado y están aún
en entredicho; nuestras obras literarias son ignoradas, y hasta la fecha nadie
parece estar bien seguro de si los teósofos son una especie de adoradores de la
“Serpiente” y del “Demonio” o simplemente “ buddhistas esotéricos” sea cual
fuese la significación de este término. Inútil ha sido que un día y otro día,
un año tras otro, negásemos todos los cuentos absurdos e inconcebibles que
sobre nosotros circulaban; porque apenas había cesado uno, nacía otro de las
cenizas del primero, aún más absurdo y peor intencionado. La humana naturaleza
está desgraciadamente constituida de tal modo, que el bien que de una persona
se dice, se olvida y no se vuelve a repetir. Pero hasta proferir una calumnia o
inventar una historia –por absurda, falsa o increíble que sea, con tal que se
relacione con un nombre impopular– para que tenga éxito y quede aceptada en
adelante como un hecho histórico. Semejante a la calumnia de Don Basilio, surge
el rumor al principio ligero, como la suave brisa que nace de donde nadie sabe
y que apenas agita la hierba que pisamos; se transforma, en fuerte viento,
empieza el temporal y se convierte en furiosa tempestad. Una calumnia es entre
las noticias lo que un octopus entre los peces; se introduce en la mente, se
apodera de nuestra memoria, que con ella se alimenta, y deja señales indelebles
aun después de haber sido destruida materialmente. Una mentira calumniosa es la
única llave maestra capaz de abrir cualquier cerebro; y con seguridad será bien
acogida y hallará hospitalidad en toda mente humana, desde la más elevada a la
más baja, con tal que no esté algo prevenida, no importando el origen y el
motivo, por viles que éstos sean.
PREG.¿No creéis exagerada vuestra afirmación? Nunca fueron los ingleses
precipitados en sus juicios, ni dispuestos a creer lo que dice la gente, y
nuestra nación es conocida por su amor proverbial a la lealtad. Una mentira no
se sostiene en pie por mucho tiempo y …?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Tan dispuesto está el inglés a creer el mal, como un hombre de otra
nación cualquiera; porque eso es propio de la naturaleza humana y no cuestión
de carácter nacional. En cuanto a las mentiras, si carecen de piernas que las
sostengan, según reza el proverbio, tienen alas excesivamente rápidas; pueden
volar y vuelan más lejos, y abarcan un círculo mayor que cualquier otra clase de
noticias, tanto en Inglaterra como en todas partes. Acordaos de que las
mentiras y la calumnia son la única clase de literatura que siempre podemos
adquirir gratis, sin pagar suscripción alguna. Podéis hacer el experimento, si
lo deseáis. Ya que tanto os interesáis por las cuestiones teosóficas, y que
tanto habéis oído acerca de nosotros, ¿queréis dirigirme preguntas acerca de
todos aquellos rumores de que podáis acordaros? Yo os contestaré la verdad,
nada más que la verdad, sujeta a la más estricta comprobación.
PREG.Antes que pasemos a otro asunto, conozcamos toda la verdad respecto al que
ahora nos ocupa. Algunos escritores han tachado a vuestras doctrinas de
“inmorales y perniciosas”; otros, fundándose en que muchas de las llamadas
“autoridades” y los orientalistas sólo encuentran en las religiones indas el
culto sexual en sus varias formas, os acusan de no enseñar otra cosa más que el
culto fálico. Dicen que puesto que la Teosofía moderna se relaciona tan
íntimamente con el pensamiento oriental y particularmente, hindú, no puede
librarse de esta mancha. En algunos casos llegan hasta el punto de acusar a los
teósofos europeos de resucitar las prácticas que van unidas a ese culto. ¿Qué
hay acerca de esto?
TEÓS. Ya he oído hablar y he leído sobre este punto; y contesto que jamás fue
inventada ni propagada calumnia más infundada. Dice un proverbio ruso: “los
necios sólo pueden tener sueños necios”. Subleva oír acusaciones tan bajas,
lanzadas sin el menor fundamento y debidas a simples deducciones. Preguntad a
los centenares de honrados ingleses e inglesas que han sido miembros de la
Sociedad Teosófica durante años, si algún precepto inmoral o alguna doctrina
perniciosa les fue enseñado jamás. Abrid la Doctrina Secreta, y veréis que en
todas sus páginas denuncia a los judíos y otras naciones precisamente a causa
de esa devoción a los ritos fálicos, hija de la interpretación de la letra
muerta del simbolismo de la naturaleza y de los conceptos groseramente
materialistas de su dualismo, en todos los credos exotéricos. Esa incesante y
maliciosa desnaturalización tras doctrinas y creencias es verdaderamente
deplorable.
PREG.No podéis negar, sin embargo, que existe el elemento fálico en las
religiones del Oriente.
TEÓS. No lo niego; pero sólo sostengo que esto no prueba nada, como tampoco lo
prueba su presencia en el cristianismo, la religión del Occidente. Leed Los
Rosacruces, por Hargrave Jenning, si deseáis cercioraros de ello. El simbolismo
fálico es quizás más crudo en el Oriente, porque es más fiel a la Naturaleza o
más ingenuo y sincero que en Occidente. Pero no es más licencioso, ni surgiere
a la mente oriental las mismas ideas groseras y soeces que a la occidental, con
una o dos excepciones quizás, como por ejemplo la vergonzosa secta conocida con
el nombre de Maharajá o Vallabhachârya.
PREG.En el periódico El Agnóstico, uno de vuestros acusadores acaba de dar a
entender que los discípulos de esa secta ignominiosa son teósofos, y que
“pretenden poseer el verdadero conocimiento teosófico”.?La Clave de la Teosofía
TEÓS. Escribió una falsedad, y nada más. Nunca hubo, ni hay en el presente, un
solo Vallabhachârva en nuestra Sociedad. En cuanto a su pretensión respecto a
conocimientos teosóficos, éste es otro cuento fundado en la ignorancia crasa
sobre las sectas hindúes. Su “Maharajá” sólo pretende tener derecho al dinero,
a las mujeres y a las hijas de sus necios partidarios: ni más ni menos. Tal
secta es despreciada por todos los demás indos. Pero en la Doctrina Secreta
veréis que se trata de este asunto extensamente, y os vuelvo a aconsejar
acudáis a ella para explicaciones detalladas. En conclusión, os diré que el
alma misma de la Teosofía es enemiga implacable del culto fálico; y más aún,
que en las doctrinas esotéricas, en la sección oculta o esotérica, se abomina
de él. Ahora dirigidme otras preguntas. ¿ES LA SOCIEDAD TEOSÓFICA UN NEGOCIO
PARA HACER DINERO?
PREG.¿Han sacado alguno de los dos Fundadores, el Coronel H. S. Olcott o H. P.
Blavatsky, dinero, provecho o beneficio mundano, gracias a la Sociedad Teosófica,
como dicen algunos periódicos?
TEÓS. Ni un solo penique. Los periódicos mienten. Ambos, al contrario, han dado
todo cuanto poseían y se han arruinado completamente. En cuanto a los
“beneficios mundanos”, pensad en las calumnias y difamaciones de que han sido
objeto, y juzgad vos mismo.
PREG.He leído, sin embargo, en gran número de órganos de los misioneros, que
los derechos de entrada y las suscripciones cubrían todos los gastos con
creces; y uno de aquellos decía que los Fundadores sacaban . libras al año.
TEÓS. Ése es un cuento, como tantos otros. En las cuentas publicadas en enero
de hallaréis la cantidad exacta de todo
el dinero recibido por cualquier concepto desde . El total recibido por todos
los conceptos (derecho de entrada, donaciones, etc.), durante esos diez años,
no llega a . libras; y gran parte de esta suma, producto dé sus recursos
privados y de sus trabajos literarios, fue entregada por los mismos Fundadores.
Todo esto fue reconocido pública y oficialmente hasta por nuestros enemigos de
la Sociedad de Investigaciones Psíquicas. Y ahora encuéntranse ambos Fundadores
sin un penique: uno de ellos, demasiado viejo y enfermo para trabajar como lo
hacía antes, sin poder dedicar tiempo o entregarse a tarea literaria alguna que
pudiese auxiliar con dinero a la Sociedad, sólo escribe en defensa de la causa
teosófica; el otro sigue trabajando por ésta como antes, sin que tampoco se los
agradezcan.
PREG.Necesitan, sin embargo, dinero para vivir.
TEÓS. De ninguna manera. Contando con el alimento y la habitación, que deben al
afecto de unos cuantos amigos, muy poco más necesitan.
PREG.¿Pero no podrían, madame Blavatsky especialmente, sacar más de lo
necesario para vivir por medio de sus escritos??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Cuando se hallaba en la India, recibió, por término medio, unas . rupias
anuales por artículos escritos para periódicos rusos y otros; pero todo lo
entregó a la Sociedad.
PREG.¿Artículos políticos?
TEÓS. Jamás. Todo lo que escribió durante los siete años de su residencia en la
India, impreso está. Trata tan sólo de religiones, etnología y costumbres de la
India, así como de Teosofía; nunca de política, de la que no entiende y aún
menos le importa. Hace dos años, rehusó varios contratos, los cuales en
conjunto ascendían a unos . rublos oro mensuales, pues no podía aceptarlos sin
abandonar su trabajo para la Sociedad, la que necesitaba de todo su tiempo y
energía. Puede probarlo con documentos en su poder.
PREG.Pero ¿por qué no habían de hacer ambos, ella y el Coronel Olcott, lo que
otros hacen, especialmente muchos teósofos; esto es, seguir su profesión
respectiva y dedicar el tiempo que les sobra a la labor de la Sociedad?
TEÓS. Porque, sirviendo a dos amos, el trabajo profesional o la obra
filantrópica se hubiera resentido. Todo teósofo verdadero está moralmente
obligado a sacrificar lo personal a lo impersonal, su bien o provecho presente
al beneficio futuro de los demás. ¿Si no dan el ejemplo los Fundadores, quién
lo dará?
PREG.¿Y son muchos los que lo siguen?
TEÓS. Tengo la obligación de contestaros la verdad. En Europa hay en total una
media docena, de entre un número mayor de Ramas.
PREG.¿No es cierto que la Sociedad Teosófica posee un gran capital o dotación
propia?
TEÓS. Es falso, porque ninguno lo tiene; y ahora que el derecho de entrada de
una libra y el pequeño tributo anual han sido suprimidos no sabemos si el
personal que vive en el Centro general de la India se morirá de hambre.
PREG.Entonces ¿por qué no organizáis suscripciones?
TEÓS. No somos el Ejército de Salvación; no podemos mendigar; ni lo hemos hecho
jamás, ni hemos seguido nunca el ejemplo de las iglesias y sectas “que recurren
a la cuestación”. Lo que se remite ocasionalmente para sostener a la Sociedad,
y las pequeñas cantidades con que contribuyen algunos miembros celosos, son
todas donaciones voluntarias.
PREG.Pero se habla de grandes sumas entregadas a madame Blavatsky. Se dijo hace
unos cuatro años que recibió . libras esterlinas, entregadas por un miembro
joven y rico que fue a la India; y . libras esterlinas que dio otro caballero
americano, rico y conocido, que formaba parte de la Sociedad y murió en Europa
hace cuatro años.
TEÓS. Decid a los que tal cosa os han contado, que formulan o repiten una
grosera falsedad. Jamás pidió madame Blavatsky UN SOLO PENIQUE a ninguno de
esos dos caballeros o lo recibió de ellos ni de nadie, desde que se fundó la
Sociedad Teosófica. Que cualquier ser humano trate de sostener esta calumnia, y
le ha de ser más fácil probar que el Banco de Inglaterra está en quiebra, que
demostrar que dicha fundadora ha sacado dinero de la Teosofía. Estas calumnias
fueron inventadas por dos señoras pertenecientes a la?La Clave de la
Teosofía aristocracia de Londres, e
inmediatamente se descubrieron y refutaron. Son los cadáveres, los esqueletos
de dos invenciones que, después de haber sido sepultados en el mar del olvido,
una vez más aparecen en la superficie de las aguas estancadas de la
maledicencia.
PREG.También oí hablar de varios legados importantes dejados a la Sociedad
Teosófica. Uno de éstos (. libras esterlinas aproximadamente) lo dejó un inglés
excéntrico que (ni siquiera pertenecía a la Sociedad Teosófica. El otro (. libras) fue dejado en testamento por un
australiano miembro de la Sociedad. ¿Es esto cierto?
TEÓS. Del primero he oído hablar; y sé también que, dejado legalmente o no,
jamás sacó la Sociedad Teosófica provecho alguno de él, ni tuvieron los
Fundadores conocimiento oficial del mismo. Porque como entonces no estaba
nuestra Sociedad legalmente constituida y por lo tanto no gozaba de existencia
legal, la autoridad judicial no tomó en consideración, según nos dijeron, el
tal legado, y devolvió la cantidad a los herederos. Esto en cuanto se refiere
al primero. Respecto al segundo, es perfectamente cierto. El testador era uno
de nuestros miembros más adictos, y dejó todo cuanto poseía a la Sociedad. Pero
cuando el Presidente, Coronel Olcott, empezó a estudiar este asunto, vio que el
testador tenía hijos a quienes había desheredado por algunas cuestiones de
familia. En consecuencia, reunió un consejo y se acordó que rehusaría el legado
y sería entregado el dinero a los herederos legales. Indigna del nombre que
lleva sería la Sociedad Teosófica si se aprovechase del dinero que pertenece a
los demás, si no legalmente, virtualmente al menos, según los principios
teosóficos.
PREG.En fin; hay un Rajá de la India, y esto lo digo basándome en la autoridad
de vuestro propio periódico, el Theosophist, que hizo donación de . rupias a la
Sociedad. ¿No le disteis las gracias por su magnanimidad en el Theosophist de
enero de ?
TEÓS. Lo hicimos con estas palabras: “Transmitimos las gracias de la Convención
a S. A. el Maharajá … por su generoso regalo prometido de . rupias a los fondos
de la Sociedad”. Las gracias se enviaron a tiempo, pero aun sigue el dinero en
estado de “promesa”, y no ha llegado al Centro General.
PREG.Seguramente, si el Maharajá hizo esta promesa, y por ella recibió las
gracias públicamente y por impreso, mantendrá su palabra.
TEÓS. Puede que así lo haga, aunque la promesa tiene dieciocho meses de fecha.
Hablo del presente y no del futuro.
PREG.Entonces ¿cómo pensáis seguir adelante?
TEÓS. Mientras cuente la Sociedad Teosófica con unos cuantos miembros léales,
dispuestos a trabajar por ella sin recompensa ni agradecimiento alguno;
mientras unos pocos teósofos sinceros la sostengan con donativos periódicos,
vivirá y nada podrá destruirla.
PREG.He oído hablar a muchos teósofos del “poder invisible de la Sociedad”; de
ciertos “Mahatmas” mencionados también en las obras de Mr. Sinnet, quienes,
según se dice, han fundado la Sociedad, la vigilan y la protegen.
TEÓS. Podéis reíros, pero así es.?La Clave de la Teosofía EL NÚCLEO ACTIVO DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
PREG.Esas hombres, según he oído, son grandes Adeptos, alquimistas, etc. Si
pueden cambiar el plomo en oro y hacer tanto dinero como quieran, además de
toda clase de milagros a voluntad, según la obra de Mr. Sinnet, El Mundo
Oculto, ¿por qué no os buscan dinero y no miran por el bienestar de los Fundadores
y de la Sociedad?
TEÓS. Porque no han fundado un “Club de milagros”. Porque la Sociedad se
propone ayudar a los hombres a desarrollar los poderes latentes en ellos, por
medio de sus propios esfuerzos y méritos. Porque, sea lo que fuere lo que puedan
producir respecto a fenómenos, no son monederos falsos, ni quieren presentar
una nueva y poderosísima tentación en el camino de los miembros y candidatos de
la Sociedad Teosófica. La Teosofía no se compra. Hasta ahora, durante estos,
catorce años transcurridos, ni un solo miembro de los que trabajan ha recibido
jamás pago o salario alguno, sea por parte de los Maestros o de la Sociedad.
PREG.¿Ninguno de vuestros colaboradores cobra sueldo?
TEÓS. Ninguno, hasta ahora. Pero, como todos han de comer y vestirse, aquellos
que carecen de medios personales y dedican todo su tiempo a la obra de la
Sociedad reciben en el Centro general de Madrás (India) lo requerido para su
subsistencia, aunque sus “necesidades” son verdaderamente bien modestas. Ahora
que la obra de la Sociedad se ha desarrollado tanto y que sigue extendiéndose
(N. B. gracias a las calumnias) en Europa, necesitamos mayor número de
trabajadores. Esperamos tener unos cuantos miembros que en adelante serán
retribuidos, si es que puede emplearse esta palabra respecto de los casos de
que se trata. Porque cada uno de ellos, pronto a dedicar todo su tiempo a la
Sociedad, abandona buenas situaciones oficiales y su porvenir, para trabajar
por nosotros por menos de la mitad del sueldo que disfrutaba.
PREG.¿Y quién facilitará los fondos?
TEÓS. Algunos de nuestros asociados que son un poco más ricos que los demás. El
hombre capaz de especular con la Teosofía, o de sacar dinero de la misma, sería
indigno de permanecer entre nosotros.
PREG.Sin embargo, con vuestros libros, revistas y demás publicaciones sacáis
dinero.
TEÓS. Entre las revistas, sólo el Theosophist de Madrás produce utilidad, y
ésta ha sido siempre entregada a la Sociedad, como lo demuestran las cuentas
publicadas. El Lucifer está absorbiendo dinero lenta pero constantemente, pues
no ha logrado cubrir los gastos hasta ahora, debido a la persecución de que es
víctima por parte de los piadosos libreros. En Francia, Le Lotus, publicado con
los recursos privados, bastante limitados, de un teósofo que le sacrificó todo
su tiempo y su trabajo, dejó de existir debido a las mismas causas. Tampoco
cubre sus gastos el Path de Nueva York; y la Revue Theosophique de París acaba
de salir a luz hace poco, contando con los recursos privados de una señora miembro
de la?La Clave de la Teosofía Sociedad.
Además, siempre que alguna obra publicada por la Casa Teosófica de
Publicaciones de Londres produce algún rendimiento, el producto es entregado a
la Sociedad.
PREG.Haced el favor de decirme ahora todo lo que podáis acerca de los Mahatmas.
Tantas cosas absurdas y contradictorias se dicen de ellos, que ya no sabe uno
qué creer, pues se admiten como opiniones corrientes toda suerte de historias
ridículas.
TEÓS. Bien podéis llamarlas ridículas.? XIV LOS MAHATMAS TEOSÓFICOS ¿SON
“ESPÍRITUS DE LUZ” O DUENDES MALDITOS?
PREG.¿Quiénes son, en fin, esos que llamáis vuestros “Maestros”? Dicen algunos
que son “espíritus” u otra clase cualquiera de seres sobrenaturales, mientras
que otros los consideran como “mitos”.
TEÓS. No son ni lo uno ni lo otro. Oí decir una vez, a una persona extraña a la
Sociedad Teosófica, que eran una especie de sirenas masculinas o cosa por el
estilo. Pero si hacéis caso de lo que dice la gente, jamás podréis formaros de
ellos un concepto exacto. En primer lugar, son hombres vivientes, que han
nacido como nosotros y están condenados a morir como los demás mortales.
PREG.Sí, pero dicen que algunos de ellos tienen mil años. ¿Es esto cierto?
TEÓS. Tan cierto como haberle crecido milagrosamente el pelo a Sagpat de
Meredith. A la verdad, como al “Idéntico”, ningún instrumento teosófico ha
podido cortarlo hasta hoy. A pesar de nuestras negaciones, y por más que nos
esforzamos en convencer a la gente, cada día son más absurdas las invenciones.
He oído decir que Matusalén contaba
años; pero no teniendo obligación de creer en ella, me he reído de esta
afirmación, por lo que fui considerada por muchos, desde aquel día, como hereje
y blasfema.
PREG.Pero, hablando seriamente: ¿es su vida más larga que la ordinaria de los
hombres?
TEÓS. ¿A qué llamáis vida ordinaria? Recuerdo haber leído en el Lancet el caso
de un mexicano que tenía cerca de años;
pero jamás he sabido de mortal alguno, profano o Adepto, que haya podido vivir
ni siquiera la mitad de los años atribuidos a Matusalén. Algunos adeptos
exceden bastante de lo que llamáis vida ordinaria; sin embargo, esto nada tiene
de milagroso, y muy pocos entre ellos aspiran a vivir largo tiempo.
PREG.¿Pero qué significa realmente la palabra “Mahatma”?
TEÓS. Sencillamente, “gran alma”, grande por su elevación moral y capacidad
intelectual. Si el título de “grande” se aplica a un soldado ebrio como
Alejandro, ¿por qué no habríamos de llamar “grandes” a aquellos que han
realizado en los secretos de la Naturaleza conquistas mucho más grandes que la
de Alejandro en los campos de batalla? Además, ese nombre es una palabra hindú
muy antigua.
PREG.¿Y por qué los llamáis “Maestros”??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Les damos ese nombre porque son nuestros Maestros, y porque de ellos
hemos derivado todas las verdades teosóficas por más imperfectamente que las
hayamos expresado algunos de nosotros y comprendido otros. Son hombres de gran
instrucción, a los que designamos con el nombre de Iniciados, y cuya santidad
de vida es aún mayor. No son ascetas en el sentido ordinario del término,
aunque seguramente permanecen apartados de la agitación y de las luchas del
mundo occidental.
PREG.¿Acaso no es egoísmo de su parte el aislarse de tal modo?
TEÓS. ¿Dónde está el egoísmo? ¿No prueba acaso sobradamente la situación creada
a la Sociedad Teosófica que el mundo no está preparado a reconocerlo ni a
aprovechar sus enseñanzas? ¿Qué utilidad reportaría a una clase de párvulos que
un hombre como el Profesor CIerk Maxwell se dedicase a enseñarles la tabla de
multiplicar? Además, sólo se aíslan del contacto del Occidente. En su propio
país se desenvuelven tan públicamente como las demás personas.
PREG.¿No les atribuís poderes sobrenaturales?
TEÓS. Como ya os dije, no creemos en nada sobrenatural. Si Edison hubiese
vivido e inventado su fonógrafo doscientos años atrás, probablemente lo
hubiesen quemado junto con su invento, atribuyéndolo todo al demonio. Los
poderes que emplean son sencillamente producto del desarrollo de fuerzas latentes
en todo hombre y mujer, cuya existencia empieza a reconocer la misma ciencia
oficial.
PREG.¿Es cierto que esos hombres inspiran a algunos de vuestros escritores, y
que muchas de las obras teosóficas han sido escritas bajo su dictado?
TEÓS. Algunas lo han sido. Se encuentran trozos enteros dictados por ellos
verbatim; pero en la mayoría de los casos inspiran sólo las ideas, dejando a
los escritores el cuidado de la forma literaria.
PREG.Pero esto es en sí mismo milagroso; es de hecho un milagro. ¿Cómo pueden
hacerlo?
TEÓS. Estáis en un error muy grande, y la ciencia misma se encargará, en fecha
no lejana, de refutar vuestros argumentos. ¿Por qué habría de ser un “milagro”,
como lo llamáis? El milagro supone alguna operación sobrenatural, y nada existe
en realidad superior o fuera de la Naturaleza y de sus leyes. Entre las muchas
formas de “milagros” presentadas a la investigación moderna, tenemos el
hipnotismo, y un aspecto de su poder conocido con el nombre de “sugestión”,
forma de transmisión del pensamiento que se ha empleado con éxito para combatir
ciertas enfermedades físicas especiales, etc. No tardará en llegar el día en
que se verá obligado el mundo de la ciencia a reconocer que existe la misma
acción entre una mente y otra, sea cual fuere la distancia que las separe, que
la que hay entre dos cuerpos en íntimo contacto. Cuando se hallan dos mentes en
relación simpática, y los órganos por cuyo medio funcionan están afinados de
modo que respondan magnética y eléctricamente el uno al otro, nada puede impedir
la transmisión de los pensamientos por medio de la voluntad; porque como la
mente no es una cosa tangible que pueda ser separada del objeto de su
contemplación por la distancia, resulta que la única diferencia que puede
existir entre dos mentes es una diferencia de estado. Si este último obstáculo
se vence, ¿dónde está el “milagro” de la transmisión del pensamiento a
cualquier distancia??La Clave de la Teosofía
PREG.¿Admitiréis, sin embargo, que no hace el hipnotismo nada que sea tan
milagroso o extraordinario como esto?
TEÓS. Por el contrario, está bien probado que un hipnotizador puede afectar el
cerebro de su sujeto hasta el punto de producir una expresión de sus propios
pensamientos y hasta de sus palabras, por medio del organismo del sujeto; y
aunque los fenómenos relacionados con este método de la transmisión del
pensamiento son poco numerosos hasta ahora, presumo que nadie querrá
comprometerse a señalar hasta qué punto puede extenderse su acción en el
porvenir, cuando las leyes que rigen su manifestación estén más científicamente
establecidas. Si pueden producirse semejantes resultados por el conocimiento de
los simples rudimentos del hipnotismo, ¿qué puede impedir al adepto dotado de
poderes psíquicos espirituales producir resultados que, en razón de vuestros
limitados conocimientos actuales de sus leyes, os inclináis a llamar
“milagrosos”?
PREG.¿Por qué no tratan entonces nuestros médicos de hacer lo mismo?
TEÓS. Primeramente, porque no son adeptos capaces de conocer y comprender los
secretos y las leyes de los reinos psíquicos y espirituales, sino materialistas
que temen apartarse del estrecho camino de la materia; y en segundo lugar,
porque deben fracasar por ahora, hasta que se vean obligados a reconocer que
pueden obtenerse aquellos poderes.
PREG.¿No se los podría instruir en ellos?
TEÓS. No, a menos que estuviesen preparados para ello y hubiesen desechado por
completo las escorias materialistas que han acumulado en su cerebro.
PREG.Esto es muy interesante. Decidme si los adeptos han inspirado a muchos
teósofos de ese modo.
TEÓS. No, al contrario, a muy pocos. Semejantes operaciones requieren
condiciones especiales. Un adepto poco escrupuloso pero hábil, perteneciente a
la “Fraternidad Negra” (llamamos a semejantes adeptos “Hermanos de la sombra” y
Dugpas, “brujos”), sin ley espiritual alguna que coarte sus actos, obtiene con
gran facilidad el dominio sobre cualquier mente, sometiéndola por completo a
sus malos poderes. Pero nuestros Maestros jamás harán una cosa semejante. No
tienen el derecho de obtener completo dominio sobre el Ego inmortal de nadie a
menos de caer en la “Magia Negra”; y, por consiguiente, sólo pueden obrar sobre
la naturaleza física y psíquica del sujeto, no interviniendo en lo mínimo en el
libre albedrío de aquél. A no ser que se halle una persona en relación psíquica
con los Maestros, y reciba auxilio en virtud de su fe en ellos y de su lealtad,
al transmitir éstos sus pensamientos a quien no reunía estas condiciones,
experimentan grandes dificultades para penetrar en el nebuloso caos de la
esfera de tal persona. Mas éste no es lugar para tratar un asunto de tal
naturaleza. Baste decir que si ese poder existe, existen también
inteligencias Como por ejemplo, el
profesor Berheim y el Dr. C. Lloyd Tuckey, en Inglaterra; los profesores
Beaunis y liogeois, en Nancy; Delboeuf, de Lieja; Burot y Bourru, de Rochefort;
Fontain y Sigard, de Burdeos; Forel, de Zurich; los Dres. Despine, de Marsella;
Van Renterghem y Van Eeden, de Ámsterdam; Weterstrand, de Estocolmo; Schrennck–Natzing,
de Leipzig; y muchos otros médicos y escritores eminentes,?La Clave de la
Teosofía (encarnadas y desencarnadas)
que lo dirigen, así como instrumentos conscientes vivos por medio de los cuales
es transmitido y recibido. Sólo hemos de estar en guardia contra la magia
negra.
PREG.¿Qué entendéis por magia negra?
TEÓS. El abuso de los poderes psíquicos o de cualquier secreto de la
Naturaleza; el acto de aplicar a fines egoístas y pecaminosos los poderes del
Ocultismo. Llamaríamos mago negro a un hipnotizador que, aprovechándose de sus
poderes de “sugestión”, obligase a un sujeto a robar y a asesinar. El famoso
“sistema rejuvenecedor” del Dr. Brown Sequard, de París, que consiste en una
repugnante inyección animal en la sangre humana –descubrimiento que discuten
ahora todas las revistas médicas–, de ser cierto, es magia negra inconsciente.
PREG.¡Pero éstas son, sencillamente, las creencias de la Edad Media en la
hechicería y brujería! Hasta la Ley misma ha dejado de creer en cosas
semejantes.
TEÓS. Tanto peor para la Ley, ya que, gracias a esta falta de discernimiento,
se ha visto en el caso de cometer varios errores y crímenes judiciales. El
término sólo es el que os asusta, a causa de la palabra “superstición” unida al
mismo. ¿No castigaría la Ley un abuso de poderes hipnóticos como los que acabo
de mencionar? Es más, lo ha castigado en Francia y en Alemania; y sin embargo,
rechazaría con indignación la idea de que ha aplicado el castigo a un crimen de
“brujería” evidente. No podéis creer en la eficacia y en la realidad de los
poderes de la sugestión de los médicos y mesmerizadores o hipnotizadores, y
negaros a creer en estos mismos poderes cuando se emplean para malos fines. Si
creéis en ellos, creéis en la brujería. No podéis creer en el bien y negar el
mal, aceptar la moneda legítima y dejar al mismo tiempo de creer en la
existencia de la moneda falsa. Nada puede existir sin su contraste; y ni el
día, ni la luz, ni el bien, podrían tener representación alguna en vuestra
conciencia, como tales, si no existiese la noche, la oscuridad ni el mal, para
hacerlos resaltar formando contraste.
PREG.He conocido hombres que, a pesar de creer por completo en lo que llamáis
los grandes poderes psíquicos o mágicos, se burlaban de la sola mención de la
brujería y hechicería.
TEÓS. ¿Qué prueba esto? Sencillamente que carecen de lógica. Tanto peor para
ellos, repito. Nosotros, que conocemos la existencia de buenos y santos
Adeptos, creemos también por completo en la existencia de buenos y malos,
perversos o Dugpas.
PREG.Pero Si existen los Maestros, ¿por qué no se presentan ante todos los
hombres para refutar de una vez para siempre los cargos que se dirigen contra
madame Blavatsky y la Sociedad?
TEÓS. ¿Qué cargos?
PREG.Que no existen y que ella los ha inventado. Que son Mahatmas de muselina,
y espantajos. ¿No perjudica todo esto a su reputación?
TEÓS. ¿De qué modo puede perjudicarla semejante acusación? ¿Ha sacado jamás de
esa supuesta existencia algún dinero, beneficio o fama? Contesto que sólo ha
recogido insultos, desprecios y calumnias, que hubiesen sido para ella muy
dolorosos si no hubiese aprendido hace ya mucho tiempo a permanecer indiferente
ante tales acusaciones. Porque, al fin, ¿a qué conduce esto? A elogiarla
implícitamente de un modo que los locos que la acusan se?La Clave de la
Teosofía hubiesen abstenido mucho de
emplear si no estuviesen arrebatados por un odio ciego. Sostener que ella ha
inventado los Maestros, es decir lo siguiente: debe de haber inventado toda la
filosofía expuesta hasta ahora en la literatura teosófica. Debe de ser la
autora de las cartas que inspiraron el “ Buddhismo Esotérico”; la única
inventora de todas las doctrinas o principios que se encuentran en la Doctrina
Secreta, obra que el mundo, si fuese justo, reconocería que proporciona muchas
de las soluciones que la ciencia ha buscado en vano, como lo verá dentro de
unos cien años. ¡Al afirmar lo que dicen, reconocen al mismo tiempo que es
mucho más inteligente que los centenares de hombres (muchos de ellos muy
inteligentes y científicos) que creen en lo que ella dice, puesto que debe de
haberlos engañado a todos! Si dice la verdad, ella representa a varios Mahatmas
metidos, por decirlo así, uno dentro de otro, como las cajas chinas; puesto que
entre las llamadas “cartas de los Mahatmas” se encuentran muchos estilos
completamente distintos, y están escritas todas por ella, según dicen sus
acusadores.
PREG.Eso es, precisamente, lo que dicen. Mas ¿no es muy doloroso para ella ser
denunciada públicamente como “la más perfecta impostora del siglo, cuyo nombre
merece pasar a la posteridad”, según declara el Informe de la Sociedad de
“Investigaciones Psíquicas”?
TEÓS. Lo sería si fuese cierto o si esta declaración viniese de gente menos
materialista y menos predispuesta contra ella. Dadas las circunstancias,
considera personalmente toda esta cuestión con desprecio, y los Mahatmas se
ríen de ello. Es, en realidad, el mayor cumplido que podían hacerle.
PREG.Pero, sin embargo, pretenden sus enemigos haber probado sus afirmaciones.
TEÓS. Es bastante fácil pretenderlo cuando se constituye una persona en juez y
parte a la vez, como lo hicieron ellos. Pero, descartando a nuestros enemigos y
sus partidarios, ¿quién cree en tal cosa?
PREG.¿No enviaron acaso un representante a la India para investigar el asunto?
TEÓS. Así lo hicieron, en efecto, y su conclusión final se apoya enteramente en
las declaraciones y afirmaciones, no probadas, de aquél. Un jurisconsulto que
leyó su informe manifestó a un amigo mío que en su larga carrera jamás había visto
un documento más ridículo ni que más se contradijese a sí mismo. Resultó lleno
de suposiciones y de “hipótesis” que mutuamente se destruían unas a otras. ¿Es
ésta una acusación seria?
PREG.Sin embargo, hizo gran daño a la Sociedad. ¿Por qué no se justificó al
menos ante los tribunales?
TEÓS. Primeramente, porque el teósofo debe permanecer indiferente ante los
insultos personales. En segundo lugar, porque tanto la Sociedad como madame
Blavatsky no tenían bastante dinero para seguir un pleito; y, por último,
porque ambas se hubiesen puesto en ridículo faltando a sus principios, a causa
del ataque dirigido contra ellas por aquel rebaño que las acometía.
PREG.¡Buen cumplido les hacéis! ¿Pero no creéis que hubiese producido un bien
real a la causa teosófica haber refutado autorizadamente toda esta cuestión, de
una vez para siempre??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Quizás. Pero ¿creéis que un juzgado o un juez inglés hubiese admitido
jamás la realidad de los fenómenos psíquicos, por muy desprejuiciado que hubiese
sido? Y sí tenéis en cuenta que los hubiese predispuesto contra nosotros el
espantajo de la “espía rusa”, los cargos de ateísmo y herejía y todas las demás
calumnias lanzadas en contra nuestra, veréis que el intento de obtener justicia
ante el juzgado hubiese sido peor que inútil. Los miembros de la Sociedad de
Investigaciones Psíquicas sabían todo esto perfectamente, y se aprovecharon
cobardemente de su posición para deshacerse de nosotros y salvarse a costa
nuestra.
PREG.La Sociedad de Investigaciones Psíquicas niega ahora por completo la
existencia de los Mahatmas. Dice que desde el principio al fin, todo ello es
una novela que madame Blavatsky ha sacado de su cerebro.
TEÓS. Corriente; aun podría haber inventado otras cosas menos hábiles que ésta.
De todos modos, no hacemos la menor objeción a esta teoría. Como ahora dice
ella, casi prefiere que la gente no crea en los Maestros. Declara abiertamente
que preferiría que la gente creyera seriamente que el único país de los
Mahatmas es la materia gris de su cerebro; en una palabra, que los ha sacado de
las profundidades de su propia conciencia interna, que no exponer sus nombres y
su gran ideal a una profanación infame, como sucede ahora. Antes solía
protestar indignada contra las dudas de su existencia, pero ahora ya no se
molesta en probarla o no, y deja a la gente que piense lo que quiera.
PREG.Pero, por supuesto, los Maestros existen, ¿no es cierto?
TEÓS. Afirmamos que existen. Sin embargo, de poco sirve nuestra afirmación.
Muchas personas, entre éstas algunos teósofos y ex teósofos, declaran que jamás
han tenido pruebas de su existencia. Está muy bien. En este caso, madame
Blavatsky contesta con la alternativa siguiente: si los ha inventado, ha
inventado también su filosofía y los conocimientos prácticos que unos pocos han
adquirido; y, si es así, ¿qué importa que existan o no, puesto que ella misma
está presente y que, en todo caso, difícilmente puede negarse su propia
existencia? Si los conocimientos que ella supone le han sido transmitidos por ellos
son intrínsecamente buenos, y son aceptados como tales por muchas personas de
una inteligencia superior, ¿por qué han de armar semejante algazara sobre esta
cuestión? Jamás se ha probado que fuese una impostora, y este punto siempre
quedará sub judice; mientras que es un hecho cierto e innegable que, sea quien
fuere el inventor de la filosofía predicada por los Maestros, ésta es una de
las filosofías más grandiosas y benéficas que hayan existido jamás, si se la
comprende exactamente. Así pues, los calumniadores movidos por los sentimientos
más bajos y mezquinos (como lo son el odio, la venganza, la malignidad, la
vanidad ofendida o la ambición frustrada) no parecen darse cuenta alguna de que
están pagando el mayor tributo a sus poderes intelectuales. Sea, ya que esos
desgraciados locos así lo quieren. Realmente, madame Blavatsky no se opone en
lo mínimo a que sus enemigos la representen como un triple adepto y un
“Mahatma” completo. Tan sólo la repugnancia que siente ante sus propios ojos a
vestirse con plumas de pavo real es la que la ha obligado a insistir en la
verdad hasta ahora.
PREG.Pero si hombres tan sabios y tan buenos dirigen la Sociedad, ¿cómo es que
se han cometido tantos errores??La Clave de la Teosofía
TEÓS. Los Maestros no dirigen la Sociedad, ni siquiera a los Fundadores; y
nadie ha afirmado jamás que así lo hicieran; sólo velan por ella y la protegen.
Bien probado queda esto por el hecho de que ninguno de los errores cometidos ha
podido herirla jamás; y ninguno de los escándalos interiores ni los ataques más
violentos de fuera han sido capaces de destruirla. Los Maestros consideran el
futuro y no el presente; y todo error cometido es tanta más sabiduría acumulada
para el porvenir. Aquel otro “Maestro” que envió al hombre con los cinco talentos
no le dijo cómo debía hacer para doblarlos, ni tampoco impidió que el servidor
necio escondiera su único talento en la tierra (San Mateo XXV, a ). Cada cual debe adquirir la sabiduría por
su propia experiencia y méritos. Las Iglesias cristianas que proclaman un
Maestro mucho más elevado, el mismo Espíritu Santo, han sido siempre y son
culpables, no sólo de “errores”, sino de una serie de crímenes sangrientos a
través de las edades. Y sin embargo supongo que ningún cristiano negará por
esto su creencia en aquel “Maestro”, aunque su existencia sea mucho más
hipotética que la de los Mahatmas, pues nadie ha visto jamás al Espíritu Santo
ni presenciado cómo dirige a la Iglesia. Además, su propia Historia
Eclesiástica se contradice abiertamente. Errare humanum est. Pero volvamos a
nuestro asunto. EL ABUSO DE LOS NOMBRES Y TÉRMINOS SAGRADOS
PREG.Entonces, lo que he oído decir de que muchos de vuestros escritores
teosóficos pretenden haber sido inspirados por esos Maestros, o que los han
visto o hablado con ellos, ¿no es cierto?
TEÓS. Puede o no serlo. ¿Cómo puedo saberlo? El probarlo les toca a ellos.
Algunos, aunque pocos muy pocos en verdad, o bien han mentido de un modo
evidente, o estaban alucinados al vanagloriarse de semejante inspiración; otros
han sido verdaderamente inspirados por grandes adeptos. Se conoce el árbol por
el fruto; y como todos los teósofos han de ser juzgados por sus actos y no por
lo que escriben y dicen, todos los libros teosóficos deben aceptarse según sus
méritos y no con arreglo a la pretensión de autoridad que puedan alegar.
PREG.Sin embargo, madame Blavatsky hace esto último respecto de sus propias
obras. La Doctrina Secreta, por ejemplo …
TEÓS. Es cierto; dice de modo explícito, en el PREFACIO, que presenta las
doctrinas que los Maestros le han enseñado, pero no pretende inspiración alguna
respecto a lo que ha escrito últimamente. En cuanto a los mejores teósofos,
también hubiesen preferido mucho más que no se hubiese mentado nunca el nombre
de los Maestros en nuestros libros. Con pocas excepciones, la mayoría de esas
obras no sólo son imperfectas, sino positivamente erróneas y engañosas. Grandes
son las profanaciones de que han sido?La Clave de la Teosofía víctimas los nombres de dos de los Maestros.
Difícilmente existirá un médium que no haya pretendido haberlos visto. ¡Hay
Sociedad con fines lucrativos que pretende ahora que Maestros mucho más
elevados que los nuestros son los que la dirigen! Graves y numerosos son los
pecados de aquellos que tal cosa afirman, impulsados bien sea por el deseo del
lucro, por la vanidad o por mediumnismo irresponsable. Muchas personas han sido
despojadas de su dinero por esas sociedades. Que ofrecen, a cambio del
despreciable oro los secretos del poder, del conocimiento y de la verdad espiritual.
Y peor que todo esto, los nombres sagrados del Ocultismo y los santos
guardianes del mismo han sido arrastrados en ese cieno asqueroso, manchados por
el hecho de verse asociados con motivos sórdidos y prácticas inmorales, que han
impedido a miles de hombres entrar en el sendero de la verdad y de la luz, por
el descrédito y mala fama que semejantes embaucadores y farsantes han creado
sobre este asunto. Repito de nuevo que todo teósofo sincero siente hoy con todo
su corazón que esos nombres y cosas sagradas hayan sido jamás mencionados ante
el público, y se lamenta profundamente de que no se hayan conservado secretos
entre un pequeño círculo de amigos leales y seguros.
PREG.Sus nombres son citados, por cierto muy frecuentemente, hoy día; y no
recuerdo haber oído hablar jamás de tales “Maestros” hasta muy recientemente.
TEÓS. Así es; y si hubiésemos obrado observando el sabio principio del
silencio, en vez de llamar la atención y de publicar todo lo que sabíamos y
oíamos, semejante profanación no hubiera tenido lugar. Observad que sólo hace
catorce años aproximadamente, antes que se fundase la Sociedad Teosófica, todo
era hablar de los “espíritus”. Estaban en todas partes, en boca de todo el
mundo, y a nadie, ni aun por casualidad, se le ocurría hablar de los “Adeptos”,
Mahatmas o “Maestros” vivientes. Ni siquiera se oía el nombre de los
Rosacruces, y la existencia del Ocultismo era sólo sospechada por muy pocos.
Ahora todo esto ha cambiado. Nosotros, los teósofos, fuimos desgraciadamente
los primeros en hablar de esas cosas, en dar a conocer el hecho de la
existencia en Oriente de “Adeptos”, de “Maestros” y de Sabiduría Oculta; y
ahora su nombre se ha convertido en propiedad de todos. Sobre nosotros, por lo
tanto, ha recaído ahora Karma; las consecuencias de la profanación de nombres y
cosas santas. Todo lo que encontráis acerca de estas materias en la literatura
corriente –que no es poca–, todo ha de atribuirse al impulso dado en ese
sentido por la Sociedad Teosófica y sus fundadores. Nuestros enemigos se aprovechan
de nuestro error. El libro más reciente dirigido contra nuestras doctrinas se
dice que ha sido escrito por un Adepto que hacía ya veinte años que había
logrado serlo. Ahora bien: esto es una mentira palpable. Conocemos al amanuense
y sus inspiradores (ya que él es demasiado ignorante para haber escrito nada de
este género). Esos “inspiradores” son personas vivientes, rencorosas y sin
escrúpulos en proporción de sus poderes intelectuales; y esos falsos adeptos no
son uno, sino varios. El ciclo de los “adeptos” empleados como mazas de fragua
para romper las cabezas teosóficas empezó hace doce años con el “Luis” de Mrs.
Emma Hardinge Britten, del Arte Mágico y la Tierra de los Espíritus; y ahora
termina con el “Adepto” y “Autor” de la Luz de Egipto, obra escrita por los
espiritistas contra la Teosofía y sus doctrinas. Pero inútil es lamentarse de
lo pasado; sólo podemos sufrir con la esperanza de que nuestras indiscreciones
pueden haber facilitado algo a los demás a encontrar el camino que conduce a los
Maestros, cuyos nombres toman en vano en todas partes, y bajo los cuales se han
cometido ya tantas iniquidades.?La Clave de la Teosofía
PREG.¿No admitís a “Luis” como adepto?
TEÓS. No denunciamos a nadie y dejamos esa noble empresa a nuestros enemigos.
La autora espiritista del Arte Mágico, etc., puede o no haber conocido a
semejante adepto; esto es cuestión suya, y al expresarme así digo mucho menos
de lo que esa señora dijo y escribió contra nosotros y la Teosofía durante los
últimos años. Sólo que cuando en una escena celeste de visión mística, un
supuesto “adepto” ve “espíritus”, probablemente en Greenwich, Inglaterra, por
medio del telescopio de Lord Rosse, que fue construido por Parsonstown en
Irlanda , y que jamás se ha movido de
allí, bien me puedo permitir extrañarme de la ignorancia de aquel “adepto” en
materias científicas. Esto ya excede a todos los errores y faltas cometidos a
veces por los chelas de nuestros “Maestros”. ¡Y éste es el “adepto” de que se
sirven ahora para tratar de echar por tierra las enseñanzas de aquéllos!
PREG.Comprendo
perfectamente vuestros sentimientos sobre esta cuestión, y los considero muy
naturales. Y ahora, en vista de todo lo que me habéis dicho y explicado, existe
un punto sobre el cual desearía dirigiros algunas preguntas.
TEÓS. Las contestaré si puedo. ¿Cuáles son?
Véase Ghost Land (Tierra de los Fantasmas ), parte primera, pág. y
siguientes.? CONCLUSIÓN EL PORVENIR DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
PREG.Decidme:
¿qué porvenir esperáis para la Sociedad Teosófica?
TEÓS. Si habláis de la TEOSOFÍA, contesto que, así como ha existido eternamente
a través de los infinitos cielos del pasado, así también vivirá en el infinito
porvenir, porque Teosofía es sinónimo de VERDAD ETERNA.
PREG.Dispensadme; me refería a la Sociedad Teosófica.
TEÓS. Su porvenir dependerá casi enteramente del grado de generosidad, celo,
lealtad y, por último (pero no por eso lo menos importante), de la suma de
conocimiento y sabiduría que posean aquellos miembros en que recaiga el deber
de continuar la obra y dirigir la Sociedad después de la muerte de los
Fundadores.
PREG.Comprendo
perfectamente la importancia de que sean generosos y leales, pero no entiendo
bien cómo en esta cuestión pueden ser sus conocimientos factores tan vitales
como las demás cualidades. Seguramente la literatura que ya existe, y aumenta
constantemente, debiera bastar.
TEÓS. No me refiero al conocimiento técnico de la doctrina esotérica, aunque
esto es de suma importancia; hablaba más bien de lo mucho que necesitarán
nuestros sucesores un juicio claro y recto en la dirección de la Sociedad.
Todos los intentos parecidos al de la Sociedad Teosófica han fracasado hasta
ahora, porque tarde o temprano han degenerado en sectas, formulado dogmas
cerrados y perdido de esta manera, por grados imperceptibles, aquella vitalidad
que sólo la verdad viviente puede dar. Debéis tener presente que todos nuestros
miembros han nacido y han sido educados en alguna creencia o religión; que
todos pertenecen, tanto física como mentalmente, a su generación, y, por
consiguiente, que su juicio ha de resentirse, por necesidad, de un modo
inconsciente, de alguna o de todas esas influencias. Si, por lo tanto, no
pueden librarse de tales inherentes tendencias, o al menos aprender a darse
inmediatamente cuenta, evitando así el verse arrastrados por ellas, el
resultado no puede ser otro más que el de encallar la Sociedad en un banco de
arena mental, quedando allí como casco de buque a merced de las olas.
PREG.¿Y en el
caso de que se evite este peligro?
TEÓS. Entonces la Sociedad vivirá durante todo el siglo XX. Penetrará
gradualmente en la gran masa de la gente pensadora e inteligente, con sus
grandes y nobles ideas sobre la Religión, el Deber y la Filantropía. Romperá
lenta pero seguramente las cadenas de hierro de los credos y de los dogmas, de
los antagonismos de casta y de las preocupaciones sociales; destruirá las
antipatías nacionales y de raza, y abrirá el camino a la realización práctica
de la Fraternidad entre los hombres. Por medio de sus enseñanzas, por medio
de?La Clave de la Teosofía su filosofía,
que ha hecho accesible e inteligible al espíritu moderno el Occidente aprenderá
a comprender y apreciar el Oriente en su justo valor. Además, el desarrollo de
los poderes y facultades psíquicas, cuyos síntomas precursores son ya visibles
en América, continuará segura y normalmente. Se librará la humanidad de
peligros terribles e inevitables, tanto mentales como físicos, cuando tenga
lugar aquel desdoblamiento, como amenaza suceder, en un foco de egoísmo y malas
pasiones. El desarrollo mental y psíquico del hombre se efectuará en armonía
con su progreso moral, mientras que su ambiente material reflejará la paz y el
buen deseo fraternal que entonces reinará en su mente, en vez de la discordia y
de las luchas que por todas partes nos rodean hoy.
PREG.¡Delicioso cuadro en verdad! Pero decidme: ¿esperáis realmente llevar a
cabo todo esto durante un solo siglo?
TEÓS. Difícilmente. Mas debo deciros que durante el último cuarto de cada
siglo, aquellos “Maestros” de que he hablado intentan fomentar el progreso
espiritual de la Humanidad de una manera marcada y definida. Hacia el final de
cada siglo encontraréis invariablemente un impulso de espiritualidad (llamadlo
misticismo si así lo preferís). Algunas personas han aparecido en el mundo como
sus agentes, y han dado una suma mayor o menor de conocimientos y enseñanzas
ocultas. Si os place, podéis observar esos movimientos remontándoos en el
pasado, siglo por siglo, tan lejos como nos lo permiten nuestros datos históricos.
PREG.Pero ¿en qué se relaciona esto con el porvenir de la Sociedad Teosófica?
TEÓS. Si el intento actual, bajo la forma de nuestra Sociedad, consigue mejor
resultado que sus antecesores, entonces existirá como cuerpo organizado
viviente y sano, cuando llegue el momento de efectuar el esfuerzo del siglo XX.
La condición general de las mentes y corazones de los hombres habrá progresado,
se habrá purificado por la propagación de sus doctrinas, y como ya he dicho,
las prevenciones e ilusiones dogmáticas habrán desaparecido, al menos hasta
cierto punto. Y no sólo esto, sino que, además de una literatura vasta y
accesible a los hombres, el próximo impulso hallará una corporación unida y
numerosa, dispuesta a dar buena acogida al nuevo portador de la antorcha de la
Verdad. Hallará éste la inteligencia de los hombres preparada para su mensaje;
un idioma formado para él, en el cual podrá expresar las nuevas verdades que
traiga; una organización esperando su llegada, que apartará de su camino los
obstáculos y dificultades materiales puramente mecánicas. Pensad cuántas cosas
no podría llevar a cabo aquel a quien se diese semejante oportunidad.
Apreciadlo por comparación con lo que la Sociedad Teosófica ha conseguido
efectivamente en los últimos catorce años, sin ninguna de esas ventajas y
rodeada de un sinnúmero de obstáculos que no estorbarían al futuro campeón.
Considerad todo esto, y decidme si soy demasiado exagerada cuando digo que si
la Sociedad Teosófica sobrevive y se mantiene fiel a su misión y a sus
primitivos impulsos, a través de los cien años próximos; decidme, repito, si
voy demasiado lejos al afirmar que la Tierra en el siglo XXI será un paraíso en
comparación con lo que es ahora.
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Edited by George Robert Stow Mead
From Talks on the Path of Occultism - Vol. II
In the Twilight”
Series of Articles
The In the
Twilight” series appeared during
1898 in The
Theosophical Review and
from 1909-1913
in The Theosophist.
compiled from
information supplied by
her relatives
and friends and edited by A P Sinnett
Letters and
Talks on Theosophy and the Theosophical Life
Obras
Teosoficas En Espanol
Theosophische
Schriften Auf Deutsch
An Outstanding
Introduction to Theosophy
By a student of
Katherine Tingley
Elementary Theosophy Who is the Man? Body and Soul
Body, Soul and Spirit Reincarnation Karma
Guide to the
Theosophy
Wales King Arthur Pages
Arthur draws
the Sword from the Stone
The Knights of The Round Table
The Roman Amphitheatre at Caerleon,
Eamont Bridge, Nr Penrith, Cumbria, England.
(History of the Kings of Britain)
The reliabilty of this work has long been a subject of
debate but it is the first definitive account of Arthur’s
Reign
and one which puts Arthur in a historcal context.
and his version’s political agenda
According to Geoffrey of Monmouth
The first written mention of Arthur as a heroic figure
The British leader who fought twelve battles
King Arthur’s ninth victory at
The Battle of the City of the Legion
King Arthur ambushes an advancing Saxon
army then defeats them at Liddington Castle,
Badbury, Near Swindon, Wiltshire, England.
King Arthur’s twelfth and last victory against the Saxons
Traditionally Arthur’s last battle in which he was
mortally wounded although his side went on to win
No contemporary writings or accounts of his life
but he is placed 50 to 100 years after the accepted
King Arthur period. He refers to Arthur in his inspiring
poems but the earliest written record of these dates
from over three hundred years after Taliesin’s death.
Mallerstang Valley, Nr Kirkby Stephen,
A 12th Century Norman ruin on the site of what is
reputed to have been a stronghold of Uther Pendragon
From wise child with no
earthly father to
Megastar of Arthurian
Legend
History of the Kings of Britain
Drawn from the Stone or received from the Lady of the Lake.
Sir Thomas Malory’s Le Morte d’Arthur has both versions
with both swords called Excalibur. Other versions
5th & 6th Century Timeline of Britain
From the departure of the Romans from
Britain to the establishment of sizeable
Anglo-Saxon Kingdoms
Glossary of
Arthur’s uncle:- The puppet ruler of the Britons
controlled and eventually killed by Vortigern
Amesbury, Wiltshire, England. Circa 450CE
An alleged massacre of Celtic Nobility by the Saxons
History of the Kings of Britain
Athrwys / Arthrwys
King of Ergyng
Circa 618 - 655 CE
Latin: Artorius; English: Arthur
A warrior King born in Gwent and associated with
Caerleon, a possible Camelot. Although over 100 years
later that the accepted Arthur period, the exploits of
Athrwys may have contributed to the King Arthur Legend.
He became King of Ergyng, a kingdom between
Gwent and Brycheiniog (Brecon)
Angles under Ida seized the Celtic Kingdom of
Bernaccia in North East England in 547 CE forcing
Although much later than the accepted King Arthur
period, the events of Morgan Bulc’s 50 year campaign
to regain his kingdom may have contributed to
Old Welsh: Guorthigirn;
Anglo-Saxon: Wyrtgeorn;
Breton: Gurthiern; Modern Welsh; Gwrtheyrn;
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An earlier ruler than King Arthur and not a heroic figure.
He is credited with policies that weakened Celtic Britain
to a point from which it never recovered.
Although there are no contemporary accounts of
his rule, there is more written evidence for his
existence than of King Arthur.
How Sir Lancelot slew two giants,
From Sir Thomas Malory’s Le Morte d’Arthur
How Sir Lancelot rode disguised
in Sir Kay's harness, and how he
From Sir Thomas Malory’s Le Morte d’Arthur
How Sir Lancelot jousted against
four knights of the Round Table,
From Sir Thomas Malory’s Le Morte d’Arthur
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